919 resultados para Stress post-traumatique
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La moelle épinière (MÉ) est essentielle pour relier les informations motrices et sensorielles entre le cerveau et la périphérie. Malheureusement, elle peut facilement être endommagée suite à un traumatisme médullaire (TM) ou des pathologies comme la sclérose en plaques. Chez les vertébrés inférieurs, tels les amphibiens, la MÉ lésée se régénère via ses cellules souches endogènes, alors que celle des mammifères démontre une très faible habileté régénératrice post-traumatique. Des travaux récents ont démontré que la MÉ des mammifères contient des cellules souches neurales latentes correspondant aux cellules épendymaires du canal central. D’autres études ont prouvé qu’à la suite d’un TM, les cellules souches épendymaires (cSÉ) prolifèrent, migrent vers le site de la lésion et se différencient principalement en cellules gliales. Promouvoir la régénération de la MÉ endommagée via la modulation des cellules souches endogènes devient donc une voie thérapeutique intéressante. Isolant des cellules souches/progénitrices de la MÉ via la culture de neurosphères (NS), nos études in vitro, en présence de cytokines inflammatoires ou de milieu conditionné auxmacrophages, suggèrent que la réponse inflammatoire influence fortement la prolifération et la différentiation des cSÉ. Dans l’objectif de définir le programme génétique relié à l’activation des cSÉ de la MÉ, nous avons débuté l’élaboration d’un protocole d’isolement des cSÉ à l’aide d’un modèle de souris transgénique.
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Essai doctoral présenté à la Faculté des arts et des sciences en vue de l'obtention du grade de Doctorat (D.Psy.) en psychologie option psychologie clinique
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Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior (CAPES)
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We investigated the myocardial thioredoxin-1 and hydrogen peroxide concentrations and their association with some prosurvival and pro-apoptotic proteins, during the transition from myocardial infarction (MI) to heart failure in rats. Male Wistar rats were divided into the following six groups: three sham-operated groups and three MI groups, each at at 2, 7 and 28 days postsurgery. Cardiac function was analysed by echocardiography; the concentration of H2O2 and the ratio of reduced to oxidized glutathione were measured spectrophotometrically, while the myocardial immunocontent of thioredoxin-1, angiotensin II, angiotensin II type 1 and type 2 receptors, p-JNK/JNK, p-ERK/ERK, p-Akt/Akt, p-mTOR/mTOR and p-GSK3 beta/GSK3 beta was evaluated by Western blot. Our results show that thioredoxin-1 appears to make an important contribution to the reduced H2O2 concentration. It was associated with lower JNK expression in the early period post-MI (2 days). However, thioredoxin-1 decreased, while reninangiotensin system markers and levels of H2O2 increased, over 28 days post-MI, in parallel with some signalling proteins involved in maladaptative cardiac remodelling and ventricular dysfunction. These findings provide insight into the time course profile of endogenous antioxidant adaptation to ischaemic injury, which may be useful for the design of therapeutical strategies targeting oxidative stress post-MI.
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INTRODUCTION Persistent traumatic peroneal nerve palsy, following nerve surgery failure, is usually treated by tendon transfer or more recently by tibial nerve transfer. However, when there is destruction of the tibial anterior muscle, an isolated nerve transfer is not possible. In this article, we present the key steps and surgical tips for the Ninkovic procedure including transposition of the neurotized lateral gastrocnemius muscle with the aim of restoring active voluntary dorsiflexion. SURGICAL TECHNIQUE The transposition of the lateral head of the gastrocnemius muscle to the tendons of the anterior tibial muscle group, with simultaneous transposition of the intact proximal end of the deep peroneal nerve to the tibial nerve of the gastrocnemius muscle by microsurgical neurorrhaphy is performed in one stage. It includes 10 key steps which are described in this article. Since 1994, three clinical series have highlighted the advantages of this technique. Functional and subjective results are discussed. We review the indications and limitations of the technique. CONCLUSION Early clinical results after neurotized lateral gastrocnemius muscle transfer appear excellent; however, they still need to be compared with conventional tendon transfer procedures. Clinical studies are likely to be conducted in this area largely due to the frequency of persistant peroneal nerve palsy and the limitations of functional options in cases of longstanding peripheral nerve palsy, anterior tibial muscle atrophy or destruction.
