867 resultados para Siglos XVII-XVIII
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Decreto a través del cual se declara monumento histórico artístico el Palacio de los Condes de Argillo de Zaragoza, muestra arquitectónica de los siglos XVI, XVII, XVIII y que fue convertido en el Colegio de San Felipe. Los estilos barroco y renacentista conviven en la arquitectura de sus espacios, que le valieron para que la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y el Servicio de Defensa de Patrimonio Artístico Nacional le concedieran la distinción que se transcribe en este artículo.
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Estudiar el papel fundamental de la Hermandad del Refugio y Piedad de Madrid, su constitución y el remedio de la mendicidad del siglo XVII. Destacar la importancia del Colegio de Niñas Huérfanas abandonadas encontradas en Madrid. Se estructura en seis capítulos. En el primer capítulo se muestran las diferentes causas que pudieron dar lugar a la Hermandad haciendo un estudio de la sociedad española de los siglos XVII y XVIII, respondiendo a cuestiones relacionadas con la pobreza en España y más concretamente en Madrid. En el segundo capítulo se realiza un estudio de la Hermandad del Refugio y sus fines, teniendo como principal objetivo la ayuda al pobre, los ejercicios practicados, la caridad, visitas, el socorro secreto y la ayuda a los más necesitados. El capítulo tercero está centrado en el Colegio de Niñas Huérfanas de Nuestra Señora de la Concepción, situado bajo el patrocinio de la Santa, Pontificia y Real Hermandad del Refugio y Piedad de Madrid. El cuarto trata de las primeras construcciones que el colegio, en el año 1652, organizó siguiendo la meta la atención religiosa. En el quinto capítulo se analizan las segundas constituciones del colegio en el año 1733. Y por último, en el sexto capítulo se establecen las relaciones de forma comparativa entre las constituciones de 1652 y 1733. 1) Durante los siglos XVII y XVIII se presentaron con regularidad esquemas para librar a Madrid de los pobres, 2) La Santa, Pontificia y Real Hermandad del Refugio y Piedad surgió como la corporación de caridad más importante de la capital durante la década de 1620 dando respuesta a los graves problemas sociales de la ciudad, 3) La caridad llegó a convertirse en una obligación religiosa y social de los nobles, 4) Se destaca la importancia de la labor de estas instituciones para dar fin a la pobreza de la sociedad madrileña.
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Pós-graduação em História - FCHS
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Las bóvedas tabicadas experimentan una importante evolución, casi una transformación, en España a lo largo del s. XIX. Al inicio, son un sistema constructivo tradicional y codificado durante al menos 3 siglos, con usos, formas y tamaños limitados. 100 años después se emplean de manera generalizada en nuevos tipos edificatorios, con soluciones constructivas novedosas, tamaños mucho mayores y una gran libertad formal. Esta tesis doctoral indaga en el porqué de esta transformación, desde el punto de vista de la técnica, así como en sus consecuencias, que llegan hasta la actualidad. El texto agrupa en tres partes: La primera, a la que he llamado «La construcción tabicada tradicional» sirve de punto de partida. En ella se ponen en contexto las bóvedas tabicadas antes del s. XIX, como aparecen en España y cual es su desarrollo y distribución territorial hasta finalizar el s. XVIII. En esta parte se ha estudiado: -la aparición de las bóvedas tabicadas en España, en los últimos años del s. XIV, y como se convierten en un sistema constructivo cada vez más frecuente y consolidado, empezando por el territorio de la Corona de Aragón (actuales Valencia, Cataluña y Aragón) y extendiéndose desde ahí a Castilla y Andalucía. -la difusión del sistema tabicado en los tratados de arquitectura españoles de los siglos XVII y XVIII: Fray Lorenzo de San Nicolás, Tosca, Briguz y Brú, García Berruguilla, Plo y Camín; también a través de documentos más prácticos: contratos de obra y pleitos. -la expansión de la construcción tabicada por Francia desde España. Como allí es aceptada por académicos y tratadistas; como vuelve a España influenciada por esos tratadistas, los más importantes de la época. Y como los tratadistas españoles reproducen las ideas francesas sobre la