996 resultados para Ciclos de profesorado de la UNCuyo
Resumo:
Se presenta una síntesis de una investigación centrada en la problemática de la evaluación del profesorado universitario, concretamente, en la opinión de los profesores de la Universidad de Barcelona ante el hecho de su evaluación. Los objetivos de la investigación son tres: recopilar y analizar la información disponible sobre modelos y metodologías de evaluación del profesorado universitario, teniendo en cuenta las fuentes documentales nacionales y extranjeras; elaborar un marco conceptual que permita definir los parámetros básicos que deben estar presentes en un modelo de tales características; y recoger las opiniones y actitudes del profesorado de la Universidad de Barcelona sobre la completa problemática de su evaluación. Además de los resultados, se exponen algunas discrepancias significativas que aparecen cuando se compara el estado de opinión de los profesores y las disposiciones legales que se contemplan en los Estatutos de la Universidad de Barcelona.
Resumo:
El profesorado de la enseñanza media plantea una serie de cuestiones sobre las que hay que dejar asentadas unos principios. Su formación rigurosa y superior a la de la enseñanza media, está garantizada, mediante su paso por la universidad. Esta estructura de la formación del profesorado es la más adecuada, y así debe continuar siendo, tal y como se recogió en el III Congreso Nacional de Pedagogía, celebrado en Salamanca en octubre de 1964. Ahora bien, en cuanto a la formación técnica, se adolece de ciertas deficiencias, dada la enorme importancia que se concede al conocimiento teórico. Si bien el conocimiento de la ciencia que se va a impartir es importante, lo es también el del sujeto al que se va a impartir ese conocimiento, su proceso de maduración psicológica, las circunstancias individuales que son de gran importancia en el proceso de aprendizaje etc. En definitiva debe darse una integración de conocimiento teórico y de práctica pedagógica, para que e la enseñanza media cumpla la misión que tiene encomendada.
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La formación profesional entra a formar parte de un sistema educativo concebido para asegurar la unidad del proceso de la educación y facilitar la continuidad de éste a lo largo de la vida, a fin de satisfacer las exigencias de educación permanente que plantea la sociedad moderna. Así, los principios de desarrollo son : atención a las exigencias de una formación general sólida y a las necesidades derivadas de la estructura de empleo, unidad del conjunto educativo e interrelación de sus elementos, posibilidad de paso de uno a otro de los distintos niveles , ciclos y modalidades de la educación, así como de readaptación vocacional, con oportunidades de reincorporación a los estudios que hubieren sido interrumpidos, adecuación de los contenidos y métodos educativos a la evolución psicológica de los alumnos, revisión y actualización periódica de planes y programas de estudio, que permita el perfeccionamiento y adaptación a las nuevas necesidades y, orientación educativa y profesional como servicio continuado a lo largo de todo el sistema, servicio que atenderá a la capacidad, aptitud y vocación de los alumnos y facilitará su elección consciente y responsable. Bajo tales principios, la finalidad específica de la Formación Profesional en el nuevo sistema educativo es la capacitación de los alumnos para el ejercicio de la profesión elegida, además de continuar su formación integral, debiendo guardar en su organización y rendimiento estrecha relación con la estructura y previsiones del empleo y orientarse a la preparación del alumno en las técnicas específicas de la profesión por él elegida y en las cuestiones de orden social, económico, empresarial y sindical que comúnmente se presentan en ella. Pero no se agotan los temas que lleva consigo la implantación de la Formación Profesional en el contexto de la reforma educativa emprendida en 1970. Son de considerar los que afectan al régimen de los centros docentes, a la ordenación del profesorado, su formación y perfeccionamiento, el estatuto del estudiante y a la protección del derecho al estudio, a la posible nueva regularización del aprendizaje y del trabajo en prácticas, a la investigación y aplicación de nuevos medios y métodos educativos, al balance más adecuado de los contenidos generales y profesionales en lso programas de los distintos grados y por último, cuanto se refiere al régimen de subvenciones, y a la financiacíón presupuestaria.
