894 resultados para fold of religion
Resumo:
Extremist rhetoric and behaviour, including violence, emanating from those fearing and opposed to Islamic extremism—and typically generalising that to Islam or Muslims—is undeniable. Equally, there is evidence of Muslim rhetoric that fires up fears of a threatening West and antipathy to religious ‘others’ as damned infidels, including Christians and Jews who are otherwise regarded as co-religionists—as ‘peoples of the Book’. Mutual discontent and antipathy abound. On the one hand, Islamic extremism provokes a reactionary extremism from parts, at least, of the non-Muslim world; on the other hand, Muslim extremism appears often in response to the perception of an aggressive and impositional colonising non-Muslim world. ‘Reactive Co-Radicalization’, I suggest, names this mutual rejection and exclusionary circle currently evident, in particular, with respect to many Muslim and non-Muslim communities. This article discusses reactive co-radicalization as a hermeneutical perspective on religious extremism with particular reference to two European cases.
Resumo:
En este artículo procuro elucidar el vínculo que David Hume establece entre religión y moral en los Diálogos sobre religión natural (1779). A la luz de esta temática pueden diferenciarse tres especies de religión: el teísmo mitigado, la religión vulgar y el teísmo moral. La primera variedad evita toda injerencia en la vida moral de las personas, en tanto que las dos últimas aspiran a regular el comportamiento. Por otra parte, si tomamos en cuenta el criterio de su existencia efectiva, el agrupamiento cambia: sólo los dos primeros tipos se dan en la realidad empírica, mientras que el tercero es un mero paradigma especulativo. Para esta clasificación tripartita resulta esencial, además, la disquisición acerca de la naturaleza divina. Ahora, en el marco de esta taxonomía, mi hipótesis central es que para Hume el teísmo moral es un mero tipo ideal con el cual algunos teólogos fantasean.
Resumo:
El artículo se compone de una introducción que examina el pasaje evangélico de Mc 12, 13-17 en relación con el pago de los impuestos, como la fuente sustancial de la arcaica problemática religioso-política cristiana. El tema de religión y política de intrínseca complejidad incluye el estudio de un documento gnóstico directo, el Tratado Tripartito (NHC I, 5), porque él encierra el vocabulario filosófico político usado por los primeros cristianos. El estudio del testimonio investigado es, además, de utilidad, porque permite analizar con superior tecnicismo la concepción político-religiosa de Pablo de Tarso y sus posibles aplicaciones a la cultura política cristiana en formación. Teniendo en cuenta este contexto es posible ir más a fondo en la captación del sentido del kath’ ékhon que aparece en la epístola deutero-paulina a los tesalonicenses (2 Tes. 2, 1-12) y la relación de este conjunto de conceptos político-religiosos con las ideas paralelas, aunque ambivalentes, acuñadas por los autores de las generaciones inmediatas, es decir, los Padres Apostólicos. Las conclusiones abordan las consecuencias que se pueden extraer de estos planteamientos antiguos que se han mantenido en el Medioevo, y su posible efectividad para el mejoramiento de la concepción cristiana actual de la política.
