794 resultados para Desnacionalización, monroismo, política ecológica, México.
Resumo:
El proceso de la Revolución mexicana desatado durante 1910 tuvo su punto de inflexión histórica en la asunción de Francisco Madero como presidente de México en 1911 y en el marco sociopolítico donde se desarrolló la campaña electoral. La dictadura de Díaz era el blanco a demoler desde todas las esferas: la económico, la social y la cultural. La investigación sobre este período pretende, hasta donde es posible, dar cuenta de que en las fuentes históricas consultadas, como es el caso de François Xavier Guerra, Fernando Mires y Enrique Krauze, se otorga escasa consideración al trabajo realizado por el movimiento agitador de los principios del anarquismo agrario: el magonismo. Movimiento que se mimetizó con la masa indígena, obrera y campesina y que fue quizás el verdadero autor intelectual de la revolución. El epistolario, los discursos y artículos políticos de Ricardo Flores Magón, vertidos en el periódico Regeneración durante este período, y su lucha política desarrollada en el seno de las comunidades indígenas y en las zonas fronterizas del norte de México co-ocurrían con las disertaciones, ciclos de conferencias, actividades académicas y lectura de artículos culturales y filosóficos de los llamados jóvenes intelectuales fundadores del Ateneo de la Juventud en 1909. José Vasconcelos, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes, Antonio Caso, Diego Rivera son sólo algunos de los nombres de quienes lo integraron. Escritores, abogados, pintores y artistas, desde una "cosmovisión clásica" en el campo de las humanidades, elaboraron y reprogramaron prácticas culturales plasmando una política cultural nacional extensiva finalmente al resto del continente con un principio fundacional: el rechazo hacia la filosofía positivista. El resultado fue la implementación en el campo cultural de un complejo entramado retórico y político que contrastaba con la libertad y la elección de lo nativo mexicano que proclamaban, un proyecto vedado en la práctica a un alto porcentaje de la población mexicana: indígenas, campesinos y obreros.
Resumo:
La escuela Normal Rural (NR) mexicana se creó en 1921 para formar profesores de educación primaria que atendieran las zonas rurales y marginadas en México; fue una respuesta a los compromisos sociales que permearon y acicatearon la revolución de 1910. La perspectiva educativa e ideológica-cultural que se construyó en estas escuelas se artículo, pero también se ajustó, a la política educativa en turno. Articulación y ajuste que se configuró desde la perspectiva de las comunidades escolares de estas escuelas. La ponencia revisa cómo la política educativa mexicana no se ha aplicado mecánicamente (Torres, 2008) en estas escuelas. Alumnos y profesores siempre han planteado una interpretación a las acciones y decisiones educativas gubernamentales, con la intención de mantener su vigencia y permanencia en el contexto de las escuelas formadoras de profesores. Las escuelas normales rurales mexicanas pueden explicarse desde diversas aristas, esta ponencia aborda la configuración que media entre la política educativa y las condiciones y perspectivas escolares, para lo cual se retoma las condicionantes que confluyen al interior de este tipo de planteles educativos y del cual se puede considerar las relaciones de poder, la cultura política y la ideología
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El proceso de la Revolución mexicana desatado durante 1910 tuvo su punto de inflexión histórica en la asunción de Francisco Madero como presidente de México en 1911 y en el marco sociopolítico donde se desarrolló la campaña electoral. La dictadura de Díaz era el blanco a demoler desde todas las esferas: la económico, la social y la cultural. La investigación sobre este período pretende, hasta donde es posible, dar cuenta de que en las fuentes históricas consultadas, como es el caso de François Xavier Guerra, Fernando Mires y Enrique Krauze, se otorga escasa consideración al trabajo realizado por el movimiento agitador de los principios del anarquismo agrario: el magonismo. Movimiento que se mimetizó con la masa indígena, obrera y campesina y que fue quizás el verdadero autor intelectual de la revolución. El epistolario, los discursos y artículos políticos de Ricardo Flores Magón, vertidos en el periódico Regeneración durante este período, y su lucha política desarrollada en el seno de las comunidades indígenas y en las zonas fronterizas del norte de México co-ocurrían con las disertaciones, ciclos de conferencias, actividades académicas y lectura de artículos culturales y filosóficos de los llamados jóvenes intelectuales fundadores del Ateneo de la Juventud en 1909. José Vasconcelos, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes, Antonio Caso, Diego Rivera son sólo algunos de los nombres de quienes lo integraron. Escritores, abogados, pintores y artistas, desde una "cosmovisión clásica" en el campo de las humanidades, elaboraron y reprogramaron prácticas culturales plasmando una política cultural nacional extensiva finalmente al resto del continente con un principio fundacional: el rechazo hacia la filosofía positivista. El resultado fue la implementación en el campo cultural de un complejo entramado retórico y político que contrastaba con la libertad y la elección de lo nativo mexicano que proclamaban, un proyecto vedado en la práctica a un alto porcentaje de la población mexicana: indígenas, campesinos y obreros.