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Si se acepta el supuesto de que los sistemas de educación deben estar preparados para responder a las necesidades socio-culturales cambiantes. Existirán desajustes entre lo que el profesor adquirió durante su formación y lo que pide el entorno educativo en cada momento. Es evidente, que el éxito de cualquier plan de formación permanente va a estar supeditado a la acogida que tenga dentro del profesorado en ejercicio. Las organizaciones educativas internacionales han publicado documentos en los que exponen sus ideas sobre como deben llevarse a cabo las reformas educativas. La UNESCO propone la puesta en marcha de una política de formación permanente que implica la ruptura de las barreras entre los distintos órdenes, ciclos y niveles de la enseñanza, así como entre la educación formal e informal para crear gradualmente la posibilidad de una educación iterativa. Se aboga por la abolición rígida entre los distintos tipos de la enseñanza ( general, científica, técnica, profesional) par dar uniformidad a la educación primaria y secundaria, integrando aspectos teóricos, tecnológicos, prácticos y manuales, que proporcionen los medios para una educación recurrente y un reciclaje permanente a través de unos sistemas globales de formación de adultos. La OCDE ha tomado una postura similar. A nivel internacional los diferentes países (Estados Unidos, Bélgica, Gran Bretaña, Suecia, etcétera) han tomado medidas para la formación permanente del profesorado. En España se está realizando a través de los ICE y el INCIE es el que se encarga de aprobar los cursos de formación, etcétera.
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La formación de los distintos tipos de profesores se lleva a cabo en centros diferentes con distintos status, currículo y filosofía educativa. La jerarquización administrativa obstaculiza el flujo hacia niveles superiores e inferiores, la jerarquización social. Para dar más efectividad al proceso educativo, facilitar las innovaciones, etcétera, deben renovarse estos modelos profesionales. Debe pensarse en la posibilidad de concebir en cuerpo único no jerarquizado. Aunque son muchos y muy variados los inconvenientes para conseguir la integración propuesta, es evidente que uno de los más importantes es el relativo a la formación inicial que reciben todos los profesores y en concreto, el status académico de los centros donde se forman. La integración del profesor debe comenzar con la integración de los centros de formación, aunque esto no debe suponer la uniformidad del curriculo, sino la equiparación académica y profesional de centros y modelos de formación. La preparación académica y profesional para ejercer la docencia en distintos niveles educativos deberá ser diferente. El profesorado de EGB tradicionalmente el más afectado por esta discriminación, hecho que ha motivado en los últimos años un movimiento educacional internacional en busca de soluciones al problema de la integración de la formación de este profesorado en la educación superior. En el caso español la estructura jerarquizada de los distintos tipos de profesores es uno de los factores que impiden la integración. La equiparación del estatus del profesorado es la base necesaria para una integración profesional de todo tipo de docentes que potenciaria la capacidad de reforma del sistema.
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Medidas necesarias para mejorar la calidad de nuestra profesión: promover estrategias que incidan sobre la mejora de la calidad de la enseñanza superior. La situación actual de desequilibrio entre docentes e investigadores debe ser replanteada con urgencia estableciendo medidas y recompensas que hagan posible enfocar el desarrollo profesional del profesor universitario con criterios docentes; plantear la evaluación de función docente del profesorado desde la perspectiva institucional. La institución docente no tiene sentido al margen de los objetivos, actividades y procedimientos de la institución a la que presta sus servicios. Lo que significa que al margen de las tareas relativas a los ensayos que tiene a su cargo, la función docente exige desempeñar otras actividades y ocupaciones como miembro de una institución, cuya eficacia depende de su contribución; cambiar el concepto profesional de docente desde una perspectiva multifuncional o multidimensional; destacar la finalidad formativa en los procesos de evaluación. De ahí la necesidad de reorientar la finalidad de los procesos evaluativos del profesorado priorizando la dimensión formativa; establecer el uso de carpertas sobre las actividades docentes del profesor como estrategias para la evaluación. Esa dimensión formativa y de que todos los criterios a utilizar por el profesor estén controlados determina que sea el propio profesor quien deba aportar las pruebas o evidencias sobre la calidad de sus actuaciones. Hay que potenciar por parte de las instituciones la actividad docente. En la medida en que el profesor considere que su actividad docente condiciona su reputación profesional más atención prestará más atención a esta función (recompesas).
