967 resultados para SIGLO XIII


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Existen claras afinidades y rasgos isotópicos en el empleo del lenguaje simbólico que, para la expresión del conocimiento experimental de la realidad divina, utilizaron los cabalistas del círculo del Zohar de la segunda mitad del siglo XIII español y, en pleno siglo XVI, San Juan de la Cruz, el primer carmelita descalzo. Tanto éste como aquellos compartieron un modelo común de conocimiento, centrado en una gnosis visual de Dios, y un profundo interés no sólo por la comprensión del sentido último de su voluntad, sino por una propedéutica que condujera a los iniciados en los secretos de la fe a adherirse a aquella a partir de la experiencia. Ahora bien, el privilegiado status simbólico que comparten estos espirituales se resume en la figura del maskil, el "iluminado" o "sabio lleno de ojos" de la tradición cabalística, que proponemos, en este primer acercamiento intertextual, desde una lectura pertinente de Zohar, vol. II, 98b, en el contexto del "discurso del Anciano" de la sección Mishpatim de este texto central de la Cábala.

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Los linajes se nos presentan, en el espacio septentrional del reino de Castilla, como la forma de organización familiar -general y amplia- que desde el siglo XIII, imbrica en su interior a los grupos más favorecidos e influyentes de la sociedad feudal cántabra-vizcaína, componiendo así una estructura parental amplia cuya finalidad estaba dirigida a la defensa del patrimonio familiar así como del acrecentamiento de la influencia social y política de sus miembros. El "hambre de linaje" es acompañado por la construcción de una memoria que condiciona la relación entre el noble con sus antepasados y que presenta sus propios mecanismos transaccionales al interior de una cuidada narrativa fijada por la propia escritura genealógica. En este sentido el presente trabajo intenta componer los mecanismos articuladores entre linaje y memoria que, desde un enfoque interno -emic según la antropología- se encuentran presentes en una narrativa como las crónicas banderizas del siglo XV de Lópe García de Salazar.

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¿Qué es un canon? ¿Cómo se configura? ¿Es necesaria su existencia? ¿Es posible no crear uno? Estas son las preguntas de las que parte esta ponencia, que no es sino una aproximación al problema de los valores sociales-culturales asignados a los textos, y a la diversidad de criterios que identifican a grupos de lectores (en sentido amplio) con determinados grupos de textos. A partir de un contraste entre los cánones que pueden leerse en textos del siglo XIII español, como forma de tomar distancia frente al problema estudiado, se explora la posibilidad de pensar el canon en plural (los cánones), de analizar el modo en el que esos cánones toman determinados textos como emblemas de pertenencia, y de reconsiderar la circulación presente de discursos canónicos, con las consecuencias que esto conlleva para la aplicación de políticas culturales

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Las bóvedas sexpartitas del Monasterio de Huerta, construidas a principios del siglo XIII, son un ejemplo de la importación del primer gótico francés a nuestro país. Su sistema constructivo ha resultado ser muy interesante. La geometría de las bóvedas que determina su montea es muy sencilla, y no presenta estandarización de nervios. Este dato por otro lado es lógico, ya que sus dovelas no tienen curvatura; por tanto, el baibel, herramienta imprescindible en las grandes obras de cantería, no ha sido utilizado en esta ocasión. Sin baibel, con todas las piezas rectas e iguales, no hay riesgos de equivocaciones. Los nervios se van curvando mediante un sistema muy simple, la colocación de pequeñas cuñas entre sus lechos. Las claves son igualmente rectas aunque su trasdós presenta una ligera pendiente para recibir correctamente el apoyo de la plementería continuando su suave curvatura. La plementería está formada por mampuestos dispuestos con aparejo a la francesa. Las hiladas son rectas formando superficies regladas. Suponemos que para su realización no se construyeron grandes cimbras, sino que se recurrió a pequeños apeos puntuales hasta ir cerrando cada hilada. Lo más destacable de estas bóvedas son sus impresionantes jarjas, de 2,60 metros de altura, formadas por la superposición de siete piezas. En la sala podemos encontrar cuatro tipos de jarjas distintas. La más complicada de todas ellas recibe cinco nervios. Las piezas no tienen curvatura por lo que para su talla solo se han necesitado dos plantillas y la saltarregla. A pesar de la aparente complejidad del conjunto hemos podido comprobar como con pequeñas decisiones la construcción se simplifica enormemente, dando lugar a una de las salas de mayor calidad arquitectónica en nuestro país.