construcción tabicada en sus escritos. Este aspecto es importante ya que, a pesar de que la construcción tabicada tenía una tradición mucho mayor aquí, las ideas francesas sobre su comportamiento se imponen a las españolas incluso en España y esto influye en su desarrollo posterior. La segunda parte indaga en los aspectos constructivos del desarrollo de las bóvedas tabicadas a lo largo del siglo XIX. Dentro de ella se describe: -como se mantiene la construcción tabicada tradicional a lo largo del siglo XIX, conviviendo con una línea que avanza en la búsqueda de una nueva forma de construir, separándose cada vez más de la inicial. Para mostrar esta pervivencia, se estudian en esta parte tres documentos que se mueven en la línea tradicional, uno de principio de siglo, otro de los años centrales y otro de final del XIX. -la aparición de dos nuevos materiales: el cemento y el hierro, que en pocos años pasan de tener un uso accesorio en la construcción a fabricarse y utilizarse masivamente. La unión de estos dos materiales con los tradicionales en la construcción de bóvedas tabicadas, yeso y ladrillo, será decisiva en su evolución. -la creación de dos tipos arquitectónicos nuevos: los edificios industriales y la vivienda masiva. En ambos tipos tiene aplicación la construcción tabicada. Además, estos nuevos tipos son muy importantes en su evolución, ya que sus condicionantes específicos: rapidez de ejecución en ambos casos y búsqueda de luces cada vez mayores y de estructuras incombustibles en el segundo fuerzan al uso de los nuevos materiales disponibles (cemento, hierro) y al proyecto de nuevas formas y soluciones. En este aspecto me he centrado en Cataluña, la primera región industrializada de España y en la que se aplica la bóveda tabicada a los nuevos tipos, especialmente a la arquitectura industrial. Y la tercera parte estudia los aspectos estructurales del desarrollo de las bóvedas tabicadas a lo largo del siglo XIX. Se estudia aquí: -la aplicación a las estructuras tabicadas de las teorías de arcos y bóvedas que se desarrollan desde el siglo XVIII. Las bóvedas tabicadas, cuyas dimensiones se obtenian mediante reglas de proporción, se calculan sucesivamente mediante lineas de empuje, análisis de membrana y también se les intenta aplicar la teoría elástica, sin llegar a conseguir resultados válidos. Siguiendo el marco teórico del moderno análisis límite de fábrica, se concluye que es el más adecuado para estudiar estas bóvedas, como cualquier otras construidas con fábrica. -un estudio exhaustivo de los ensayos de resistencia que se realizan sobre estructuras tabicadas a lo largo de los siglos XIX y la primera mitad del XX. La razón de estos ensayos es la nueva necesidad, aparecida con la mentalidad científica, de ofrecer garantías técnicas y numéricas sobre los sistemas constructivos y estructurales. La tesis concluye que las bóvedas tabicadas aparecen en España en el siglo XIV en la zona de Levante; que se extienden por casi todo el territorio siendo un sistema codificado en los últimos años del siglo XVI y que empiezan a ser recogidas en los tratados ya en el siglo XVII; hasta la mitad del siglo XIX la forma en que se construyen y los edificios para los que se utiliza permanecen invariables, sin más novedad que la exportación del sistema constructivo a Francia y la reintroducción en España a través de los influyentes tratados franceses. En el siglo XIX confluyen varios motivos por los que las bóvedas tabicadas se transforman: la generalización del uso del hierro y el cemento; la construcción de grandes edificios industriales y la aparición de la mentalidad científica, con el desarrollo de la teoría de estructuras. Los nuevos edificios industriales requieren grandes luces y nuevas formas; los nuevos materiales (especialmente el hierro) permiten estos avances. La teoría de estructuras se aplicará a estas nuevas bóvedas; en conjunto con los datos recogidos en los ensayos realizados dará seguridad a arquitectos y constructores para construir mayores tamaños y formas novedosas. A pesar de esta transformación, la mejor manera de enfrentarse al cálculo de una bóveda tabicada, bien sea para diseñarla en un edificio nuevo como para comprobar su validez en uno ya construido, es englobarla, como cualquier otra fábrica, dentro del análisis límite. Es el método más seguro y a la vez, el más sencillo de todos los disponibles actualmente.