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En todos los campos de la actividad humana, la formación permanente se ha convertido en una decisión estratégica, ineludible para las organizaciones o corporaciones que pretendan hacer frente al presente y futuro. Para los profesionales es una condición o requisito del que depende no sólo la propia competencia, sino también la supervivencia laboral. Si esto se puede decir de cualquier profesión, en general, hay que acentuarlo en la profesión docente. Este tema en las últimas décadas ha adquirido una atención sin precedentes. Visto desde cuatro puntos: una determinada concepción de la formación como desarrollo profesional, sus múltiples caras o dimensiones, las facetas sociales y políticas que también afectan a la formación y finalmente algunas sugerencias sobre la formación de formadores. El desarrollo profesional no debiera entenderse como un aditamento a la profesión docente, que requiere actualizaciones y reciclajes, si no como un contexto y contenido que converge con la misma profesión y su ejercicio cotidiano. Así, la misma práctica docente merece ser elevada a categoría de contexto y contenido importante en los procesos de formación, y al tiempo como destino de los mismos. La formación continuada del profesorado supone la conjugación de una serie combinada de múltiples factores, dimensiones y escenarios. Los factores contextuales de la formación no sólo representan contornos circundantes a la misma; en realidad la constituyen, la definen y la conforman en sus condiciones, desarrollos y resultados. En definitiva, la participación social y profesional en los sistemas de formación , su democratización interna, su accesibilidad y universalizacion y la apuesta por políticas de discriminación positiva a favor de ciertos colectivos de profesores, son criterios importantes desde los que afrontar la formación al prestar atención a esta faceta política y social. Se están sentando nuevas bases para la formación , que es preciso clasificarlas y debatirlas, pues lo que habamos como nuestro sistema de desarrollo profesional: de los docentes será una parte muy importante de lo que hagamos con el presente y futuro de nuestro sistema educativo.
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En todos los campos de la actividad humana, la formación permanente se ha convertido en una decisión estratégica, ineludible para las organizaciones o corporaciones que pretendan hacer frente al presente y futuro. Para los profesionales es una condición o requisito del que depende no sólo la propia competencia, sino también la supervivencia laboral. Si esto se puede decir de cualquier profesión, en general, hay que acentuarlo en la profesión docente. Este tema en las últimas décadas ha adquirido una atención sin precedentes. Visto desde cuatro puntos: una determinada concepción de la formación como desarrollo profesional, sus múltiples caras o dimensiones, las facetas sociales y políticas que también afectan a la formación y finalmente algunas sugerencias sobre la formación de formadores. El desarrollo profesional no debiera entenderse como un aditamento a la profesión docente, que requiere actualizaciones y reciclajes, si no como un contexto y contenido que converge con la misma profesión y su ejercicio cotidiano. Así, la misma práctica docente merece ser elevada a categoría de contexto y contenido importante en los procesos de formación, y al tiempo como destino de los mismos. La formación continuada del profesorado supone la conjugación de una serie combinada de múltiples factores, dimensiones y escenarios. Los factores contextuales de la formación no sólo representan contornos circundantes a la misma; en realidad la constituyen, la definen y la conforman en sus condiciones, desarrollos y resultados. En definitiva, la participación social y profesional en los sistemas de formación , su democratización interna, su accesibilidad y universalizacion y la apuesta por políticas de discriminación positiva a favor de ciertos colectivos de profesores, son criterios importantes desde los que afrontar la formación al prestar atención a esta faceta política y social. Se están sentando nuevas bases para la formación , que es preciso clasificarlas y debatirlas, pues lo que habamos como nuestro sistema de desarrollo profesional: de los docentes será una parte muy importante de lo que hagamos con el presente y futuro de nuestro sistema educativo.
