994 resultados para Sociedad griega clásica
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Resumen tomado del artículo
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En vista de las tendencias postindustriales que están apareciendo en todas las economías avanzadas, debemos preguntarnos mejor si la posesión de un conocimiento científico y técnico puede conferir poder político a quienes poseen tal conocimiento. Al plantear esta cuestión se está aceptando la idea de que la función del experto, es debido a las grandes transformaciones producidas en la estructura de la sociedad, acaso esté sustituyendo a determinadas configuraciones de poder antes dominantes: en las sociedades capitalistas, el poder inherente a la posesión del capital y, en el socialismo dirigido por el Estado, el poder inseparable de una postura de partido o de la pureza doctrinal. La autonomía de que gozan los expertos en las sociedades capitalistas avanzadas lleva a muchos autores a considerarlos como una posible clase social. Son tan indispensables y necesarios que los empresarios capitalistas no pueden permitirse el enemistarse con ellos durante mucho tiempo. Así, la preeminencia de la función del experto reduce por duplicado la probabilidad de que se produzca un conflicto social en su forma industrial clásica, basada en la producción. La aparición de esta nueva clase anuncia da decadencia política de la vieja clase.
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Esta denominación aparece formalmente con la ley de 1938 y queda condenada a desaparecer en el Libro Blanco, elaborado treinta años después, aunque es ahora cuando está realmente llegando a su término al introducirse el nuevo bachillerato, instituido por la Ley General de Educación de 1970. A lo largo de este periodo, 1935-45 principio y años setenta fin mismo, se produce un proceso muy amplio de transformación social, económica y política en el cual la reforma educativa ocupa un papel preponderante Primera ley de 1938, conviene señalar que era sólo el comienzo de una reforma que pretendía abarcar todos los grados y especialidades de la enseñanza; y que la enseñanza media aparecía como un género del cual el bachillerato universitario sólo constituía una especie. La ley se limitaba a reforma este bachillerato, basándose en la primacía de lo espiritual, tradición y modernidad, elitismo mitigado y formación de la personalidad como principios filosóficos; separación de las funciones docente y examinadora, libertad de enseñanza (más bien en el sentido de libertad de empresa docente), supresión de la enseñanza libre, aproximación del grado de bachiller a la universidad, examen de Estado al término de los estudios, etcétera, como principios jurídicos; cultura clásica y humanística como instrumento formativo con firme base religiosa y patriótica como principios pedagógicos. Los efectos de la ley de 1938 fueron la recuperación y expansión de la enseñanza privada o no estatal, gran impulso y desarrollo de la formación clásica e indiferenciación de los colegios de la Iglesia respecto de los privados. Se suprimía la enseñanza libre. Duró quince años. Se acabó desgastando. En 1950 una nueva enseñanza para una sociedad nueva, ya que España había cambiado y deseo de un nivel de vida distinto, menos diferenciado. Convicción de que más años de estudio proporcionarían más medios de situarse en la vida; extensión de hecho, aunque todavía insuficiente de la posibilidad de seguir estudiando en los niveles no gratuitos con becas y otras ayudas del Estado; esa concienciación demandaba más educación y en 1953 Ley de Ordenación de la Enseñanza Media; las dos primeras finalidades que se le asignaban era el perfeccionamiento técnico de la enseñanza y el servicio a los valores de España. Esta ley frente a la de 1938 no articula un plan de estudios, sino que admite y da entrada a la pluralidad de planes, sobre una base común de división en dos grados: elemental y superior; el primero de cuatro años y el segundo, de dos cursos a los que se añadía un curso pre-universitario, posterior a la obtención del título de bachiller superior; y sobre una base también de materias comunes y optativas, destacando dos ramas en el grado superior: ciencias y letras; el acceso a los estudios superiores a través de unas pruebas de madurez. Efectos, difusión creciente hasta la masificación del grado de bachiller elemental. La última etapa, (1953-1958) supone una democratización y unificación en cuanto a su ruptura definitiva de su carácter minoritario y unificación de los estudios de ese ciclo. En adelante, ese primer ciclo (bachillerato elemental) constaría de cuatro curso (ley de 1953) y sería único para todos los alumno, lo que implicaba la desaparición del bachillerato laboral. Para terminar si comparamos ambas leyes: la de 1938 rompe con la etapa anterior en lo ideológico y en lo jurídico, pero desarrolla y consuma las tendencias pedagógicas anteriores y, la de 1953 se mantiene en la línea ideológica y jurídica de la ley de 1938, a la que intenta perfeccionar, rompiendo con ella en los fines y estructura de la enseñanza y abre las puertas a una organización flexible de los planes de estudios, a una participación , mínima de padres en la gestión de la enseñanza media.
