866 resultados para Una mujer de fin de siglo
Resumo:
A partir de la investigación crítica sobre la vida y las obras de estas dos representativas escritoras argentinas, surgen también dos novelas de María Rosa Lojo: “Una mujer de fin de siglo" (1999, 3ª ed. 2007) y “Las libres del Sur" (2004), sobre Eduarda Mansilla y Victoria Ocampo, respectivamente. Se expone aquí sobre: 1) representaciones de Ocampo y Mansilla en el imaginario social; 2) sus afinidades y diferencias, como personajes humanos y como literatas, en la toma de posición frente al género y frente a la situación geopolítica y cultural del país periférico en el que nacieron; 3) por qué estas obras son novelas y se despegan de un género historiográfico fronterizo: la biografía; 4) por qué estas novelas se desvían también de ciertas expectativas creadas acerca de la reciente novela histórica, la proyección simbólica de estos dos personajes y la creación femenina como una cuestión social problemática, aún hoy; 5) la construcción novelesca: la búsqueda de documentos y su uso, los huecos del material biográfico, la representación de la voz y la escritura — entre la estilización paródica, el collage y la innovación poética–, personajes de ficción y “parejas protagónicas", tensiones entre “escritoras" y “secretarias" y 6) conclusiones: hacia una metaliteratura y una (re)construcción teórica del género literario y el género sexual, una diferencia que no está en conflicto con la universalidad.
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Se analizan las teorías emancipatorias de Paulo Freire como consecuencia del debate teórico entre modernismo y postmodernismo que, dentro del campo de la educación de adultos, ha puesto en cuestión esta práctica pedagógica. En concreto, se repasa la pedagogía emancipadora de Freire basada en el diálogo y en la 'concientización' o desarrollo de la conciencia crítica. Estas dos nociones implican la existencia de una única interpretación objetiva del mundo real mientras que las demás son tratadas como ilusorias o distorsionadas. Se plantea la necesidad de reinventar a Freire y a su educación emancipadora planteando la creación de más espacios públicos de discusión y debate, y cuestionando todas las perspectivas y subjetividades para que el educador deje se ser el único poseedor de la verdad, aunque sin llegar a un relativismo extremo en el cual el proceso educativo no tenga dirección alguna.
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Aunque es evidente que la ciudad letrada aún se mantiene como fuente de nuestros imaginarios, las transformaciones derivadas de las nuevas prácticas discursivas que las mediaciones fueron produciendo, han hecho posible el traslado del discurso de la identidad desde la institución del Estado nacional hacia el espacio público de las mediaciones donde circulan los relatos -y sentidos- que conforman una nueva institución: la ciudadanía mediática donde se configuran hoy nuestras identidades heterogéneas, pluriculturales, transgenéricas. En este espacio se instala, de manera fundamental, la crónica como relato anfibio capaz de aprehender la nueva realidad desafiando, por tanto, las categorías tradicionales de (re)presentación. Porque la crónica troca la representación por la presentación de la vida cotidiana en su vitalidad caótica. Esta cualidad define la capacidad de (re)presentación de la crónica que señala, al mismo tiempo, su lugar de enunciación al asumir la vida como relato. Así, la crónica es capaz de articular tres discursos: el concierto polifónico de las voces de la alteridad que no caben sino en la crónica; la centralidad de los márgenes que -paradójicamente- la crónica hace posible; y la mitificación de la vida cotidiana. Esta repolitización lograda por la crónica se extiende hacia el rol social de los relatos cuyo énfasis recae en una dimensión pragmática fundamental, es decir, en la relación activa entre relato/texto y sujeto/lector que incluso modifica la concepción del género mismo. Esto significa que atenderemos a los modos en que opera el reconocimiento a partir de la apropiación del relato por parte de los sujetos. Porque la apuesta de nuestra investigación radica precisamente en afirmar que la crónica configura nuestras identidades en tanto hace posible el reconocimiento social porque es capaz de diluir la frontera entre autor, texto y lector hasta fundir el relato con la propia realidad logrando así el reconocimiento de los sujetos que identificados en/con el texto/relato pueden, por tanto, actualizar sus identidades. Se trata entonces de responder por la manera en que las crónicas del boliviano Jaime Saenz, el mexicano Carlos Monsiváis y el chileno Pedro Lemebel, han ido y van construyendo el imaginario de las identidades de sus entornos particulares, desde un terreno muy propiamente literario, pasando por el dominio de su práctica en el espacio periodístico y literario, hasta instalarse hoy como la narrativa posmoderna por excelencia.
