702 resultados para O Príncipe com Orelhas de Burro


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Si bien se han ido realizando análisis sistemáticos desde el punto de vista arquitectónico de los diferentes jardines nacionales europeos, el jardín clásico español, a pesar del importante incremento de bibliografía operado en la última década, no ha sido todavía estudiado desde los criterios compositivos y espaciales propios de la disciplina arquitectónica. Responde el jardín clásico español a una organización perspectiva que proviene de las construcciones espaciales originadas y desarrolladas en Italia durante los siglos XV y XVI; establece, además, una importante conexión con la arquitectura de jardines contemporánea, es decir, las grandes corrientes europeas –desde el jardín renacentista italiano al barroco francés-, que asume, interpreta e incluso supera en cuanto a organización unitaria e integración con su entorno en varios ejemplos señeros. Pero esta imbricación europea se ve puntualizada por una influencia primordial: el concepto islámico del espacio arquitectónico, caracterizado por la fragmentación y la pérdida de la axialidad, que en España se extiende de forma generalizada. Fusionada con los principios perspectivos provenientes de Italia, esta concepción espacial proporciona a los jardines –y demás edificios- una gran riqueza espacial que, poco analizada y mal comprendida, se ha considerado habitualmente como falta de pericia compositiva. Este hecho ha negado a los jardines españoles originalidad alguna –otorgada, en cambio, a los hispanomusulmanes- y una clasificación periférica en la historia de la disciplina. El jardín clásico español presenta tres etapas principales: una primera, durante los siglos XVI y XVII, que se podría denominar renacentista; una segunda, en la primera mitad del siglo XVIII, de ascendencia barroca francesa, y, por último, en la segunda mitad del Ochocientos, el jardín neoclásico, que en buena medida retoma la organización formal de la primera etapa renacentista. Las tres influencias preponderantes en el jardín renacentista español son la hispanomusulmana, procedente de la ocupación islámica en España desde el siglo VIII hasta el XV, cuya estela se mantiene durante todo el desarrollo del jardín clásico; una flamenca, de menor calado y cuyo origen está en los contactos políticos de la corona española con Flandes, y, por último, la italiana, de donde procederá la espacialidad perspectiva propia del Renacimiento, extendida por toda Europa y conocida en España asimismo por vínculos políticos y culturales. El jardín hispanomusulmán va a proporcionar los rasgos distintivos de la jardinería española posterior, derivados de la necesaria adaptación compositiva a un medio físico poco idóneo para la implantación de jardines. Esta cuestión se soluciona tradicionalmente de forma perfecta con el patio y el apoyo de una serie de elementos arquitectónicos de carácter ligero articulados aleatoriamente con la vivienda para organizar su entorno, operación que produce un organismo superior asimétrico y estructurado a partir de pequeños fragmentos ordenados por ejes quebrados, cuyo crecimiento no presupone un cambio en las cualidades espaciales del jardín. Esta ordenación quebrada y la fragmentación espacial tienden a embarazar la unidad perspectiva renacentista, de tal forma que el jardín español no presenta grandes ejes visuales ni espacios fugados, sino pequeñas piezas independientes –adaptadas mejor a la corrección climática y al riego- que se agregan sin intención de regularidad o simetría, pues buscan la ambigüedad espacial mediante la ofuscación de la percepción y orientación en el jardín, como sucedía en las obras hispanomusulmanas. El jardín renacentista español tendrá una doble vertiente dependiendo del medio físico donde se asiente: si este es poco propicio a la implantación de jardines, se recuperará la ordenación espacial medieval musulmana como respuesta compositiva a dicho entorno remiso, pues los ensayos de jardines basados en elementos arquitectónicos, ante la dificultad de estructurar el espacio del jardín en España con las componentes naturales –topografía, vegetación y agua-, se realizaron con éxito y se reutilizaron en siglos posteriores, e incluso alcanzan el momento actual; contemporáneamente, en territorios propicios a la creación de jardines –generalmente, riberas deos-, se podrá desarrollar el espacio perspectivo unitario italiano, que producirá ejemplos de gran calidad. Así, Felipe II creará de forma simultánea jardines muy diferentes según su ubicación. Entre los de carácter más medieval destacan los del Alcázar de Madrid y Valsaín –con el antecedente de Yuste, promovido por Carlos V-, y de los plenamente renacentistas, la Casa de Campo, El Escorial y Aranjuez, éstos últimos de Juan Bautista de Toledo. Los dos primeros se organizan con varios recintos independientes articulados por ejes quebrados y ordenados a partir de elementos ligeros –galerías, torreones, miradores- que se proyectan hacia el exterior para dar forma al entorno inmediato del palacio. Los últimos, en cambio, utilizan las posibilidades del medio natural para estructurar los jardines, y establecen magníficos ejes de raigambre renacentista, origen de espacios perspectivos unitarios de gran interés, dado su tamaño y temprana fecha de creación. Así, en la Casa de Campo la villa se articula con un jardín llano cuya unidad espacial no tiene parangón en la Italia del momento; en Aranjuez, el Jardín de la Isla, independiente en su trazado del palacio que lo propicia, presenta una superposición de dos ejes con gradientes en sentido contrario, y una ordenación a escala territorial, las Huertas de Picotajo, con una malla focalizada de doble simetría adaptada a un difícil meandro del río Jarama y con capacidad de extensión ilimitada en la vega de Aranjuez, que es contemporánea pero mucho más evolucionada que los primeros tridentes creados en Italia y anterior en un siglo a las formalizaciones de Versalles. Frente a estas realizaciones reales, en España los jardines nobiliarios responden a una clara influencia medieval, como los del duque de Alcalá en Bornos, el marqués de Mondéjar, Bellaflor en Sevilla, la Casa del Rey en Arganda o el cigarral de Buenavista en Toledo. Pero en paralelo con éstos y promovidos por nobles conectados con Italia, se están implantando jardines de hispanomusulmana-, en fechas incluso anteriores a los construidos por la corona. Así, el marqués de Villena construye en Cadalso de los Vidrios un jardín con una tempranísima ordenación en terrazas que se integra con su entorno; el duque de Alba en Abadía realiza la misma operación con mayor desarrollo espacial; y en Béjar por el duque de esta ciudad salmantina se establece otro jardín de clara espacialidad italiana, pero con la casa fuera de la ordenación. El siglo XVII supone, en los escasos ejemplos construidos, la prolongación de la espacialidad renacentista introducida por Juan Bautista de Toledo. Hay una clara continuidad en los jardines aterrazados, como La Zarzuela y La Florida, mientras en el ejemplo llano principal, el Buen Retiro, se atiende más a la fragmentación hispana y a una adaptación de los sistemas de extensión al aumento de escala. Así había sucedido en Italia, donde los jardines de malla ortogonal se convirtieron en grandes parques focalizados, con avenidas arboladas y remates perspectivos, elementos que se repiten en el jardín madrileño, aunque sin la unidad conseguida en los precedentes mediante la focalización. El siglo XVIII va a conocer la nueva dinastía de los Borbones y el jardín barroco francés, que supondrá un cambio radical en la concepción espacial del jardín, aunque la influencia hispana no dejará de producirse. El tamaño de estos jardines, su coste de implantación y mantenimiento y la falta de adaptación al medio físico español serán los factores principales del escaso desarrollo que el jardín de Le Nôtre alcanzó en España. A pesar de los proyectos realizados - algunos de gran calidad, como los de Robert de Cotte para el Buen Retiro, los del Palacio Real Nuevo, el de Riofrío y el del castillo de Villaviciosa de Odón-, sólo se van a construir escasos parterres de los denominados urbanos. Entre ellos hay que destacar los del Buen Retiro, Aranjuez y palacios de Liria, Buenavista y Altamira en Madrid, Piedrahita para los duques de Alba, el convento de Santa Bárbara, Migas Calientes –algunos de éstos quedaron en proyecto-, a los que se añade un gran jardín con todos los componentes, que es San Ildefonso de La Granja. En La Granja se puede encontrar un parque completo a la francesa, que responde en mayor medida a los principios establecidos en el tratado de Dezallier d'Argenville que a la influencia directa de las obras de Le Nôtre. Pero la ordenación canónica de jardín barroco francés se particulariza mediante los dispositivos proyectuales de origen hispano, pues se desjerarquizan los ejes principales impidiendo su continuidad, que queda truncada por desarrollos paralelos, interrupciones perspectivas y ejes quebrados. En la segunda mitad del siglo XVIII, los propios monarcas Borbones recuperarán los jardines regulares de los Austrias, cuyos tipos llano y aterrazado tuvieron un importante desarrollo con Felipe II y Juan Bautista de Toledo y gozaban de un merecido prestigio. Ya con Fernando VI se introdujeron ordenaciones de inspiración renacentista, como en el Jardín del Príncipe de Aranjuez; pero será con su hermano Carlos III cuando se revisen las actuaciones filipinas. Juan de Villanueva fue el autor de los principales jardines del momento -entre ellos, las Casitas realizadas para el príncipe de Asturias, el futuro Carlos IV y su hermano el infante Don Gabriel- aunque Ventura Rodríguez realizó en esos años un magnífico epílogo del jardín aterrazado en España: el palacio para el infante Don Luis en Boadilla del Monte, así como proyectos para el parque del Palacio Real Nuevo. En las Casitas de El Escorial –en menor medida en El Pardo-, Villanueva recoge una larga tradición de jardines aterrazados que, además, inserta magistralmente en su entorno, dentro de la secular tradición española de adaptación al medio físico. Lejos de presentar una lectura canónica, aunque utilizando todos los recursos del tipo, el arquitecto consigue la ambigüedad espacial hispana mediante la superposición en el eje longitudinal de dos gradaciones de dirección contraria, accesos quebrados e interrupción de las visuales y el viario, sin prescindir de una ordenación clásica. También de Villanueva son el proyecto definitivo del Jardín Botánico, de gran claridad compositiva y orden científico, y, para el Palacio Real Nuevo y su entorno, el jardín previo a las Reales Caballerizas y una remodelación de la Casa de Campo y su acceso.

