831 resultados para Aristóteles-Comentaris
Resumo:
Fil: Bieda, Esteban. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
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El principio de contradicción tiene su lugar propio en la filosofía griega, concretamente en la Filosofía Primera o Teología de Aristóteles. No es ni un precepto ni una prohibición sobre el ente, abstraído de diversos estados de cosas, sino él mismo un estado de cosas, mejor dicho: el estado de cosas primero para todo el que quiera conocer algo. Su universalidad consiste en que presenta el estado de cosas en cuanto estado de cosas y se expresa en la decisividad de lo que constata: es imposible – que lo es el caso no sea el caso.
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Opúsculo Filosófico es la publicación del Centro de Estudios de Filosofía Clásica que se constituye como tal en el mes de mayo de 2008, dependiendo del Instituto de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras perteneciente a la Universidad Nacional de Cuyo, y que reúne a estudiosos del pensamiento de universidades nacionales y extranjeras.
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Bertrand Russell dio una solución lógica general a la definición de los números caracterizando al número tres como la clase que es correspondiente a todas las clases biunívocas con los grupos de tres. Para Frege la definición del número era una de las cruces de la comprensión de la aritmética. Hegel, por su parte, bajo el impulso de la triplicidad kantiana de los juicios sintéticos, teoréticos y prácticos y la influencia de la concepción trinitaria cristiana advertía que la contraposición de los opuestos al no ser contradictoria permitía el desarrollo deviniente. La aritmología pitagórica sobre los números naturales destacó la definición del tres caracterizada por su naturaleza de mediedad. Retomando estas bases de pura inteligibilidad y las especulaciones gnósticas sobre la tríada mostraremos sus proyecciones filosófico-religiosas.
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Fil: Ghiretti, Héctor. CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) - Universidad Nacional de Cuyo
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Fil: Crespo, Ricardo.
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Fil: Rodríguez, Mirtha. Universidad Nacional de Cuyo. Facultad de Filosofía y Letras. Centro de Estudios de Filosofía Clásica
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La tragedia ha sido el modo en el que Georg Simmel formulaba su diagnóstico sobre la modernidad que estallaba en las ciudades en crecimiento de principios del siglo XX. La forma trágica de la culturamoderna será interrogada en este trabajo en relación a composiciones clásicas sobre la tragedia, como la de Aristóteles, Hegel y Lukacs. La repetida contraposición entre una forma dialéctica del pensamiento y una forma trágica asume ciertos presupuestos sobre la tragedia que oscurecen las especificidades de cada pensamiento que encuentra su lugar en la forma trágica. Es por eso que el objetivo será delinear las particularidades de esta forma en su uso simmeliano para, en última instancia, aproximarnos a la relación conflictiva entre vida y forma y pensar sus distancias y proximidades con ese uso de la tragedia que el autor despliega para pensar su realidad histórica. En última instancia se trata de encontrar los modos de la contradicción a lo largo del pensamiento de Georg Simmel
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El presente trabajo tiene como objeto reevaluar el rol que desempeña el argumento del érgon en la EN, el cual ha sido largamente utilizado como elemento favorable a una lectura determinista de la virtud en Aristóteles. En esta lectura decir que toda naturaleza tiene una función que le es propia equivale a decir que por naturaleza aquello está llamado a cumplir necesariamente con esa función. La naturaleza entonces es entendida a la vez como condición necesaria y suficiente para llevar a cabo una función específica. En lo que sigue procuraremos mostrar que esta lectura es errónea, ya que la disposición natural, si bien es condición necesaria no es a la vez condición suficiente para llevar a cabo una función. Para ello partiremos de una elucidación de dos sentidos de naturaleza en Física II y reconstruiremos el argumento del érgon a la luz de estos nuevos elementos