Resumo:
La escuela Normal Rural (NR) mexicana se creó en 1921 para formar profesores de educación primaria que atendieran las zonas rurales y marginadas en México; fue una respuesta a los compromisos sociales que permearon y acicatearon la revolución de 1910. La perspectiva educativa e ideológica-cultural que se construyó en estas escuelas se artículo, pero también se ajustó, a la política educativa en turno. Articulación y ajuste que se configuró desde la perspectiva de las comunidades escolares de estas escuelas. La ponencia revisa cómo la política educativa mexicana no se ha aplicado mecánicamente (Torres, 2008) en estas escuelas. Alumnos y profesores siempre han planteado una interpretación a las acciones y decisiones educativas gubernamentales, con la intención de mantener su vigencia y permanencia en el contexto de las escuelas formadoras de profesores. Las escuelas normales rurales mexicanas pueden explicarse desde diversas aristas, esta ponencia aborda la configuración que media entre la política educativa y las condiciones y perspectivas escolares, para lo cual se retoma las condicionantes que confluyen al interior de este tipo de planteles educativos y del cual se puede considerar las relaciones de poder, la cultura política y la ideología
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El proceso de la Revolución mexicana desatado durante 1910 tuvo su punto de inflexión histórica en la asunción de Francisco Madero como presidente de México en 1911 y en el marco sociopolítico donde se desarrolló la campaña electoral. La dictadura de Díaz era el blanco a demoler desde todas las esferas: la económico, la social y la cultural. La investigación sobre este período pretende, hasta donde es posible, dar cuenta de que en las fuentes históricas consultadas, como es el caso de François Xavier Guerra, Fernando Mires y Enrique Krauze, se otorga escasa consideración al trabajo realizado por el movimiento agitador de los principios del anarquismo agrario: el magonismo. Movimiento que se mimetizó con la masa indígena, obrera y campesina y que fue quizás el verdadero autor intelectual de la revolución. El epistolario, los discursos y artículos políticos de Ricardo Flores Magón, vertidos en el periódico Regeneración durante este período, y su lucha política desarrollada en el seno de las comunidades indígenas y en las zonas fronterizas del norte de México co-ocurrían con las disertaciones, ciclos de conferencias, actividades académicas y lectura de artículos culturales y filosóficos de los llamados jóvenes intelectuales fundadores del Ateneo de la Juventud en 1909. José Vasconcelos, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes, Antonio Caso, Diego Rivera son sólo algunos de los nombres de quienes lo integraron. Escritores, abogados, pintores y artistas, desde una "cosmovisión clásica" en el campo de las humanidades, elaboraron y reprogramaron prácticas culturales plasmando una política cultural nacional extensiva finalmente al resto del continente con un principio fundacional: el rechazo hacia la filosofía positivista. El resultado fue la implementación en el campo cultural de un complejo entramado retórico y político que contrastaba con la libertad y la elección de lo nativo mexicano que proclamaban, un proyecto vedado en la práctica a un alto porcentaje de la población mexicana: indígenas, campesinos y obreros.
Resumo:
Para mejorar la cobertura en el nivel de educación superior, fomentar el reconocimiento cultural, lingüístico y étnico, así como formar profesionales comprometidos(as) con el desarrollo de sus comunidades, la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe (CGEIB) de la Secretaría de Educación Pública (SEP), impulsó desde el año 2001 la creación de universidades interculturales en México. En la actualidad existen nueve universidades interculturales en diversos estados del país (SEP, 2015), "con una matrícula total de 10,962 estudiantes, de los cuales 46% son mujeres" (SEGOB, 2014:12). A catorce años de su apertura, se han producido varios estudios y críticas acerca de los resultados de estas instituciones. Se alude a su baja calidad educativa por localizarse en zonas marginadas del país y operar con poco presupuesto; a la alta rotación de su personal; a un insuficiente conocimiento de su oferta educativa en las regiones; y a las dificultades que enfrentan para colocar a sus egresados(as) en campos laborales complejos donde hay escaso margen para el autoempleo. Otro señalamiento es que, a pesar del genuino interés por trascender los fantasmas que persiguen históricamente a las políticas indigenistas, las universidades interculturales evidencian una reconfiguración en clave neoindigenista del proyecto educativo, por un lado, y de las historias de resistencia y de capacidad de agencia, por otro...
Resumo:
Uno de los principales objetivos de México —y más ampliamente de América Latina— es abatir la pobreza y promover una mejor distribución del ingreso, riqueza y oportunidades. Si bien esto representa hoy día uno de los escasos consensos entre los distintos actores de la sociedad, la selección del (los) instrumento(s) para lograrlo está sujeto a un acalorado debate. A tal grado llega este último disenso que se ha llegado a confundir el instrumento tomándolo como el fin último. El propósito de esta nota es mostrar que la consecución del objetivo no debe perderse de vista y que la elección del instrumento para conseguirlo debería ponderarse en menor medida, de acuerdo a las circunstancias —políticas, económicas y sociales— específicas a cada país. En particular, aquí se argumenta que la introducción de un sistema de seguridad social universal es uno de los instrumentos fundamentales para reducir la pobreza y la brecha de desigualdad en el ingreso y oportunidades. Asimismo, se sostiene que una reforma verde puede generar gran parte de los ingresos necesarios para financiar dicho sistema. Antes de ello conviene iniciar describiendo brevemente la evolución de los indicadores clave del desarrollo económico, a saber, el crecimiento económico, el nivel de pobreza y el grado de desigualdad en la distribución del ingreso. A partir de aquí se sugiere una reforma alternativa para el caso de México.