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Resumen: Descripción: vista de la ciudad de Sagunto desde la orilla del río. En primer término dos personajes, una mujer sobre un burro y un hombre de pie les acompaña. En segundo término, Sagunto, destacando las murallas de la ciudadela y la Iglesia

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En septiembre de 1668 el arquitecto y pintor Pier Maria Baldi emprendía un recorrido por España como miembro de la comitiva que acompañaba al príncipe Cosme de Médicis en su viaje por varios países de Europa. Baldi dibujó más de un centenar de vistas de los pueblos y ciudades de la península Ibérica que señalan las etapas y jalonan la trayectoria seguida. Evidentemente, no era el primer extranjero que deambulaba con el lápiz por territorio español. Hacía poco más de un siglo que el pintor y dibujante flamenco Anton van den Wyngaerde había recorrido parte de España por encargo de Felipe II para dejar constancia de la impronta de sus posesiones urbanas. En sucesivos viajes y con un esfuerzo que hoy puede parecernos sorprendente, dibujó más de 60 ciudades, con la intención de expresar sintéticamente su semblante. A pesar de las diferencias entre ambas colecciones de dibujos, de los distintos recorridos efectuados y del tiempo que las separa, las dos son una magnífica crónica gráfica del estado de los lugares que visitaron sus autores. Y además, permiten analizar la evolución de determinadas configuraciones urbanas en el transcurso de un siglo. Sin olvidar este atrayente objetivo, el propósito fundamental de la comunicación es presentar el análisis comparado de las imágenes de las ciudades que fueron destinos comunes en ambos viajes, atendiendo a los recursos, intenciones y cualidades para expresar la forma y estructura urbanas.

