979 resultados para Louis XV, Rey de Francia, 1723-1774
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El presente Trabajo de Grado busca caracterizar la cultura organizacional de una empresa del sector Financiero en Colombia y realizar orientaciones de acciones para el cambio organizacional de acuerdo con la estrategia de perdurabilidad establecida por la Alta Dirección de dicha empresa. Para este fin, se realiza una cuidadosa revisión y actualización del estado del arte de los conceptos clave ¨Cultura Organizacional¨ y ¨Cambio Organizacional¨. Es de resaltar que para el primero de ellos, se toma como punto de partida el estado del arte sobre Cultura Organizacional realizado por el profesor Carlos Eduardo Méndez Álvarez y cuyo marco temporal abarca desde los orígenes del concepto en el siglo XIX hasta el año 2006. Asimismo, luego de una cuidadosa revisión de los Modelos de Cambio Organizacional existentes y de la realidad de la empresa objeto de estudio, se adopta el Modelo ADKAR que consta de cinco fases: Conciencia del Cambio, Deseo, Conocimiento, Capacidad – Habilidad y Refuerzo. Asimismo, a partir de la construcción de un fundamento teórico sólido y a través de la aplicación de la metodología para describir la Cultura Organizacional en Colombia MEDECO se busca una aproximación a la Cultura Organizacional de la empresa objeto de estudio con el fin de describir e identificar los rasgos predominantes de su cultura organizacional y entregar una propuesta final con los rasgos necesarios que alientan la consecución exitosa de los procesos de cambio.
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Resumen tomado de la revista
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Se describe las circunstancias en las que se produce el paso de una atención de la deficiencia psíquica, en el mejor de los casos asistencial a otra mas acorde con los nuevos aires de la ciencia positiva que se fue extendiendo por Europa, principalmente durante la segunda mitad del siglo S. XIX sentando las bases de la que se ha dado en llamar (Moreau 2009) primera fundamentación del entorno médico-pedagógico, base de la actual psicopedagogía.
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Se centra en el estudio de los personajes femeninos de otras etnias, con el fin de examinar que modelo de mujer se transmitía a los niños y a las niñas a través del imaginario de los manuales escolares. Se analizan 394 manuales españoles, 111 libros de texto holandeses y 95 libros franceses. A la luz de los resultados obtenidos llama la atención la invisibilidad de estos personajes. Las minorías étnicas o raciales apenas están representadas en la iconografía de los manuales escolares. Otro aspecto a destacar es la imagen negativa de ciertos grupos y la estereotipación al representarse a ciertos grupos siempre en el mismo papel.
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Se recoge la nueva situación de la enseñanza francesa, tras la aprobación y aplicación de una rey reformista de 1959. La información ha sido tomada de un artículo de la revista francesa Avenirs, de noviembre de 1960. Se señala que a grandes rasgos la reforma prevé: la prolongación de la enseñanza hasta los 16 años, la creación de un ciclo de observación, la descentralización de la enseñanza y reorientaciones más fáciles. Se hace especial mención a la enseñanza obligatoria pública, el ciclo de observación, la enseñanza general corta, y la enseñanza general larga.
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En Bélgica el grupo de inspectores debe inspeccionar establecimientos docentes. Todas las escuelas medias son visitadas por lo menos una vez al año, sin advertencia previa. El inspector si lo ve útil mantiene en cada visita conversaciones con el jefe del centro docente y con el personal a su cargo; la inspección ejerce un control sobre el horario escolar y respecto a cada profesor debe llevar obligatoriamente ciertos documentos en los que vaya dejando constancia de su actividad, un cuaderno de calificaciones y diario de clase. También realizar la selección de obras clásicas de lectura que son revisadas y examinadas por el inspector han de ajustarse a las prescripciones sobre las respectivas materias y al catálogo bibliográfico oficial. Los inspectores son nombrados por el rey, pero no se reclutan por oposición , sino libremente elegidos entre el personal docente. En Francia, son los inspectores generales que supervisan los diferentes órdenes de la enseñanza. Están divididos en especialidades. Mientras los generales de educación supervisan el funcionamiento general, administrativo o pedagógico, los inspectores generales de letras, matemáticas, ciencias, etcétera, supervisan la docencia de estas especialidades. Dentro de la inspección general la de segundo grado supervisa la actividad docente del Bachillerato francés. Los inspectores de academia se encargan de los diferentes distritos universitarios. Estos, controlan la contabilidad y el servicio interior de los centros. Los inspectores generales se encargan en la especialidad de la enseñanza media ejercen el control sobre estos centros; A nivel pedagógico, orientan, aconsejan al profesorado y controlan su actividad, horarios..los inspectores de enseñanza media son nombrados por decreto por el Presidente de la República francesa, mientras que los inspectores generales de servicios administrativos son elegidos entre los funcionarios de la Administración Central. En Inglaterra la inspección se encarga de las escuelas privadas, pero de forma voluntaria; la mayoría de las privadas están fuera de la jurisdicción de la inspección. En general los inspectores residen y viven en el distrito que tienen asignado. Se encargan de inspeccionar las escuelas, actuar como consejeros pedagógicos y colaborar en las encuestas que se relacionan con temas pedagógicos, aconsejar y ayudar a los profesores. Un comité de selección examina a los candidatos. Se encargan de la inspección de las escuelas de secundaria.
