961 resultados para Hypoxic ischaemic encephaolpathy
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Introducción: la asfixia perinatal es la tercera causa de muerte en menores de 5 años. Las secuelas neurológicas suponen una carga importante para las familias y los sistemas de salud (1). Los estudios que relacionan el efecto de la asfixia perinatal sobre las hormonas tiroideas son escasos. El estudio sobre predictores de asfixia es un tema de investigación permanente. El objetivo principal fue determinar la prevalencia de TSH de cordón elevada y su relación con factores perinatales asociados a asfixia. Métodos: estudio descriptivo retrospectivo. La muestra estuvo conformada por todos los recién nacidos con TSH de cordón elevada y un segundo grupo seleccionado de forma aleatoria con TSH de cordón normal. Tomada de una población de neonatos atendidos en una clínica de Bogotá durante el 2012. Resultados: la prevalencia de TSH de cordón elevada fue de 14,7%. Los resultados sugieren una posible asociación entre alteraciones en las pruebas de bienestar fetal, presencia de infección materna, parto distócico, dificultad respiratoria y APGAR bajo y la presencia de TSH elevada p<0,05. Discusión: La alta prevalencia de TSH de cordón elevada podría relacionarse con las características de alto riesgo que presenta esta población. La elevación transitoria de la TSH neonatal de cordón en neonatos con alteraciones del bienestar fetal asociada a eventos hipóxicos agudos, sugiere que esta hormona podría ser un marcador de asfixia perinatal.
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We previously established an 80 kb haplotype upstream of TNFSF4 as a susceptibility locus in the autoimmune disease SLE. SLE-associated alleles at this locus are associated with inflammatory disorders, including atherosclerosis and ischaemic stroke. In Europeans, the TNFSF4 causal variants have remained elusive due to strong linkage disequilibrium exhibited by alleles spanning the region. Using a trans-ancestral approach to fine-map the locus, utilising 17,900 SLE and control subjects including Amerindian/Hispanics (1348 cases, 717 controls), African-Americans (AA) (1529, 2048) and better powered cohorts of Europeans and East Asians, we find strong association of risk alleles in all ethnicities; the AA association replicates in African-American Gullah (152,122). The best evidence of association comes from two adjacent markers: rs2205960-T (P = 1.71×10-34, OR = 1.43[1.26-1.60]) and rs1234317-T (P = 1.16×10-28, OR = 1.38[1.24-1.54]). Inference of fine-scale recombination rates for all populations tested finds the 80 kb risk and non-risk haplotypes in all except African-Americans. In this population the decay of recombination equates to an 11 kb risk haplotype, anchored in the 5′ region proximal to TNFSF4 and tagged by rs2205960-T after 1000 Genomes phase 1 (v3) imputation. Conditional regression analyses delineate the 5′ risk signal to rs2205960-T and the independent non-risk signal to rs1234314-C. Our case-only and SLE-control cohorts demonstrate robust association of rs2205960-T with autoantibody production. The rs2205960-T is predicted to form part of a decameric motif which binds NF-κBp65 with increased affinity compared to rs2205960-G. ChIP-seq data also indicate NF-κB interaction with the DNA sequence at this position in LCL cells. Our research suggests association of rs2205960-T with SLE across multiple groups and an independent non-risk signal at rs1234314-C. rs2205960-T is associated with autoantibody production and lymphopenia. Our data confirm a global signal at TNFSF4 and a role for the expressed product at multiple stages of lymphocyte dysregulation during SLE pathogenesis. We confirm the validity of trans-ancestral mapping in a complex trait. © 2013 Manku et al.
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An increase in altitude leads to a proportional fall in the barometric pressure, and a decrease in atmospheric oxygen pressure, producing hypobaric hypoxia that affects, in different degrees, all body organs, systems and functions. The chronically reduced partial pressure of oxygen causes that individuals adapt and adjust to physiological stress. These adaptations are modulated by many factors, including the degree of hypoxia related to altitude, time of exposure, exercise intensity and individual conditions. It has been established that exposure to high altitude is an environmental stressor that elicits a response that contributes to many adjustments and adaptations that influence exercise capacity and endurance performance. These adaptations include in crease in hemoglobin concentration, ventilation, capillary density and tissue myoglobin concentration. However, a negative effect in strength and power is related to a decrease in muscle fiber size and body mass due to the decrease in the training intensity. Many researches aim at establishing how training or living at high altitudes affects performance in athletes. Training methods, such as living in high altitudes training low, and training high-living in low altitudes have been used to research the changes in the physical condition in athletes and how the physiological adaptations to hypoxia can enhanceperformance at sea level. This review analyzes the literature related to altitude training focused on how physiological adaptations to hypoxic environments influence performance, and which protocols are most frequently used to train in high altitudes.