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El espacio geográfico, entendido como territorio que da soporte a la vida y a la civilización, ha estado siempre fuertemente supeditado a la presencia de agua. Desde la Prehistoria el hombre otorgó al agua, junto a otros elementos que aseguraban o protegían su vida, un valor superior, por encima de lo humano. Paralelamente y de manera natural, el jardín, en sus inicios en estrecha relación con la agricultura y con el paisaje, fue el ámbito idóneo para la creación de nuevas formas acuáticas artificiales. Este proceso dio lugar a un extenso repertorio de formas compositivas que parece que tuvo en el Renacimiento un punto de inflexión, en el que se observa como la mayoría de recursos y configuraciones básicas del agua estaban ya plenamente establecidas. Esta evolución y sus resultados ha sido el objeto de la primera parte de la tesis: su objetivo ha sido analizar cómo el agua configura, cualifica o puede llegar a construir el jardín y el territorio en el que se inserta, así como establecer las posibles relaciones entre estos dos ámbitos de estudio. Aunque la historia es su fundamento, el planteamiento aquí ha sido más bien conceptual; estudiando los componentes acuáticos desde un punto de vista fundamentalmente compositivo. Esta indagación previa ha sido indispensable para llegar a entender en profundidad los modos en los que el agua se muestra en el jardín y en el paisaje renacentista y manierista, momentos en que se insertan los dos casos de estudio que constituyen la segunda parte de la tesis. Sin caer en un determinismo geográfico extremo, puede admitirse que el jardín, como manifestación cultural intrínsecamente ligada al entorno, depende fuertemente del territorio en el que se asienta; hecho particularmente evidente en aquellas regiones en las que su especial geografía ha sido un claro factor condicionante de su historia. Por ello, Holanda y España han sido las dos localizaciones elegidas para profundizar en este estudio; no tanto por su estrecha relación política y cultural, sino por su profundo y sugerente contraste de medio físico y climático. La Península Ibérica, geográficamente el término del mundo conocido en Occidente hasta el final de la Edad Media, y por esta circunstancia convertida en destino, en territorio de permanencia y fusión, estará además supeditada en la mayoría de su territorio a la falta de agua, siendo a la vez heredera directa del universo y la tradición del jardín meridional originario de Oriente. En el extremo opuesto, Holanda, espacio de transición entre el mar y la tierra firme “real”, es un territorio permeado de humedad y surcado con generosidad por grandes ríos. El país, con una relación ambivalente con el agua, unas veces como amenaza y otras como fuente de nuevas oportunidades, será por el contrario especialmente favorable para el desarrollo de un modelo de jardín septentrional. Un jardín del norte, que no obstante, no surgirá de despejar los bosques, como en el arquetipo nórdico, sino que crecerá sobre planicies antes saturadas de agua o directamente anegadas. El marco temporal de los dos casos concretos ha considerado como fecha inicial 1548, momento en el que Felipe II, aún príncipe, realizó su primer viaje a los Países Bajos, y entró en contacto con el modelo holandés. La extensa producción posterior de jardines de Felipe II, siempre con el agua como protagonista, tuvo como destacado referente la adaptación al suelo y la geografía hispánicos de dicho modelo. Como fecha final se fija 1648, justo un siglo después, fecha coincidente con la firma de la Paz de Westfalia, tratado que supone la total reorganización política del territorio europeo y la pérdida de la hegemonía española en Europa. En Holanda sólo dos años después nacerá Guillermo III de Orange, estatúder de las Provincias Unidas, también futuro rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Para entonces en Holanda ya se había asistido al desarrollo de un arte propio de jardín, íntimamente ligado al agua, sorprendentemente no demasiado bien conocido y que será uno de los temas de esta investigación. Finalmente, se propone una lectura conjunta de toda esta serie de intervenciones que tienen como argumento el agua, en la que se integra la información procedente de distintos campos de estudio, cada una con su metodología particular. El resultado es una tesis en la que el jardín y el territorio son tratados desde un nuevo y enriquecedor punto de vista. ABSTRACT Geographical space, understood as the territory that provides support to human life and civilization, has always been strongly subjected to the presence of water. From Prehistory man gave to water, along with other elements that ensured or protected life, a higher value than the merely human. At the same time and in a natural way, the garden, in its beginnings with a close relationship with agriculture and landscape, soon developed as the appropriate ground for the creation of new artificial aquatic forms, in a process that seems to have a turning point in the Renaissance, when most of the basic waterworks and resources were already fully established. This development and its outcomes are the subjects of the first part of the thesis: its scope has been to analyse how water configures, qualifies and might even help to construct the garden or landscape attached to it; and to establish the possible links between these two fields of study. Although history based, the point of view here is mainly conceptual, studying the water components understood as composite elements. This exploratory research has been essential to deeply understand the water patterns shown in the Renaissance and Mannerist garden and landscape, periods in which the two case studies are inserted. Without falling in extreme determinism, it can be accepted however, that garden, as a cultural expression linked to environment, is strongly dependant on territorial setting; something particularly evident in those areas where specific geography has been a clear history conditioning factor. This is the reason that leads to choose the Netherlands and Spain to deepen this study, no so much for their interesting cultural and politics relations as for the suggestive and profound contrast of their physical environment and climate. The Iberian Peninsula, geographically the limit of the known world in Occident until the end of the Medium Age, and by this circumstance understood as endpoint, more a destination than a crossroad, a territory of permanence and fusion, but also subjected to water shortage; is thus associated with the universe and tradition of the meridional garden imported from Orient. In the opposite, the Netherlands, a transitional space between the sea and the “real” firm land, is a territory permeated by water and crossed by big rivers. Always with an ambivalent relationship with water, sometimes seen as a threat and sometimes as a source of new opportunities, it was in the other hand the adequate land for the development of a special model of Northern garden. A garden that will not arise, however, from the clearing of woods as in the Nordic archetype, but that will grow on plains originally saturated of water or directly waterlogged. The timeframe of the two cases has 1548 as the initial year, moment in which Philip II, yet prince, made his first trip to the Low Lands and imbibed the Dutch garden model. The later and bountiful garden works of the king, always with the water as the main focus, adapted the imported model to the Spanish ground and geography. The final date is fixed in 1648, just a century after, in coincidence with the Westfalia Peace; a treaty that implied the total political reorganization of the European territory and the end of the Spanish hegemony in the continent. In Holland, only two years later, William III of Orange, Stadtholder of the United Provinces and also future king of England, Scotland and Ireland, was born. But by then the Netherlands had developed an own garden art, closely linked to water. This type garden, surprisingly not very well known, and its relationship with water, will be other of the addressing questions of this work. Finally, the investigation merges the different interventions that have water as an argument, integrating all the fields considered with their particular methodological approaches. The final result is a thesis in which garden and territory are treated from a new and enriching perspective.