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Hasta hace poco la edición clásica de la morte dïArthur, escrita por Sir Thomas Malory, fue la publicada en 1845. Pero en 1934, Mister Oakeshott descubrió un manuscrito de los Romances de Arturo, escrito por Malory que diferia de aquélla. Se calificó como el descubrimiento literario mas interesante del siglo XX.. La leyenda de Arturo es uno de los principales temas de la poesía romántica inglesa y para la moderna literatura nacional, la fuente principal es la Morte dïArthur de Malory. La leyenda del rey Arturo fue creada parcialmente en Gran Bretaña por los escritores anglonormandos, fue elaborada en Francia durante los siglos XII y XIII, y después se extendió a todos los países europeos. Hacia el siglo XV, el material llegó a ser abundante y complejo. Las sencillas historias de Arturo, Lancelote, Tristán y el Santo Grial quedaron enterradas bajo las numerosas continuaciones, modificaciones y nuevas aventuras, siendo imposible para el lector ordinario distinguir el original de las adiciones. Cuando Malory la hizo y la publicó Caxton fue una obra inspirada y feliz para la literatura inglesa. No se disponía en inglés de nada utilizable y los fines de Caxton eran los mismos que los de Malory vender libros y orientar a sus lectores a través de una literatura entretenida. La copia manuscrita de Malory descubierta por Oakeshott arroja mucha luz de los métodos seguidos por el editor y resuelve muchas dudas de su autor y la época en que vivió, siglo XV. Existe una dualidad entre la vida del protagonista y la de su autor.
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Continua la publicación con el título : Revista de información de la Comisión Nacional Española de Cooperación con la UNESCO
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El artículo forma parte de una sección dedicada a innovación en este número, a la escuela laica
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Hasta 2006 la educación en medios en el sistema educativo francés no se considera oficial en el currículo, sino que se trataba como tema transversal en las distintas materias a modo de reflexiones teóricas. La causa recae en que se antepone en el tiempo la existencia de prácticas de educación en medios a su denominación como tal, así como el carácter dubitativo de la escuela francesa a la hora de implantar prácticas innovadoras. Se hace necesaria la formación continua del profesorado para la generación y transmisión de nuevos conocimientos. Como propuesta de futuro se plantea la orientación hacia la educación en medios más que a la formación técnica en las tecnologías que los hacen posibles. Este artículo pertenece a una sección monográfica de la revista dedicada a la educación en medios en Europa .
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A singularidade do relacionamento entre, por um lado, o reino do Kongo e as regiões mbundu vizinhas e, por outro, a acção evangelizadora levada a cabo pelos missionários europeus desde o final do século XV é, hoje, largamente reconhecida. Com pontos de partida diversos e enquadramentos conceptuais por vezes distintos, a generalidade dos autores converge na ideia que, ao longo dos séculos, as cosmologias africanas seleccionaram e reinterpretaram símbolos e rituais cristãos sem que a sua solidez e coerência tenham sido abaladas. Contudo, se existe acordo em relação a essa realidade, o mesmo não pode dizer-se relativamente à identificação da natureza e importância dos factores que intervieram nesse processo. Um desses aspectos remete, segundo alguns autores, para a feição tolerante que a acção missionária teria assumido naquelas paragens, permitindo a compatibilização dos preceitos doutrinais cristãos com as práticas culturais daqueles povos. O texto que se segue procura reflectir sobre esta problemática, sugerindo uma outra abordagem aos relatos e demais registos documentais produzidos pelos missionários. Centra-se, em particular, no exame de um conjunto de regras metodológicas para a acção dos missionários no Kongo e em Angola compiladas por Giuseppe Monari, um missionário capuchinho de Modena que chegou a Luanda no início de 1713. A partir desta análise, procura-se sustentar a tese de que a acção missionária em África não pode ser desligada das representação sobre África e os africanos correntes na Europa e do modo como essas imagens evoluem no contexto da experiência vivencial do missionário na realidade africana. Nessa perspectiva, a evangelização dos africanos é pensada, não sobre uma visão tolerante da realidade cultural africana mas, ao invés, a partir de uma imagem que inferioriza os africanos e reduz a sua existência espiritual a um território de ilusão e aparência, dominado pelas forças volúveis do interesse e da paixão.