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El abuso sexual infantil es un dato de nuestra época, su interés mediático sobre un público masivo es expresado en número creciente en las estadísticas de los últimos años como motivo de consulta médica y psicológica, o de indagación jurídico-penal. Las presentaciones actuales vinculadas al ASI resultan insuficientes a la hora de establecer un diagnostico estructural del fenómeno, señalando lo que se ha vuelto un lugar común: hablar del abuso sexual como evento traumático, como stress post-traumático y una banalización conceptual aplicados a la clínica. Las publicaciones recientes sobre el ASI ambicionan presentarlo como un verdadero cuadro clínico. Distinguen las expresiones sintomáticas estrechamente vinculadas y dependientes de un único factor etiológico: el hecho abusivo. La avidez doctrinal y nosológica de la Academia Americana de Pediatría no ofrece continuidad a la hora de hallar el ASI en el breviario de los manuales de Psiquiatría. La significativa ausencia de criterios específicos se traduce en la presencia de manifestaciones sintomáticas que abarcan desde: cambios de conducta, fobias diversas, fugas hasta la evidencia de tendencias suicidas. La sintomatología que se espera encontrar en los protocolos vigentes del ASI resultan Inespecíficos en la medida en que son síntomas que se encuentran en cualquier stress severo, y se lo vincula estrechamente con las manifestaciones clínicas del denominado stress post-traumático. Cuando se examinan las múltiples intervenciones los hallazgos en el campo de la psicopatología infantil definen el abuso sexual como un evento traumático. Se trata de curar lo traumático con una nominación que homogeniza todas las respuestas: síndrome Post Traumático que fija para todos cuales son los síntomas a partir de ese diagnostico, los criterios para su obtención y su perdurabilidad, así como su pronóstico. El trauma sexual es sustituido por la sexualidad infantil con el peso que tiene para la constitución de la estructura y la plasmación de la neurosis y donde el síntoma da cuenta de la práctica sexual de los enfermos. 'El niño es psicológicamente el padre del adulto, y las vivencias de sus primeros años poseen una significación inigualada para toda su vida posterior' El concepto de traumatismo sexual en Freud que se organiza en dos tiempos establece entre ellos la lógica del efecto póstumo del trauma que leemos como resignificación. Desde esta perspectiva discontinuista en el abordaje del trauma, para que una escena abusiva se transforme en traumática y pueda ser intervenida tiene que acompañarse de un segundo momento, que despierta la huella del evento pretérito, resignificándola como tal, es decir otorgándole coloración sexual. Nos proponemos en el presente trabajo abordar un caso de abuso infantil, a la luz de una dicotomía entre conceptos de trauma y traumatismo en el campo del psicoanálisis. Lo que nos interesa retener de la apreciación psicoanalítica acerca del concepto de trauma es de orden estrictamente clínico. En este sentido, proponemos acercar un fragmento clínico que ilustra el efecto de un acontecimiento traumático en la vida de una niña y la manera singular de dar respuesta a tal impacto. En el mismo sentido, es importante señalar el modo en que un sujeto se apropia de lo que 'le' ocurrió, bajo el supuesto que en su modalidad de respuesta se encuentra la cifra de su participación inconsciente
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El abuso sexual infantil es un dato de nuestra época, su interés mediático sobre un público masivo es expresado en número creciente en las estadísticas de los últimos años como motivo de consulta médica y psicológica, o de indagación jurídico-penal. Las presentaciones actuales vinculadas al ASI resultan insuficientes a la hora de establecer un diagnostico estructural del fenómeno, señalando lo que se ha vuelto un lugar común: hablar del abuso sexual como evento traumático, como stress post-traumático y una banalización conceptual aplicados a la clínica. Las publicaciones recientes sobre el ASI ambicionan presentarlo como un verdadero cuadro clínico. Distinguen las expresiones sintomáticas estrechamente vinculadas y dependientes de un único factor etiológico: el hecho abusivo. La avidez doctrinal y nosológica de la Academia Americana de Pediatría no ofrece continuidad a la hora de hallar el ASI en el breviario de los manuales de Psiquiatría. La significativa ausencia de criterios específicos se traduce en la presencia de manifestaciones sintomáticas que abarcan desde: cambios de conducta, fobias diversas, fugas hasta la evidencia de tendencias suicidas. La sintomatología que se