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La arquitectura barroca eclesiástica de Madrid guarda un encanto típico no muy explorado. Muchas fueron las iglesias construidas, durante los siglos XVII y XVIII, en la capital madrileña como defensa ante la creciente amenaza del protestantismo. La Contrarreforma, un periodo de dudas caracterizado por la angustia y dualidad cuyos contrastes se reflejan en la arquitectura de la época. La luz, como elemento material, participa en la creación de los espacios arquitectónicos dotándoles de significado. En esta comunicación se analiza el papel de la luz en el interior de algunas iglesias representativas del estilo barroco madrileño, con el objetivo de identificar el lenguaje lumínico utilizado en ellas, y la simbología de la luz en su contexto. Se estudian las reformas hechas en estas iglesias que han afectado a las condiciones originales de su iluminación natural, y su repercusión en la alteración de las supuestas intenciones iniciales de los arquitectos proyectistas. También se analiza la iluminación artificial actual de los casos de estudio en este mismo sentido, y su adecuación a la primitiva iluminación de las iglesias. Dentro del ámbito de la conservación del patrimonio, la investigación plantea la posible recuperación de las condiciones originales de iluminación, y los requisitos técnicos para la instalación de una iluminación artificial que recupere o potencie dichas condiciones.
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La escalera de caracol es uno de los elementos que mejor define la evolución de la construcción pétrea a lo largo de nuestra historia moderna. El movimiento helicoidal de las piezas de una escalera muestra, con frecuencia, el virtuosismo que alcanzaron los maestros del arte de la cantería y la plasticidad, expresividad y ligereza de sus obras. A pesar de su origen exclusivamente utilitario y de su ubicación secundaria, se convertirán en signo de maestría y en elementos protagonistas del espacio que recorren y de la composición de los edificios, como es el caso de las grande vis de los Châteaux franceses del XVI como Blois, Chateaudun o Chambord o los schlosses alemanes como el de Hartenfels en Torgau. Este protagonismo queda patente en los tratados y manuscritos de cantería, elaborados fundamentalmente en España y Francia, a partir del siglo XVI que recogen un gran número de variantes de escaleras de caracol entre sus folios. Breve historia de la escalera de Caracol Los ejemplos más antiguos conocidos de escaleras de caracol en Occidente provienen de los primeros siglos de nuestra era y están asociados a construcciones de tipo conmemorativo, funerario o civil, romanas. Destaca de entre ellas la columna trajana, construida en el 113 por Apolodoro de Damasco en los Foros de Roma. Esta columna, conservada en la actualidad, fue profusamente representada por los tratados de arquitectura desde el Renacimento como el de Serlio, Caramuel, Piranesi, Rondelet y, más recientemente, Canina. Choisy describe en El arte de construir en Bizancio un grupo de escaleras de caracol cubiertas por bóvedas helicoidales y construidas entre el siglo IV y VIII; a esta misma época pertenecen otras escaleras con bóvedas aparejadas de forma desigual con sillarejos y sillares de pequeño tamaño sin reglas de traba claras, pensadas al igual que las de Choisy para ser revestidas con un mortero. Herederas de estas bóvedas de la antigüedad son las escaleras de caracol de la Edad Media. Así las describe Viollet le Duc: “compuestas por un machón construido en cantería, con caja perimetral circular, bóveda helicoidal construida en piedra sin aparejar, que se apoya en el machón y sobre el paramento circular interior. Estas bóvedas soportan los peldaños en los que las aristas son trazadas siguiendo los radios del círculo”. En esta misma época, siglos XI y XII, se construyen un grupo de escaleras de caracol abovedadas en piedra de cantería vista: las de la torre oeste de Notre Dame des Doms en Avignon, las de la tour de Roi, de Évêque y Bermonde de los Chateaux de Uzés, las gemelas de las torres de la Catedral Saint Théodorit de Uzés y la conocida escalera del transepto de la Abadía de Saint Gilles. Ésta última dará el nombre a uno de los modelos estereotómicos de mayor complejidad del art du trait o arte de la cantería: la vis Saint Gilles, que aparece en la mayoría de los textos dedicados al corte de piedras en España y Francia. La perfección y dificultad de su trazado hizo que, durante siglos, esta escalera de caracol fuera lugar de peregrinación de canteros y se convirtiera en el arquetipo de un modelo representado con profusión en