1000 resultados para Teoria da renda permanente
Resumo:
Con la reforma educativa nuestra educación secundaria se convierte en comprensiva, es decir, escolariza hasta los 16 años a todos los niños y niñas en edad de escolarización obligatoria. La enseñanza secundaria escolarizará a todos los estudiantes sin distingos de su perfil profesional o académico. Lo que ha suscitado el descenso del nivel educativo, etcétera. Aunque todos los profesores reconocen que no queda más remedio que hacer coincidir la edad de salida del sistema educativo con la edad mínima laboral, se plantea la cuestión de qué hacer con aquellos alumnos que en el modelo de la LGE se iban a los 14 años y ahora estarán, lo quieran o no, hasta los 16 años. A esto hay que añadir que la enseñanza secundaria empieza no a los 14 sino a los 12, lo que obligará a los profesores actuales de BUP a pelear con niños más que con adolescentes. Con la reforma los niños hasta los 12 años estarán escolarizados en centros de edad primaria, mientras que los mayores de 12 años, mucho más problemáticos, especialmente en términos de disciplina, pasan a la ESO. Esto significa que el tramo más difícil de la actual EGB, el ciclo superior, pasa a ser competencia de los actuales profesores de Bachillerato, a los que se añaden los actuales de FP, más lo maestros que acrediten ser Licenciados. Además, mientras el profesor de EGB tiene la posibilidad de promocionarse al pasar de profesor de primaria a profesor de secundaria, los profesores de secundaria carecen de cualquier vía de promoción, al exigirles acoplarse a un alumnado menor del que venían conociendo hasta ahora, se introducen materias curriculares que pueden socavar el peso de las asignaturas que imparten y, a cambio, no ganan nada. El profesor de la ESO se verá con un alumnado menos motivado y al que habrá de evaluar aspectos distintos a los meramente cognitivos. Uno de los grandes temores del profesorado es el hecho de que la reforma está consistiendo en tener que rellenar papeles, se incrementan los esfuerzos a atender necesidades burocráticas en detrimento de la innovación pedagógica. La reforma educativa española opta en cuanto a currículo por un modelo flexible. La Administración se reserva la elaboración de un marco curricular mínimo: Diseño Curricular Base (DCB) del que tienen que partir todos los profesores. Las razones de la existencia de estos mínimos tienen que ver con la función socializadora de la escuela. La opción establece un reparto de competencias en el que hay tres niveles distintos en el desarrollo del currículo: 1õ Primer nivel de concreción a las autoridades educativas- DCB; 2õ que compete a los equipos docentes de cada centros que se concretan en el Proyecto Curricular de Centro; 3õ Competencia de cada profesor, en concreto, y es la planificación de actividades y tareas conformando las programaciones de aula. En este marco es donde tiene lugar la formación del profesorado en Centros. Ellos son los que proponen en que quieren formarse y el Ministerio de Educación y Ciencia decide que claustros podrán formarse en aquello que han propuesto con este modelo los alumnos saben lo que tienen que aprender y el modo en que los profesores los van a evaluar. Para los padres la menor independencia del profesor reduce los conflictos y el profesor se convierte en simple mediador supuestamente neutral. Lo que obliga a la formación permanente del profesor encaminada a conseguir: cambio de actitudes del profesor para que sea más reflexivo, replantee y planifique su actividad; ampliación y actualización de la formación inicial; reciclaje del profesorado; formación continua del profesorado de FP; formación del profesor que debe desarrollar labores especificas como la formación de adultos; especialización en áreas que pudieran necesitar la dedicación de un mayor número de profesores; formación cultural permanente del profesorado. Por ello, la formación permanente del profesorado juega un papel totalmente esencial en el proceso de reforma.
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Vamos hacia la Europa del conocimiento objetivo que sólo se alcanzará si los jóvenes tienen personas, profesores, que estén dispuestos a servirles de guías, de forma que su sabiduría permita a las nuevas generaciones orientarse en el alud de informaciones que reciben y de valores que reclaman su atención. La calidad de la enseñanza sólo se puede conseguir si previamente analizamos nuestras acciones como profesores. Así, la Logse ha creado un Instituto de Calidad y Evaluación con el fin de proponer iniciativas y sugerencias a las Administraciones Educativas con el fin de mejorar la enseñanza. En 1996, este instituto inició un diagnóstico que reflejara la situación del sistema educativo español, en el momento en que se iban a transferir todas las competencias a las Comunidades Autónomas que todavía no disponían de ellas. Se centró en la enseñanza secundaria: si queremos calidad debe existir una formación permanente del profesorado.