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El arquitecto Víctor Eusa (Pamplona, 1894-1990) es la figura central de la arquitectura en Navarra durante la mayor parte del siglo XX. Desde 1920, año en que termina sus estudios en Madrid, hasta 1973, año de su jubilación, produjo centenares de obras y proyectos en esta región española, con esporádicas intervenciones en otras zonas, como las provincias vecinas de Guipúzcoa, Vizcaya y Zaragoza. Su periodo activo coincide con el de la construcción del II Ensanche de Pamplona. La cantidad y calidad de su producción hacen posible establecer una identificación entre la obra de Eusa y la ciudad entonces existente. Sus obras principales son auténticos hitos urbanos que caracterizan el Ensanche. El archivo personal del arquitecto se perdió desgraciadamente en los años setenta del pasado siglo. Este trabajo de investigación ha partido de la recopilación de la documentación gráfica existente en archivos públicos y privados, que ha dado como fruto la catalogación de las obras y proyectos de Víctor Eusa, que constituye el tomo II de la tesis. En el tomo I se analiza la trayectoria del arquitecto y la evolución formal de su lenguaje, a partir de su formación académica y las sucesivas influencias que jalonan sus primeros años de profesión: sus viajes por Europa y Oriente, Otto Wagner y la Sezession vienesa, Perret y el hormigón armado, el Art-Déco y la Exposición de París de 1925, Dudok y la arquitectura holandesa, etc. Todo ello fructifica en una arquitectura expresionista muy personal, basada en la geometría de líneas rectas y quebradas, que combina el ladrillo y el hormigón como sus materiales preferidos. Su madurez se alcanza a finales de los años veinte y se prolonga hasta la guerra civil española. En este periodo se concentran sus obras más conocidas: Casa de Misericordia, Iglesia de los Paúles, Colegio de Escolapios, edificios de viviendas en plaza Príncipe de Viana y calle García Castañón, Seminario, Casino Eslava,… Después del 36, sus responsabilidades públicas sucesivas como arquitecto municipal de Pamplona y como arquitecto provincial de la Diputación Foral de Navarra introducen en su obra una nueva dimensión urbana. ABSTRACT The architect Víctor Eusa (Pamplona, 1894-1990) was the central figure in architecture in Navarra for most of the 20th century. From 1920, when he finished his studies in Madrid, to his retirement in 1973, he was responsible for hundreds of buildings in Navarra, as well as occasional projects in the neighbouring provinces of Guipúzcoa, Vizcaya and Zaragoza. His career as an architect developed in parallel with the second phase of urban expansion in Pamplona. In terms of both quantity and quality, this new district can be seen as an embodiment of Eusa's work, and his most outstanding buildings form the landmarks which give character to this area. Unfortunately, Eusa's personal archive was lost in the 1970s. By collecting and analyzing the graphic information available in public archives, the author of this dissertation was able to compile a catalogue of Eusa's work and projects, which is provided in volume II. Volume I focuses on Eusa's career and the formal development of his language, starting from his academic training and tracing the successive influences that were at work during his early years as an architect: his journeys through Europe and the East, Otto Wagner and the Vienna Secession, Perret and reinforced concrete, Art-Déco and the Paris Exhibition of 1925, Dudok and the Dutch architecture represented in the magazines Wendingen and De Stijl, and many others. All of this came together in Eusa's highly personal expressionist style, based on a geometry of straight and zigzag lines, combining his favourite materials, brick and concrete. His mature period consolidated by end of the 1920s and lasted until the Spanish Civil War. After 1936, Eusa's responsibilities as municipal architect for Pamplona and later as head of architecture for Navarra enabled him to develop his talents in the area of urban design.

