903 resultados para Poetic Discourse
What does it mean to analyse the historical dimension of discourses? A discourse-historical approach
Resumo:
The most common pattern of classroom discourse follows a three-part exchange of teacher initiation, student response, and teacher evaluation or follow-up (IRE/IRF) (Cazden, 2001). Although sometimes described as encouraging illusory understanding (Lemke, 1990), triadic exchanges can mediate meaning (Nassaji & Wells, 2000). This paper focuses on one case from a study of discursive practices of seven middle grades teachers identified for their expertise in mathematics instruction. The central result of the study was the development of a model to explain how teachers use discourse to mediate mathematical meaning in whole group instruction. Drawing on the model for analysis, thick descriptions of one teacher’s skillful orchestration of triadic exchanges that enhance student understanding of mathematics are presented.
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The 'Table of colours' has separate pagination and half-title; 'The wisdom of the ancients,' which is translated by Sir Arthur Gorges, has separate pagination and titlepage p.135 misnumbered 145
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Ante las frecuentes afirmaciones que, atendiendo a las características del discurso, presentan al teatro de García Lorca como "poético", considero oportuno destacar la preeminencia de lo lírico sobre lo escénico en Yerma, obra a la que el mismo autor subtitula como "poema trágico en tres actos y seis cuadros". Teniendo en cuenta la prolija subtitulación del autor me propongo reflexionar, a partir del análisis de la pieza y con ayuda de algunos conceptos teóricos tomados tanto de Aristóteles como de la Semiótica, la razón por la cual Yerma necesita una recepción que advierta su naturaleza lírica esencial antes de reparar en su funcionalidad escénica.
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Si bien el pensamiento de Leopoldo Lugones ha sido interpretado como autoritario y monológico, esta mirada puede ser puesta en cuestión desde la imbricación entre nacionalismo y universalismo que atraviesa sus obras de inspiración modernista. Su libro Prometeo (un proscripto del sol) –obra de pedagogía estética y homenaje al Centenario de la Patria– liga una "estética de la nacionalidad" con la defensa de los valores de la Ilustración. Sobre todo con el valor de la libertad y, desde el plano del poeta, de la libertad creadora. Este trabajo pretende interpretar, desde una hermenéutica en la cual dialoga la filosofía con el pensamiento mítico, los posibles usos del mito en la escritura lugoniana del Prometeo. Usos que pueden dar lugar tanto al núcleo constitutivo de lo que será su discurso nacionalista más excluyente a partir las conferencias de 1913 sobre el poema Martín Fierro, como a una defensa de la autonomía poética ante el mundo burgués vinculada a cierta forma de pensamiento utópico.
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Una acostumbrada y debatida concepción considera inadecuado expresar temas filosóficos por medio del uso de la poesía, pues en líneas generales la poesía no satisface el rigor y claridad necesarios para desarrollar temas científicos. Este conflicto entre contenido y forma es reconocido como una característica de la poesía didáctica que se manifiesta muy bien en el poema de Lucrecio. Sin embargo, Lucrecio no fue el primero en intentar este acercamiento poético a la filosofía con fines persuasivo-instructivos; esta elección, a pesar de contradecir los preceptos de Epicuro, estaba acorde con el modelo de discurso escrito empleado por algunos pensadores pre-socráticos para transmitir conocimientos sobre fenómenos naturales. El estudio de esta preferencia estilística en la obra de Lucrecio nos ayudará a comprender mejor la intención persuasivo-instructiva a la que apunta este controvertido texto y mostrar, a partir de ahí, nuevas luces que puedan ayudar a alcanzar una mejor interpretación del mismo
Resumo:
José Hierro es recordado en la historia de la literatura española por la poetización en sus obras de posguerra de un claro yo autoral, que cobra sentido casi siempre en cuanto englobado en el nosotros de una generación concreta y real: los textos hierrianos dan la impresión de estar hablando siempre en clave personal, si bien las confesiones se quedan muchas veces en el ámbito de lo público, raras veces sumergiéndose en la introspección de lo íntimo, esfera que, como es sabido, el poeta solía respetar con abundante prudencia en todos los aspectos de su vida. Todo ello se construye con las oportunas marcas de realismo o realemas, que conducen al lector en la pista de una lectura más o menos realista, tendente a eliminar todo efecto de ficción, como era canónico en la época. La evolución de José Hierro le lleva a ir dejando de lado esta poética de razón histórica para adentrarse en otros caminos, que serían tan exitosos y productivos en los años subsiguientes. No es sorprendente, por tanto, que encontremos líneas evolutivas en un autor de cuya obra se extiende en tan largo período de tiempo -pensemos que se trata de más de cincuenta años-. Sin embargo, sí llama la atención que en sus últimos libros de poesía encontremos una peculiar manera de resolver el problema del pudor y de la identidad. Encontramos en ellos la imbricación de una creciente confesión íntima y un decreciente correlato autorial. No somos las primeras en advertir esta aparente paradoja, pero lo que queremos demostrar es que las frecuentes máscaras culturalistas ejercen una función múltiple en la obra hierriana; permitiéndole conectar con las jóvenes poéticas, el autor consigue dar cabida a las inquietudes íntimas sin sentirse violentado
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José Hierro es recordado en la historia de la literatura española por la poetización en sus obras de posguerra de un claro yo autoral, que cobra sentido casi siempre en cuanto englobado en el nosotros de una generación concreta y real: los textos hierrianos dan la impresión de estar hablando siempre en clave personal, si bien las confesiones se quedan muchas veces en el ámbito de lo público, raras veces sumergiéndose en la introspección de lo íntimo, esfera que, como es sabido, el poeta solía respetar con abundante prudencia en todos los aspectos de su vida. Todo ello se construye con las oportunas marcas de realismo o realemas, que conducen al lector en la pista de una lectura más o menos realista, tendente a eliminar todo efecto de ficción, como era canónico en la época. La evolución de José Hierro le lleva a ir dejando de lado esta poética de razón histórica para adentrarse en otros caminos, que serían tan exitosos y productivos en los años subsiguientes. No es sorprendente, por tanto, que encontremos líneas evolutivas en un autor de cuya obra se extiende en tan largo período de tiempo -pensemos que se trata de más de cincuenta años-. Sin embargo, sí llama la atención que en sus últimos libros de poesía encontremos una peculiar manera de resolver el problema del pudor y de la identidad. Encontramos en ellos la imbricación de una creciente confesión íntima y un decreciente correlato autorial. No somos las primeras en advertir esta aparente paradoja, pero lo que queremos demostrar es que las frecuentes máscaras culturalistas ejercen una función múltiple en la obra hierriana; permitiéndole conectar con las jóvenes poéticas, el autor consigue dar cabida a las inquietudes íntimas sin sentirse violentado