Resumo:
No resulta fácil desentrañar el pensamiento de un escéptico acerca de temas sobre los que prefiere abstenerse de formular juicios. Es el caso de David Hume y la religión.El filósofo escocés nacido en 1711 dejó varios escritos aludiendo al fenómeno, es decir, a la religión tal como existe de hecho, y manifestó su opinión crítica acerca de las distintas posturas intelectuales de su tiempo en torno a cuestiones religiosas. Pero siempre fue ambiguo e irónico cuando le tocó dejar asentado su propio juicio con respecto a este tema. La dificultad principal reside en que, para Hume, a quien podríamos considerar un ?escéptico mitigado?, los juicios correctos son aquellos que se ajustan a la estrecha capacidad del entendimiento humano, que no va más allá de los límites de la experiencia de la vida cotidiana. Muchos aspectos vinculados a la religión ?tales como la posibilidad de conocer de la esencia y los atributos divinos- exceden nuestras limitadas facultades y, si nos aventuramos a argumentar en ese ámbito, corremos el riesgo de caer en el error y la irracionalidad. Nuestra propuesta consiste en examinar cuál es la postura de Hume sobre los distintos problemas que presentan el conocimiento y la práctica vinculados con la religión. Respecto del conocimiento, las dificultades se plantean a la hora de determinar qué estatuto otorgarle a las creencias religiosas, cuál es el origen en nuestra mente de la religiosidad y cómo justificar por medio de argumentos la existencia y atributos de la divinidad. En cuanto a la práctica, Hume formula una serie de críticas a las actitudes e instituciones religiosas tal como se han dado históricamente a partir del análisis de las consecuencias que observa en la sociedad, de las que surge una contradicción entre un conjunto de principios respetables y un sinnúmero de acciones deplorables. Para examinar estas cuestiones es necesario tener en cuenta el punto de vista desde el que efectúa su análisis, que se vincula, como acabamos de mencionar, con el escepticismo mitigado. Finalmente, evaluaremos si es posible proponer alguna forma de religión que tenga el visto bueno de Hume y, en ese caso, qué características debería revestir. Para lograrlo, deberemos abrirnos paso entre su inteligente ironía y su excesiva prudencia.
Resumo:
El presente trabajo intenta mostrar de que manera una creencia pre-estatal, reflejo directo "no codificado" de imaginarios sociales indiferenciados, fue reutilizada, reproducida y resignificada por una ideología devenida en dominante y coincidente con el progresivo afianzamiento de la práctica estatal en Egipto. La pretensión es, en tanto y en cuanto esto no implique una artificiosidad forzada como improductiva, rastrear la etiología de la religión de estado en el Egipto faraónico y la relación directa entre la institucionalización de un culto global y la estructuración de lo que pertinentemente llamaremos campo religioso, entendido como una constelación de actores sociales en permanente interacción. La riqueza y amplitud teóricas de los análisis bourdianos, así como una relectura de sus presupuestos sobre la sociología de la religión -campo religioso, capital simbólico, habitus, etc...-, bien pueden contribuir a repensar, desde nuevas perspectivas, el punto de inflexión que supone el comienzo de la interacción entre la naciente práctica estatal y las estructuras de parentesco depositarias de un bagaje de creencias no mediatizadas
Resumo:
Durante el Reino Nuevo se produjo una ampliación de las fronteras y una fuerte centralización y estabilidad interna; es insoslayable resaltar al respecto el control por parte de la monarquía de los territorios conquistados y el mantenimiento de su posición en el Levante mediterráneo frente a la presión de mitanios e hititas. Particularmente, nos centraremos en el período amarniano, que tradicionalmente ha tenido una visión peyorativa basada en el supuesto de la 'incapacidad' real de intervención en asuntos políticos, como así también las grandes 'dificultades' en mantener el efectivo dominio del territorio.Sin embargo, diversos fueron los mecanismos de legitimación desarrollados por el poder regio en este contexto. Centrándonos en la postura fenomenológico-hermenéutica del historiador de las religiones rumano Mircea Eliade (1957) y basándonos también en los aportes de Fredrik Barth (1976), Jan Assmann (2005) y Pascal Vernus (2011), será nuestro objetivo analizar las implicaciones simbólico-religiosas de la concepción egipcia de los pueblos extranjeros y de las interacciones políticas con ellos bajo el período de gobierno de Akhenatón.