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Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior (CAPES)
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Il presente studio, per ciò che concerne la prima parte della ricerca, si propone di fornire un’analisi che ripercorra il pensiero teorico e la pratica critica di Louis Marin, mettendone in rilievo i caratteri salienti affinché si possa verificare se, nella loro eterogenea interdisciplinarità, non emerga un profilo unitario che consenta di ricomprenderli in un qualche paradigma estetico moderno e/o contemporaneo. Va innanzitutto rilevato che la formazione intellettuale di Marin è avvenuta nell’alveo di quel montante e pervasivo interesse che lo strutturalismo di stampo linguistico seppe suscitare nelle scienze sociali degli anni sessanta. Si è cercato, allora, prima di misurare la distanza che separa l’approccio di Marin ai testi da quello praticato dalla semiotica greimasiana, impostasi in Francia come modello dominante di quella svolta semiotica che ha interessato in quegli anni diverse discipline: dagli studi estetici all’antropologia, dalla psicanalisi alla filosofia. Si è proceduto, quindi, ad un confronto tra l’apparato concettuale elaborato dalla semiotica e alcune celebri analisi del nostro autore – tratte soprattutto da Opacité de la peinture e De la représentation. Seppure Marin non abbia mai articolato sistematicametne i principi teorici che esplicitassero la sua decisa contrapposizione al potente modello greimasiano, tuttavia le reiterate riflessioni intorno ai presupposti epistemologici del proprio modo di interpretare i testi – nonché le analisi di opere pittoriche, narrative e teoriche che ci ha lasciato in centinaia di studi – permettono di definirne una concezione estetica nettamente distinta dalla pratica semio-semantica della scuola di A. J. Greimas. Da questo confronto risulterà, piuttosto, che è il pensiero di un linguista sui generis come E. Benveniste ad avere fecondato le riflessioni di Marin il quale, d’altra parte, ha saputo rielaborare originalmente i contributi fondamentali che Benveniste diede alla costruzione della teoria dell’enunciazione linguistica. Impostando l’equazione: enunciazione linguistica=rappresentazione visiva (in senso lato), Marin diviene l’inventore del dispositivo concettuale e operativo che consentirà di analizzare l’enunciazione visiva: la superficie di rappresentazione, la cornice, lo sguardo, l’iscrizione, il gesto, lo specchio, lo schema prospettico, il trompe-l’oeil, sono solo alcune delle figure in cui Marin vede tradotto – ma in realtà immagina ex novo – quei dispositivi enunciazionali che il linguista aveva individuato alla base della parole come messa in funzione della langue. Marin ha saputo così interpretare, in modo convincente, le opere e i testi della cultura francese del XVII secolo alla quale sono dedicati buona parte dei suoi studi: dai pittori del classicismo (Poussin, Le Brun, de Champaigne, ecc.) agli eruditi della cerchia di Luigi XIV, dai filosofi (soprattutto Pascal), grammatici e logici di Port-Royal alle favole di La Fontaine e Perrault. Ma, come si evince soprattutto da testi come Opacité de la peinture, Marin risulterà anche un grande interprete del rinascimento italiano. In secondo luogo si è cercato di interpretare Le portrait du Roi, il testo forse più celebre dell’autore, sulla scorta dell’ontologia dell’immagine che Gadamer elabora nel suo Verità e metodo, non certo per praticare una riduzione acritica di due concezioni che partono da presupposti divergenti – lo strutturalismo e la critica d’arte da una parte, l’ermeneutica filosofica dall’altra – ma per rilevare che entrambi ricorrono al concetto di rappresentazione intendendolo non tanto come mimesis ma soprattutto, per usare il termine di Gadamer, come repraesentatio. Sia Gadamer che Marin concepiscono la rappresentazione non solo come sostituzione mimetica del rappresentato – cioè nella direzione univoca che dal rappresentato conduce all’immagine – ma anche come originaria duplicazione di esso, la quale conferisce al rappresentato la sua legittimazione, la sua ragione o il suo incremento d’essere. Nella rappresentazione in quanto capace di legittimare il rappresentato – di cui pure è la raffigurazione – abbiamo così rintracciato la cifra comune tra l’estetica di Marin e l’ontologia dell’immagine di Gadamer. Infine, ci è sembrato di poter ricondurre la teoria della rappresentazione