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[1]. Camino hacia Ayora desde Teresa de Cofrentes, al borde del camino José Abarca Sueño, Engracia López Roglá, Rosaliá Roglá López y Máximo López Roglá, 1915 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [2-3]. La abuela Vicenta Alarte Gómez, sentada en un patio rodeada de macetas, hace ganchillo, 1915 (2 par estereoscópico) (2 fot.) – [4]. Niña con sombrero en una escalera con macetas (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [5]. Grupo familiar: de pie, José Abarca Sueño con Engracia López Roglá, sentados, Máximo López Roglá y Rosalía Roglá López en el patio de la casa de la familia calle Empedrá nº 20 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [6-7]. José Roglá López sentado con bastón y de pie en el patio de una casa (2 fot.) – [8]. La familia Roglá Lopez comiendo en armonía, se puede ver a la izquierda a Jose Roglá Alarte junto a su cuñada Carmen Lopez Alarte y a su lado su sobrina Amparito Lopez Garín, a la derecha Jose Roglá Lopez y Rosalía Roglá Lopez junto a su abuelo materno Mariano Lopez Benlloch, 1915 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [9]. Carmen López Blat, Rosalía Roglá López y Francisco Roglá López en el jardín de la casa, 1915 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [10]. Rosalía Roglá López y José Roglá López en el jardín, Ayora 1915 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [11]. El abuelo materno José Roglá López (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [12]. Carmen López Blat con su padre aireando el trigo, detrás algunos trabajadores, Ayora 1915 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [13-15]. José Roglá López en los trabajos del campo con dos hombres, mula con aperos de labranza (arado) de madera, 1915 (3 pares estereoscópicos) (3 fot.) – [16]. José Roglá López junto a un almendro, Ayora 1915 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [17]. Juan Roglá Garrido (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [18]. Grupo familiar en la pinada de la casa (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [19]. Juan Roglá Garrido junto con cuatro hombres en el campo llevan sombrero (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [20]. Dos hombres junto a una balsa de agua (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [21]. Ayora “casa Benito”, sentados, Máximo López Roglá, José Abarca Sueño, Engracia López Roglá y Rosalía Roglá López, en pié los caseros? (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [22]. Engracia López Roglá con su hijo pequeño y Rosalía Roglá López en el salón de “casa Benito”, al fondo chimenea y una mujer atizando el fuego (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [23]. Engracia López Roglá, Máximo López Lázaro y Máximo López Roglá los dos hermanos con su padre en su finca “casa Benitode Ayora (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [24]. Engracia López Roglá con su prima Rosalía Roglá López en el campo de Ayora (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [25]. José Abarca Sueño con su mujer Engracia López Roglá en su finca de “casa Benito” en Ayora (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [26]. Pozo en “casa Benitode Ayora, dos mujeres y dos hombres alrededor (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [27]. En el campo pérgola con techo de paja con tres hombres (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [28-29]. En el río de Ayora Rosalía Roglá López, Engracia, Máximo López Roglá y otro familiar sin identificar, comida familiar en el río (2 par estereoscópico) (2 fot.) – [30]. Máximo López Roglá, José Abarca Sueño, Engracia López Roglá y Rosalía Roglá López en el campo (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [31-34]. Un grupo familiar acude a la siega, José Abarca Sueño y Máximo López Roglá participando en la recolección del grano (4 par estereoscópico) (4 fot.) – [35]. Máximo López Roglá con otro hombre, en una carreta tirada por un caballo, Ayora (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [36]. Dos mujeres lavando en el río, a su lado dos hombres sobre un burro (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [37]. Chopera junto al río (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [38]. Máximo López Roglá, José Abarca Sueño, Engracia López Roglá, Rosalía Roglá López y una mujer sin identificar en el campo, sentados comiendo, junto a ellos en el suelo una cesta de mimbre (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [39-42]. Francisco Roglá López de cacería en Ayora, sentado junto a un árbol con el fusil en el regazo, de pié sujetando el fusil junto al río, junto a su perro de caza, Máximo López Roglá y José Abarca Sueño de cacería en Ayora (4 par estereoscópico) (4 fot.) – [43]. Máximo López Roglá y José Abarca Sueño montados en dos burros (1 par estereoscópico) (1 fot.)