los tratados hasta el siglo XIX. A partir del siglo XIII, será el husillo el tipo de escalera curva que dará respuesta a las intenciones de la arquitectura a la “moderna” o gótica. Estas escaleras con machón central se generalizarán, insertándose en un complejo sistema de circulaciones de servicio, que conectaban por completo, en horizontal y vertical, los edificios. Estos pasadizos horizontales y estas conexiones verticales, hábilmente incorporadas en el espesor de contrafuertes, machones, esquinas, etc, serán una innovación específicamente gótica, como señala Fitchen. La pieza de peldaño, que se fabrica casi “en serie” reflejará fielmente el espíritu racional y funcionalista de la arquitectura gótica. Inicialmente los peldaños serán prismáticos, sin labrar por su cara interior; después, éstos darán paso a escaleras más amables con los helicoides reglados formando su intradós. Insertos en construcciones góticas y en convivencia con husillos, encontramos algunos ejemplos de escaleras abovedadas en el siglo XIII y XIV. Estamos hablando de la escalera de la torre este del Castillo de Maniace en Siracusa, Sicilia y la escalera de la torre norte del transepto de la Catedral de Barcelona. En ambos casos, los caracoles se pueden relacionar con el tipo vis de Saint Gilles, pero incorporan invariantes de la construcción gótica que les hace mantener una relación tipológica y constructiva con los husillos elaborados en la misma época. En la segunda mitad del siglo XV aparecen, vinculadas al ámbito mediterráneo, un conjunto de escaleras en las que el machón central se desplaza transformándose en una moldura perimetral y dejando su lugar a un espacio hueco que permite el paso de la luz. Los tratados manuscritos de cantería que circulan en el XVI y XVII por España recogen el modelo con su denominación: caracol de Mallorca. Varios autores han mantenido la tesis de que el nombre proviene de la escalera situada en la torre noroeste de la Lonja de Palma de Mallorca. Los Manuscritos y tratados de Cantería y las escaleras de caracol Coincidiendo con la apertura intelectual que propicia el Renacimiento se publican algunos tratados de arquitectura que contienen capítulos dedicados al corte de las piedras. El primero de ellos es Le premier tome de l’Architecture de Philibert de L’Orme, publicado en 1567 en Francia. En España tenemos constancia de la existencia de numerosos cuadernos profesionales que circulaban entre los canteros. Varias copias de estos manuscritos han llegado hasta nuestros días. Los más completos son sin duda, las dos copias que se conservan del tratado de arquitectura de Alonso de Vandelvira, una en la Biblioteca Nacional y otra en la Biblioteca de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid y el manuscrito titulado Cerramientos y trazas de Montea de Ginés Martínez de Aranda. Todas estas colecciones de aparejos, con excepción de la atribuida a Pedro de Albiz, presentan trazas de escaleras de caracol. En los siglos XVII y XVIII los textos en España más interesantes para nuestras investigaciones son, como en el XVI, manuscritos que no llegaron a ver la imprenta. Entre ellos destacan De l’art del picapedrer de Joseph Gelabert y el Cuaderno de Arquitectura de Juan de Portor y Castro. Estos dos textos, que contienen varios aparejos de caracoles, están claramente vinculados con la práctica constructiva a diferencia de los textos impresos del XVIII, como los del Padre Tosca o el de Juan García Berruguilla, que dedican algunos capítulos a cortes de Cantería entre los que incluyen trazas de escaleras, pero desde un punto de vista más teórico. Podemos agrupar las trazas recogidas en los manuscritos y tratados en cinco grandes grupos: el caracol de husillo, el caracol de Mallorca, los caracoles abovedados, los caracoles exentos y los caracoles dobles. El husillo, de procedencia gótica, permanece en la mayoría de nuestros textos con diferentes denominaciones: caracol de husillo, caracol de nabo redondo o caracol macho. Se seguirá construyendo con frecuencia durante todo el periodo de la Edad Moderna. Los ejemplares más bellos presentan el intradós labrado formando un helicoide cilíndrico recto como es el caso del husillo del Monasterio de la Vid o el de la Catedral de Salamanca o un helicoide axial recto como en el de la Capilla de la Comunión en la Catedral de Santiago de Compostela. La diferencia estriba en la unión del intradós y el machón central: una amable tangencia en el primer caso o un encuentro marcado por una hélice en el segundo. El segundo tipo de caracol presente en casi todos los autores es el caracol de Mallorca. Vandelvira, Martínez de Aranda, y posteriormente Portor