969 resultados para Lenguas artificiales.
Resumo:
[EN] In this paper I offer a new edition of the Euskera manuscript, written by the bascologist J.F. Aizkibel in 1856. The preliminary study focuses on a survey of the sources extensively used by Aizkibel, which are mainly two: Schleicher's Die Sprachen Europas (1850 [1852]) and Champollion-Figeac's Égypte ancienne (1840). Moreover, the comparison with the sources reveals us that Aizkibel intended to adapt Schleicher’s and Champollion-Figeac's analyses to attest that Basque was originally a very ancient monosyllabic language, and that it was spoken by cultured people. Some other linguistic ideas of Aizkibel are also discussed.
Resumo:
[ES] Este artículo trata sobre el proceso fonológico que en euskera convierte en africadas las fricativas sibilantes tras consonante sonante. El análisis de dicho proceso es particularmente adecuado para la discusión de la relación recíproca entre fonética y fonología tal y defendida por la Fonología Natural. Es ese marco teórico, este trabajo estudia la motivación fonética de la fonología; por otro lado, explora las consecuencias perceptivas –tal vez también productivas– de los distintos inventarios fonémicos de cada lengua, comparando el proceso de africación vasco con el más conocido proceso inglés de inserción oclusiva. Se argumenta que la opción terminológica africación vs. inserción podría no ser una cuestión trivial sino el reflejo de alguna diferencia en el procesamiento fonológico de condiciones fonéticas básicamente equivalentes. La optimización de la estructura silábica se presenta como otro posible elemento de la configuración del proceso y como factor que contribuye a la mayor o menor relevancia de éste en lenguas tipológicamente distintas. Se ofrecen en la sección 3 algunos comentarios sobre imágenes espectrográficas como muestra de las observaciones que dieron lugar al trabajo de investigación en curso.
Resumo:
Este trabajo es fruto de la revisión lexicográfica del Glosario del cáncer (AECC (2007): Glosario del cáncer. Bilbao: Aula de medicina y conocimiento, 103 páginas) que, en fase de redacción, se realizó, por encargo y cuya publicación se llevó a cabo en el año 2007. El Glosario del cáncer consta de 668 voces y fue elaborado por un grupo de oncólogos para una empresa que desarrolla sus actividades en el sector de la comunicación. Estos delimitaron el número y el tipo de entradas y se encargaron de la validación del lemario. Al ser una obra colectiva y no tener marcados unos criterios previos para la redacción y organización de la información de los artículos lexicográficos, la sensación de incoherencia y falta de sistematicidad se hacía patente en cada página. Así pues, en este artículo se describe la labor llevada a cabo en la mencionada revisión lexicográfica y que consistió en fijar unas normas claras de redacción, tanto de la macroestructura como de la microestructura y describir con precisión qué información debía contener cada entrada, pues en unos casos se limitaban a una o dos líneas y, en otros, llegaban hasta las quince o incluso las veinte líneas. Después de una amplia revisión se pudo homogeneizar el contenido de las entradas y su grafía. Asimismo se describen las incoherencias y errores hallados. En primer lugar, se observa que la selección de los términos no había sido hecha con unos criterios restablecidos, algo bastante frecuente en este tipo de obras, sino que cada especialista había incluido aquellas voces que consideró necesarias, es decir, la base, el esqueleto del glosario no tenía una estructura coherente. Esto motivaba, por un lado, que se repitieran algunas entradas y quedaran excluidas otras cuya necesidad se hacía evidente y, por otro, el sistema de interconexiones que permite ir de un término a otro, para obtener la mayor información pertinente, no cumplía su propósito. Por otro lado, el contenido de la microestructura presentaba una falta total de coherencia. Por consiguiente fue necesario analizar qué lengua y qué términos se usarían en las explicaciones de los sentidos. Se buscaron los epónimos necesarios y una vez establecidos, se procedió a seleccionar la información pertinente y obligatoria que debía aparecer en la definición, para tratar de establecer esquemas definicionales con el fin de que la sistematicidad fuera completa: los síntomas y nombres de enfermedades, trastornos, remedios farmacológicos, medios técnicos, organismos, etc., aparecen representados de manera desproporcional, otorgando una información más precisa y extensa en unas entradas que en otras, con lo que se crean modelos definicionales dispares, que producen, por consiguiente, una idea de falta de sistematicidad en el lector. Por último, el artículo muestra la evidente necesidad de confeccionar glosarios de tecnicismos que faciliten las labores de los profesionales de otros campos no familiarizados con esos tecnicismos, sobre todo de las personas que deben comunicar algo acerca de un ámbito del que no son especialistas.