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La escalera de caracol es uno de los elementos que mejor define la evolución de la construcción pétrea a lo largo de nuestra historia moderna. El movimiento helicoidal de las piezas de una escalera muestra, con frecuencia, el virtuosismo que alcanzaron los maestros del arte de la cantería y la plasticidad, expresividad y ligereza de sus obras. A pesar de su origen exclusivamente utilitario y de su ubicación secundaria, se convertirán en signo de maestría y en elementos protagonistas del espacio que recorren y de la composición de los edificios, como es el caso de las grande vis de los Châteaux franceses del XVI como Blois, Chateaudun o Chambord o los schlosses alemanes como el de Hartenfels en Torgau. Este protagonismo queda patente en los tratados y manuscritos de cantería, elaborados fundamentalmente en España y Francia, a partir del siglo XVI que recogen un gran número de variantes de escaleras de caracol entre sus folios. Breve historia de la escalera de Caracol Los ejemplos más antiguos conocidos de escaleras de caracol en Occidente provienen de los primeros siglos de nuestra era y están asociados a construcciones de tipo conmemorativo, funerario o civil, romanas. Destaca de entre ellas la columna trajana, construida en el 113 por Apolodoro de Damasco en los Foros de Roma. Esta columna, conservada en la actualidad, fue profusamente representada por los tratados de arquitectura desde el Renacimento como el de Serlio, Caramuel, Piranesi, Rondelet y, más recientemente, Canina. Choisy describe en El arte de construir en Bizancio un grupo de escaleras de caracol cubiertas por bóvedas helicoidales y construidas entre el siglo IV y VIII; a esta misma época pertenecen otras escaleras con bóvedas aparejadas de forma desigual con sillarejos y sillares de pequeño tamaño sin reglas de traba claras, pensadas al igual que las de Choisy para ser revestidas con un mortero. Herederas de estas bóvedas de la antigüedad son las escaleras de caracol de la Edad Media. Así las describe Viollet le Duc: “compuestas por un machón construido en cantería, con caja perimetral circular, bóveda helicoidal construida en piedra sin aparejar, que se apoya en el machón y sobre el paramento circular interior. Estas bóvedas soportan los peldaños en los que las aristas son trazadas siguiendo los radios del círculo”. En esta misma época, siglos XI y XII, se construyen un grupo de escaleras de caracol abovedadas en piedra de cantería vista: las de la torre oeste de Notre Dame des Doms en Avignon, las de la tour de Roi, de Évêque y Bermonde de los Chateaux de Uzés, las gemelas de las torres de la Catedral Saint Théodorit de Uzés y la conocida escalera del transepto de la Abadía de Saint Gilles. Ésta última dará el nombre a uno de los modelos estereotómicos de mayor complejidad del art du trait o arte de la cantería: la vis Saint Gilles, que aparece en la mayoría de los textos dedicados al corte de piedras en España y Francia. La perfección y dificultad de su trazado hizo que, durante siglos, esta escalera de caracol fuera lugar de peregrinación de canteros y se convirtiera en el arquetipo de un modelo representado con profusión en los tratados hasta el siglo XIX. A partir del siglo XIII, será el husillo el tipo de escalera curva que dará respuesta a las intenciones de la arquitectura a la “moderna” o gótica. Estas escaleras con machón central se generalizarán, insertándose en un complejo sistema de circulaciones de servicio, que conectaban por completo, en horizontal y vertical, los edificios. Estos pasadizos horizontales y estas conexiones verticales, hábilmente incorporadas en el espesor de contrafuertes, machones, esquinas, etc, serán una innovación específicamente gótica, como señala Fitchen. La pieza de peldaño, que se fabrica casi “en serie” reflejará fielmente el espíritu racional y funcionalista de la arquitectura gótica. Inicialmente los peldaños serán prismáticos, sin labrar por su cara interior; después, éstos darán paso a escaleras más amables con los helicoides reglados formando su intradós. Insertos en construcciones góticas y en convivencia con husillos, encontramos algunos ejemplos de escaleras abovedadas en el siglo XIII y XIV. Estamos hablando de la escalera de la torre este del Castillo de Maniace en Siracusa, Sicilia y la escalera de la torre norte del transepto de la Catedral de Barcelona. En ambos casos, los caracoles se