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Se realizó un estudio genético – poblacional en dos grupos etarios de población colombiana con la finalidad de evaluar las diferencias genéticas relacionadas con el polimorfismo MTHFR 677CT en busca de eventos genéticos que soporten la persistencia de este polimorfismo en la especie humana debido que este ha sido asociado con múltiples enfermedades. De esta manera se genotipificaron los individuos, se analizaron los genotipos, frecuencias alélicas y se realizaron diferentes pruebas genéticas-poblacionales. Contrario a lo observado en poblaciones Colombianas revisadas se identificó la ausencia del Equilibrio Hardy-Weinberg en el grupo de los niños y estructuras poblacionales entre los adultos lo que sugiere diferentes historias demográficas y culturales entre estos dos grupos poblacionales al tiempo, lo que soporta la hipótesis de un evento de selección sobre el polimorfismo en nuestra población. De igual manera nuestros datos fueron analizados junto con estudios previos a nivel nacional y mundial lo cual sustenta que el posible evento selectivo es debido a que el aporte de ácido fólico se ha incrementado durante las últimas dos décadas como consecuencia de las campañas de fortificación de las harinas y suplementación a las embarazadas con ácido fólico, por lo tanto aquí se propone un modelo de selección que se ajusta a los datos encontrados en este trabajo se establece una relación entre los patrones nutricionales de la especie humana a través de la historia que explica las diferencias en frecuencias de este polimorfismo a nivel espacial y temporal.
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Los gliomas malignos representan una de las formas más agresivas de los tumores del sistema nervioso central (SNC). De acuerdo con la clasificación de los tumores cerebrales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los astrocitomas han sido categorizados en cuatro grados, determinados por la patología subyacente. Es así como los gliomas malignos (o de alto grado) incluyen el glioma anaplásico (grado III) así como el glioblastoma multiforme (GBM, grado IV),estos últimos los más agresivos con el peor pronóstico (1). El manejo terapéutico de los tumores del SNC se basa en la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia, dependiendo de las características del tumor, el estadio clínico y la edad (2),(3), sin embargo ninguno de los tratamientos estándar es completamente seguro y compatible con una calidad de vida aceptable (3), (4). En general, la quimioterapia es la primera opción en los tumores diseminados, como el glioblastoma invasivo y el meduloblastoma de alto riesgo o con metástasis múltiple, pero el pronóstico en estos pacientes es muy pobre (2),(3). Solamente nuevas terapias dirigidas (2) como las terapias anti-angiogénicas (4); o terapias génicas muestran un beneficio real en grupos limitados de pacientes con defectos moleculares específicos conocidos (4). De este modo, se hace necesario el desarrollo de nuevas terapias farmacológicas para atacar los tumores cerebrales. Frente a las terapias los gliomas malignos son con frecuencia quimioresistentes, y esta resistencia parece depender de al menos dos mecanismos: en primer lugar, la pobre penetración de muchas drogas anticáncer a través de la barrera hematoencefálica (BBB: Blood Brain Barrier), la barrera del fluido sangre-cerebroespinal (BCSFB: Blood-cerebrospinal fluid barrier) y la barrera sangre-tumor (BTB: blood-tumor barrier). Dicha resistencia se debe a la interacción de la droga con varios transportadores o bombas de eflujo de droga ABC (ABC: ATP-binding cassette) que se sobre expresan en las células endoteliales o epiteliales de estas barreras. En segundo lugar, estos transportadores de eflujo de drogas ABC propios de las células tumorales confieren un fenotipo conocido como resistencia a multidrogas (MDR: multidrug resistance), el cual es característico de varios tumores sólidos. Este fenotipo también está presente en los tumores del SNC y su papel en gliomas es objeto de investigación (5). Por consiguiente el suministro de medicamentos a través de la BBB es uno de los problemas vitales en los tratamientos de terapia dirigida. Estudios recientes han demostrado que algunas moléculas pequeñas utilizadas en estas terapias son sustratos de la glicoproteína P (Pgp: P-gycoprotein), así como también de otras bombas de eflujo como las proteínas relacionadas con la resistencia a multidrogas (MRPs: multidrug resistance-related proteins (MRPs) o la proteína relacionada con cáncer de seno (BCRP: breast-cancer resistance related protein)) que no permiten que las drogas de este tipo alcancen el tumor (1). Un sustrato