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Esta denominación aparece formalmente con la ley de 1938 y queda condenada a desaparecer en el Libro Blanco, elaborado treinta años después, aunque es ahora cuando está realmente llegando a su término al introducirse el nuevo bachillerato, instituido por la Ley General de Educación de 1970. A lo largo de este periodo, 1935-45 principio y años setenta fin mismo, se produce un proceso muy amplio de transformación social, económica y política en el cual la reforma educativa ocupa un papel preponderante Primera ley de 1938, conviene señalar que era sólo el comienzo de una reforma que pretendía abarcar todos los grados y especialidades de la enseñanza; y que la enseñanza media aparecía como un género del cual el bachillerato universitario sólo constituía una especie. La ley se limitaba a reforma este bachillerato, basándose en la primacía de lo espiritual, tradición y modernidad, elitismo mitigado y formación de la personalidad como principios filosóficos; separación de las funciones docente y examinadora, libertad de enseñanza (más bien en el sentido de libertad de empresa docente), supresión de la enseñanza libre, aproximación del grado de bachiller a la universidad, examen de Estado al término de los estudios, etcétera, como principios jurídicos; cultura clásica y humanística como instrumento formativo con firme base religiosa y patriótica como principios pedagógicos. Los efectos de la ley de 1938 fueron la recuperación y expansión de la enseñanza privada o no estatal, gran impulso y desarrollo de la formación clásica e indiferenciación de los colegios de la Iglesia respecto de los privados. Se suprimía la enseñanza libre. Duró quince años. Se acabó desgastando. En 1950 una nueva enseñanza para una sociedad nueva, ya que España había cambiado y deseo de un nivel de vida distinto, menos diferenciado. Convicción de que más años de estudio proporcionarían más medios de situarse en la vida; extensión de hecho, aunque todavía insuficiente de la posibilidad de seguir estudiando en los niveles no gratuitos con becas y otras ayudas del Estado; esa concienciación demandaba más educación y en 1953 Ley de Ordenación de la Enseñanza Media; las dos primeras finalidades que se le asignaban era el perfeccionamiento técnico de la enseñanza y el servicio a los valores de España. Esta ley frente a la de 1938 no articula un plan de estudios, sino que admite y da entrada a la pluralidad de planes, sobre una base común de división en dos grados: elemental y superior; el primero de cuatro años y el segundo, de dos cursos a los que se añadía un curso pre-universitario, posterior a la obtención del título de bachiller superior; y sobre una base también de materias comunes y optativas, destacando dos ramas en el grado superior: ciencias y letras; el acceso a los estudios superiores a través de unas pruebas de madurez. Efectos, difusión creciente hasta la masificación del grado de bachiller elemental. La última etapa, (1953-1958) supone una democratización y unificación en cuanto a su ruptura definitiva de su carácter minoritario y unificación de los estudios de ese ciclo. En adelante, ese primer ciclo (bachillerato elemental) constaría de cuatro curso (ley de 1953) y sería único para todos los alumno, lo que implicaba la desaparición del bachillerato laboral. Para terminar si comparamos ambas leyes: la de 1938 rompe con la etapa anterior en lo ideológico y en lo jurídico, pero desarrolla y consuma las tendencias pedagógicas anteriores y, la de 1953 se mantiene en la línea ideológica y jurídica de la ley de 1938, a la que intenta perfeccionar, rompiendo con ella en los fines y estructura de la enseñanza y abre las puertas a una organización flexible de los planes de estudios, a una participación , mínima de padres en la gestión de la enseñanza media.