pueden relacionar con el tipo vis de Saint Gilles, pero incorporan invariantes de la construcción gótica que les hace mantener una relación tipológica y constructiva con los husillos elaborados en la misma época. En la segunda mitad del siglo XV aparecen, vinculadas al ámbito mediterráneo, un conjunto de escaleras en las que el machón central se desplaza transformándose en una moldura perimetral y dejando su lugar a un espacio hueco que permite el paso de la luz. Los tratados manuscritos de cantería que circulan en el XVI y XVII por España recogen el modelo con su denominación: caracol de Mallorca. Varios autores han mantenido la tesis de que el nombre proviene de la escalera situada en la torre noroeste de la Lonja de Palma de Mallorca. Los Manuscritos y tratados de Cantería y las escaleras de caracol Coincidiendo con la apertura intelectual que propicia el Renacimiento se publican algunos tratados de arquitectura que contienen capítulos dedicados al corte de las piedras. El primero de ellos es Le premier tome de l’Architecture de Philibert de L’Orme, publicado en 1567 en Francia. En España tenemos constancia de la existencia de numerosos cuadernos profesionales que circulaban entre los canteros. Varias copias de estos manuscritos han llegado hasta nuestros días. Los más completos son sin duda, las dos copias que se conservan del tratado de arquitectura de Alonso de Vandelvira, una en la Biblioteca Nacional y otra en la Biblioteca de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid y el manuscrito titulado Cerramientos y trazas de Montea de Ginés Martínez de Aranda. Todas estas colecciones de aparejos, con excepción de la atribuida a Pedro de Albiz, presentan trazas de escaleras de caracol. En los siglos XVII y XVIII los textos en España más interesantes para nuestras investigaciones son, como en el XVI, manuscritos que no llegaron a ver la imprenta. Entre ellos destacan De l’art del picapedrer de Joseph Gelabert y el Cuaderno de Arquitectura de Juan de Portor y Castro. Estos dos textos, que contienen varios aparejos de caracoles, están claramente vinculados con la práctica constructiva a diferencia de los textos impresos del XVIII, como los del Padre Tosca o el de Juan García Berruguilla, que dedican algunos capítulos a cortes de Cantería entre los que incluyen trazas de escaleras, pero desde un punto de vista más teórico. Podemos agrupar las trazas recogidas en los manuscritos y tratados en cinco grandes grupos: el caracol de husillo, el caracol de Mallorca, los caracoles abovedados, los caracoles exentos y los caracoles dobles. El husillo, de procedencia gótica, permanece en la mayoría de nuestros textos con diferentes denominaciones: caracol de husillo, caracol de nabo redondo o caracol macho. Se seguirá construyendo con frecuencia durante todo el periodo de la Edad Moderna. Los ejemplares más bellos presentan el intradós labrado formando un helicoide cilíndrico recto como es el caso del husillo del Monasterio de la Vid o el de la Catedral de Salamanca o un helicoide axial recto como en el de la Capilla de la Comunión en la Catedral de Santiago de Compostela. La diferencia estriba en la unión del intradós y el machón central: una amable tangencia en el primer caso o un encuentro marcado por una hélice en el segundo. El segundo tipo de caracol presente en casi todos los autores es el caracol de Mallorca. Vandelvira, Martínez de Aranda, y posteriormente Portor y Castro lo estudian con detenimiento. Gelabert, a mediados del siglo XVII, nos recordará su origen mediterráneo al presentar el que denomina Caracol de ojo abierto. El Caracol de Mallorca también estará presente en colecciones de aparejos como las atribuidas a Alonso de Guardia y Juan de Aguirre, ambas depositadas en la Biblioteca Nacional y en las compilaciones técnicas del siglo XVIII, de fuerte influencia francesa, aunque en este caso ya sin conservar su apelación original. El Caracol que dicen de Mallorca se extiende por todo el territorio peninsular de la mano de los principales maestros de la cantería. Los helicoides labrados con exquisita exactitud, acompañados de armoniosas molduras, servirán de acceso a espacios más representativos como bibliotecas, archivos, salas, etc. Es la escalera de la luz, como nos recuerda su apelación francesa, vis a jour. Precisamente en Francia, coincidiendo con el renacimiento de la arquitectura clásica se realizan una serie de escaleras de caracol abovedadas, en