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Incluye Bibliografía
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El dilema de la política acerca del sujeto universal de la revolución y del cambio social se mantiene en la forma de una pregunta nunca resuelta satisfactoriamente por las diversas organizaciones y expresiones de la izquierda vernácula: ¿liberación de las mujeres y los hombres o liberación de la "humanidad"? Este interrogante no es nuevo ni responde solamente a la complejización de la categoría "sujeto" propia de las filosofías más actuales; fue planteado por algunas mujeres al interior del anarquismo local de fines del siglo XIX. Respondiendo a la convocatoria masculina comprometida con la emancipación de la mujer, las anarquistas sostienen un diálogo en el que se evidencia la construcción de un sujeto de la política ineludiblemente generizado. Los términos de ese debate continúan siendo inquietantemente actuales. A partir de las más recientes críticas al pensamiento de la filosofía política clásica se vuelve difícil pensar un sujeto esencial de la historia, anterior a su entrada a la cultura, y ni siquiera un cuerpo biológico en espera de su significación social. En este sentido, la identidad es una práctica significante en un campo cultural determinado a partir de ciertas reglas, en parte derivadas de una matriz jerárquica que asocia diferenciaciones de género y heterosexualidad obligatoria. Esta asociación explicaría la centralidad de las discusiones acerca de la procreación, las relaciones afectivas o el ejercicio de la sexualidad tanto en el viejo anarquismo como en las más recientes expresiones anticapitalistas. Sin sujeto anterior al campo de disputa que lo constituye, la política se expande por sobre la representación o la búsqueda de reconocimiento y de derechos. En este sentido, una actividad política posible sería identificar las estrategias de repetición subversiva válidas para un campo determinado que provoquen desestabilización y desplazamientos.A fines del siglo XIX el anarquismo se supone una expresión de cambio radical. Sin reformas ni atenuantes propone la destrucción general del capitalismo y todas sus expresiones, desde la economía a las formas de relación afectiva. Los teóricos y propagandistas piensan en las mujeres y su necesaria emancipación de los roles a los que la crueldad del sistema las ha condenado. A esos modelos le oponen la mujer anarquista y para eso la llaman a la lucha. Sostenemos que la escritura por parte de las mujeres anarquistas en la Argentina del siglo XIX XX constituye una estrategia política, un ejercicio propiciado por un campo cultural específico en el cual la prensa anarquista es el medio de difusión, concientización y llamado a la acción por excelencia. En ese contexto, el lenguaje escrito no es un instrumento más de la práctica constitutiva, sino el espacio privilegiado en el cual el ejercicio de la escritura por parte de las mujeres se revela como una práctica subversiva potenciada por el estilo revulsivo del discurso. Sin esa práctica, el debate sobre la construcción de un sujeto político ineludiblemente generizado se hubiera perdido, otra vez, en la falsa estabilidad de un sujeto universal
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El dilema de la política acerca del sujeto universal de la revolución y del cambio social se mantiene en la forma de una pregunta nunca resuelta satisfactoriamente por las diversas organizaciones y expresiones de la izquierda vernácula: ¿liberación de las mujeres y los hombres o liberación de la "humanidad"? Este interrogante no es nuevo ni responde solamente a la complejización de la categoría "sujeto" propia de las filosofías más actuales; fue planteado por algunas mujeres al interior del anarquismo local de fines del siglo XIX. Respondiendo a la convocatoria masculina comprometida con la emancipación de la mujer, las anarquistas sostienen un diálogo en el que se evidencia la construcción de un sujeto de la política ineludiblemente generizado. Los términos de ese debate continúan siendo inquietantemente actuales. A partir de las más recientes críticas al pensamiento de la filosofía política clásica se vuelve difícil pensar un sujeto esencial de la historia, anterior a su entrada a la cultura, y ni siquiera un cuerpo biológico en espera de su significación social. En