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Los datos expuestos indican que existe variabilidad de posturas entre los profesores. Normal en educación. A esta diversidad no es ajena la realidad social, conjunto de factores donde se entremezclan la cultura, la economía, la política, los medios de comunicación, el cambio de valores, etcétera, en la que se forma y desenvuelve. En este estudio el profesorado que se ha formado durante la época de la reconversión (gobierno socialista) presenta una religiosidad mayor que sus colegas de la transición, pues aunque la mayoría se consideran católicos en ambos casos proporcionalmente los primeros se autocalifican más practicantes; tendencia reafirmada por su pertenencia a organizaciones religiosas triplica a los de la generación de la transición. Siguiendo esta dimensión ideológica de las dos generaciones de profesores; la de los más jóvenes se manifiesta ser más conservadora políticamente hablando, un 34,7 por cien de ese signo, frente a la mitad, el 16 por cien de sus colegas de la transición. Esta tendencia más conservadora va acompañada por una menor pertenencia a asociaciones políticas sindicales, sociales, educativas clásicas y una mayor presencia en las recientes organizaciones como las ONGs y ecologistas. Parece ser que el profesorado más joven confía menos en solventar la problemática social actual por los medios clásicos de representatividad e intenta responder a ellos, dentro de organizaciones de nuevo corte que pretenden soluciones concretas a problemas concretos. Estas diferencias ideológicas van aparejadas a percepciones profesionales diferentes. Así, cuando ambos grupos presentan similitud en cuanto a la necesidad de recibir formación en cuestiones referidas al diseño y desarrollo de los procesos de enseñanza/aprendizaje y al tratamiento de las dificultades de aprendizaje, los más jóvenes confían más en los cursillos y apuestan menos que los colegas por la formación en centros, por el trabajo en grupo, lo que parece denotar una concepción más individualista de su profesión y de su perfeccionamiento. Otro aspecto distinto es la voluntariedad de su formación continua, siendo la generación más joven más proclive a que se considere obligatoria. Si son señalados como aspectos el cansancio y la rutina entre los más jóvenes en mayor proporción. En general, el profesorado de la transición es más sensible a cuestiones relacionadas con el funcionamiento democrático y los factores directamente relacionados con la mejora de la práctica docente, mientras que los de la reconversión señalan en proporciones mayores que sus colegas deficiencias y reivindicaciones de tipo material. En definitiva, la variedad de opiniones, expectativas de formación inicial, de intereses, de concepciones educativas y profesionales, etcétera, del profesorado en ejercicio de nuestros centros, junto a la complejidad de la educación actual, requiere contextualización de la formación, pero también diversidad de ofertas formativas, alejamiento del provincianismo e intercambio de calidad. El tiempo es un elemento imprescindible para consolidar tradiciones y experiencias de formación y para contrastarlas, analizarlas y evaluarlas, debiéndose ser prudentes antes de lanzar una nueva reforma o propuesta que modifique otra vez más la política de formación permanente.
Resumo:
Discurso pronunciado por el Ministro de Educación Nacional, Jesús Rubio García-Mina, el 30 de marzo de 1957, sobre el estado de la educación español, las reformas y acciones a llevar a cabo en materia de escalonamiento de tareas, los contactos entre los órdenes de la educación, el doble aspecto de la obra educativa, las escuelas y maestros en la enseñanza primaria, la inspección educativa, las enseñanzas técnicas, la enseñanza media, el problema del latín, la formación del profesorado y la protección escolar.
Resumo:
Resumen basado en el del autor
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Resumen basado en el de la publicación
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Se reseña la legislación relativa a la política de perfeccionamiento del profesorado y la creación de centros de formación del mismo. Así mismo, se expone la legislación sobre selección y nombramientos de directores y asesores de los centros y los planes anuales y provinciales de formación continua.
Resumo:
Monográfico con el título: la formación del profesorado y la acción docente: diferentes miradas
Resumo:
Monográfico con el título: la formación del profesorado y la acción docente: diferentes miradas. Resumen basado en el de la publicación