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[1-4]. Vista de Alcalá de la Selva y sus alrededores, en una foto Francisco Roglá López, 1915 (4 pares estereoscópicos) (4 fot.) – [5]. Francisco Roglá López en la Ermita de San Roque y Loreto, al fondo el pueblo de Alcalá de la Selva, 1915 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [6]. Dos hombres en la Ermita de San Roque y Loreto, 1915 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [7]. Grupo de hombres sentados en el Humilladero de Alcalá de la Selva, 1915 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [8-9]. Grupo de casas en Alcalá de la Selva, dos hombres junto a un arroyo (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [10]. Iglesia de San Simón y San Judas, 1915 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [11]. Un hombre y una mujer junto a la puerta de una casa, destaca el empedrado característico de la calle Castillo Abajo de Alcalá de la Selva (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [12-13]. Fiesta de los toros en la plaza de la Iglesia de Alcalá de la Selva, la gente se amontona en los balcones (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [14]. Rincón de una plaza con arcos, Rubielos de Mora? (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [15-23]. En el campo grupo de excursionistas, entre ellos Francisco y Rosalía Roglá López en algunas fotos montan en burro (9 pares estereoscópicos) (9 fot.) – [24-25]. Día festivo hombres ataviados a caballo, mujer con sombrero sentada en una mula (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [26]. Francisco y Rosalía Roglá López con tres amigos en el campo a la derecha sombrilla sobre un muro de piedra (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [27-28]. Construcción característica granero, Ojos Negros? grupo de gente alrededor de una carretilla para la mina (4 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [29-31]. Grupo de excursionistas, descansando junto a un abrevadero, andando por un camino de tierra, hombre solitario en una carretera en construcción (4 pares estereoscópicos) (3 fot.) – [32-47]. Paisaje montañoso y vistas desde peñascos, en una de las fotos hombre y niño subidos a un árbol, zona de Alcalá de la Selva o Virgen de la Vega, árbol y losa de piedra, vistas de la Vega y las masías desde los peñascos de la Sierra de Gudar (16 pares estereoscópicos) (13 fot.) – [49]. Campos y masías, labrador arando el campo (1 par estereoscópico) (2 fot.) – [50-51]. Ganadería en los prados de la Vega (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [52-54]. Paisaje en torno a la Virgen de la Vega dos mulas pastando, y grupo de aldeanos en burros por un camino al fondo varias masías, una masía solitaria, 1915 (3 pares estereoscópicos) (3 fot.) – [55-57]. Vista del Santuario de la Virgen de la Vega, chopera de la carretera que lleva al Santuario, gente alrededor de un árbol junto al Santuario, 1915 (3 pares estereoscópicos) (3 fot.) – [58]. Gente con niños comiendo en el campo junto a una fuente, 1915 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [59]. Anciana sobre un burro al fondo paisaje (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [60-62]. Barranco de la Fuente con la represa de Las Lavaderas en Alcalá de la Selva? (3 pares estereoscópicos) (3 fot.) – [63-64]. Dos hombres junto a un arroyo (2 pares estereoscópicos) (1 fot.) – [65-70]. Cascada de Las Lavaderas? y varios parajes sin identificar, río Alcalá?, camino con las huellas de las ruedas de los carros (6 pares estereoscópicos) (6 fot.) – [71-75]. Tres jóvenes en una pinada, hombre de rodillas ante una persona junto a un muro de piedra en el campo, dos hombres cogiendo el tronco de un árbol, cuatro amigos en actitud divertida, hombre con sombrero y bigote (5 pares estereoscópicos) (5 fot.) – [76]. Castillo de Alcalá de la Selva, 1915 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [77-79]. Rosalía Roglá López con otras dos mujeres en el patio de armas del Castillo de Mora de Rubielos, y en la puerta principal, Rosalía en la puerta del castillo a contraluz, 1915 (3 pares estereoscópicos) (3 fot.) – [80]. Iglesia de la Natividad de Nuestra Señora (ex-Colegiata) en Mora de Rubielos, en la plaza la fuente y grupos de gente, 1915 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [81-82]. Visita al Puig patio del Monasterio del Puig en el acto de exaltación de la Virgen, restos del castillo de Jaime I de Aragón presidida por una Cruz en la cima del cerro varias personas alrededor (2 pares estereoscópicos) (2 fot.)

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Este projeto tem como objetivo analisar a adaptação da obra de Ariano Suassuna, Romance d A Pedra do Reino e o príncipe do sangue do vai-e-volta, para a minissérie, intitulada A Pedra do Reino, dirigida por Luiz Fernando Carvalho e exibida pela Rede Globo entre os dias 12 e 16 de junho de 2007. Esta análise será realizada a partir da cena da auto-coroação da personagem Quaderna, usando a metodologia proposta por Umberto Eco em Para uma investigação semiológica sobre a mensagem televisual , artigo integrante da obra Apocalípticos e integrados, com a qual pretendemos elucidar o uso de signos na adaptação e fidelidade desta com a obra original.(AU)

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Este projeto tem como objetivo analisar a adaptação da obra de Ariano Suassuna, Romance d A Pedra do Reino e o príncipe do sangue do vai-e-volta, para a minissérie, intitulada A Pedra do Reino, dirigida por Luiz Fernando Carvalho e exibida pela Rede Globo entre os dias 12 e 16 de junho de 2007. Esta análise será realizada a partir da cena da auto-coroação da personagem Quaderna, usando a metodologia proposta por Umberto Eco em Para uma investigação semiológica sobre a mensagem televisual , artigo integrante da obra Apocalípticos e integrados, com a qual pretendemos elucidar o uso de signos na adaptação e fidelidade desta com a obra original.(AU)

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Reconhecendo, a partir da constatação empírica, a multiplicidade de escolhas de crenças no Mundo e em particular na periferia urbana paulistana, reconhecemos, também, a emergência criativa de novas possibilidades de crer e não crer. Tal amplitudeo apenas aponta para o crer (segundo as ofertas de um sem número de religiões) e oo crer (ateu e agnóstico), mas para uma escolha que poderia vir a ser silenciada e esquecida, neste binômio arcaico e obsoleto, quando alguém se dá à liberdade crer sem ter religião. Reconhecer interessadamente os sem-religião nas periferias urbanas paulistanas é dar-se conta das violências a que estes indivíduos estão submetidos: violência econômica, violência da cidadania (vulnerabilidade) e proveniente da armas (grupos x Estado). Tanto quanto a violência do esquecimento e silenciamento. A concomitância espaço-temporal dos sem-religião nas periferias, levou-nos buscar referências em teorias de secularização e de laicidade, e, a partir destas, traçar uma história do poder violento, cuja pretensão é a inelutabilidade, enquanto suas fissuras são abertas em espaços de resistências. A história da legitimação do poder que se quer único, soberano, de caráter universal, enquanto fragmenta a sociedade em indivíduos atomizados, fragilizando vínculos horizontais, e a dos surgimentos de resistências não violentas questionadoras da totalidade trágica, ao reconhecer a liberdade de ser com autonomia, enquanto se volta para a produção de partilha de bens comuns. Propomos reconhecer a igual liberdade de ser (expressa na crença da filiação divina) e de partilhar o bem comum em reconhecimentos mútuos (expressa pela ação social), uma expressão de resistência não violenta ao poder que requer a igual abdicação da liberdade pela via da fragmentação individualizante e submissão inquestionável à ordem totalizante. Os sem-religião nas periferias urbanas, nossos contemporâneos, partilhariam uma tal resistência, ao longo da história, com as melissas gregas, os profetas messiânicos hebreus, os hereges cristãos e os ateus modernos, cuja pretensãoo é o poder, mas a partilha igual da liberdade e dos bens comuns. Estes laicos, de fato, seriam agentes de resistências de reconhecimento mútuos, em espaços de multiplicidade crescente, ao poder violento real na história.