espera encontrar en los protocolos vigentes del ASI resultan Inespecíficos en la medida en que son síntomas que se encuentran en cualquier stress severo, y se lo vincula estrechamente con las manifestaciones clínicas del denominado stress post-traumático. Cuando se examinan las múltiples intervenciones los hallazgos en el campo de la psicopatología infantil definen el abuso sexual como un evento traumático. Se trata de curar lo traumático con una nominación que homogeniza todas las respuestas: síndrome Post Traumático que fija para todos cuales son los síntomas a partir de ese diagnostico, los criterios para su obtención y su perdurabilidad, así como su pronóstico. El trauma sexual es sustituido por la sexualidad infantil con el peso que tiene para la constitución de la estructura y la plasmación de la neurosis y donde el síntoma da cuenta de la práctica sexual de los enfermos. 'El niño es psicológicamente el padre del adulto, y las vivencias de sus primeros años poseen una significación inigualada para toda su vida posterior' El concepto de traumatismo sexual en Freud que se organiza en dos tiempos establece entre ellos la lógica del efecto póstumo del trauma que leemos como resignificación. Desde esta perspectiva discontinuista en el abordaje del trauma, para que una escena abusiva se transforme en traumática y pueda ser intervenida tiene que acompañarse de un segundo momento, que despierta la huella del evento pretérito, resignificándola como tal, es decir otorgándole coloración sexual. Nos proponemos en el presente trabajo abordar un caso de abuso infantil, a la luz de una dicotomía entre conceptos de trauma y traumatismo en el campo del psicoanálisis. Lo que nos interesa retener de la apreciación psicoanalítica acerca del concepto de trauma es de orden estrictamente clínico. En este sentido, proponemos acercar un fragmento clínico que ilustra el efecto de un acontecimiento traumático en la vida de una niña y la manera singular de dar respuesta a tal impacto. En el mismo sentido, es importante señalar el modo en que un sujeto se apropia de lo que 'le' ocurrió, bajo el supuesto que en su modalidad de respuesta se encuentra la cifra de su participación inconsciente
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El abuso sexual infantil es un dato de nuestra época, su interés mediático sobre un público masivo es expresado en número creciente en las estadísticas de los últimos años como motivo de consulta médica y psicológica, o de indagación jurídico-penal. Las presentaciones actuales vinculadas al ASI resultan insuficientes a la hora de establecer un diagnostico estructural del fenómeno, señalando lo que se ha vuelto un lugar común: hablar del abuso sexual como evento traumático, como stress post-traumático y una banalización conceptual aplicados a la clínica. Las publicaciones recientes sobre el ASI ambicionan presentarlo como un verdadero cuadro clínico. Distinguen las expresiones sintomáticas estrechamente vinculadas y dependientes de un único factor etiológico: el hecho abusivo. La avidez doctrinal y nosológica de la Academia Americana de Pediatría no ofrece continuidad a la hora de hallar el ASI en el breviario de los manuales de Psiquiatría. La significativa ausencia de criterios específicos se traduce en la presencia de manifestaciones sintomáticas que abarcan desde: cambios de conducta, fobias diversas, fugas hasta la evidencia de tendencias suicidas. La sintomatología que se espera encontrar en los protocolos vigentes del ASI resultan Inespecíficos en la medida en que son síntomas que se encuentran en cualquier stress severo, y se lo vincula estrechamente con las manifestaciones clínicas del denominado stress post-traumático. Cuando se examinan las múltiples intervenciones los hallazgos en el campo de la psicopatología infantil definen el abuso sexual como un evento traumático. Se trata de curar lo traumático con una nominación que homogeniza todas las respuestas: síndrome Post Traumático que fija para todos cuales son los síntomas a partir de ese diagnostico, los criterios para su obtención y su perdurabilidad, así como su pronóstico. El trauma sexual es sustituido por la sexualidad infantil con el peso que tiene para la constitución de la estructura y la plasmación de la neurosis y donde el síntoma da cuenta de la práctica sexual de los enfermos. 