de Pgp y BCRP es la DOXOrubicina (DOXO), un fármaco utilizado en la terapia anti cáncer, el cual es muy eficaz para atacar las células del tumor cerebral in vitro, pero con un uso clínico limitado por la poca entrega a través de la barrera hematoencefálica (BBB) y por la resistencia propia de los tumores. Por otra parte las células de BBB y las células del tumor cerebral tienen también proteínas superficiales, como el receptor de la lipoproteína de baja densidad (LDLR), que podría utilizarse como blanco terapéutico en BBB y tumores cerebrales. Es asi como la importancia de este estudio se basa en la generación de estrategias terapéuticas que promuevan el paso de las drogas a través de la barrera hematoencefalica y tumoral, y a su vez, se reconozcan mecanismos celulares que induzcan el incremento en la expresión de los transportadores ABC, de manera que puedan ser utilizados como blancos terapéuticos.Este estudio demostró que el uso de una nueva estrategia basada en el “Caballo de Troya”, donde se combina la droga DOXOrubicina, la cual es introducida dentro de un liposoma, salvaguarda la droga de manera que se evita su reconocimiento por parte de los transportadores ABC tanto de la BBB como de las células del tumor. La construcción del liposoma permitió utilizar el receptor LDLR de las células asegurando la entrada a través de la BBB y hacia las células tumorales a través de un proceso de endocitosis. Este mecanismo fue asociado al uso de estatinas o drogas anticolesterol las cuales favorecieron la expresión de LDLR y disminuyeron la actividad de los transportadores ABC por nitración de los mismos, incrementando la eficiencia de nuestro Caballo de Troya. Por consiguiente demostramos que el uso de una nueva estrategia o formulación denominada ApolipoDOXO más el uso de estatinas favorece la administración de fármacos a través de la BBB, venciendo la resistencia del tumor y reduciendo los efectos colaterales dosis dependiente de la DOXOrubicina. Además esta estrategia del "Caballo de Troya", es un nuevo enfoque terapéutico que puede ser considerado como una nueva estrategia para aumentar la eficacia de diferentes fármacos en varios tumores cerebrales y garantiza una alta eficiencia incluso en un medio hipóxico,característico de las células cancerosas, donde la expresión del transportador Pgp se vió aumentada. Teniendo en cuenta la relación entre algunas vías de señalización reconocidas como moduladores de la actividad de Pgp, este estudio presenta no solo la estrategia del Caballo de Troya, sino también otra propuesta terapéutica relacionada con el uso de Temozolomide más DOXOrubicina. Esta estrategia demostró que el temozolomide logra penetrar la BBB por que interviene en la via de señalización de la Wnt/GSK3/β-catenina, la cual modula la expresión del transportador Pgp. Se demostró que el TMZ disminuye la proteína y el mRNA de Wnt3 permitiendo plantear la hipótesis de que la droga al disminuir la transcripción del gen Wnt3 en células de BBB, incrementa la activación de la vía fosforilando la β-catenina y conduciendo a disminuir la β-catenina nuclear y por tanto su unión al promotor del gen mdr1. Con base en los resultados este estudio permitió el reconocimiento de tres mecanismos básicos relacionados con la expresión de los transportadores ABC y asociados a las estrategias empleadas: el primero fue el uso de las estatinas, el cual condujo a la nitración de los transportadores disminuyendo su actividad por la via del factor de transcripción NFκB; el segundo a partir del uso del temozolomide, el cual metila el gen de Wnt3 reduciendo la actividad de la via de señalización de la la β-catenina, disminuyendo la expresión del transportador Pgp. El tercero consistió en la determinación de la relación entre el eje RhoA/RhoA quinasa como un modulador de la via (no canónica) GSK3/β-catenina. Se demostró que la proteína quinasa RhoA promovió la activación de la proteína PTB1, la cual al fosforilar a GSK3 indujo la fosforilación de la β-catenina, lo cual dio lugar a su destrucción por el proteosoma, evitando su unión al promotor del gen mdr1 y por tanto reduciendo su expresión. En conclusión las estrategias propuestas en este trabajo incrementaron la citotoxicidad de las células tumorales al aumentar la permeabilidad no solo de la barrera hematoencefálica, sino también de la propia barrera tumoral. Igualmente, la estrategia del “Caballo de Troya” podría ser útil para la terapia de otras enfermedades asociadas al sistema nervioso central. Por otra parte estos estudios indican que el reconocimiento de mecanismos asociados a la expresión de los transportadores ABC podría constituir una herramienta clave en el desarrollo de nuevas terapias anticáncer.