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No romance O Idiota, Dostoiévski cria, por meio do príncipe Míchkin, uma personagem com as características do Cristo. Sabe-se que a Bíblia, principalmente o Novo Testamento, acompanhou o escritor desde sua infância até o momento de sua morte. O primeiro capítulo, dedicado ao referencial teórico da pesquisa, lida com o universo da linguagem. Tanto o texto literário quanto a literatura bíblica procedem do mito. Neste sen-tido, religião e literatura se tocam e se aproximam. O segundo capítulo foi escrito na intenção de mostrar como o Cristo e os Evangelhos são temas, motivos e imagens recorrentes na obra de Dostoiévski. A literatura bíblica está presente, com mais ou menos intensidade, em diversas das principais obras do escritor russo e não somente em O Idiota. A hipótese de que Dostoiévski cria um Cristo e um Evangelho por meio de O Idiota é demonstrada na análise do romance, no terceiro capítulo. A tese proposta é: Dostoiévski desenvolve um evangelho literário, por meio de Míchkin, misto de um Cristo russo, ao mesmo tempo divino e humano, mas também idiota e quixotesco. Na dinâmica intertextual entre os Evangelhos bíblicos e O Idiota, entre Cristo e Míchkin, a literatura e o sagrado se revelam, como uma presença divina. Nas cenas e na estruturação do enredo que compõe o romance, Cristo se manifesta nas ações de Míchkin, na luz, na beleza, mas também na tragicidade de uma trajetória deslocada e antinômica. O amor e a compaixão ganham forma e vida na presen-ça do príncipe, vazio de si, servo de todos.

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Análise comparativa dos direitos humanos na constituição dos seguintes paises : Espanha, Portugal, São Tomé e Príncipe e Angola

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A planta baixa é feita em forma de cruz latina com duas sacristias laterais acrescidas à planta original. A fachada em estilo pombalino é formada por sobreposição das ordens sendo duas no corpo da igreja e três nas torres. Os arremates destas são bulbosos e azulejados. A cúpula ocupa visualmente o espaço do triângulo frontão posicionado entre as torres que com as laterais formam sete tramos. Todo o frontispício, fachadas laterais e posterior são revestidos em granito. As portas de bronze são de autoria do escultor Teixeira Lopes executadas na cidade do Porto, Portugal, em 1901. Internamente apresenta influência italiana no revestimento em mármore contrariando a grande maioria das igrejas que são revestidas de madeira entalhada, à maneira portuguesa. O estuque de gesso nas abóbadas é trabalho de Bartolomeu Meira. As pinturas murais da cúpula, do teto da capela-mor e da nave são de autoria de Zeferino da Costa, Bernardelli, Oscar Pereira da Silva, Castagneto, Pinto Bandeira e outros, no século XIX e XX. Adentrar neste magnífico templo é ter a sensação da espiritualidade expressa em arte de maneira diferenciada inclusive daqueles templos barrocos coloniais. Exemplar ímpar da arte portuguesa influenciada diretamente na grandiosidade romana foi salva da destruição para a construção da avenida Presidente Vargas em 1940. Ganhou assim uma privilegiada perspectiva no frontispício com a praça Pio X e na parte posterior, sua silhueta elegante com a grande cúpula foi cenário de fundo do carnaval carioca durante décadas no século XX.