y Castro lo estudian con detenimiento. Gelabert, a mediados del siglo XVII, nos recordará su origen mediterráneo al presentar el que denomina Caracol de ojo abierto. El Caracol de Mallorca también estará presente en colecciones de aparejos como las atribuidas a Alonso de Guardia y Juan de Aguirre, ambas depositadas en la Biblioteca Nacional y en las compilaciones técnicas del siglo XVIII, de fuerte influencia francesa, aunque en este caso ya sin conservar su apelación original. El Caracol que dicen de Mallorca se extiende por todo el territorio peninsular de la mano de los principales maestros de la cantería. Los helicoides labrados con exquisita exactitud, acompañados de armoniosas molduras, servirán de acceso a espacios más representativos como bibliotecas, archivos, salas, etc. Es la escalera de la luz, como nos recuerda su apelación francesa, vis a jour. Precisamente en Francia, coincidiendo con el renacimiento de la arquitectura clásica se realizan una serie de escaleras de caracol abovedadas, en vis de Saint Gilles. Los tratados franceses, comenzando por De L’Orme, y siguiendo por, Jousse, Derand, Milliet Dechales, De la Hire, De la Rue, Frezier, Rondelet, Adhémar o Leroy, entre otros, recogen en sus escritos el modelo y coinciden en reconocer la dificultad de su trazado y el prestigio que adquirían los canteros al elaborar este tipo de escaleras. El modelo llega nuestras tierras en un momento histórico de productivo intercambio cultural y profesional entre Francia y España. Vandelvira, Martínez de Aranda y Portor y Castro analizan en sus tratados la “vía de San Gil”. En la provincia de Cádiz, en la Iglesia Mayor de Medina Sidonia, se construirá el más perfecto de los caracoles abovedados de la España renacentista. También en la provincia de Cádiz y vinculadas, posiblemente, a los mismos maestros encontramos un curioso grupo de escaleras abovedadas con generatriz circular horizontal. A pesar del extenso catálogo de escaleras presentes en la tratadística española, no aparece ninguna que muestre una mínima relación con ellas. Desde el punto de vista de la geometría, estamos ante uno de los tipos de escaleras que describe Choisy en El arte de construir en Bizancio. Se trata de escaleras abovedadas construidas por hojas y lechos horizontales. Los caracoles abovedados tendrán también su versión poligonal: la vis Saint Gilles quarré o el caracol de emperadores cuadrado en su versión vandelviresca. Las soluciones que dibujan los tratados son de planta cuadrada, pero la ejecución será poligonal en los raros ejemplos construidos, que se encuentran exclusivamente en Francia. Su geometría es compleja: el intradós es una superficie reglada alabeada denominada cilindroide; su trazado requiere una habilidad extrema y al ser un tanto innecesaria desde el punto de vista funcional, fue muy poco construida. Otro tipo de escalera habitual es la que Vandelvira y Martínez de Aranda denominan en sus tratados “caracol exento”. Se trata de una escalera volada alrededor de un pilar, sin apoyo en una caja perimetral y que, por lo tanto, debe trabajar en ménsula. Su función fue servir de acceso a espacios de reducidas dimensiones como púlpitos, órganos o coros. Encontramos ejemplos de estos caracoles exentos en el púlpito de la catedral de Viena y en España, en la subida al coro de la Iglesia arciprestal de Morella en Valencia. El largo repertorio de escaleras de caracol prosigue en los tratados y en las múltiples soluciones que encontramos en arquitecturas civiles y religiosas en toda Europa. Hasta varios caracoles en una sola caja: dobles e incluso triples. Dobles como el conocido de Chambord, o el doble husillo del Convento de Santo Domingo en Valencia, rematado por un caracol de Mallorca; triples como la triple escalera del Convento de Santo Domingo de Bonaval en Santiago de Compostela. La tratadística española recogerá dos tipos de caracoles dobles, el ya comentado en una sola caja, en versiones con y sin machón central, definidos por Martínez de Aranda, Juan de Aguirre, Alonso de Guardia y Joseph Gelabert y el caracol doble formado por dos cajas diferentes y coaxiales. Vandelvira lo define como Caracol de Emperadores. Será el único tipo de caracol que recoja Cristobal de Rojas en su Teoría y Práctica de Fortificación. No hay duda que las escaleras de caracol han formado parte de un privilegiado grupo de elementos constructivos en constante evolución e investigación a lo largo de la historia de la arquitectura en piedra. Desde el cantero más humilde hasta los grandes maestros catedralicios las construyeron y, en muchos casos, crearon modelos nuevos en los pergaminos de sus propias colecciones