vis de Saint Gilles. Los tratados franceses, comenzando por De L’Orme, y siguiendo por, Jousse, Derand, Milliet Dechales, De la Hire, De la Rue, Frezier, Rondelet, Adhémar o Leroy, entre otros, recogen en sus escritos el modelo y coinciden en reconocer la dificultad de su trazado y el prestigio que adquirían los canteros al elaborar este tipo de escaleras. El modelo llega nuestras tierras en un momento histórico de productivo intercambio cultural y profesional entre Francia y España. Vandelvira, Martínez de Aranda y Portor y Castro analizan en sus tratados la “vía de San Gil”. En la provincia de Cádiz, en la Iglesia Mayor de Medina Sidonia, se construirá el más perfecto de los caracoles abovedados de la España renacentista. También en la provincia de Cádiz y vinculadas, posiblemente, a los mismos maestros encontramos un curioso grupo de escaleras abovedadas con generatriz circular horizontal. A pesar del extenso catálogo de escaleras presentes en la tratadística española, no aparece ninguna que muestre una mínima relación con ellas. Desde el punto de vista de la geometría, estamos ante uno de los tipos de escaleras que describe Choisy en El arte de construir en Bizancio. Se trata de escaleras abovedadas construidas por hojas y lechos horizontales. Los caracoles abovedados tendrán también su versión poligonal: la vis Saint Gilles quarré o el caracol de emperadores cuadrado en su versión vandelviresca. Las soluciones que dibujan los tratados son de planta cuadrada, pero la ejecución será poligonal en los raros ejemplos construidos, que se encuentran exclusivamente en Francia. Su geometría es compleja: el intradós es una superficie reglada alabeada denominada cilindroide; su trazado requiere una habilidad extrema y al ser un tanto innecesaria desde el punto de vista funcional, fue muy poco construida. Otro tipo de escalera habitual es la que Vandelvira y Martínez de Aranda denominan en sus tratados “caracol exento”. Se trata de una escalera volada alrededor de un pilar, sin apoyo en una caja perimetral y que, por lo tanto, debe trabajar en ménsula. Su función fue servir de acceso a espacios de reducidas dimensiones como púlpitos, órganos o coros. Encontramos ejemplos de estos caracoles exentos en el púlpito de la catedral de Viena y en España, en la subida al coro de la Iglesia arciprestal de Morella en Valencia. El largo repertorio de escaleras de caracol prosigue en los tratados y en las múltiples soluciones que encontramos en arquitecturas civiles y religiosas en toda Europa. Hasta varios caracoles en una sola caja: dobles e incluso triples. Dobles como el conocido de Chambord, o el doble husillo del Convento de Santo Domingo en Valencia, rematado por un caracol de Mallorca; triples como la triple escalera del Convento de Santo Domingo de Bonaval en Santiago de Compostela. La tratadística española recogerá dos tipos de caracoles dobles, el ya comentado en una sola caja, en versiones con y sin machón central, definidos por Martínez de Aranda, Juan de Aguirre, Alonso de Guardia y Joseph Gelabert y el caracol doble formado por dos cajas diferentes y coaxiales. Vandelvira lo define como Caracol de Emperadores. Será el único tipo de caracol que recoja Cristobal de Rojas en su Teoría y Práctica de Fortificación. No hay duda que las escaleras de caracol han formado parte de un privilegiado grupo de elementos constructivos en constante evolución e investigación a lo largo de la historia de la arquitectura en piedra. Desde el cantero más humilde hasta los grandes maestros catedralicios las construyeron y, en muchos casos, crearon modelos nuevos en los pergaminos de sus propias colecciones o directamente sobre la piedra. Estos modelos casi experimentales sirvieron para encontrar trabajo o demostrar un grado de profesionalidad a sus autores, que les hiciera, al mismo tiempo, ganarse el respeto de sus compañeros. Gracias a esto, se inició un proceso ese proceso de investigación y evolución que produjo una diversidad en los tipos, sin precedentes en otros elementos similares, y la transferencia de procedimientos dentro del arte de la cantería. Los grandes autores del mundo de la piedra propusieron multitud de tipos y variantes, sin embargo, el modelo de estereotomía tradicionalmente considerado más complejo y más admirado es un caracol de reducidas dimensiones construido en el siglo XII: la Vis de Saint Gilles. Posiblemente ahí es donde reside la grandeza de este arte.