di Marin all’interno del paradigma estetico elaborato da Kant nella sua terza Critica. Sebbene manchino in Marin espliciti riferimenti in tal senso, la sua teoria della rappresentazione – in quanto dire che mostra se stesso nel momento in cui dice qualcos’altro – può essere intesa come una riflessione estetica che trova nel sensibile la sua condizione trascendentale di significazione. In particolare, le riflessioni kantiane sul sentimento di sublime – a cui abbiamo dedicato una lunga disamina – ci sono sembrate chiarificatrici della dinamica a cui è sottoposta la relazione tra rappresentazione e rappresentato nella concezione di Marin. L’assolutamente grande e potente come tratti distintivi del sublime discusso da Kant, sono stati da noi considerati solo nella misura in cui ci permettevano di fare emergere la rappresentazione della grandezza e del potere assoluto del monarca (Luigi XIV) come potere conferitogli da una rappresentazione estetico-politica costruita ad arte. Ma sono piuttosto le facoltà in gioco nella nostra più comune esperienza delle grandezze, e che il sublime matematico mette esemplarmente in mostra – la valutazione estetica e l’immaginazione – ad averci fornito la chiave interpretativa per comprendere ciò che Marin ripete in più luoghi citando Pascal: una città, da lontano, è una città ma appena mi avvicino sono case, alberi, erba, insetti, ecc… Così abbiamo applicato i concetti emersi nella discussione sul sublime al rapporto tra la rappresentazione e il visibile rappresentato: rapporto che non smette, per Marin, di riconfigurarsi sempre di nuovo. Nella seconda parte della tesi, quella dedicata all’opera di Bernard Stiegler, il problema della comprensione delle immagini è stato affrontato solo dopo aver posto e discusso la tesi che la tecnica, lungi dall’essere un portato accidentale e sussidiario dell’uomo – solitamente supposto anche da chi ne riconosce la pervasività e ne coglie il cogente condizionamento – deve invece essere compresa proprio come la condizione costitutiva della sua stessa umanità. Tesi che, forse, poteva essere tematizzata in tutta la sua portata solo da un pensatore testimone delle invenzioni tecnico-tecnologiche del nostro tempo e del conseguente e radicale disorientamento a cui esse ci costringono. Per chiarire la propria concezione della tecnica, nel I volume di La technique et le temps – opera alla quale, soprattutto, sarà dedicato il nostro studio – Stiegler decide di riprendere il problema da dove lo aveva lasciato Heidegger con La questione della tecnica: se volgiamo coglierne l’essenza non è più possibile pensarla come un insieme di mezzi prodotti dalla creatività umana secondo un certi fini, cioè strumentalmente, ma come un modo di dis-velamento della verità dell’essere. Posto così il problema, e dopo aver mostrato come i sistemi tecnici tendano ad evolversi in base a tendenze loro proprie che in buona parte prescindono dall’inventività umana (qui il riferimento è ad autori come F. Gille e G. Simondon), Stiegler si impegna a riprendere e discutere i contributi di A. Leroi-Gourhan. È noto come per il paletnologo l’uomo sia cominciato dai piedi, cioè dall’assunzione della posizione eretta, la quale gli avrebbe permesso di liberare le mani prima destinate alla deambulazione e di sviluppare anatomicamente la faccia e la volta cranica quali ondizioni per l’insorgenza di quelle capacità tecniche e linguistiche che lo contraddistinguono. Dei risultati conseguiti da Leroi-Gourhan e consegnati soprattutto in Le geste et la parole, Stiegler accoglie soprattutto l’idea che l’uomo si vada definendo attraverso un processo – ancora in atto – che inizia col primo gesto di esteriorizzazione dell’esperienza umana nell’oggetto tecnico. Col che è già posta, per Stiegler, anche la prima forma di simbolizzazione e di rapporto al tempo che lo caratterizzano ancora oggi. Esteriorità e interiorità dell’uomo sono, per Stiegler, transduttive, cioè si originano ed evolvono insieme. Riprendendo, in seguito, l’anti-antropologia filosofica sviluppata da Heidegger nell’analitica esistenziale di Essere e tempo, Stiegler dimostra che, se si vuole cogliere l’effettività della condizione dell’esistenza umana, è necessaria un’analisi degli oggetti tecnici che però Heidegger relega nella sfera dell’intramondano e dunque esclude dalla temporalità autentica dell’esser-ci. Se è vero che l’uomo – o il chi, come lo chiama Stiegler per distinguerlo dal che-cosa