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En todos los campos de la actividad humana, la formación permanente se ha convertido en una decisión estratégica, ineludible para las organizaciones o corporaciones que pretendan hacer frente al presente y futuro. Para los profesionales es una condición o requisito del que depende no sólo la propia competencia, sino también la supervivencia laboral. Si esto se puede decir de cualquier profesión, en general, hay que acentuarlo en la profesión docente. Este tema en las últimas décadas ha adquirido una atención sin precedentes. Visto desde cuatro puntos: una determinada concepción de la formación como desarrollo profesional, sus múltiples caras o dimensiones, las facetas sociales y políticas que también afectan a la formación y finalmente algunas sugerencias sobre la formación de formadores. El desarrollo profesional no debiera entenderse como un aditamento a la profesión docente, que requiere actualizaciones y reciclajes, si no como un contexto y contenido que converge con la misma profesión y su ejercicio cotidiano. Así, la misma práctica docente merece ser elevada a categoría de contexto y contenido importante en los procesos de formación, y al tiempo como destino de los mismos. La formación continuada del profesorado supone la conjugación de una serie combinada de múltiples factores, dimensiones y escenarios. Los factores contextuales de la formación no sólo representan contornos circundantes a la misma; en realidad la constituyen, la definen y la conforman en sus condiciones, desarrollos y resultados. En definitiva, la participación social y profesional en los sistemas de formación , su democratización interna, su accesibilidad y universalizacion y la apuesta por políticas de discriminación positiva a favor de ciertos colectivos de profesores, son criterios importantes desde los que afrontar la formación al prestar atención a esta faceta política y social. Se están sentando nuevas bases para la formación , que es preciso clasificarlas y debatirlas, pues lo que habamos como nuestro sistema de desarrollo profesional: de los docentes será una parte muy importante de lo que hagamos con el presente y futuro de nuestro sistema educativo.
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En todos los campos de la actividad humana, la formación permanente se ha convertido en una decisión estratégica, ineludible para las organizaciones o corporaciones que pretendan hacer frente al presente y futuro. Para los profesionales es una condición o requisito del que depende no sólo la propia competencia, sino también la supervivencia laboral. Si esto se puede decir de cualquier profesión, en general, hay que acentuarlo en la profesión docente. Este tema en las últimas décadas ha adquirido una atención sin precedentes. Visto desde cuatro puntos: una determinada concepción de la formación como desarrollo profesional, sus múltiples caras o dimensiones, las facetas sociales y políticas que también afectan a la formación y finalmente algunas sugerencias sobre la formación de formadores. El desarrollo profesional no debiera entenderse como un aditamento a la profesión docente, que requiere actualizaciones y reciclajes, si no como un contexto y contenido que converge con la misma profesión y su ejercicio cotidiano. Así, la misma práctica docente merece ser elevada a categoría de contexto y contenido importante en los procesos de formación, y al tiempo como destino de los mismos. La formación continuada del profesorado supone la conjugación de una serie combinada de múltiples factores, dimensiones y escenarios. Los factores contextuales de la formación no sólo representan contornos circundantes a la misma; en realidad la constituyen, la definen y la conforman en sus condiciones, desarrollos y resultados. En definitiva, la participación social y profesional en los sistemas de formación , su democratización interna, su accesibilidad y universalizacion y la apuesta por políticas de discriminación positiva a favor de ciertos colectivos de profesores, son criterios importantes desde los que afrontar la formación al prestar atención a esta faceta política y social. Se están sentando nuevas bases para la formación , que es preciso clasificarlas y debatirlas, pues lo que habamos como nuestro sistema de desarrollo profesional: de los docentes será una parte muy importante de lo que hagamos con el presente y futuro de nuestro sistema educativo.