'El niño es psicológicamente el padre del adulto, y las vivencias de sus primeros años poseen una significación inigualada para toda su vida posterior' El concepto de traumatismo sexual en Freud que se organiza en dos tiempos establece entre ellos la lógica del efecto póstumo del trauma que leemos como resignificación. Desde esta perspectiva discontinuista en el abordaje del trauma, para que una escena abusiva se transforme en traumática y pueda ser intervenida tiene que acompañarse de un segundo momento, que despierta la huella del evento pretérito, resignificándola como tal, es decir otorgándole coloración sexual. Nos proponemos en el presente trabajo abordar un caso de abuso infantil, a la luz de una dicotomía entre conceptos de trauma y traumatismo en el campo del psicoanálisis. Lo que nos interesa retener de la apreciación psicoanalítica acerca del concepto de trauma es de orden estrictamente clínico. En este sentido, proponemos acercar un fragmento clínico que ilustra el efecto de un acontecimiento traumático en la vida de una niña y la manera singular de dar respuesta a tal impacto. En el mismo sentido, es importante señalar el modo en que un sujeto se apropia de lo que 'le' ocurrió, bajo el supuesto que en su modalidad de respuesta se encuentra la cifra de su participación inconsciente
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A number of proteins are activated by stress stimuli but none so spectacularly or with the degree of complexity as the tumour suppressor p53 (human p53 gene or protein). Once stabilized, p53 is responsible for the transcriptional activation of a series of proteins involved in cell cycle control, apoptosis and senescence. This protein is present at low levels in resting cells but after exposure to DNA-damaging agents and other stress stimuli it is stabilized and activated by a series of post-translational modifications that free it from MDM2 (mouse double minute 2 but used interchangeably to denote human also), a ubiquination ligase that ubiquitinates it prior to proteasome degradation. The stability of p53 is also influenced by a series of other interacting proteins. In this review, we discuss the post-translational modifications to p53 in response to different stresses and the consequences of these changes.
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This study investigated the psychological impact of HIV infection through assessment of posttraumatic stress disorder in response to HIV infection. Sixty-one HIV-positive homosexual/bisexual men were assessed for posttraumatic stress disorder in response to HIV infection (PTSD-HIV) using a modified PTSD module of the DIS-III-R. Thirty percent met criteria for a syndrome of posttraumatic stress disorder in response to HIV diagnosis (PTSD-HIV). In over one-third of the PTSD cases, the disorder had an onset greater than 6 months after initial HIV infection diagnosis. PTSD-HIV was associated with other psychiatric diagnoses, particularly the development of first episodes of major depression after HIV infection diagnosis. PTSD-HIV was significantly associated with a pre-HIV history of PTSD from other causes, and other pre-HIV psychiatric disorders and neuroticism scores, indicating a similarity with findings in studies of PTSD from other causes. The findings from this preliminary study suggest that a PTSD response to HIV diagnosis has clinical validity and requires further investigation in this population and other medically ill groups. The results support the inclusion of the diagnosis of life-threatening illness as a traumatic incident that may lead to a posttraumatic stress disorder, which is consistent with the DSM-IV criteria.
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It has been claimed that the symptoms of post-traumatic stress disorder (PTSD) can be ameliorated by eye-movement desensitization-reprocessing therapy (EMD-R), a procedure that involves the individual making saccadic eye-movements while imagining the traumatic event. We hypothesized that these eye-movements reduce the vividness of distressing images by disrupting the function of the visuospatial sketchpad (VSSP) of working memory, and that by doing so they reduce the intensity of the emotion associated with the image. This hypothesis was tested by asking non-PTSD participants to form images of neutral and negative pictures under dual task conditions. Their images were less vivid with concurrent eye-movements and with a concurrent spatial tapping task that did not involve eye-movements. In the first three experiments, these secondary tasks did not consistently affect participants' emotional responses to the images. However, Expt 4 used personal recollections as stimuli for the imagery task, and demonstrated a significant reduction in emotional response under the same dual task conditions. These results suggest that, if EMD-R works, it does so by reducing the vividness and emotiveness of traumatic images via the VSSP of working memory. Other visuospatial tasks may also be of therapeutic value.