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El sistema educativo ha venido a desempeñar un papel único gracias al proceso general de promoción cultural que se viene manifestando en la sociedad americana desde hace más de un siglo. El hecho de que la escuela se haya convertido cada vez más en el conducto principal a través del cual fluye el proceso selectivo, a la vez que en un órgano de socialización, es normal en una sociedad cada vez más especializada y con un nivel general cada día más elevado. La estructura del sistema escolar y el estudio de los modos en que dicho sistema contribuye al proceso de socialización del individuo, por un lado, y al de la distribución de los recursos humanos entre los distintos papeles sociales, por otro, es un tema de importancia trascendental para todos los estudiosos de la sociedad americana. A pesar de la variedad de elementos que influyen en dicha realidad y de su grado de complejidad , se pueden delimitar algunos de los esquemas estructurales fundamentales más importantes del sistema americano.
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Una de las más importantes innovaciones de la reforma educativa y, por consiguiente, de la nueva orientación de la EGB es la educación personalizada, que implica una individualización del tratamiento educativo, un desarrollo de los aspectos sociales de la personalidad a través del trabajo en equipo y de efectivas relaciones en la vida comunitaria del centros, agrupaciones flexibles de los alumnos que facilitan su participación en actividades de grupo y promoción del estudiante respetando el principio de un programa continuo. La antigua escuela normal de magisterio hubo de plantearse un dilema. La opción que hiciera podría suponer la transformación total de su organización, de su metodología y, si quería llegar hasta las últimas consecuencias, la de su propia concepción como escuela. El dilema era sencillo: seguía con la estructura clásica de la escuela normal , de enseñar, cambiando sólo el plan de estudios, o bien convertirse en un lugar de vida y de trabajo, en donde profesores y alumnos creen un clima de convivencia y de relaciones en el que se hacen posibles las exigencias de la personalización señaladas por la pedagogía de hoy y en donde, a la vez, se encuentran personas, medios que ayudan a la maduración del alumno como futuro educador de esa nueva escuela que debe responder a las necesidades de la nueva sociedad en este tiempo de rápido cambio. La escuela de formación del profesorado Blanquerna nació, de la fusión de tres escuelas normales de la iglesia, de la provincia de Barcelona, en las que ya se había hecho esa segunda opción. Pero teniendo en cuenta que la personalidad de los alumnos es diversa. Educar, pues supone hacer un esfuerzo de atención para cada uno de los alumnos, primero para conocerle y luego para orientarle en el proceso de maduración de su personalidad, una personalidad que se abre a la sociedad en la que vive y a la que sirve. Creemos que los alumnos que han hecho personalmente la opción de educadores tienen derecho a encontrar en la escuela unos criterios educativos claros y han de saber comprender que la limitación que supone el número de alumnos, las deficiencias del profesorado, la pobreza de medios, etcétera, aunque dificultan la labor no la desvirtúan. Las variadas circunstancias provocadas por cambios de programas, crecimiento notorio del número de alumnos, readaptación del edificio sobre la marcha, incorporación de nuevos profesores han sido factores que nos han permitido vivir en profundidad los principios y objetivos que la escuela se ha ido formulando desde sus inicios. Pero, son a su vez, limitaciones que dificultan la investigación continuada y rigurosa. Constatamos que con sus fallos, profesores y alumnos son los protagonistas de la experiencia. Es la escuela de todos y entre todos la vamos haciendo. La experiencia sólo ha comenzado.