Uso del Sildenafil en hipertensión pulmonar del recién nacido. Revisión sistemática de la literatura
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Antecedentes El desarrollo de la hipertensión pulmonar en el recién nacido es una condición grave que supone un peligro para su vida. Se ha propuesto el uso del sildenafil como tratamiento para esta enfermedad, sin embargo no ha sido evaluada su eficacia a través de una revisión sistemática. Objetivos Determinar el efecto del sildenafil en el manejo de recién nacidos con diagnóstico de hipertensión pulmonar a través de la realización de una revisión sistemática de la literatura. Metodología Se planteó la realización de una revisión sistemática de la literatura. La búsqueda fue realizada a través de las bases de datos: Pubmed, Embase, LiLaCS y Cochrane library. Se incluyeron ensayos clínicos controlados y estudios de cohortes publicados en los idiomas inglés y español. Las variables cualitativas fueron estimadas como riesgos relativos o odds ratios con sus IC95%, las variables cualitativas como diferencias de promedios con sus IC95%. Resultados Se incluyeron 4 estudios en la revisión sistemática. Dos estudios compararon el sildenafil contra el placebo. El uso del sildenafil se relacionó con una menor mortalidad y mejoría en los parámetros ventilatorios. Conclusión: Es aconsejable el uso del sildenafil en el manejo de la hipertensión pulmonar en niños.
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Introducción: La OMS revela que en 2010 alrededor de 43 millones de niños menores de 5 años presentan sobrepeso. En Colombia según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional en Colombia en su versión 2005, mostraba una prevalencia general de sobrepeso de 3.1% niños de 0 a 4 años. Es una condición de salud de origen multifactorial en la que interviene factores genéticos, ambientales, maternos y perinatales. Objetivo: Establecer la asociación de riesgo entre el bajo peso al nacer y el desarrollo de sobrepeso y obesidad en niños de 4 a 5 años. Metodología: Se realizó un estudio observacional descriptivo retrospectivo de corte transversal con los datos nutricionales, maternos y perinatales de la Encuesta Nacional de Demografía en Salud del año 2010 en Colombia. Se analizó la asociación entre la variable independiente bajo peso al nacer con el desenlace sobrepeso y obesidad en menores de 4 a 5 años, usando como medida el IMC según la edad. Se realizaron análisis univariados, bivariados y de regresión logística con un modelo de riesgo según las variables que inciden en el desenlace y la variable independiente. Resultados: La muestra obtenida para el estudio fue de 2166 niños de 4 a 5 años de edad quienes cumplían los criterios de inclusión. La prevalencia de sobrepeso u obesidad en la primera infancia fue de 21.8% (472) y el bajo peso al nacer. Los resultados sugieren la asociación de bajo peso y sobrepeso u obesidad es de ORajustado= 0.560 (0.356 – 0.881). Conclusiones: Los resultados sugieren que existe una asociación como factor protector entre el bajo peso y el sobrepeso u obesidad en la primera infancia. Sin embargo, debido al comportamiento de las variables consideradas en la muestra no hay suficiente información para rechazar completamente la hipótesis nula.
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The mechanisms of long-term adaptation to low oxygen environment are quite well studied, but little is known about the sensing of oxygen shortage, the signal transduction and the short-term effects of hypoxia in plant cells. We have found that an RNA helicase eIF4A-III, a putative component of the Exon Junction Complex, rapidly changes its pattern of localisation in the plant nucleus under hypoxic conditions. In normal cell growth conditions GFP- eIF4A-III was mainly nucleoplasmic, but in hypoxia stress conditions it moved to the nucleolus and splicing speckles. This transition occurred within 15-20 min in Arabidopsis culture cells and seedling root cells, but took more than 2 h in tobacco BY-2 culture cells. Inhibition of respiration, transcription or phosphorylation in cells and ethanol treatment had similar effects to hypoxia. The most likely consequence is that a certain mRNA population will remain bound to the eIF4A-III and other mRNA processing proteins, rather than being transported from the nucleus to the cytoplasm, and thus its translation will be suspended.