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Uno de los capítulos más interesantes del gótico europeo lo constituyen las bóvedas sexpartitas, sin lugar a dudas una de las bóvedas más singulares jamás creadas dentro de este estilo. Las primeras bóvedas góticas, en cruce de ojivas y de planta cuadrada, limitaban su uso a espacios relativamente pequeños, pero ante la necesidad de cubrir espacios de considerables dimensiones, apareció una nueva bóveda de características muy peculiares; la sexpartita. Esta bóveda en cruce de ojivas está reforzada por el centro con un arco paralelo a los arcos fajones que la divide por la mitad y que fragmenta el arco formero en dos, creando una pareja de ventanales en cada lado. La sencilla superficie en bóveda de arista, en el origen de las bóvedas de crucería, se complica extraordinariamente creando una volumetría de gran complejidad con seis cuarteles de plementería y con seis apoyos de distinto tamaño, cuatros esquineros y dos centrales más pequeños. Las dificultades que implica la construcción de este tipo de bóvedas explican quizás su abandono prematuro y la vuelta a la bóveda de crucería simple, ahora de tramos rectangulares. No obstante, a pesar de su corta existencia, la bóveda sexpartita fue la gran protagonista de los inicios del gótico y con ella se llevaron a cabo importantes abovedamientos, desde Inglaterra hasta Rumanía. La disciplina de la Historia de la Construcción se vio extraordinariamente favorecida por los estudios realizados en el siglo XIX, sin embargo su investigación se abandona durante el siglo XX para ser recuperada recientemente. Viollet-le-Duc, a finales del s. XIX, hace una sucinta explicación de este tipo de bóvedas. También Auguste Choisy, más tarde, dedica unas páginas a la bóveda sexpartita francesa; desde entonces, este tema, ha merecido escasísimas referencias en los estudios posteriores. Esta investigación se enmarca en este contexto y pretende poner de manifiesto los conocimientos geométricos y constructivos que hicieron posible la realización de las bóvedas sexpartitas europeas. Para ello se ha llevado a cabo la investigación de las principales bóvedas en Europa occidental; Francia, España, Inglaterra, Alemania, Suiza e Italia. Su estudio comparativo nos ha permitido poner de manifiesto sus características constructivas comunes y aquellos aspectos propios de cada país, así como algunos de los canales de comunicación que permitieron la expansión de esta arquitectura. Las nuevas tecnologías de medición, el escáner láser, la estación total, la fotogrametría, etc., han supuesto una revolución para la documentación y restauración del Patrimonio y un salto cualitativo formidable para el análisis de las bóvedas góticas, permitiendo estudios de la arquitectura histórica hasta ahora inabordables. Para realizar el análisis de las bóvedas sexpartitas europeas se ha llevado a cabo un levantamiento exhaustivo de las mismas, lo que ha permitido definir su despiece, obteniendo la forma de la talla de cada uno de los elementos constructivos que la componen; jarjas, dovelas, claves y plementería. La obtención de estos datos nos ha permitido abordar un profundo estudio de su estereotomía y construcción, aportando datos inéditos hasta el momento. Por otro lado se ha llevado a cabo la detección y catalogación de las principales bóvedas sexpartitas que aún se conservan en Europa. Los estudios realizados nos permiten afirmar que la bóveda sexpartita surge en Francia en la segunda mitad del siglo XII, utilizándose en las principales catedrales francesas, como Notre Dame de Paris, Bourges o Laon. A comienzos del siglo XIII cae en desuso en Francia y comienza su expansión por el resto de Europa, donde se abandona medio siglo después, desapareciendo definitivamente del gótico europeo. Mientras que los ejemplos que datan del siglo XII muestran soluciones escasamente desarrolladas y propias del románico, las bóvedas construidas en el siglo XIII muestran soluciones enormemente complejas, con grandes jarjamentos e inteligentes estrategias constructivas y geométricas que permiten la simplificación de sus estructuras auxiliares y una mayor libertad en su diseño. Estas bóvedas son el reflejo del desarrollo de la estereotomía gótica en sus comienzos por lo que su estudio nos ha permitido conocer el desarrollo y la evolución del gótico primitivo en Europa. ABSTRACT One of the most interesting chapters of European Gothic is the sexpartite vault, without doubt one of the most remarkable vaults ever created within this style. The first Gothic vaults, with crossed ribs on a square base, were restricted to relatively small areas, but a new vault, with very particular characteristics emerged to address the need to cover spaces of considerable size; the sexpartite vault. This cross-ribbed vault is reinforced in the centre by an arch that runs parallel to the transverse arches, divides the vault in half and splits the wall arch in two, creating a pair of windows, one on each side. The simple groin vault surface, the source of ribbed vaults, was greatly complicated creating a highly complex volume with six sections of severies and with six supports of different sizes, four on the corners and two smaller central ones. The construction difficulties involved in building this type of vault may explain its premature abandonment and a return to the simple cross-ribbed vault, now in rectangular sections. However, despite its brief existence, the sexpartite vault was the great protagonist of the beginnings of Gothic architecture and important vaulting was built using this system from England to Romania. Studies undertaken in the 19th century helped the History of Construction as a discipline tremendously. Research was abandoned during the twentieth century however, and has only recently been taken up again. Towards the end of the 19th century, Viollet-le-Duc gave a brief description of this type of vault. Later, Auguste de Choisy also devoted some pages to the French sexpartite vault; since then, later studies have made very few references to it. Against this background, this research now attempts to bring to light the knowledge of geometry and construction that made the construction of the European sexpartite vault possible. To this end, the main vaults in Western Europe - France, Spain, England, Germany, Switzerland and Italy, have been studied. By making a comparative study we have been able to reveal the common construction features and those that are specific to each country, as well as some of the channels of communication that enabled this architecture to spread. New measuring technologies, the laser scanner, total station, photogrammetry, etc., have given rise to a revolution in heritage documentation and restoration, as well as facilitating a huge qualitative leap for the analysis of Gothic vaults, enabling studies of historical architecture that until now were inaccessible. A comprehensive survey was carried out to be able to analyse European sexpartite vaults. We could thus create an exploded view, which enabled us to obtain the form of each of the elements; tas-de-charges, voussoirs, keystones and severies. The data gathered provided previously unknown facts that enabled us to make an in-depth study of stereotomy and construction. Furthermore, the main sexpartite vaults still preserved in Europe have been identified and categorised. The studies undertaken allowed us to affirm that the sexpartite vault appeared in France in the second half of the twelfth century, being used in the main French cathedrals, such as Notre Dame de Paris, Bourges or Laon. At the beginning of the thirteenth century it fell into disuse in France and began to expand throughout the rest of Europe, where it was abandoned half a century later, disappearing from European Gothic for good. While the examples dating back to the 12th century display poorly developed solutions more characteristic of the Romanesque, the vaults built in the 13th century reveal enormously complex solutions, with large tas-de-charges and intelligent construction and geometric strategies that allowed auxiliary support structures to be simplified, and gave more freedom to design. These vaults reflect the beginnings of Gothic stereotomy and by studying them we have been able to learn more about the development and evolution of Early Gothic architecture in Europe.