Resumo:
La labor divulgativa que ejercen los medios de comunicación en todos los ámbitos, se extiende, ¡cómo no!, también al de las ciencias de la salud. La televisión, la radio y la prensa han ido introduciendo en la lengua estándar una serie de términos que conservan la fascinación y el prestigio de una lengua de especialización técnica y, que la mayoría de los usuarios de la lengua engullen como si se tratara de algo normal, sin pararse a reflexionar sobre la comprensión del mensaje que acaban de oír o de leer. En muchas ocasiones, el vocabulario científico no es desconocido para los hablantes de una lengua porque se ha ido formando a partir de palabras de la lengua estándar a las que se dota de un significado especializado. En otras ocasiones, no es que se produzca un cambio de significado de los términos cuando su uso se populariza, sino que se convierten en desusados o arcaicos en el ámbito de la ciencia y terminan desapareciendo, pero siguen vivos en el habla cotidiana. Son los casos de calentura, paperas, piedras… que habiendo sido términos propios de la medicina en su tiempo, en la actualidad son palabras corrientes y, poco empleadas en el mundo científico e incluso en la prensa no especializada. Se puede hablar de distintos tipos de relación entre el léxico científico y el estándar. Hay voces que pertenecen a un léxico especializado que son utilizadas por cualquier hablante de la lengua como productores de mensajes y que no conllevan dificultad alguna para la codificación o descodifación de los mensajes. Otras veces, manejamos el léxico especializado como usuarios: Me tratan con antidiuréticos, me han prohibido la riboflavina, tengo muy alto el GTP. Por otro lado, todos conocemos un léxico especializado básico que hemos adquirido en la escuela: hematíe, leucocito, sistema linfático… Existe, asimismo, un uso ultraespecializado de uso exclusivo entre los profesionales en situaciones que se refieren a su propia área de especialización. Teniendo, pues, en cuenta los diversos tipos de relación entre el lenguaje común y el científico, en este artículo se estudia si los lectores de prensa no especializada entienden el vocabulario científico referido a las ciencias de la salud y si están familiarizados o no con esos términos. Para comprobar el conocimiento del sentido de algunas voces se realizó un vaciado de los términos marcados con la abreviatura Med. ‘Medicina y Ciencias de la Salud’ en el Diccionario de español actual. Con los términos que recoge este diccionario, y que consideramos, por su frecuencia de aparición en el Banco de Datos CREA (Corpus de Referencia del Español Actual) de la RAE y en las bases documentales de algunos medios de comunicación, como de uso frecuente, se elaboró un cuestionario con el que recogemos la opinión de un grupo de alumnos de la UPV/EHU de las licenciaturas de Periodismo, Publicidad y Relaciones Públicas, Comunicación Audiovisual y Traducción e Interpretación. El análisis de los datos permite un mejor conocimiento de la relación entre el lenguaje científico de las Ciencias de la Salud, que utilizan los medios de comunicación en sus informaciones y el dominio de la lengua que manifiestan los hablantes universitarios que han elegido profesiones en las que la lengua es una herramienta básica en su quehacer diario.
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958 p.
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[EN]Traditionally writing skills have been given priority in language teaching and so, oral skills have been put aside. However, during the last years many voices have asserted the importance of oral skills. Therefore, they claim that oral language teaching must be emphasized at school. Also, the necessity of strengthening oral language is shown in the new curriculum. Nevertheless, those intentions are reflected in very different ways in textbooks. In this work we have looked into the treatment that oral language is given in teaching materials because, in our opinion, textbooks are one of the most important tools for teachers. The facts show that the importance given to oral language and the exercises and tools needed to work that skill are very different from one publishing house to another. Besides, we have confirmed that all the textbooks don’t satisfy the requirements proposed in the Basque official curriculum (e.g. didactic sequences) or that the approach to the text or the way to work with it are not always what they should be. Therefore, it is obvious that we have still a long way in the field of oral language and specially in the way of teaching oral skills
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Duración (en horas): Más de 50 horas. Destinatario: Estudiante y Docente
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422 p.
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XVII, 352 p.
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pág. var.
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521 p.
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251 p. : il.
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XXIV, 508 p.
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603 p.
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345 p.