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The International Citicoline Trial in acUte Stroke is a sequential phase III study of the use of the drug citicoline in the treatment of acute ischaemic stroke, which was initiated in 2006 in 56 treatment centres. The primary objective of the trial is to demonstrate improved recovery of patients randomized to citicoline relative to those randomized to placebo after 12 weeks of follow-up. The primary analysis will take the form of a global test combining the dichotomized results of assessments on three well-established scales: the Barthel Index, the modified Rankin scale and the National Institutes of Health Stroke Scale. This approach was previously used in the analysis of the influential National Institute of Neurological Disorders and Stroke trial of recombinant tissue plasminogen activator in stroke. The purpose of this paper is to describe how this trial was designed, and in particular how the simultaneous objectives of taking into account three assessment scales, performing a series of interim analyses and conducting treatment allocation and adjusting the analyses to account for prognostic factors, including more than 50 treatment centres, were addressed. Copyright (C) 2008 John Wiley & Sons, Ltd.
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Complement-mediated inflammation exacerbates the tissue injury of ischaemic necrosis in heart attacks and strokes, the most common causes of death in developed countries. Large infarct size increases immediate morbidity and mortality and, in survivors of the acute event, larger non-functional scars adversely affect long-term prognosis. There is thus an important unmet medical need for new cardioprotective and neuroprotective treatments. We have previously shown that human C-reactive protein (CRP), the classical acute-phase protein that binds to ligands exposed in damaged tissue and then activates complement(1), increases myocardial and cerebral infarct size in rats subjected to coronary or cerebral artery ligation, respectively(2,3). Rat CRP does not activate rat complement, whereas human CRP activates both rat and human complement(4). Administration of human CRP to rats is thus an excellent model for the actions of endogenous human CRP2,3. Here we report the design, synthesis and efficacy of 1,6-bis(phosphocholine)-hexane as a specific small-molecule inhibitor of CRP. Five molecules of this palindromic compound are bound by two pentameric CRP molecules, crosslinking and occluding the ligand-binding B-face of CRP and blocking its functions. Administration of 1,6-bis(phosphocholine)-hexane to rats undergoing acute myocardial infarction abrogated the increase in infarct size and cardiac dysfunction produced by injection of human CRP. Therapeutic inhibition of CRP is thus a promising new approach to cardioprotection in acute myocardial infarction, and may also provide neuroprotection in stroke. Potential wider applications include other inflammatory, infective and tissue-damaging conditions characterized by increased CRP production, in which binding of CRP to exposed ligands in damaged cells may lead to complement-mediated exacerbation of tissue injury.
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Alzheimer's disease is more frequent following an ischemic or hypoxic episode, with levels of beta-amyloid peptides elevated in brains from patients. Similar increases are found after experimental ischemia in animals. It is possible that increased beta-amyloid deposition arises from alterations in amyloid precursor protein (APP) metabolism, indeed, we have shown that exposing cells of neuronal origin to chronic hypoxia decreased the secretion of soluble APP (sAPPalpha) derived by action of alpha-secretase on APP, coinciding with a decrease in protein levels of ADAM10, a disintegrin metalloprotease which is thought to be the major alpha-secretase. In the current study, we extended those observations to determine whether the expression of ADAM10 and another putative alpha-secretase, TACE, as well as the beta-secretase, BACE1 were regulated by chronic hypoxia at the level of protein and mRNA. Using Western blotting and RT-PCR, we demonstrate that after 48 h chronic hypoxia, such that sAPPalpha secretion is decreased by over 50%, protein levels of ADAM10 and TACE and by approximately 60% and 40% respectively with no significant decrease in BACE1 levels. In contrast, no change in the expression of the mRNA for these proteins could be detected. Thus, we conclude that under CH the level of the putative alpha-secretases, ADAM10 and TACE are regulated by post-translational mechanisms, most probably proteolysis, rather than at the level of transcription.
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The health effects of milk and dairy food consumption would best be determined in randomised controlled trials. No adequately powered trial has been reported and none is likely because of the numbers required. The best evidence comes, therefore, from prospective cohort studies with disease events and death as outcomes. Medline was searched for prospective studies of dairy food consumption and incident vascular disease and Type 2 diabetes, based on representative population samples. Reports in which evaluation was in incident disease or death were selected. Meta-analyses of the adjusted estimates of relative risk for disease outcomes in these reports were conducted. Relevant case–control retrospective studies were also identified and the results are summarised in this article. Meta-analyses suggest a reduction in risk in the subjects with the highest dairy consumption relative to those with the lowest intake: 0.87 (0.77, 0.98) for all-cause deaths, 0.92 (0.80, 0.99) for ischaemic heart disease, 0.79 (0.68, 0.91) for stroke and 0.85 (0.75, 0.96) for incident diabetes. The number of cohort studies which give evidence on individual dairy food items is very small, but, again, there is no convincing evidence of harm from consumption of the separate food items. In conclusion, there appears to be an enormous mis-match between the evidence from long-term prospective studies and perceptions of harm from the consumption of dairy food items.
