De novitate antiqua, sive de principiis philosophandi novis et antiquis

Invocatio: Q.F.F.Q.S.

Opera juxta editionem venetam MDCCLV

UANL

Única dosis de gabapentin preoperatorio para analgesia postoperatoria: revisión de literatura

Introducción: el dolor postoperatorio supone un reto para todo anestesiólogo, en los últimos años se ha propuesto el Gabapentin preoperatorio como una buena opción paraanalgesia postoperatoria sin efectos secundarios. Metodología: se realizó una revisión sistemática incluyendo ensayos clínicos controlados realizados en pacientes adultos sometidos a diferentes tipos de cirugía. Se hizo una búsqueda en las bases de datos (PUBMED, EMBASE, LILACS, SCIELO), utilizando los términos “gabapentin”, “postoperative pain”, se extrajeron datos con los estudios incluidos. Resultados: se encontraron un total de 155 artículos, 16 de ellos cumplieron criterios de inclusión. Todos fueron evidencia tipo Ib. Las dosis utilizadas de gabapentin estuvieron entre 300 mg y 1200 mg y el intervalo de administración se encontró entre dos y una hora antes de cirugía, Hay una diferencia estadísticamente significativa en el manejo del dolor con el uso de Gabapentin preoperatorio (p<0,01) comparado contra placebo evaluado en el postoperatorio inmediato, a las 12 horas y 24 horas; así como tendencia a menor uso de opioides y menor náusea y vómito postoperatorio, Discusión: los resultados concuerdan con otros estudios similares realizados previamente y soportan el efecto del Gabapentin como analgésico directo y no solo como coadyuvante del manejo del dolor. Aún falta determinar cuál es la dosis más efectiva, aunque hasta la fecha el gabapentin supone menos efectos adversos, igualmente falta determinar si el efecto de menor nausea y vomito postoperatorio se relaciona con un efecto directo del gabapentin o por ahorro en consumo de opioides.Metodología Se realizó una revisión sistemática incluyendo ensayos clínicos controlados realizados en pacientes adultos sometidos a diferentes tipos de cirugía. Se hizo una búsqueda en las bases de datos (PUBMED, EMBASE, LILACS, SCIELO), utilizando los términos “gabapentin”, “postoperative pain”, se extrajeron datos con los estudios incluidos. ResultadosSe encontraron un total de 155 artículos, 16 de ellos cumplieron criterios de inclusión. Todos fueron evidencia tipo Ib. Las dosis utilizadas de gabapentin estuvieron entre 300 mg y 1200 mg y el intervalo de administración se encontró entre dos y una hora antes de cirugía, Hay una diferencia estadísticamente significativa en el manejo del dolor con el uso de Gabapentin preoperatorio (p<0,01) comparado contra placebo evaluado en el postoperatorio inmediato, a las 12 horas y 24 horas; así como tendencia a menor uso de opioides y menor náusea y vómito postoperatorio, DiscusiónLos resultados concuerdan con otros estudios similares realizados previamente y soportan el efecto del Gabapentin como analgésico directo y no solo como coadyuvante del manejo del dolor. Aún falta determinar cual es la dosis más efectiva, aunque hasta la fecha el gabapentin supone menos efectos adversos, igualmente falta determinar si el efecto de menor nausea y vomito postoperatorio se relaciona con un efecto directo del gabapentin o por ahorro en consumo de opioides.

Morbimortalidad asociada a transfusiones de glóbulos rojos en una unidad de cuidados intensivos pediátricos de Bogotá

Determinar si las transfusiones de glóbulos rojos en niños en cuidados intensivos se asocian a aumento de la morbimortalidad. Materiales y Métodos: Estudio observacional analítico de cohorte. Se incluyeron niños con anemia de 1 mes a 18 años de edad en un periodo de 10 meses. Resultados: 134 niños con anemia fueron incluidos. En el 51.5% la anemia se desarrolló posterior a su ingreso. De éstos, 66 niños recibieron una transfusión de glóbulos rojos y la mediana de hemoglobina pretransfusión fue de 7.5 g/dl. El 6% de los pacientes transfundidos presentó una Reacción adversa. Entre el grupo de pacientes expuesto a transfusión y los no expuestos existió diferencia significativa en la hemoglobina de ingreso, cantidad de sangre extraída y edad en el análisis bivariado. Los pacientes transfundidos tuvieron mayor mortalidad (15.2% vs. 2.9%, p =0.013). El desarrollo de falla multiorgánica también fue más frecuente en el grupo transfundido (62.1% vs. 16.2%, p < 0.001). La mediana de los días de estancia en la UCI y el tiempo de ventilación mecánica fue mayor en los niños transfundidos que en los no transfundidos, 8 vs. 4 días p< 0.001, y 6 vs. 3 días p<0.001 respectivamente. Un análisis multivariado mostró asociación de transfusión de glóbulos rojos con mortalidad y falla multiorgánica. Conclusión: Las transfusiones de glóbulos rojos se asocian con un aumento en la Mortalidad y en el desarrollo de falla multiorgánica. La estancia en la UCI y el tiempo de ventilación mecánica fue mayor en los niños transfundidos.