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Aunque este trabajo se sitúa cronológicamente entre 1969-1984, el recorrido va a iniciar su andadura a partir de los años treinta, con la instauración de la II República y la importancia que dio a la renovación de la enseñanza con sus misiones pedagógicas y gran labor de los maestros. Pero se verá cortada por la nefasta guerra civil que marcará el devenir del profesorado, de su formación inicial, su trabajo, sus expectativas, su desarrollo profesional, etcétera. Y es que frente a la esperanza de renovación del sistema educativo que había contagiado la República, la guerra civil es también aquí, azote, frustración y trauma colectivo. Después se produjo una depuración de numerosos maestros a instancias del régimen y todos los elementos activos y renovadores del país fueron borrados del mapa educativo español. Es evidente, que esta incipiente formación permanente de la época quedó brutalmente sesgada y sólo comenzaría a resurgir años después, de la mano de los maestros que se oponían al régimen dictatorial y que dieron vida a los Movimientos de Renovación Pedagógica, escuelas de verano, etcétera. Así, aunque hubo conatos de intento de renovación y cambio no se realizaron hasta 1969 con la creación de los Institutos de Ciencias de la Educación y la configuración de los Movimientos de Renovación Pedagógica.Los primeros dan lugar al conocido cursillismo. Etapa caracterizada por la mediocridad, pero en paralelo se va creando un modelo más progresista que se consolidará con los Movimiento en la transición a la democracia y el resurgir con fuerza de los movimientos progresistas. Se defiende la escuela pública de mayor calidad para todos. En el primer periodo socialista se crean los centros de profesores (1984), estando al frente de los mismos algunos maestros que habían sido los protagonistas de la transición. En le final del periodo socialista gran parte de ls profesionales más comprometidos han agotado sus energías para renovar la escuela y pasar a segundo plano. La crisis general afecta a la implantación de la LOGSE que demanda un nuevo perfil profesional. Se fortalecen los movimientos de... que habían vivido un periodo de crisis y pasamos al periodo conservador donde las expectativas sobre la formación permanente no son muy entusiastas y se teme una vuelta a los planteamientos que vinculan la formación permanente a la universidad, en detrimento del protagonismo del profesorado en su formación. De las dos experiencias los ICES son para cursillos, pero la segunda práctica fue más efectiva, ya que el ámbito de actuación de los Movimientos... estaba definido por la defensa de una sociedad democrática, que contaba con una escuela pública de calidad para todos.
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Los datos expuestos indican que existe variabilidad de posturas entre los profesores. Normal en educación. A esta diversidad no es ajena la realidad social, conjunto de factores donde se entremezclan la cultura, la economía, la política, los medios de comunicación, el cambio de valores, etcétera, en la que se forma y desenvuelve. En este estudio el profesorado que se ha formado durante la época de la reconversión (gobierno socialista) presenta una religiosidad mayor que sus colegas de la transición, pues aunque la mayoría se consideran católicos en ambos casos proporcionalmente los primeros se autocalifican más practicantes; tendencia reafirmada por su pertenencia a organizaciones religiosas triplica a los de la generación de la transición. Siguiendo esta dimensión ideológica de las dos generaciones de profesores; la de los más jóvenes se manifiesta ser más conservadora políticamente hablando, un 34,7 por cien de ese signo, frente a la mitad, el 16 por cien de sus colegas de la transición. Esta tendencia más conservadora va acompañada por una menor pertenencia a asociaciones políticas sindicales, sociales, educativas clásicas y una mayor presencia en las recientes organizaciones como las ONGs y ecologistas. Parece ser que el profesorado más joven confía menos en solventar la problemática social actual por los medios clásicos de representatividad e intenta responder a ellos, dentro de organizaciones de nuevo corte que pretenden soluciones concretas a problemas concretos. Estas diferencias ideológicas van aparejadas a percepciones profesionales diferentes. Así, cuando ambos grupos presentan similitud en cuanto a la necesidad de recibir formación en cuestiones referidas al diseño y desarrollo de los procesos de enseñanza/aprendizaje y al tratamiento de las dificultades de aprendizaje, los más jóvenes confían más en los cursillos y apuestan menos que los colegas por la formación en centros, por el trabajo en grupo, lo que parece denotar una concepción más individualista de su profesión y de su perfeccionamiento. Otro aspecto distinto es la voluntariedad de su formación continua, siendo la generación más joven más proclive a que se considere obligatoria. Si son señalados como aspectos el cansancio y la rutina entre los más jóvenes en mayor proporción. En general, el profesorado de la transición es más sensible a cuestiones relacionadas con el funcionamiento democrático y los factores directamente relacionados con la mejora de la práctica docente, mientras que los de la reconversión señalan en proporciones mayores que sus colegas deficiencias y reivindicaciones de tipo material. En definitiva, la variedad de opiniones, expectativas de formación inicial, de intereses, de concepciones educativas y profesionales, etcétera, del profesorado en ejercicio de nuestros centros, junto a la complejidad de la educación actual, requiere contextualización de la formación, pero también diversidad de ofertas formativas, alejamiento del provincianismo e intercambio de calidad. El tiempo es un elemento imprescindible para consolidar tradiciones y experiencias de formación y para contrastarlas, analizarlas y evaluarlas, debiéndose ser prudentes antes de lanzar una nueva reforma o propuesta que modifique otra vez más la política de formación permanente.
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Resumen tomado de la publicación. Monográfico con el título: Los derechos de la primera infancia 0-6 año: atención socioeducativa
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Programa emitido el 15 de junio de 1995
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Programa emitido el 24 de abril de 1996
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Resumen tomado de la publicación