Resumo:
El problema que guía esta investigación es cómo se organiza el discurso teológico en los últimos números de Cristianismo y Revolución (C y R, en adelante), teniendo en cuenta la evolución de los artículos de contenido doctrinal y el contexto socio-histórico específico. En las secciones de la revista que abordaban la problemática religiosa, se puede advertir el pasaje del catolicismo renovador al cristianismo liberacionista. Siguiendo la misma serie de correspondencias, existe un deslizamiento de la nueva teología conciliar a una teología de la violencia, que interviene directamente en el debate político. Para demostrar esta hipótesis de trabajo observaremos la columna "Teología", analizando la relación entre violencia, fines y medios en los artículos de Jalles Costa, Olivier Maillard, Jurgen Moltmann, Rubén Dri, Hernán Benítez y José María González Ruiz. La metodología empleada combina los aportes de la Sociología y la Teoría política con la recolección de testimonios mediante las técnicas de la Historia Oral
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No resulta fácil desentrañar el pensamiento de un escéptico acerca de temas sobre los que prefiere abstenerse de formular juicios. Es el caso de David Hume y la religión.El filósofo escocés nacido en 1711 dejó varios escritos aludiendo al fenómeno, es decir, a la religión tal como existe de hecho, y manifestó su opinión crítica acerca de las distintas posturas intelectuales de su tiempo en torno a cuestiones religiosas. Pero siempre fue ambiguo e irónico cuando le tocó dejar asentado su propio juicio con respecto a este tema. La dificultad principal reside en que, para Hume, a quien podríamos considerar un ?escéptico mitigado?, los juicios correctos son aquellos que se ajustan a la estrecha capacidad del entendimiento humano, que no va más allá de los límites de la experiencia de la vida cotidiana. Muchos aspectos vinculados a la religión ?tales como la posibilidad de conocer de la esencia y los atributos divinos- exceden nuestras limitadas facultades y, si nos aventuramos a argumentar en ese ámbito, corremos el riesgo de caer en el error y la irracionalidad. Nuestra propuesta consiste en examinar cuál es la postura de Hume sobre los distintos problemas que presentan el conocimiento y la práctica vinculados con la religión. Respecto del conocimiento, las dificultades se plantean a la hora de determinar qué estatuto otorgarle a las creencias religiosas, cuál es el origen en nuestra mente de la religiosidad y cómo justificar por medio de argumentos la existencia y atributos de la divinidad. En cuanto a la práctica, Hume formula una serie de críticas a las actitudes e instituciones religiosas tal como se han dado históricamente a partir del análisis de las consecuencias que observa en la sociedad, de las que surge una contradicción entre un conjunto de principios respetables y un sinnúmero de acciones deplorables. Para examinar estas cuestiones es necesario tener en cuenta el punto de vista desde el que efectúa su análisis, que se vincula, como acabamos de mencionar, con el escepticismo mitigado. Finalmente, evaluaremos si es posible proponer alguna forma de religión que tenga el visto bueno de Hume y, en ese caso, qué características debería revestir. Para lograrlo, deberemos abrirnos paso entre su inteligente ironía y su excesiva prudencia.
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El presente trabajo intenta mostrar de que manera una creencia pre-estatal, reflejo directo "no codificado" de imaginarios sociales indiferenciados, fue reutilizada, reproducida y resignificada por una ideología devenida en dominante y coincidente con el progresivo afianzamiento de la práctica estatal en Egipto. La pretensión es, en tanto y en cuanto esto no implique una artificiosidad forzada como improductiva, rastrear la etiología de la religión de estado en el Egipto faraónico y la relación directa entre la institucionalización de un culto global y la estructuración de lo que pertinentemente llamaremos campo religioso, entendido como una constelación de actores sociales en permanente interacción. La riqueza y amplitud teóricas de los análisis bourdianos, así como una relectura de sus presupuestos sobre la sociología de la religión -campo religioso, capital simbólico, habitus, etc...-, bien pueden contribuir a repensar, desde nuevas perspectivas, el punto de inflexión que supone el comienzo de la interacción entre la naciente práctica estatal y las estructuras de parentesco depositarias de un bagaje de creencias no mediatizadas