741 resultados para Infección del tracto urinario
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Resumen objetivo: determinar la asociación entre el tiempo de administración de profilaxis antibiótica y la aparición de infección del sitio quirúrgico en pacientes sometidos a apendicetomía, en una institución de III nivel de complejidad de Bogotá. Materiales y métodos: estudio observacional analítico, tipo cohorte retrospectiva de pacientes sometidos a apendicetomía en una institución de tercer nivel, entre el 1 de mayo de 2007 y el 31 de diciembre de 2008. Resultados: La muestra estuvo conformada por 1245 pacientes; encontrando una incidencia de ISQ de 8.4%. Se aplicó profilaxis antibiótica al 94% de los pacientes. La profilaxis antibiótica administrada en menos de 30 minutos previo a la incisión tuvo diferencias estadísticamente significativas en el análisis divariado, encontrando un RR= 0.44 IC 0.20 0.96, p=0.0372); adicional se encontró que mayores puntajes en las escalas de NNIS y SENIC aumenta el riesgo de presentar ISQ. El análisis multivariado mostró que la asociación de variables como edad, duración mayor de 2 horas, ASA 2, herida contaminada y herida sucia, resultaron factores de riesgo, teniendo mayor peso y siendo estadísticamente significativos al momento de predecir ISQ. Por su parte, la antibioticoterapia profiláctica no mostró diferencias estadísticamente significativas Conclusiones: se estableció que existe una asociación directa entre la incidencia de ISQ y la totalidad de variables incluidas en el SENIC y NNIS, a mayores puntajes se presento mayor tasa de infección. Asimismo, se concluye que el tener un mayor número de patologías asociadas, clasificadas en el ASA, se relaciona con aumento en el desarrollo de ISQ. Finalmente, la presencia de factores no modificables tales como la edad, el género, se encuentran relacionadas de una u otra forma con mayor probabilidad de desarrollar ISQ. Cabe resaltar que entre mayor número de factores de riesgo se encuentren asociados en un paciente, condicionan de manera significativa la aparición de ISQ como complicación postquirúrgica destacándose la edad, cirugía >2 horas, ASA y tipo de la herida.
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Introducción: El aumento de la resistencia bacteriana, el uso inadecuado de antibióticos y las formulaciones empíricas, en infecciones urinarias, obligan a establecer las características epidemiológicas y de resistencia de nuestro medio. Método: Se revisaron todos los urocultivos positivos (RUFC mayor a 100000) solicitados en JAVESALUD entre junio/2011 y marzo/2012 y las historias clínicas correspondientes, con el objeto de realizar análisis descriptivo de variables demográficas, microorganismos aislados y resistencia bacteriana. Posteriormente se identificaron los factores de riesgo que favorecen aparición de multirresistencia en los pacientes mediante una regresión logística binaria. Resultados: Se obtuvieron 204 urocultivos, correspondientes a 120 pacientes. El 87% fueron mujeres (edad promedio 58,9 años). La bacteria más aislada: E. coli (64%). La resistencia antibiótica fue: ampicilina 57,39%, ciprofloxacina 28,9%, nitrofurantoína 9,71% y TMP/SMX 32,47%. La multirresistencia (24,3%) muestra asociación con el antecedente de múltiples tratamientos recibidos (p 0.015) y las infecciones urinarias a repetición (p 0.005). Discusión: La distribución por géneros y la resistencia son similares a lo reportados en la literatura, sin embargo, la frecuencia de infecciones por E. coli resulta menor a lo reportado. Los altos niveles de multirresistencia se encuentran relacionados con el tipo de pacientes manejados en la institución. Los manejos empíricos, con nitrofurantoína se deben limitar a los pacientes que cumplan a cabalidad con los criterios diagnósticos de infección urinaria simple. El urocultivo es fundamental en el manejo de pacientes con infecciones a repetición que hayan recibido múltiples tratamientos y que consulten de manera repetida al servicio de medicina general.