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A Tese de Mestrado que aqui vos apresentamos pretende dar a conhecer o resultado de uma investigação sobre a migração da cavalaria portuguesa para Castela, no âmbito do cerco de Sevilha de 1248. Na introdução gizaremos todas as movimentações e desafios de ambos os exércitos, tanto por parte dos almóadas, que defendiam Sevilha, como dos castelhanos, que a tentavam tomar. Descreveremos a Sevilha medieval, explicando a razão de ser uma cidade tão cobiçada. Será feita uma breve análise sobre a condição do cavaleiro no panorama castelhano e português. No primeiro capítulo, referente à Conjuntura Peninsular, traçaremos o panorama político e social dos vários reinos da Península Ibérica, da primeira metade do século XIII, explicando os contornos e razões que levaram ao ataque castelhano no Al-Andaluz, em plena época de reconquista cristã. O segundo capítulo é referente aos vários participantes deste confronto, mencionando os aliados de Castela e dos almóadas, procurando explicar as motivações e ambições das duas frentes de batalha. No terceiro capítulo o foco será direccionado para os vários tipos de cavaleiros portugueses, que decidiram combater nesta contenda, salientando as suas razões. O quarto capítulo é o ponto-chave desta investigação, com a enumeração dos vários nobres que partiram para a conquista de Sevilha. Todos os cavaleiros são estudados, para se apurar a sua família e feitos, até ao ano em questão. Fazendo uma selecção dos que preferiram mudar-se definitivamente para Castela e Leão, e os que rumaram de novo para Portugal.