o directamente sobre la piedra. Estos modelos casi experimentales sirvieron para encontrar trabajo o demostrar un grado de profesionalidad a sus autores, que les hiciera, al mismo tiempo, ganarse el respeto de sus compañeros. Gracias a esto, se inició un proceso ese proceso de investigación y evolución que produjo una diversidad en los tipos, sin precedentes en otros elementos similares, y la transferencia de procedimientos dentro del arte de la cantería. Los grandes autores del mundo de la piedra propusieron multitud de tipos y variantes, sin embargo, el modelo de estereotomía tradicionalmente considerado más complejo y más admirado es un caracol de reducidas dimensiones construido en el siglo XII: la Vis de Saint Gilles. Posiblemente ahí es donde reside la grandeza de este arte.
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La presente tesis estudia el desarrollo artístico de las misiones jesuitas y los pueblos coloniales de Mojos durante los siglos XVII y XVIII, en la América española, y profundiza en la conservación y pérdida de aquel patrimonio desde su origen hasta hoy. Entre los objetivos del estudio cabe señalar el análisis de los procesos de dotación arquitectónica y artística de los pueblos y sus iglesias, incluyendo las contribuciones artísticas, técnicas y económicas de los diferentes actores, especialmente durante la etapa colonial. También la identificación de las aportaciones y las pérdidas materiales acaecidas a lo largo del tiempo, buscando la confirmación o, en su caso, la refutación de los mitos historiográficos que otorgan a los jesuitas el protagonismo del desarrollo material de los pueblos de Mojos y a sus sucesores la pérdida de todo lo logrado. Para ello se ha utilizado una metodología que combina el estudio y el inventario in situ del patrimonio cultural material, conservado en la actualidad en los antiguos pueblos coloniales de Mojos, junto con una amplia investigación de fuentes de archivo, que conforma el sustrato científico de la reconstrucción de los antiguos pueblos de Mojos. Interesa subrayar entre los resultados del primer objetivo mencionado: la clasificación de los distintos periodos constructivos de la región; la ubicación de algunos arquitectos y directores de obra; ciertas descripciones de técnicas y espacios junto con variados testimonios; así como representaciones gráficas y fotográficas de los edificios donde se muestran tipologías, materiales, técnicas, funcionalidad espacial, etc. En el caso de los bienes muebles, se demuestra la rica y variada dotación que en general tuvieron las iglesias mojeñas, así como la importación de piezas durante toda la etapa jesuita; fundamentalmente pintura, platería y ornamentos sacerdotales, procedentes de las ciudades del Perú virreinal...
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La tesis tiene por objeto el estudio de los usos y funciones que tuvo el palacio del Buen Retiro durante los siglos XVII y XVIII, y cuál fue el proceso de formación, disposición y dispersión de las colecciones de obras de arte que alhajaban sus estancias, y en especial de las pinturas. Para llevarlo a cabo, hemos revisado la amplia bibliografía disponible, y consultado numerosas fuentes relativas al real sitio, a los artistas que trabajaron en él o realizaron obras que formaron parte de su decoración, y a la visión que tuvieron del Retiro los representantes diplomáticos y los viajeros a lo largo de los siglos XVII y XVIII. De este modo, hemos creado un sólido corpus documental que nos ha permitido reconstruir la serie de inventarios que se realizaron de las obras de arte que decoraban el Retiro, y también fechar las distintas marcas que fueron recibiendo las pinturas. La combinación de ambos datos ha resultado ser de enorme importancia para poder individualizar los principales espacios del palacio, los programas decorativos que albergó, y localizar con ciertas garantías buena parte de las obras de arte pertenecientes al Retiro. El amplio capítulo dedicado al siglo XVII, indispensable para poder comprender qué usos tenía el real sitio y verificar cuáles fueron los cambios que experimentó la colección a lo largo del siglo XVIII, ha permitido comprobar y documentar cómo, con la decisión de ampliar el cuarto real de San Jerónimo en 1632, se puso en marcha uno de los proyectos más interesantes de la historia del coleccionismo europeo del siglo XVII. Gracias a distintos documentos inéditos hemos podido precisar cómo y cuándo se produjeron los encargos destinados a alhajar el palacio, entre los que destacan las series de pinturas de paisajes con eremitas, la de escenas de la Antigua Roma, y la de san Juan Bautista...