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Has the GFC really changed the thinking of the property industry? Or are investment managers suffering from post-GFC stress disorder fated to repeat the mistakes of the past? Christine Retschlag reports on the mindset of the market.
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Objective: The aim of the present study was to investigate whether parent report of family resilience predicted children’s disaster-induced post-traumatic stress disorder (PTSD) and general emotional symptoms, independent of a broad range of variables including event-related factors, previous child mental illness and social connectedness. ---------- Methods: A total of 568 children (mean age = 10.2 years, SD = 1.3) who attended public primary schools, were screened 3 months after Cyclone Larry devastated the Innisfail region of North Queensland. Measures included parent report on the Family Resilience Measure and Strengths and Difficulties Questionnaire (SDQ)–emotional subscale and child report on the PTSD Reaction Index, measures of event exposure and social connectedness. ---------- Results: Sixty-four students (11.3%) were in the severe–very severe PTSD category and 53 families (28.6%) scored in the poor family resilience range. A lower family resilience score was associated with child emotional problems on the SDQ and longer duration of previous child mental health difficulties, but not disaster-induced child PTSD or child threat perception on either bivariate analysis, or as a main or moderator variable on multivariate analysis (main effect: adjusted odds ratio (ORadj) = 0.57, 95% confidence interval (CI) = 0.13–2.44). Similarly, previous mental illness was not a significant predictor of child PTSD in the multivariate model (ORadj = 0.75, 95%CI = 0.16–3.61). ---------- Conclusion: In this post-disaster sample children with existing mental health problems and those of low-resilience families were not at elevated risk of PTSD. The possibility that the aetiological model of disaster-induced child PTSD may differ from usual child and adolescent conceptualizations is discussed.
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Aim: To explore the lived experience of post-traumatic stress disorder (PTSD) as described by individuals who have been involved in a motor vehicle accident (MVA) in Jordan. Background: Motor vehicle accident (MVA) survivors who develop post-traumatic stress disorder (PTSD) have become an important health issue. The World Health Organisation (WHO) states that trauma resulting from MVAs is a phenomenon of increasing concern, with death from injuries projected to rise from 5.1 million in 1990 to 8.4 million in 2020 particularly in developing countries such as Jordan (WHO, 2002). The impact of trauma from MVAs inevitably compromises the victim’s quality of life (WHO, 2002; Blanchard & Hickling, 2007) resulting in psychological and emotional distress, occupational disability, family disintegration, and socio-economic difficulty (Jordan Ministry of Health, 2005). The development of PTSD as a result of an MVA is not limited to the individual, but also extends to the family, friends, and the health care team involved in the person's care and rehabilitation. Design: A descriptive phenomenological approach was used for this study. Method: This study was conducted in an orthopaedic unit in Amera Basma Hospital in Irbid Jordan. Fifteen (15) participants were voluntary recruited through the process of purposeful sampling. Data was collected by face-to-face in depth-interviews. Interviews were digitally recorded and transcribed verbatim. The process of analysis was undertaken using Colaizzi’s (1978) eight step approach with the addition of two extra steps. Findings: The process of analysis identified seven themes explicated from the participants’ transcripts of interview. The seven themes were: 1. Feeling frustrated at a diminishing health status 2. Struggling to maintain a sense of independence 3. Harbouring feelings of not being able to recover 4. Feeling discriminated against and marginalised by society 5. Feeling ignored and neglected by health care professionals 6. Feeling abandoned by family, and 7. Moving toward acceptance through having faith in Allah. Conclusion: The findings of this study have the potential to make a significant contribution to extant knowledge on the topic which can inform future nursing practice, education, policy development, and research initiatives in Jordan and internationally.