Morbimortalidad asociada a transfusiones de glóbulos rojos. Unidad de Cuidados Intensivos, Clínica Infantil Colsubsidio

Objetivos: Determinar si las transfusiones de glóbulos rojos en niños en cuidados intensivos se asocian a aumento de la morbimortalidad. Materiales y Métodos: Estudio observacional analítico de cohorte. Se incluyeron niños con anemia de 1 mes a 18 años de edad en un periodo de 13 meses. Resultados: 156 niños con anemia fueron incluidos. En el 51.5% la anemia se desarrolló posterior a su ingreso. De éstos, 77 niños recibieron una transfusión de glóbulos rojos y la mediana de hemoglobina pretransfusión fue de 7.5 g/dl. El 6.5% de los pacientes transfundidos presentó una Reacción adversa. Entre el grupo de pacientes expuesto a transfusión y los no expuestos existió diferencia significativa en la hemoglobina de ingreso, cantidad de sangre extraída y edad en el análisis bivariado. Los pacientes transfundidos tuvieron mayor mortalidad (12.9% vs. 2.5%, p =0.014). El desarrollo de falla multiorgánica también fue más frecuente en el grupo transfundido (57.1% vs. 13.9%, p < 0.001). La mediana de los días de estancia en la UCI y el tiempo de ventilación mecánica fue mayor en los niños transfundidos que en los no transfundidos, 8 vs. 4 días p< 0.001, y 6 vs. 3 días p<0.001 respectivamente. Un análisis multivariado mostró asociación de transfusión de glóbulos rojos con mortalidad y falla multiorgánica. Conclusión: Las transfusiones de glóbulos rojos se asocian con un aumento en la Mortalidad y en el desarrollo de falla multiorgánica. La estancia en la UCI y el tiempo de ventilación mecánica fue mayor en los niños transfundidos.

Comparison of long term cochlear noise injury and age-related cochlear degeneration in mice

This paper studies and compares age related hearing loss and noise-induced hearing loss in mice, and the different cell types that are affected by aging and noise.

1973 Yearbook

New Horizons ’73; 154 p., b&w photographs. CREDITS: FACULTY ADVISOR, ROBERT McVEIGH, OFFICE OF THE PRESIDENT; YEARBOOK REPRESENTATIVE, RON WEINMAN, FOR AMERICAN YEARBOOK; EDITORS: ANN TRZCINSKI, CAROL ClCCIARI, FRAN ATTONITO, GLORIA WALC, JOANN O'CONNOR, KATHY TRAEGER, LINDA McKENNA, LOUISE THARARUS, MERYL SUSSER, PATTY GIL; INSIDE COVER, CAROL CICCIARI; COVER DESIGN, GLORIA WALC AND CAROL CICCIARI; PHOTOGRAPHY, JOSEPH A. WALC (LEHMAN COLLEGE), KATHY TRAEGER, VINCENT NANFRA; EXTRA CREDITS, HOWARD PARNES, SAM KONIGSBERG PHOTOS, ANYONE ELSE WHO WE LEFT OUT

Dynamics of aggregate stability influenced by soil management and crop residues

The type of tillage and crop systems used can either degrade or cause a recovery of the structure of agricultural soils. The objective of this study was to determine the structural stability of the soil using mean weight diameter (MWD) of soil aggregates in three different periods of a succession of crops consisting of beans/cover plants/maize under no tillage (NT) and conventional tillage (CT) management systems. Soils were sampled at 0- to 5-cm and 5- to 15-cm depths in three periods (P1, P2, P3): 1) November 2002 (spring/summer), 2) April 2003 (beginning of autumn), and 3) December 2003 (end of spring/beginning of summer). Aggregate stability was determined by wet sieving. The effects of the tillage systems, vegetal residues, and sampling depths on the structural stability of the aggregates were assessed and then related to organic matter (OM) contents. Aggregate stability showed temporal variation as a function of OM contents and sampling period. No tillage led to high MWD values in all study periods. The lowest MWD values and OM contents were observed 4 months after the management of the residues of cover plants. This finding is consistent with the fact that at the time of the samplings, most of the OM had already mineralized. The residues of sunn-hemp, millet, and spontaneous vegetation showed similar effects on soil aggregate stability.

Scorpiodinipora costulata (Canu & Bassler, 1929) (Bryozoa, Cheilostomata), a taxonomic and biogeographic dilemma: complex of cryptic species or human-mediated cosmopolitan colonizer?

