885 resultados para Prosocial standards


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Definir la conducta prosocial-altruista. Revisar las diferentes teorías sobre ella. Proponer factores de los que dicha conducta depende. Ver la influencia real de esos factores en ella y el peso concreto de cada uno de ellos. 244 sujetos de ambos sexos, de quinto de EGB (10-12 años) en diversos centros de Málaga, Salamanca y País Vasco. Variable criterio: conducta altruista. Variables predictoras: 1) Capacidad de Role-Taking (nivel de condición social). 2) Tendencia a empatizar con los demás como rasgo de personalidad (empatía-rasgo). 3) Concepto de hombre. 4) Nivel de respuesta empática del sujeto ante una situación penosa (empatía situacional). Fundamentalmente cuestionarios. Prueba T de Student. Análisis discriminante. A) El nivel de cognición social influye significativamente en el altruismo. B) La empatía-rasgo sólo influye tendencialmente. C) El concepto de hombre no influye significativamente en el altruismo. D) La empatía situacional muestra una relación muy significativa con el altruismo. Las variables incluídas como predictores dan lugar a una función discriminante suficientemente potente como para afirmar que son eficaces como explicación de la conducta altruista. La variable que muestra más peso es capacidad de empatía situacional. 1) Los sujetos con mayor capacidad de cognición social son también los más altruistas. 2) Los sujetos con mayor capacidad empática son también los más altruistas. 3) La capacidad para captar respuestas empáticas es la que tienen más peso a la hora de explicar la conducta prosocial.

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Se destacan tres objetivos (dos de ellos suponen una reelaboración y ampliación teórica de una investigación anterior ya entregada): revisar las teorías e investigaciones sobre la conducta personal; investigar los elementos predictores de la conducta prosocial que cumple los requisitos externos de la conducta altruista (empatía, toma de perspectiva, imagen del ser humano, apego, disciplina y modelos parentales); llevar a cabo un modelo de intervención educativa para promover conductas prosociales, evaluando los resultados obtenidos. Para los 2 trabajos de investigacion correlacional: 224 y 165 alumnos respectivamente de entre 10 y 12 años de edad. Para la intervención educativa: 101 alumnos de quinto y sexto de EGB, sin representatividad estadística. La descripción metodológica es completa y adecuada a los objetivos perseguidos (hipótesis, descripción de variables, métodos empleados, etc.). Para el primer objetivo, se realiza una amplia revisión bibliográfica referente a la conducta social. El resto incluye 2 trabajos de investigación correlacional para cumplir con el segundo objetivo. La intervención educativa se realiza con alumnos de EGB. Se emplea un modelo de evaluación del programa del tipo proceso-producto, a partir de pruebas específicamente elaboradas a tal fin y que figuran en los anexos. Prueba t de Student. Análisis discriminante. Existen dos grandes líneas de pensamiento que se han mantenido a lo largo de la historia como interpretación de la causa última de las conductas altruistas. Los factores considerados como posibles predictores de la conducta prosocial han demostrado su efectividad, siendo los mas importantes la 'empatía' y el 'apego'. También la 'concepción positiva del ser humano' y la 'inducción como técnica disciplinaria en el marco familiar' destacan como predictores relevantes. En cuanto a la intervención educativa, los resultados centrados tanto en el producto como en el proceso resultan positivos, aunque limitados por el propio modelo de evaluación. En general, los autores concluyen que la intervención educativa produjo mejora significativa en las conductas altruistas producidas en el aula, así como en el clima de la misma.

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Diseñar un programa de intervención para desarrollar la capacidad de cooperación y la creatividad infantil en niños de 8 a 10 años, implementarlo durante un curso escolar en 4 aulas y evaluar sus efectos en factores tales como: las conductas de ayuda, la conducta prosocial altruista, la asertividad, el autoconcepto, la comunicación intragrupo y la creatividad verbal y gráfico-figurativa. Hipótesis general: la participación en el programa de juego estimula una mejora significativa del desarrollo social y personal.. 154 sujetos distribuidos en 5 grupos (4 experimentales y 1 de control) de tercero y cuarto de educación primaria, de un centro escolar de Guipuzcoa.. 1. Realiza un diseño pretest-postest, con un programa de intervención consistente en 20 sesiones anuales de juego, de 60 a 90 minutos de duración. Cada sesión está constituida por tres fases: apertura, desarrollo de la secuencia de juego y cierre. En la planificación de la sesión, hay dos momentos: en primer lugar, la selección de 3, 4 o 5 actividades lúdicas de acuerdo con los aspectos de desarrollo sociales, afectivos, intelectuales y psicomotrices, y en segundo lugar, la organización de la secuencia de juego. Además, incluye una evaluación sumativa que se realiza a través de: a) un 'Diario' y b) la filmación de las sesiones. 2. Expone los resultados derivados del análisis de varianza múltiple y las conclusiones. Utiliza las siguientes variables: independientes: el programa de intervención, y dependientes: conducta altruista, conducta asertiva, comunicación intragrupo, autoconcepto, creatividad verbal y gráfico-figurativa.. Técnica experimental de evaluación de la conducta altruista: El dilema del prisionero, escala de comportamiento asertivo para niños, evaluación de la comunicación intragrupo: El juego de las siluetas, escala de sensibilidad social, evaluación del autoconcepto: adaptación del test 'The adjective check lists', batería de Guilford (test de los usos inusuales, test de las consecuencias, test de los círculos), test de 'Abreación' para evaluar la creatividad, 'Diario', cuestionario autoinforme de evaluación para niños y educadores.. Análisis de varianza múltiple. Baremos. Puntuaciones percentiles. Tablas.. La aplicación de un programa de juego amistoso y no competitivo tiene importantes beneficios en el desarrollo integral del niño, ya que estimula: 1. La capacidad de cooperación grupal, que se evidencia en la aparición de conductas altruistas intragrupo. 2. Una disminución de la conducta no asertiva en la interacción social con otros niños, potenciando a un tiempo la disminución de conductas agresivas y pasivas. 3. Un relevante incremento de los mensajes positivos, así como la casi desaparición de los mensajes negativos en relación a la comunicación intragrupo. 4. Una mejora del autoconcepto global. 5. Un incremento de la creatividad verbal en relación a los indicadores: fluidez, flexibilidad y originalidad. 6. Una mejora de la creatividad gráfico-figurativa con un aumento de la fluidez, la originalidad, la conectividad y la fantasía.. Esta experiencia de intervención psicoeducativa evidencia el papel positivo que desempeñan los juegos amistosos, cooperativos y creativos en el desarrollo integral del niño y en las relaciones intragrupo dentro del contexto escolar. Ello sugiere la importancia de incluir en el curriculum escolar experiencias estructurales que fomenten la creatividad y la capacidad de cooperación grupal..

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El artículo forma parte de una sección dedicada a Psicología Evolutiva y de la Educación

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Monográfico con el título: 'Educación global y currículum social'. Resumen basado en el de la publicación

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