tecnico – trova nell’essere-nel-mondo la sua prima e più fattiva possibilità d’essere, è altrettanto verò che questo mondo ereditato da altri è già strutturato tecnicamente, è già saturo della temporalità depositata nelle protesi tecniche nelle quali l’uomo si esteriorizza, e nelle quali soltanto, quindi, può trovare quelle possibilità im-proprie e condivise (perché tramandate e impersonali) a partire dalle quali poter progettare la propria individuazione nel tempo. Nel percorso di lettura che abbiamo seguito per il II e III volume de La technique et le temps, l’autore è impegnato innanzitutto in una polemica serrata con le analisi fenomenologiche che Husserl sviluppa intorno alla coscienza interna del tempo. Questa fenomenologia del tempo, prendendo ad esame un oggetto temporale – ad esempio una melodia – giunge ad opporre ricordo primario (ritenzione) e ricordo secondario (rimemorazione) sulla base dell’apporto percettivo e immaginativo della coscienza nella costituzione del fenomeno temporale. In questo modo Husserl si preclude la possibilità di cogliere il contributo che l’oggetto tecnico – ad esempio la registrazione analogica di una melodia – dà alla costituzione del flusso temporale. Anzi, Husserl esclude esplicitamente che una qualsiasi coscienza d’immagine – termine al quale Stiegler fa corrispondere quello di ricordo terziario: un testo scritto, una registrazione, un’immagine, un’opera, un qualsiasi supporto memonico trascendente la coscienza – possa rientrare nella dimensione origianaria e costitutiva di tempo. In essa può trovar posto solo la coscienza con i suo vissuti temporali percepiti, ritenuti o ricordati (rimemorati). Dopo un’attenta rilettura del testo husserliano, abbiamo seguito Stiegler passo a passo nel percorso di legittimazione dell’oggetto tecnico quale condizione costitutiva dell’esperienza temporale, mostrando come le tecniche di registrazione analogica di un oggetto temporale modifichino, in tutta evidenza, il flusso ritentivo della coscienza – che Husserl aveva supposto automatico e necessitante – e con ciò regolino, conseguente, la reciproca permeabilità tra ricordo primario e secondario. L’interpretazione tecnica di alcuni oggetti temporali – una foto, la sequenza di un film – e delle possibilità dispiegate da alcuni dispositivi tecnologici – la programmazione e la diffusione audiovisiva in diretta, l’immagine analogico-digitale – concludono questo lavoro richiamando l’attenzione sia sull’evidenza prodotta da tali esperienze – evidenza tutta tecnica e trascendente la coscienza – sia sul sapere tecnico dell’uomo quale condizione – trascendentale e fattuale al tempo stesso – per la comprensione delle immagini e di ogni oggetto temporale in generale. Prendendo dunque le mosse da una riflessione, quella di Marin, che si muove all’interno di una sostanziale antropologia filosofica preoccupata di reperire, nell’uomo, le condizioni di possibilità per la comprensione delle immagini come rappresentazioni – condizione che verrà reperità nella sensibilità o nell’aisthesis dello spettatore – il presente lavoro passerà, dunque, a considerare la riflessione tecno-logica di Stiegler trovando nelle immagini in quanto oggetti tecnici esterni all’uomo – cioè nelle protesi della sua sensibilità – le condizioni di possibilità per la comprensione del suo rapporto al tempo.
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El Conte du Papegau, breve relato de fines del siglo XIV o principios del siglo XV, narra las primeras aventuras del mítico rey Arturo, recientemente coronado, junto a un papagayo, ave locuaz que lo acompaña en un periplo de aventuras maravillas y encuentros amorosos. Deudor de la literatura pretérita, el relato del Conte se organiza mediante la acumulación de episodios y motivos recreados tanto en la producción de Chrétien de Troyes como en algunos romans en verso del siglo XIII, circunstancia que facilita los vínculos intertextuales de éstos con aquél. Respecto de los motivos maravillosos presentes en Conte, la mayoría de ellos integran las "maravillas de Bretaña" mientras que otros proceden de obras "enciclopédicas" medievales. A partir de dicha comprobación, se presentarán una serie de reflexiones preliminares en torno a la confluencia de motivos maravillosos bretones y elementos sobrenaturales descriptos en bestiarios y/o "libros enciclopédicos", a fin de proponer una lectura posible de las razones que llevaron al autor a realizar esta reunión.