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En definitiva, hablar de educación ambiental, de coeducación, de educación para el consumo y para la salud, de educación sexual, moral y ciudadana, de igualdad de oportunidades, de educación para la paz y de derechos humanos, títulos de los temas transversales citados por el MEC (1989) no es más que reconocer que algo serio está fallando en nuestro mundo, es decir, la sociedad occidental en la que nos movemos quienes hablamos de la necesidad de transversalidad está en crisis. Nuestra cultura clásica falla. La orientación que se proporciona a la escuela es errónea. No es sólo un valor es algo más grande, más global, son los cimientos lo que se pone en duda. La concepción transversal sale al paso como una salida. Una solidaridad de la vida, a las puertas del siglo XXI, suena a comprensión del mundo, pero partiendo de la mundialización. Está surgiendo un sistema mundial cuando se anunciaba en los setenta que la humanidad estaba en una encrucijada capaz de ser aprovechada racionalmente, orientando la labor política hacia la cooperación y no por la confrontación. Estamos asistiendo a la mundialización de la democracia. En definitiva, la mundialización es una reacción a la crisis moderna de la sociedad occidental. Los temas transversales forman un todo y no son temas o valores desconexionados, sino una concepción acertada o no, de la existencia humana. Pero la transversalidad, entendida como una concepción globalmente solidaria, es decir, mundialista, exige a la democracia las mismas cualidades o una autonomía solidaria del sujeto, una participación directa y también solidaria en las decisiones y una responsabilidad ética.
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Los historiadores anglosajones han apreciado el valor educativo de la Historia al ser el más humano de los estudios y nunca se ha pensado tanto en el lugar que ocupa en la educación, ni en los métodos para enseñarla. En definitiva, ha proseguido la tendencia a utilizar el pasado para encontrar en él, la solución a los problemas del presente. De ahí la tendencia a seguir viéndola de forma viva.
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La Unesco, organiza en 1954 los estudios clásicos y humanísticos de la educación. Los define como aquellas enseñanzas derivadas del patrimonio que cada civilización recibe de épocas más o menos lejanas de su historia, y en las que cada pueblo trata de hallar ejemplos válidos para toda su evolución. Tradicionalmente, el patrimonio clásico de cada país ha sido considerado como núcleo de la formación del hombre, como ser humano, perteneciente a una sociedad, a una historia y a una cultura. Pero, la docencia de las humanidades actualmente atraviesa momentos de crisis. La importancia creciente de la formación científica y técnica explican esa postergación. Además, para ciertos teóricos estas enseñanzas no representan más que el recuerdo de épocas pasadas. En la sociedad actual no basta con formar especialistas, es necesario, formar su mente, su personalidad. Y la mayor crítica que se hace a estas disciplinas es la necesidad de renovación para adecuarlas a las necesidades del hombre actual con el concepto de humanidades modernas que supondría un conocimiento de la antigüedad clásica a través de las culturas modernas, nacionales, locales y extranjeras, incluido el estudio de las lenguas vivas.
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El siglo XVIII forjó su doctrina no exenta de grandeza. El siglo XIX corrigió aquella doctrina con el doctrinarismo y la política social. Alumbró, además, la sociología y el marxismo, tampoco libres de grandeza. El siglo XX, está viviendo parasitariamente de los siglos anteriores, sin otro aditamento. En definitiva, la obra doctrinal del siglo XX está por hacer y mientras no se haga, el perfil doctrinal del siglo está por hacer. Pero ¿cómo se encara el mundo con la gran crisis? En primer lugar sse preconiza una economía de plena ocupación interponiendo al Estado para que mantenga la vida económica, cuya organización ha de descansar en la empresa privada. A nivel político, las únicas opciones son comunismo o democracia igualitaria.
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Programa emitido el 9 de abril de 1996
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Estudio sobre las oscilaciones climáticas cuaternarias en España debido a las alternancias de períodos glaciares e interglaciares. Se desarrolla el concepto de pluvial en la zona del Sahara, y el estado actual de las fluctuaciones climáticas del Sahara y de sus márgenes.