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El objetivo es determinar las características constructivas, geométricas y materiales en la construcción de cúpulas originales de ladrillo en templos de la provincia de Alicante desde finales del siglo XVII hasta principios del siglo XIX. Se estudian 38 cruceros de iglesias y catedrales en 35 localidades alicantinas mediante recopilación de dibujos originales, levantamiento de planos, construcción en 3D, termografías y toma de muestras, todo ello seguido de un análisis comparativo de variables. Constructivamente, el 88,57 % de las cúpulas simples analizadas son de una hoja de ladrillo macizo (colocado a rosca). Geométricamente, el 97,37 % presentan planta circular y el 92,1 % peralte. El acabado azul vidriado en cubierta es el característico de la provincia (68,42 %), adornado con limatesas en color blanco. Un estudio imprescindible para establecer criterios de uso y conservación, facilitando futuras intervenciones de rehabilitación en este tipo de construcciones religiosas.
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David Hume belonged to the consecuencialist philosophical tendency, in which is included utilitarianism. This tendency was opposed to the normativism philosophy, in which is enrolled contractualism. This article analyzes the critique made by David Hume, from the utilitarianism perspective, against contractualism. The major philosophers of contractualism are Thomas Hobbes, John Locke and Jean Jacques Rousseau. Hume implemented three arguments in opposition to them: 1) historic: the social contract does not have any practical testing. Therefore it could not be presented as the foundation of the state; 2) philosophical: it is not the duty, but the interest that moves men to seek the formation of the political authority; 3) social: in the consciousness of the people, there is no trace of the social contract.Utilitarianism was one of the philosophical tendencies that finished the theoretical hegemony that contractualism had during the XVII and the XVIII centuries. Nonetheless from the historical and social point of view, the liberalization movements in many parts of the world, at that time, were inspired by contractualism. It means that from the theoretical point of view, utilitarianism, certainly, stressed the empirical origins of the state but not the rational justification of the political Authority. Hume was unable to understand the normative force that contractualism owns, which inspires human action.
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In this article, it is proposed a brief revision of the number of Techialoyan codices. To do this, the text starts with a definition of the corpus, that it is composed of manuscripts done between the half of the 17th century and beginning of the next. Around these documents there are many doubts and it remains much to do. In this case, we present a review around the lists and catalogues to see the changes of the group through time. Our conclusion is that is necessary recount the corpus, because there are fragmented documents and others are unknowns or copies. Finally, we show our count, that leaves the number less than fifty-six documents catalogued until today.
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Este trabajo se encuadra en el ámbito de la investigación que estamos desarrollando sobre la historia de los términos de albeitería en portugués. Específicamente, este trabajo particular visa el estudio de los términos no construidos en portugués que son utilizados en El Livro de alveitaria de Mestre Giraldo, de 1318. Los objetivos de este estudio se centran en la comparación de los términos de enfermedades de los caballos que se encuentran en el que es el más antiguo manual de albeitería redactado en portugués con los términos utilizados en manuales posteriores. Nos interesa comprender si los términos de Mestre Giraldo presentan continuidad a lo largo de los siglos o bien si otros habrán reemplazado a aquellos. Con este propósito, hemos comparado los términos de Mestre Giraldo con los términos utilizados en manuales de albeitería de los siglos XVII y XVIII. En trabajos anteriores, nuestro objeto de análisis han sido los términos contruidos en portugués. Presentemente, nuestra atención se dirige hacia los términos no contruidos, o sea, hacia aquellas voces que son el resultado de la herencia del latín o de otras lenguas, como, por ejemplo, adragunchos, anafafes y exaaguases.