este sentido, la identidad es una práctica significante en un campo cultural determinado a partir de ciertas reglas, en parte derivadas de una matriz jerárquica que asocia diferenciaciones de género y heterosexualidad obligatoria. Esta asociación explicaría la centralidad de las discusiones acerca de la procreación, las relaciones afectivas o el ejercicio de la sexualidad tanto en el viejo anarquismo como en las más recientes expresiones anticapitalistas. Sin sujeto anterior al campo de disputa que lo constituye, la política se expande por sobre la representación o la búsqueda de reconocimiento y de derechos. En este sentido, una actividad política posible sería identificar las estrategias de repetición subversiva válidas para un campo determinado que provoquen desestabilización y desplazamientos.A fines del siglo XIX el anarquismo se supone una expresión de cambio radical. Sin reformas ni atenuantes propone la destrucción general del capitalismo y todas sus expresiones, desde la economía a las formas de relación afectiva. Los teóricos y propagandistas piensan en las mujeres y su necesaria emancipación de los roles a los que la crueldad del sistema las ha condenado. A esos modelos le oponen la mujer anarquista y para eso la llaman a la lucha. Sostenemos que la escritura por parte de las mujeres anarquistas en la Argentina del siglo XIX XX constituye una estrategia política, un ejercicio propiciado por un campo cultural específico en el cual la prensa anarquista es el medio de difusión, concientización y llamado a la acción por excelencia. En ese contexto, el lenguaje escrito no es un instrumento más de la práctica constitutiva, sino el espacio privilegiado en el cual el ejercicio de la escritura por parte de las mujeres se revela como una práctica subversiva potenciada por el estilo revulsivo del discurso. Sin esa práctica, el debate sobre la construcción de un sujeto político ineludiblemente generizado se hubiera perdido, otra vez, en la falsa estabilidad de un sujeto universal
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El dilema de la política acerca del sujeto universal de la revolución y del cambio social se mantiene en la forma de una pregunta nunca resuelta satisfactoriamente por las diversas organizaciones y expresiones de la izquierda vernácula: ¿liberación de las mujeres y los hombres o liberación de la "humanidad"? Este interrogante no es nuevo ni responde solamente a la complejización de la categoría "sujeto" propia de las filosofías más actuales; fue planteado por algunas mujeres al interior del anarquismo local de fines del siglo XIX. Respondiendo a la convocatoria masculina comprometida con la emancipación de la mujer, las anarquistas sostienen un diálogo en el que se evidencia la construcción de un sujeto de la política ineludiblemente generizado. Los términos de ese debate continúan siendo inquietantemente actuales. A partir de las más recientes críticas al pensamiento de la filosofía política clásica se vuelve difícil pensar un sujeto esencial de la historia, anterior a su entrada a la cultura, y ni siquiera un cuerpo biológico en espera de su significación social. En este sentido, la identidad es una práctica significante en un campo cultural determinado a partir de ciertas reglas, en parte derivadas de una matriz jerárquica que asocia diferenciaciones de género y heterosexualidad obligatoria. Esta asociación explicaría la centralidad de las discusiones acerca de la procreación, las relaciones afectivas o el ejercicio de la sexualidad tanto en el viejo anarquismo como en las más recientes expresiones anticapitalistas. Sin sujeto anterior al campo de disputa que lo constituye, la política se expande por sobre la representación o la búsqueda de reconocimiento y de derechos. En este sentido, una actividad política posible sería identificar las estrategias de repetición subversiva válidas para un campo determinado que provoquen desestabilización y desplazamientos.A fines del siglo XIX el anarquismo se supone una expresión de cambio radical. Sin reformas ni atenuantes propone la destrucción general del capitalismo y todas sus expresiones, desde la economía a las formas de relación afectiva. Los teóricos y propagandistas piensan en las mujeres y su necesaria emancipación de los roles a los que la crueldad del sistema las ha condenado. A esos modelos le oponen