Despite implausible cosmopolitanism, the species Scorpiodinipora costulata (Canu & Bassler, 1929) has been attributed with reservations to small encrusting colonies with similar morphological features whose known distribution is scattered in tropical and subtropical seas: Pacific Ocean (Philippines), Indian Ocean (Oman), Red Sea, SE Mediterranean, SE Atlantic (Ghana) and SW Atlantic (Brazil). This material raised questions about its generic assignment. The genus Scorpiodinipora Balavoine, 1959 is redescribed with Schizoporella costulata Canu & Bassler, 1929, from the Philippines as the type species, as Balavoine misidentified the specimens to define the genus as Cellepora bernardii Audouin, 1826. Moreover, SEM examination of the cotypes of S. costulata showed that Canu & Bassler confused two genera among them. A lectotype and paralectorype were thus chosen from Canu & Bassler's syntypes corresponding with the present morphotype. Hippodiplosia ottomuelleriana var. parva Marcus, 1938, from Brazil, which presents the same morphotype, is provisionally considered as the junior synonym of S. costulata. Considering the broad allopatric distribution of this morphotype across the oceans and the low capacity of dispersal of species with short-lived larvae, it is likely that this material includes several sibling species. However, the role of man-mediated dispersal is not excluded, at least in regions with high shipping activity, such as that comprising the Suez Canal.

Quantitation of C4a and C4b in systemic lupus erythematosus patients

The fourth component of human complement (C4) exists in blood as two major forms or isotypes which differ in their biochemical and functional properties. Because C4A preferentially transacylates onto amino groups, it has been postulated that this isotype is more important in the clearance of immune complexes. Patients having systemic lupus erythematosus (SLE), an autoimmune disease, have an increased incidence of C4A null genes and presumably decreased levels of C4A. Currently accepted methods for the detection of C4, however, cannot accurately quantitate C4A and C4B. Thus, their role in disease susceptibility and activity has not been studied. A novel immunoassay, which utilized heat-aggregated IgG to activate and capture C4, was developed for accurate quantitation of total C4, C4A and C4B by monoclonal antibody conjugates. Higher mean total C4 values were found in a healthy Black control population when compared to White controls. This appeared to be due to an increase in C4B. In SLE patients, mean total C4 levels were significantly lower than controls regardless of disease activity. Serial patient studies showed that the ratio of C4A:C4B remained relatively constant. When the patient group was compared to controls based on C4 null gene status, the mean levels of C4A were identical while C4B was decreased in the patients. This suggests that the common HLA-B8, Dr3 C4A*Q0 gene deletion found in SLE patients may also adversely affect genetic control of the C4B genes. Furthermore, low levels of C4A cannot fully account for disease development in SLE patients having C4A null genes. ^

Hormonal risk factors and testicular cancer

The cause of testicular cancer is not known and recent hypotheses have suggested an altered hormonal milieu may increase the risk of testis cancer. This study examined modulation of testicular cancer risk by hormonal factors, specifically: environmental xenoestrogens (e.g. organochlorines), prenatal maternal estrogens, testosterone indices (age at puberty, severe adolescent acne, self-reported balding), sedentary lifestyle and dietary consumption of fats and phytoestrogens.^ A hospital based friend matched case-control study was conducted at the University of Texas M. D. Anderson Cancer Center in Houston, Texas, between January 1990 and October 1996. Cases had a first primary testis tumor diagnosed between age 18 to 50 years and resided in Texas, Louisiana, Oklahoma or Arkansas.^ Cases and friend controls completed a mail questionnaire and case/control mothers were contacted by phone regarding pregnancy related variables. The study population comprised 187 cases, 148 controls, 147 case mothers and 86 control mothers. Odds ratios were virtually identical whether the match was retained or dissolved, thus the analyses were conducted using unconditional logistic regression.^ Cryptorchidism was a strong risk factor for testis cancer with an age-adjusted odds ratio (OR) of 7.7 (95% confidence interval (CI): 2.3-26.3). In a final model (adjusted for age, education, and cryptorchidism), history of severe adolescent acne and self-reported balding were both significantly protective, as hypothesized. For acne (yes vs. no) the OR was 0.5 (CI: 0.3-1.0) and for balding (yes vs. no) the OR was 0.6 (CI: 0.3-1.0). Marijuana smoking was a risk factor among heavy, regular users (17 times/week, OR = 2.4; CI: 0.9-6.4) and higher saturated fat intake increased testis cancer risk (saturated fat intake $>$ 15.2 grams/day vs. $<$ 11.8 grams/day, OR = 3.3; CI: 1.5-7.1). Early puberty, xenoestrogen exposure, elevated maternal estrogen levels, sedentary lifestyle and dietary phytoestrogen intake were not associated with risk of testicular cancer.^ In conclusion, testicular cancer may be associated with endogenous androgen metabolism although environmental estrogen exposure can not be ruled out. Further research is needed to understand the underlying hormonal mechanisms and possible dietary influences. ^