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Debido a que el 12% de la población tendrá un cálculo en uréter hacia la mitad de su vida y a que las tasas de recurrencia en los que ya lo presentan son del 50% es necesario estudiar esta patología para aproximarse a un manejo adecuado en el servicio de urgencias. La literatura identifica un conjunto de factores que pueden contribuir a un cambio en el manejo médico. Objetivo: El objetivo de este estudio fue determinar los factores demográficos y clínicos asociados a manejo hospitalario en los pacientes con diagnóstico de cálculo ureteral menor de 10 mm. Métodos: Se diseñó un estudio de casos y controles no emparejados. Un caso fue definido como un paciente de 18 o más años con diagnóstico de urolitiasis con cálculo menor a 10 mm realizado por urotac que consultó (por primera vez para ese episodio) al servicio de urgencias de la Fundación Santa Fe de Bogotá entre el 1 de marzo de 2007 y 30 de abril de 2012. Se indagaron factores como edad, sexo, tamaño y localización del cálculo, respuesta a los analgésicos, evidencia de obstrucción e infección urinaria, además de otros antecedentes medicamentosos y clínicos. Se utilizó regresión logística no condicional bivariada y multivariada para evaluar la asociación entre tipo de manejo (hospitalario o ambulatorio) y las variables recolectadas, calculando odds ratio (OR) e intervalos de confianza al 95% (IC95%). Resultados: El riesgo de hospitalización se incrementó con: 1. La localización del cálculo en tercio superior o medio (OR=1.49; IC95%: 0.751-2.966) al comparar con el inferior, 2. El aumento del tamaño del cálculo (OR=1.49; IC95%: 0.751-2.966, por cada milímetro de incremento), y 3: Por la evidencia de obstrucción o infección urinaria y elevación de azoados. Por el contrario, hubo menos riesgo de hospitalización en aquellos pacientes con una respuesta analgésica apropiada en urgencias.
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Las Infecciones Urinarias son causa de frecuente morbilidad, afecta a amplios sectores de la población, conllevan la utilización de antibióticos, afectan más a las mujeres, siendo un significativo problema de salud debido a su incidencia durante el embarazo que es del l0%1, diagnosticándose en la primera visita del control prenatal. Aproximadamente el 15% de las mujeres, tendrán una infección urinaria en alguna época durante su vida, con riesgos a largo plazo y calidad de vida. Amerita la detección temprana, el tratamiento oportuno y eficaz, el estudio y seguimiento posteriores.
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Programa de doctorado: Avances en Traumatología, Medicina del Deporte y Cuidados de Heridas
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[ES] En el presente trabajo se describen los distintos estadíos del nemertino parásito, Carcinonemertes sp., hallado entre los huevos del braquiuro Plagusia depressa (Fabricius, 1775). Este organismo suele encontrarse en la puesta de distintas especies de cangrejos braquiuros, ejerciendo una depredación sobre la misma. Se comprobó que la presencia del parásito entre los huevos del cangrejo estaba relacionada con la época del año, ya que entre junio-septiembre no se detectó su presencia, mientras que a partir del mes de noviembre, todas las hembras ovadas de P. depressa estudiadas sufrían la acción parásita de Carcinonemertes sp. sobre sus huevos. El ciclo vital de Carcinonemertes sp. comienza en un estado de huevo, los cuales aparecen agrupados en forma de cordones entre los huevos del cangrejo; de estos huevos eclosionan larvas planctónicas ciliadas, que evolucionan a gusanos juveniles, los cuales se desarrollan en el interior de tubos mucosos secretados por ellos mismos, hasta alcanzar el estado adulto. Tras una reproducción de tipo sexual las hembras ponen los huevos cerrándose el ciclo.
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INTRODUCTION – In human medicine, diabetes mellitus (DM), hypertension, proteinuria and nephropathy are often associated although it is still not clear whether hypertension is the consequence or the cause of nephropathy and albuminuria. Microalbuminuria, in humans, is an early and sensitive marker which permits timely and effective therapy in the early phase of renal damage. Conversely, in dogs, these relationships were not fully investigated, even though hypertension has been associated with many diseases (Bodey and Michell, 1996). In a previous study, 20% of diabetic dogs were found proteinuric based on a U:P/C > 1 and 46% were hypertensive; this latter finding is similar to the prevalence of hypertension in diabetic people (40-80%) (Struble et al., 1998). In the same canine study, hypertension was also positively correlated with the duration of the disease, as is the case in human beings. Hypertension was also found to be a common complication of hypercortisolism (HC) in dogs, with a prevalence which varies from 50 (Goy-Thollot et al., 2002) to 80% (Danese and Aron, 1994).The aim of our study was to evaluate the urinary albumin to creatinine ratio (U:A/C) in dogs affected by Diabetes Mellitus and HC in order to ascertain if, as in human beings, it could represent an early and more sensitive marker of renal damage than