la mujer anarquista y para eso la llaman a la lucha. Sostenemos que la escritura por parte de las mujeres anarquistas en la Argentina del siglo XIX XX constituye una estrategia política, un ejercicio propiciado por un campo cultural específico en el cual la prensa anarquista es el medio de difusión, concientización y llamado a la acción por excelencia. En ese contexto, el lenguaje escrito no es un instrumento más de la práctica constitutiva, sino el espacio privilegiado en el cual el ejercicio de la escritura por parte de las mujeres se revela como una práctica subversiva potenciada por el estilo revulsivo del discurso. Sin esa práctica, el debate sobre la construcción de un sujeto político ineludiblemente generizado se hubiera perdido, otra vez, en la falsa estabilidad de un sujeto universal
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El Proyecto de atención a la diversidad se llevó a cabo en el Colegio San Martín de Santander, participando en él cuatro profesores del centro. Los Ámbitos de actuación fueron: alumnos con NEE y alumnos pertenecientes a minorías étnicas y culturales. Los objetivos fueron: 1. Colaborar en la planificación y realización de actividades en grupo, aceptar las normas y reglas democráticamente establecidas. 2. Comprender y producir mensajes orales y escritos de acuerdo con sus necesidades e intereses, atendiendo a diferentes intenciones, interlocutores y contextos de comunicación, respetando y valorando las normas de la lengua. 3. Actuar y desenvolverse con autonomía en las actividades cotidianas y cívicas en los grupos sociales a los que pertenece. 4. Resolver situaciones y problemas de la vida cotidiana cuyo tratamiento requiera el uso de las operaciones de cálculo, utilizando las expresiones y los algoritmos correspondientes e interpretando el resultado. 5. Utilizar instrumentos sencillos de cálculo. Para su desarrollo se trabajó a través de dos subtítulos: De la pluma a la tecla donde se realizaron actividades del área del lenguaje y de conocimiento del medio a través de un periódico y dramatizaciones y la evolución de la lengua a lo largo del siglo. Y Del trueque al cheque desde el que se trabajó el área de matemáticas dando una visión de la actividad comercial durante este período, la moneda europea, etc. Los materiales utilizados fueron: Material fungible, material fotográfico y audiovisual y salida a Bilbao.
Resumo:
Adaptación del guión y elaboración de la guía Encarnación Fernández Gómez
Resumo:
Se analiza la vida y la obra de Oscar Wilde, centrándose principalmente en las comedias y personajes que escribe en el periodo que va de 1892 a 1895. En el tratamiento de la mujer en la sociedad victoriana encontró el tema ideal, tanto por sus ideas sobre la libertad del individuo y de su propia realización, como por sus sentimientos sociales revolucionarios. La ironía, el ingenio y la fantasía son las características básicas del teatro wildeano, así como la subversión social por medio de lo lúdico en lugar del análisis social.
Resumo:
La orden masónica puede encuadrarse, sin reparo, entre las organizaciones que desarrolla uno de los modelos más originales y acabados de educación no formal concebida para adultos. Buscó instruir a sus miembros en unos procedimientos y valores determinados y propios, ya que de ello dependía su identidad y su supervivencia institucional. Puso en práctica en el seno de las logias dos modalidades de enseñanza: una esotérica y otra exotérica. La primera se servía de un lenguaje simbólico y de la práctica de rituales para transmitir conocimientos y saberes; la segunda, con un lenguaje más común ejercía su magisterio a través de publicaciones que tenían una difusión interna: discursos, conferencias, veladas y otras actividades culturales. La masonería española fue acusada de ser la causante de la pérdida de las colonias. Pero los más interesados en la cuestión, lejos de defender cualquier tipo de planteamiento separatista, se entregaron a la labor de reclamar la igualdad política conducente al asimilacionismo y nunca a la subversión. Se intentó proporcionar una información de primera mano sobre el importante problema filipino, aunque quedara en círculos reducidos, y un buen número de talleres pudieron percibir la inquietud que es respiraba allí, al menos a través de aquella correspondencia que solicitaba su colaboración.