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Se analiza el origen y pervivencia de la teoría de supuestos fenicios en el Nuevo Mundo, particularmente en Brasil, y las imágenes que esa idea proyectó a lo largo del tiempo. Una hipótesis generada entre la intelectualidad europea a partir de la llegada de los primeros navegantes europeos a finales del siglo XV, y alimentada por los relatos de los primeros cronistas y Viajeros Naturalistas del continente americano, considerados sus primeros historiadores, y que intentaron explicar el origen de sus gentes. Una teoría que se fue difundiendo a lo largo de los siglos siguientes, y que posteriormente fue defendida por intelectuales brasileños, dando origen a una polémica atestiguada por una extensa bibliografía. Dicha hipótesis, aunque defendida por religiosos europeos, fue sostenida por exploradores coloniales con intereses económicos en América. Durante el período de unificación de las coronas Ibéricas (1580 a 1640) bajo mando español, se acentuó la defensa de sus premisas. En Brasil, será asumida por representantes de su nueva élite tras la independencia política del país en 1822. A finales del siglo XIX, a partir del presunto hallazgo de cierta epigrafía en su territorio, se producirá el cenit de la creencia de navegantes semitas en el país, convirtiéndose en un tema a la orden del día en el mundo académico. La propagación de dicha teoría parece haber acompañado de forma intermitente varias etapas de la historia de Brasil, empezando por el periodo colonial caracterizado por la expropiación de la tierra al autóctono y el acopio de sus beneficios en manos portuguesas, generados por el comercio de sus productos. Utilizándose mano de obra esclava sobre todo procedente de África, y con base en un gran sistema de tenencia lusa de la tierra. Fue apoyada aun por la literatura europea de los siglos XVII y XVIII, que buscó definir la génesis del Nuevo Mundo considerado inferior...
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Juan de Mariana (1536-1624) fue un autor español de la orden de los jesuitas que destacó por escribir el primer libro moderno de historia de España. Por encargo del rey Felipe II, publicó en latín Historia de rebus Hispaniae en 1592 y su propia traducción al español con el título Historia general de España en 1601. Esta investigación doctoral tiene como objetivo analizar sus principales obras de economía política De Rege et Regis Institutione (1599) y De Monetae Mutatione (1609), junto con su obra histórica, para contestar dos cuestiones importantes: si Juan de Mariana perteneció a la Escuela de Salamanca y, también, si podría considerarse un precursor del liberalismo que influyó en autores de los siglos XVII y XVIII. Con el objetivo de responder a la primera cuestión, la investigación propone dos agrupaciones posibles de los escolásticos tardíos españoles que permiten analizar en su conjunto las instituciones y los principios que defendieron. La primera clasificación agrupa a los autores en función de su vinculación a la Universidad de Salamanca y del uso del derecho de gentes (que es el derecho consuetudinario o “common law” inglés) y se denomina Escuela de Salamanca. Sin embargo, la segunda clasificación agrupa a los autores como un colectivo más amplio que fusiona la Escuela de Salamanca junto con los autores españoles sobre los que influyó y que, rápidamente, se extendió a todas las universidades españolas (Palencia, Valladolid, Alcalá de Henares, Valencia, Sevilla), vinculados por el uso genérico del derecho natural (como referirse a lo que “existe con independencia de la voluntad humana”); que emplearon en la identificaron de las instituciones y de los principios responsables del funcionamiento del orden de mercado o económico como, entre otros, los derechos de propiedad, los contratos privados, el comercio internacional, el principio de consentimiento, los principios tributarios, el precio del mercado, el origen del dinero y sus funciones, la necesidad de equilibrio en los presupuestos públicos, los impuestos bajos y el mínimo endeudamiento, el principio de la preferencia temporal, la tasa de interés de los préstamos, la importancia de las letras de crédito… Se han comparado las instituciones que defendió el padre Mariana con aquellas que argumentaron los autores de la Escuela de Salamanca, llegando a la conclusión de que no pertenece a la Escuela de Salamanca de Economía (ESE) porque no emplea el derecho de gentes y nunca estudió en la Universidad de Salamanca pero que, sin embargo, sí puede considerarse un heredero de la misma y que, de hecho, constituye uno de los máximos exponentes de un conjunto más amplio, denominado Escuela Española de Economía (EEE)...