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t. XXXIX. La literatura francesa moderna. II. La transición -- t. XL. Belcebú -- t. XLI. La literatura francesa moderna. III. El naturalismo -- t. XLII. La sirena negra -- t. XLIII. Cuentos de la tierra (obra póstuma) -- t. XLIV. El lirismo en la poseía francesa.

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Los inicios de la controversia debemos buscarlos en los albores del siglo XII entre la discusión iniciada por los Santos Padres, San Anselmo de Canterbury y sus discípulos que defienden la Concepción Inmaculada de la Virgen, frente al cisterciense San Bernardo y sus seguidores quienes comparten la opinión contraria en obediencia a los postulados agustinianos del pecado original. Con el siglo XIII aparecen las grandes órdenes religiosas de franciscanos y dominicos que van alimentar la controversia en torno a dos grandes escuelas: la Tomista, seguidores de Santo Tomás, donde se alinearan los dominicos; y la escotista, seguidores de Duns Escoto, quien se convertirá en el primero en realizar una defensa científica de la controversia mariana en la Sorbona, e inaugurará de forma oficial la controversia, manteniéndose en siglos posteriores, siendo la referencia de los franciscanos. Otros hitos cronológicos podemos encontrarlos en el concilio de Basilea (s. XV) primero, y en el de Trento (s. XVI) después; donde los franciscanos van a mostrar ya una fuerte preocupación por defender la opinión piadosa,convirtiéndoles en uno de los pilares de la defensa a los largo de toda la Edad Moderna, sumándose más tarde a ella la Orden de San Ignacio.

