957 resultados para Dark-eyed Juncos


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No resulta fácil desentrañar el pensamiento de un escéptico acerca de temas sobre los que prefiere abstenerse de formular juicios. Es el caso de David Hume y la religión.El filósofo escocés nacido en 1711 dejó varios escritos aludiendo al fenómeno, es decir, a la religión tal como existe de hecho, y manifestó su opinión crítica acerca de las distintas posturas intelectuales de su tiempo en torno a cuestiones religiosas. Pero siempre fue ambiguo e irónico cuando le tocó dejar asentado su propio juicio con respecto a este tema. La dificultad principal reside en que, para Hume, a quien podríamos considerar un ?escéptico mitigado?, los juicios correctos son aquellos que se ajustan a la estrecha capacidad del entendimiento humano, que no va más allá de los límites de la experiencia de la vida cotidiana. Muchos aspectos vinculados a la religión ?tales como la posibilidad de conocer de la esencia y los atributos divinos- exceden nuestras limitadas facultades y, si nos aventuramos a argumentar en ese ámbito, corremos el riesgo de caer en el error y la irracionalidad. Nuestra propuesta consiste en examinar cuál es la postura de Hume sobre los distintos problemas que presentan el conocimiento y la práctica vinculados con la religión. Respecto del conocimiento, las dificultades se plantean a la hora de determinar qué estatuto otorgarle a las creencias religiosas, cuál es el origen en nuestra mente de la religiosidad y cómo justificar por medio de argumentos la existencia y atributos de la divinidad. En cuanto a la práctica, Hume formula una serie de críticas a las actitudes e instituciones religiosas tal como se han dado históricamente a partir del análisis de las consecuencias que observa en la sociedad, de las que surge una contradicción entre un conjunto de principios respetables y un sinnúmero de acciones deplorables. Para examinar estas cuestiones es necesario tener en cuenta el punto de vista desde el que efectúa su análisis, que se vincula, como acabamos de mencionar, con el escepticismo mitigado. Finalmente, evaluaremos si es posible proponer alguna forma de religión que tenga el visto bueno de Hume y, en ese caso, qué características debería revestir. Para lograrlo, deberemos abrirnos paso entre su inteligente ironía y su excesiva prudencia.

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No resulta fácil desentrañar el pensamiento de un escéptico acerca de temas sobre los que prefiere abstenerse de formular juicios. Es el caso de David Hume y la religión.El filósofo escocés nacido en 1711 dejó varios escritos aludiendo al fenómeno, es decir, a la religión tal como existe de hecho, y manifestó su opinión crítica acerca de las distintas posturas intelectuales de su tiempo en torno a cuestiones religiosas. Pero siempre fue ambiguo e irónico cuando le tocó dejar asentado su propio juicio con respecto a este tema. La dificultad principal reside en que, para Hume, a quien podríamos considerar un ?escéptico mitigado?, los juicios correctos son aquellos que se ajustan a la estrecha capacidad del entendimiento humano, que no va más allá de los límites de la experiencia de la vida cotidiana. Muchos aspectos vinculados a la religión ?tales como la posibilidad de conocer de la esencia y los atributos divinos- exceden nuestras limitadas facultades y, si nos aventuramos a argumentar en ese ámbito, corremos el riesgo de caer en el error y la irracionalidad. Nuestra propuesta consiste en examinar cuál es la postura de Hume sobre los distintos problemas que presentan el conocimiento y la práctica vinculados con la religión. Respecto del conocimiento, las dificultades se plantean a la hora de determinar qué estatuto otorgarle a las creencias religiosas, cuál es el origen en nuestra mente de la religiosidad y cómo justificar por medio de argumentos la existencia y atributos de la divinidad. En cuanto a la práctica, Hume formula una serie de críticas a las actitudes e instituciones religiosas tal como se han dado históricamente a partir del análisis de las consecuencias que observa en la sociedad, de las que surge una contradicción entre un conjunto de principios respetables y un sinnúmero de acciones deplorables. Para examinar estas cuestiones es necesario tener en cuenta el punto de vista desde el que efectúa su análisis, que se vincula, como acabamos de mencionar, con el escepticismo mitigado. Finalmente, evaluaremos si es posible proponer alguna forma de religión que tenga el visto bueno de Hume y, en ese caso, qué características debería revestir. Para lograrlo, deberemos abrirnos paso entre su inteligente ironía y su excesiva prudencia.

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Ocean Drilling Program Legs 127 and 128 in the Japan Sea have revealed the existence of numerous dark-light rhythms of remarkable consistency in sediments of late Miocene, latest Pliocene, and especially Pleistocene age. Light-colored units within these rhythms are massive or bioturbated, consist of diatomaceous clays, silty clays, or nannofossil-rich clays, and are generally poor in organic matter. Dark-colored units are homogeneous, laminated, or thinly bedded and include substantial amounts of biogenic material such as well-preserved diatoms, planktonic foraminifers, calcareous nannofossils, and organic matter (maximum 7.4 wt%). The dark-light rhythms show a similar geometrical pattern on three different scales: First-order rhythms consist of a cluster dominated by dark-colored units followed by a cluster dominated by light-colored units (3-5 m). Spectral analysis of a gray-value time series suggests that the frequencies of the first-order rhythms in sediments of latest Pliocene and Pleistocene age correlate to the obliquity and the eccentricity cycles. The second-order dark-light rhythms include a light and a dark-colored unit (10-160 cm). They were formed in time spans of several hundred to several ten thousand years, with variance centering around 10,500 yr. This frequency may correspond to half the precessional cycle. Third-order rhythms appear as laminated or thinly bedded dark-light couplets (2-15 mm) within the dark-colored units of the second-order rhythms and may represent annual frequencies. In interpreting the rhythms, we have to take into account that (1) the occurrence of the first- and second-order rhythms is not necessarily restricted to glacial or interglacial periods as is shown by preliminary stable-isotope analysis and comparison with the published d18O record; (2) they appear to be Milankovitch-controlled; and (3) a significant number of the rhythms are sharply bounded. The origin of the dark-light rhythms is probably related to variations in monsoonal activity in the Japan Sea, which show annual frequencies, but also operates in phase with the orbital cycles.

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Rock magnetic/paleoclimatic/diagenetic relationships of sediments spanning the last 0.78 Ma have been investigated using samples collected from light and dark layers recovered at ODP Sites 794 (Yamato Basin) and 795 (Japan Basin). Rock-magnetic parameters (K, Kfd, ARM, SIRM, S-ratio) are shown to reflect diagenetic processes and climate-related variations in the concentration, mineralogy and grain-size of the magnetic minerals contained within the sediments. The magnetic mineralogy is dominated by ferrimagnetic (magnetite-type) minerals with a small contribution made by hematite and iron sulphides such as pyrrhotite and/or greigite. Magnetic mineral concentration and grain size vary between light and dark layers with the former characterized by a higher magnetic content and a finer magnetic grain size. Magnetite dissolution, related to sulfate reduction due to bacterial degradation of organic matter, is the process responsible for the magnetic characteristics observed in the dark layers, testifying to the reducing conditions in the basin. Variations in the rock magnetic properties of the sediments are strongly correlated with global oxygen isotope fluctuations, with glacial stages characterized by a lower magnetic mineral content and a coarser magnetic grain size relative to interglacial stages. Major downcore changes in the magnetic properties observed at Site 794 can be related to changes in the oceanographic conditions of the basin associated with the flow of the warm Tsushima Current into the Japan Sea at about 0.35-0.40 Ma ago.