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Objective Myocardial repair following injury in mammals is restricted such that damaged areas are replaced by scar tissue, impairing cardiac function. MRL mice exhibit exceptional regenerative healing in an ear punch wound model. Some myocardial repair with restoration of heart function has also been reported following cryoinjury. Increased cardiomyocyte proliferation and a foetal liver stem cell population were implicated. We investigated molecular mechanisms facilitating myocardial repair in MRL mice to identify potential therapeutic targets in non-regenerative species. Methods Expressions of specific cell-cycle regulators that might account for regeneration (CDKs 1, 2, 4 and 6; cyclins A, E, D1 and B1; p21, p27 and E2F5) were compared by immunoblotting in MRL and control C57BL/6 ventricles during development. Flow cytometry was used to investigate stem cell populations in livers from foetal mice, and infarct sizes were compared in coronary artery-ligated and sham-treated MRL and C57BL/6 adult mice. Key findings No differences in the expressions of cell cycle regulators were observed between the two strains. Expressions of CD34+Sca1+ckit-, CD34+Sca1+ckit+ and CD34+Sca1-ckit+ increased in livers from C57BL/6 vs MRL mice. No differences were observed in infarct sizes, levels of fibrosis, Ki67 staining or cardiac function between MRL and C57BL/6 mice. Conclusions No intrinsic differences were observed in cell cycle control molecules or stem cell populations between MRL and control C57BL mouse hearts. Pathophysiologically relevant ischaemic injury is not repaired more efficiently in MRL myocardium, questioning the use of the MRL mouse as a reliable model for cardiac regeneration in response to pathophysiologically relevant forms of injury.
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We examined the relationship between blood antioxidant enzyme activities, indices of inflammatory status and a number of lifestyle factors in the Caerphilly prospective cohort study of ischaemic heart disease. The study began in 1979 and is based on a representative male population sample. Initially 2512 men were seen in phase I, and followed-up every 5 years in phases II and III; they have recently been seen in phase IV. Data on social class, smoking habit, alcohol consumption were obtained by questionnaire, and body mass index was measured. Antioxidant enzyme activities and indices of inflammatory status were estimated by standard techniques. Significant associations were observed for: age with α-1-antichymotrypsin (p<0.0001) and with caeruloplasmin, both protein and oxidase (p<0.0001); smoking habit with α-1-antichymotrypsin (p<0.0001), with caeruloplasmin, both protein and oxidase (p<0.0001) and with glutathione peroxidose (GPX) (p<0.0001); social class with α-1-antichymotrypsin (p<0.0001), with caeruloplasmin both protein (p<0.001) and oxidase (p<0.01) and with GPX (p<0.0001); body mass index with α-1-antichymotrypsin (p<0.0001) and with caeruloplasmin protein (p<0.001). There was no significant association between alcohol consumption and any of the blood enzymes measured. Factor analysis produced a three-factor model (explaining 65.9% of the variation in the data set) which appeared to indicate close inter-relationships among antioxidants.
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Periods of chronic hypoxia, which can arise from numerous cardiorespiratory disorders, predispose individuals to the development of dementias, particularly Alzheimer's disease (AD). AD is characterized in part by the increased production of amyloid beta peptide (Abeta), which forms the extracellular plaques by which the disease can be identified post mortem. Numerous studies have now shown that hypoxia, even in vitro, can increase production of Abeta in different cell types. Evidence has been produced to indicate hypoxia alters both expression of the Abeta precursor, APP, and also the expression of the secretase enzymes, which cleave Abeta from APP. Other studies implicate reduced Abeta degradation as a possible means by which hypoxia increases Abeta levels. Such variability may be attributable to cell-specific responses to hypoxia. Further evidence indicates that some, but not all of the cellular adaptations to chronic hypoxia (including alteration of Ca(2+) homeostasis) require Abeta formation. However, other aspects of hypoxic remodeling of cell function appear to occur independently of this process. The molecular and cellular responses to hypoxia contribute to our understanding of the clinical association of hypoxia and increased incidence of AD. However, it remains to be determined whether inhibition of one or more of the effects of hypoxia may be of benefit in arresting the development of this neurodegenerative disease.