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Introdução: Estudos têm demonstrado que doenças crônicas e alterações metabólicas podem atuar como fator de aceleração na degeneração do sistema auditivo decorrente da idade. Todavia, os estudos sobre a associação entre a perda auditiva com o diabetes mellitus (DM) e com a hipertensão arterial (HA) em idosos mostraram conclusões controversas. Sendo assim, novos estudos sobre este assuntoo necessários, a fim de esclarecer o efeito destas doenças crônicas sobre o sistema auditivo. Objetivos: Comparar uma audiometria inicial (A1) com uma audiometria sequencial (A2) realizada com um intervalo de 3 a 4 anos em uma população de idosos portadores de DM e/ou HA; realizar um estudo comparativo entre quatro grupos de idosos: grupo controle (GC), formado por idosos sem alterações crônicas, grupo de idosos portadores de DM; grupo de idosos portadores de HA, grupo de idosos portadores de DM e HA. Métodos: Foi realizado um levantamento em 901 prontuários do Estudo Longitudinal de Saúde Auditiva do Adulto (ELSAA), de indivíduos atendidos no Hospital Universitário (HU) da Universidade deo Paulo, no período de 2009 a 2015. De acordo com os critérios de inclusão, foram selecionados 100 indivíduos para participarem da presente pesquisa. A avaliação inicial (A1), constando de anamnese, audiometria tonal e imitânciometria foram utilizadas e foi feita uma nova avaliação audiológica (A2) após o período de 3 a 4 anos. Os participantes foram distribuídos em quatro grupos: 20 indivíduos portadores de DM (grupo DM), 20 indivíduos portadores de HA (grupo HA), 20 indivíduos portadores de DM e HA (grupo DMHA) e 40 indivíduos não portadores de DM nem de HA (GC). Para cada grupo estudo (HA, DM e DMHA), foram selecionados indivíduos (entre os 40 do GC) de forma a parear as características referentes a idade e sexo. Foram utilizados os testes estatísticos ANOVA, teste exato de Fisher e Kruskal-Wallis, com nível de significância de 0,05. Foi também calculada a odds ratio, com intervalo de confiança de 95%. Resultados: Não houve diferença estatisticamente significante entre as orelhas para nenhum dos grupos; sendo assim, as orelhas direita e esquerda foram agrupadas para as outras comparações. Na comparação da média de aumento anual dos limiares auditivos da primeira avaliação A1 com a segunda avaliação A2 entre os grupos, pode-se observar que para o grupo DM, não houve diferença estatisticamente significante para nenhuma das frequências avaliadas, quando comparado ao seu respectivo controle; para o grupo HA foram observadas diferenças significantes a partir de 4kHz, bem como tendência à diferença estatisticamente significante em 3 kHz, quando comparado a seu respectivo controle. Já para o grupo DMHA, quando comparado a seu grupo controle, foram observadas diferenças significantes nas frequências de 500, 2k, 3k e 8kHz, além de tendência à diferença estatisticamente significante em 4k e 6kHz. Considerando-se os casos novos de perda auditiva, pode-se observar que houve diferença estatisticamente significante apenas para o grupo HA, para as frequências altas. Verificou-se também que, para as frequências altas (3k a 8kHz), os números de casos novos de perda auditiva foram sempre maiores nos grupos estudo quando comparados aos seus respectivos controles. Na comparação das médias dos limiares auditivos, tanto na avaliação A1 quanto na avaliação A2, observou-se que os grupos estudo (DM, HA e DMHA) apresentaram limiares auditivos mais prejudicados, quando comparados a seus respectivos grupos controle. Na comparação entre os grupos apenas para a avaliação A2, pode-se observar que para as frequências altas, houve associação estatisticamente significante entre apresentar as condições clínicas (DM, HA e DMHA) e a presença de perda auditiva. A OR para DM foi de 5,57 (2,9-14,65), para HA foi de 4,2 (1,35-13,06) e para DMHA foi de 5,72 (1,85-17,64). Conclusão: Verificou-se que os idosos portadores de DM, HA ou ambos apresentaram limiares auditivos mais rebaixados quando comparados a seus respectivos grupos controle, principalmente nas altas frequências, o que sugere que estas patologias podem ter um efeito deletério sobre a audição. Além disso, nota-se que o grupo HA apresentou limiares auditivos piores para a maioria das frequências e foi o que apresentou maior queda dos limiares auditivos no segmento de 3 a 4 anos, quando comparado aos outros dois grupos estudo (DMHA e DM), sugerindo que dentre as três condições estudadas, a hipertensão parece ser a que teve maior influência sobre a audição

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As Ciências Forenses empregam a técnica de Reconstrução Facial buscando aumentar as possibilidades de reconhecimento humano. Após análise antropológica, a face é esculpida sobre o crânio esqueletizado e divulgada na mídia. Existem várias metodologias para a modelagem do rosto e das características da face, bem como vários dados de espessuras de tecidos moles que auxiliam no contorno facial. Com o intuito de investigar se existe uma metodologia que favoreça mais reconhecimentos e que permita uma maior semelhança com o indivíduo, este trabalho buscou comparar reconstruções faciais manuais feitas com duas abordagens para o preenchimento dos tecidos moles (métodos Americano e de Manchester) e para a predição dos olhos, nariz, boca e orelhas. Também buscou comparar reconstruções realizadas com quatro tabelas de espessuras de tecidos moles, desenvolvidas para brasileiros por estudos prévios, observando a possibilidade de unir esses dados para auxiliar na reconstrução. Um quarto objetivo foi averiguar se existe influência do sexo e do conhecimento anatômico ou forense na frequência de reconhecimentos. O estudo foi dividido em duas fases. Na primeira, duas reconstruções foram realizadas para dois indivíduos alvos (um homem e uma mulher) com os métodos Americano e de Manchester, aplicando dois guias para olhos, nariz, boca e orelhas. As reconstruções foram avaliadas por quarenta indivíduos (homens e mulheres, divididos em 4 grupos - alunos de graduação em Odontologia que não passaram pela disciplina de Odontologia Legal, alunos de graduação em Odontologia que passaram pela disciplina, especialistas em Odontologia Legal e indivíduos que não possuíam conhecimento de anatomia humana) por meio dos testes de reconhecimento e semelhança. Para o alvo feminino, as frequências de reconhecimentos foram 20% e 10% para os métodos Americano e de Manchester, respectivamente; para o alvo masculino, as frequências foram 35% e 17,5%. Em relação à semelhança, as medianas foram menores que 3 (em uma escala de 1 a 5); entretanto, foi verificada uma exceção para a escultura feita com o método Americano para o alvo masculino, a qual apresentou mediana 3. Na segunda fase, reconstruções faciais para quatro alvos (dois homens e duas mulheres) foram obtidas com o método Americano, considerando as quatro tabelas de espessuras de tecidos moles para brasileiros. Dezesseis reconstruções foram avaliadas por cento e vinte indivíduos, também pelos testes de reconhecimento e semelhança. Assim como na fase I, foram considerados o sexo e o grupo dos avaliadores. Para o alvo 1, as proporções de acertos são significativamente maiores para reconstruções feitas com as tabelas de cadáveres (44% e 38%) em relação às com os dados de exames de imagem. Para o alvo 4, as proporções de acertos com os dados de cadáveres (Tedeschi-Oliveira et al.) e com os de ressonância magnética foram significativamente maiores comparados às reconstruções com dados de tomografias computadorizadas. Em relação à semelhança, somente o alvo 1 mostrou diferenças significativas de frequências de semelhança leve entre reconstruções. Além disso, não houve influência nem do sexo, nem do conhecimento de anatomia nas frequências de reconhecimentos corretos. Espera-se que a tabela proposta possa ser empregada para a população brasileira.