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El Libro de Apolonio, compuesto en la primera mitad del siglo XIII en el marco del Mester de Clerecía, retoma la historia del Rey de Tyro directamente desde una versión de Historia Apollonii Regis Tyri y adapta las peripecias del héroe al contexto histórico y cultural del siglo XIII castellano, especialmente en el diseño de los personajes y de los espacios. En este sentido se ha señalado que, como consecuencia de su intencionalidad didáctica-escolar, el autor anónimo cifra en su reelaboración saberes propios del círculo escolar y de la corte, contextos para los cuales la obra habría sido compuesta. Dentro de los pasajes elaborados, centramos nuestra atención sobre las ejecuciones de los antagonistas, el rufián que regentea el burdel de Mitalena y los falsos amigos Estrángilo y su esposa Dionisia. La reelaboración de las escenas responde a discusiones sobre materia legal que estaban siendo llevadas a cabo en la corte castellana a mediados del siglo XIII. Así como el poema cifra conocimientos escolares contemporáneos y contextualiza la narración al entorno de los agentes participantes, escritor y público previsto, también adapta las secuencias legales al marco legal castellano, conservando de esta manera la importancia que las escenas legales poseen en la fuente latina

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El propósito de la presentación será proponer una triple vertiente del saber (clerical-letrado, guerrero y real) que observamos en el personaje de Alejandro Magno y en la concepción que subyace en el Libro de Alexandre (a partir de aserciones, también, del narrador y otros personajes), en tanto testimonio de la emergencia de la literatura castellana a comienzos del siglo XIII. Asimismo, tendremos en cuenta y analizaremos el rol del saber en la legitimación de una empresa imperial y el lugar de la conquista, como 'corredora de límites', que permite la adquisición de nuevos conocimientos. En este sentido, haremos hincapié en la utilización del saber como instrumento de poder

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La historia de la moneda en la Castilla medieval ha estado siempre mediatizada por la convivencia no siempre armónica entre dos sistemas monetarios muy diferentes. Uno basado en la plata, de origen europeo, otro centrado en el oro, de raíces árabes. La necesidad de conectar y de establecer unas equivalencias entre ellos se convirtió pronto en una necesidad, máxime cuando las monedas de oro incrementaron sus variantes. En esta compleja situación aparecen mencales y maravedís citados conjuntamente en muchos fueros: Zorita, Uclés, Cuenca,... sin que su naturaleza quede del todo clara. Este artículo compara estas referencias y analiza las equivalencias que los unen. Como colofón al trabajo podemos afirmar que los maravedís citados en cada texto corresponden a monedas áureas de distinto peso y valor mientras el mencal es identificado con un ponderal de oro que los relaciona.

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Este artículo pretende ser complemento y continuación de mis anteriores trabajos sobre la figura de Petrus Hispanus O. P., Auctor Summularum. Comienzo presentando algunos nuevos documentos relacionados con las cuestiones ya examinadas en mis artículos de 1997 y 2001. A continuación, me ocupo de las cuestiones aplazadas en el artículo de 2001: los problemas relativos a la figura de “Petrus Ferrandi” y su posible relación con el “auctor Summularum”, así como los argumentos de Tugwell contra la hipótesis de la posible identidad de estas dos figuras, examinados ahora desde la perspectiva del autor de la Legenda prima. Tras analizar testimonios procedentes de muy diversos ámbitos, afirmo, por una parte, que la hipótesis de la identidad entre “Petrus Ferrandi” y “Petrus Hispanus” podría ser correcta y, por otra parte, que no hay argumentos concluyentes que obliguen a afirmar con seguridad que el autor de la Legenda prima es Pedro Ferrando. Aunque los análisis no permiten por el momento determinar si es “Petrus Alfonsi” o “Petrus Ferrandi” el “auctor Summularum”, los testimonios recogidos y las conexiones establecidas contribuirán, sin duda, a orientar futuras investigaciones en torno a la figura de “Petrus Hispanus”.

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El presente trabajo analiza la evolución del señorío eclesiástico en el largo plazo, para sumar al conocimiento de las formas señoriales de la Extremadura leonesa. Consideramos específicamente el caso del cabildo catedralicio salmantino entre los siglos XII y XV. Buscamos demostrar que no poseyó idéntica estructura durante todo el período y que sus transformaciones se explican por una compleja conjunción de variables. Dichas transformaciones incidieron sobre las estructuras sociales del agro, en especial sobre el desarrollo de procesos de diferenciación social campesina. Demostramos que la forma concreta en que se realizaba la renta podía alterar las estructuras sociales de las comunidades y que el desarrollo de las relaciones sociales asalariadas se encontraba muy vinculado a las coyunturas económicas y a las posibilidades y límites de la gestión señorial. Finalmente, ponemos de relieve que la transformación social no siempre fue irreversible y que su consolidación dependió de la incapacidad de los señores de ejercer sus poderes políticos.

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Llamamos mitos de alteridad a las creencias y el imaginario tradicionales que un pueblo proyecta en su visión etnocéntrica sobre otros pueblos. Siguiendo la propuesta de Roger Bartra, examinamos una serie de crónicas novohispanas para demostrar que los mitos de alteridad de origen europeo referentes al salvaje influyeron en las descripciones que nos han legado sobre los pueblos indígenas mesoamericanos conocidos como chichimecas. Apuntamos finalmente algunas reflexiones sobre el uso y alcance de dichos mitos de alteridad en relación con la expansión europea por América, y sobre la necesidad metodológica de someter a crítica bajo este prisma la información que nos ofrecen las fuentes disponibles, producidas, después de todo, en pleno proceso de aculturación colonial.