U:P/C. Furthermore, the relationship between proteinuria and hypertension in DM and HC was also investigated. MATERIALS AND METHODS – Twenty dogs with DM, 14 with HC and 21 healthy dogs (control group) were included in the prospective case-control study. Inclusion criteria were hyperglycaemia, glicosuria and serum fructosamine above the reference range for DM dogs and a positive ACTH stimulation test and/or low-dose dexamethasone test and consistent findings of HC on abdominal ultrasonography in HC dogs. Dogs were excluded if affected by urinary tract infections and if the serum creatinine or urea values were above the reference range. At the moment of inclusion, an appropriate therapy had already been instituted less than 1 month earlier in 12 diabetic dogs. The control dogs were considered healthy based on clinical exam and clinicopathological findings. All dogs underwent urine sample collection by cystocentesis and systemic blood pressure measurement by means of either an oscillometric device (BP-88 Next, Colin Corporation, Japan) or by Doppler ultrasonic traducer (Minidop ES-100VX, Hadeco, Japan). The choice of method depended on the dog’s body weight: Doppler ultrasonography was employed in dogs < 20 kg of body weight and the oscillometric method in the other subjects. Dogs were considered hypertensive whenever systemic blood pressure was found ≥ 160 mmHg. The urine was assayed for U:P/C and U:A/C (Gentilini et al., 2005). The data between groups were compared using the Mann-Whitney U test. The reference ranges for U:P/C and U:A/C had already been established by our laboratory as 0.6 and 0.05, respectively. U:P/C and U:A/C findings were correlated to systemic blood pressure and Spearman R correlation coefficients were calculated. In all cases, p < 0.05 was considered statistically significant. RESULTS – The mean ± sd urinary albumin concentration in the three groups was 1.79 mg/dl ± 2.18; 20.02 mg/dl ± 43.25; 52.02 mg/dl ± 98.27, in healthy, diabetic and hypercortisolemic dogs, respectively. The urine albumin concentration differed significantly between healthy and diabetic dogs (p = 0.008) and between healthy and HC dogs (p = 0.011). U:A/C values ranged from 0.00 to 0.34 (mean ± sd 0.02 ± 0.07), 0.00 to 6.72 (mean ± sd 0.62 ± 1.52) and 0.00 to 5.52 (mean ± sd 1.27 ± 1.70) in the control, DM and HC groups, respectively; U:P/C values ranged from 0.1 to 0.6 (mean ± sd 0.17 ± 0.15) 0.1 to 6.6 (mean ± sd 0.93 ± 1.15) and 0.2 to 7.1 (mean ± sd 1.90 ± 2.11) in the control, DM and HC groups, respectively. In diabetic dogs, U:A/C was above the reference range in 11 out of 20 dogs (55%). Among these, 5/20 (25%) showed an increase only in the U:A/C ratio while, in 6/20 (30%), both the U:P/C and the U:A/C were abnormal. Among the latter, 4 dogs had already undergone therapy. In subjects affected with HC, U:P/C and U:A/C were both increased in 10/14 (71%) while in 2/14 (14%) only U:A/C was above the reference range. Overall, by comparing U:P/C and U:A/C in the various groups, a significant increase in protein excretion in disease-affected animals compared to healthy dogs was found. Blood pressure (BP) in diabetic subjects ranged from 88 to 203 mmHg (mean ± sd 143 ± 33 mmHg) and 7/20 (35%) dogs were found to be hypertensive. In HC dogs, BP ranged from 116 to 200 mmHg (mean ± sd 167 ± 26 mmHg) and 9/14 (64%) dogs were hypertensive. Blood pressure and proteinuria were not significantly correlated. Furthermore, in the DM group, U:P/C and U:A/C were both increased in 3 hypertensive dogs and 2 normotensive dogs while the only increase of U:A/C was observed in 2 hypertensive and 3 normotensive dogs. In the HC group, the U:P/C and the U:A/C were both increased in 6 hypertensive and 2 normotensive dogs; the U:A/C was the sole increased parameter in 1 hypertensive dog and in 1 dog with normal pressure. DISCUSSION AND CONCLUSION- The findings of this study suggest that, in dogs affected by DM and HC, an increase in U:P/C, U:A/C and systemic hypertension is frequently present. Remarkably, some dogs affected by both DM and HC showed an U:A/C but not U:P/C above the reference range. In diabetic dogs, albuminuria was observed in 25% of the subjects, suggesting the possibility that this parameter could be employed for detecting renal damage at an early phase when common semiquantiative tests and even U:P/C fall inside the reference range. In HC dogs, a higher number of subjects with overt proteinuria was found while only 14% presented an increase only in the U:A/C. This fact, associated with a greater number of hypertensive dogs having HC rather than DM, could suggest a greater influence on renal function by the mechanisms involved in hypertension secondary to hypercortisolemia. Furthermore, it is possible that, in HC dogs, the diagnosis was more delayed than in DM dogs. However, the lack of a statistically significant correlation between hypertension and increased protein excretion as well as the apparently random distribution of proteinuric subjects in normotensive and hypertensive cases, imply that other factors besides hypertension are involved in causing proteinuria. Longitudinal studies are needed to further investigate the relationship between hypertension and proteinuria.