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Los griegos utilizaban términos como Empeiría, Tëkhne, Sophía, para designar capacidades de las personas y su competencia. Aristóteles, señalaba que el hombre resolvía su estar en el mundo de tres maneras, la actividad Teórica, la Práctica y la Productiva (poiética). Las competencias, como capacidad para hacer las cosas, se ubican en el orden de las actividades que los griegos llamaban Poiética, que comprende lo técnico-productivo y la creación. La competencia en tanto quehacer, se expresa en términos como elaborar, producir, preparar, demostrar, etc. En este sentido la competencia es un comportamiento, por ejemplo golpear la pelota y hacer un gol desde una determinada distancia, sería una competencia, por lo mismo no constituye competencia, el conocer la distancia desde donde hacer un gol ni la forma en que debe golpearse la pelota, ya que en el primero hay una obra producida y no en el segundo, una cosa es el conocer o valorar algo y otra el hacer o producir algo. Las competencias consisten en hacer cosas, no en conocerlas ni en las actitudes que se tengan para hacerlas, pero el conocimiento y las actitudes son factores indispensables para lograr la competencia. Barriga Hernandez (2007) (1) Al conjunto organizado de procedimientos para hacer algo por parte de un sujeto, constituye lo que se llama saber procedimental o saber técnico. El valor de la competencia se encuentra en la obra o artefacto producido. El ideal de los griegos en sus primeros momentos, fue el logro del Areté (capacidad de hacer algo en toda dirección de la actividad humana).
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En el fragmento 5 del Protréptico, Aristóteles describe la filosofía como un tipo de investigación cuyo objetivo es la adquisición de la sabiduría, esto es, de la phrónesis. Paralelamente, en el segundo libro de la Metafísica, al hablar sobre la facilidad o dificultad de la investigación sobre la verdad, Aristóteles menciona el valor del aporte de sus predecesores. Allí, Aristóteles enfatiza que aun aquellos que han estudiado superficialmente la naturaleza de las cosas han hecho una contribución en esa búsqueda (II 1, 993b, 11-15). La lectura de este libro de la Metafísica a la luz de los fragmentos del Protréptico nos induce a pensar que Aristóteles concibe la filosofía como un quehacer cooperativo en el cual participa, de alguna manera, toda la tradición filosófica. Dado esto, el objetivo de este trabajo es indagar esta concepción de la filosofía, centrándonos principalmente en los fragmentos citados del Protréptico y el segundo libro de la Metafísica
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La pobreza ha sido una cuestión vinculada a la justicia desde Platón a Thomas Pogge. El objetivo del presente texto es hacer hincapié en que Aristóteles establece que la pobreza es un mal en sí misma, fuente de conflictos sociales que -él piensa- una sociedad justa debería evitar. Por una parte, el lado histórico de la teoría aristotélica de la pobreza plantea que la democracia paradigmática promueve alguna clase de bienestar. Por otra parte, la faceta utópica expone los pensamientos de Aristóteles acerca de una sociedad ideal donde el crecimiento de la clase media reduce la lucha entre ciudadanos ricos y pobres. Sucintamente, encuentro en la filosofía política clásica lo que denomino una "Economía utópica del bienestar". Por lo tanto, me adhiero a aquellos que ven el origen de la teoría de los derechos humanos en Grecia Clásica
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La noción aristotélica de elección (proaíresis) desde hace algunos años viene siendo objeto del interés de los estudiosos. En 1963 Pierre Aubenque sostuvo la tesis de que, en realidad, en Etica Nicomaquea habría dos proairéseis distintas: la primera, más platónica, sería aquélla que interviene en la definición de virtud como héxis proairetiké, y tendría que ver con la condición intencional de estas disposiciones; la segunda, genuinamente aristotélica, aparecería exclusivamente en Etica Nicomaquea Ô y tendría que ver con una elección de los medios que sigue a la deliberación. El propósito del presente trabajo es someter esta interpretación a un examen crítico, y, en relación a la consigna propuesta por este Coloquio, reflexionar si es legítimo sospechar en la proaíresis aristotélica algún tipo de influencia del espíritu agonal propio del êthos griego