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El presente informe es el resultado de la investigación prospectiva realizada en mujeres infectadas por VIH/SIDA como tema de tesis de Magíster Políticas Sociales y Gestión Local defendida el 25 de noviembre de 2002 en el aula magna de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNC. El SIDA no es sólo una enfermedad biológica sino que tiene una fuerte incidencia en lo social. La intención de este trabajo es despertar la inquietud para que las personas se movilicen a trabajar en la prevención y la asistencia, buscando respuestas alternativas que le faciliten al ser humano la posibilidad de tener una vida más digna. Las estadísticas nacionales demuestran una marcada feminización de esta epidemia. Las formas que asume la sexualidad son muy variadas y están determinadas por el tiempo y lugar donde vivimos. Las mujeres sufren una falta de contención de sus parejas sexuales con escasa toma de conciencia de la posibilidad de progresión de la enfermedad si no se utilizan métodos de barrera, que está íntimamente relacionado con la falta de educación sexual, también en el varón. Como conclusión, podemos decir que el 63,9% de las mujeres no utilizan métodos anticonceptivos debido a temores y prejuicios provocados por la falta de educación sexual. El 75,3% proviene de la negativa del varón a usar preservativo y el 100 % de las mujeres, a pedir el uso del preservativo por vergüenza o miedo. Todo esto nos está demostrando el poco diálogo con sus parejas sexuales y, por parte del hombre, la no protección de la mujer como madre, compañera y miembro útil de la sociedad.
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El objetivo general de esta Tesis doctoral fue estudiar la influencia de diversos factores nutricionales sobre los parámetros productivos y el desarrollo del tracto digestivo de pollitas rubias destinadas a la producción de huevos comerciales. Para alcanzar este objetivo se realizaron tres experimentos donde se estudió el cereal principal, el tamaño de partícula del cereal y el nivel de energía y la presentación de los piensos. En el experimento 1 se estudió la influencia del cereal (piensos con enzimas) y la presentación del pienso sobre los parámetros productivos y las características del tracto digestivo en 576 pollitas rubias de 1 a 120 d de edad. De 1 a 45 d de la edad, se utilizaron 4 piensos experimentales organizados de forma factorial con 2 cereales al 50% de inclusión (maíz vs. trigo) y 2 presentaciones del pienso (harina vs. gránulo de 2- mm de diámetro). Cada tratamiento se replicó 6 veces (24 pollitas por réplica). De 46 a 120 d de edad todas las dietas (maíz o trigo) se ofrecieron en harina y por tanto, la única diferencia entre tratamientos fue el cereal utilizado. De 1 a 120 d de edad, las pollitas que recibieron los piensos basados en maíz tuvieron una ganancia de peso vivo (PV) superior (P < 0,05) que las que recibieron los piensos basados en trigo, pero el índice de conversión (IC) fue similar para ambos grupos. De 1 a 45 d de edad, las pollitas alimentadas con gránulo consumieron más pienso (P < 0,001) y tuvieron una ganancia de peso superior (P < 0,001) que las pollitas alimentadas con harina. Gran parte de los efectos beneficiosos de la granulación sobre los parámetros productivos se mantuvieron al final de la prueba (120 d de edad). A los 45 d de edad, el peso relativo de la molleja (PR; g/kg PV) fue superior (P < 0,01) en pollitas alimentadas con maíz que en pollitas alimentadas con trigo. La alimentación en gránulo redujo el PR del tracto gastro intestinal (TGI) y de la molleja (P < 0,001), así como la longitud relativa (LR; cm/kg PV) del intestino delgado (P< 0.01) a ambas edades (45 y 120 d de edad). El tipo de cereal utilizado no afectó al pH del contenido de la molleja a 120 d de edad pero fué inferior (P < 0,01) en las pollitas que recibieron el pienso en harina de 1 a 45 d de la edad que en las que recibieron el pienso en gránulo. Se concluye que el trigo puede substituir al maíz en piensos para pollitas si se acepta una ligera reducción en la ganancia de peso. Asímismo, la alimentación en gránulo de 1 a 45 d de edad aumentó la ganancia de peso a esta edad y al final de la prueba, así como el pH de la molleja a 120 d de edad. La presentación del pienso en gránulo redujo el PR de la molleja y la LR del TGI a 120 d de edad. En el experimento 2 se utilizaron un total de 864 pollitas rubias Hy-Line de 1 d de edad para estudiar la influencia del cereal de la dieta (500 g de maíz o trigo/kg) y el tamaño de partícula del mismo (molienda con molino de martillos con un diámetro de criba de 6, 8, o 10-mm) sobre los parámetros productivos y las características del TGI de 1 a 120 d de edad. Cada uno de los 6 tratamientos se replicó 6 veces (24 pollitas por réplica). De 1 a 45 d de edad, la ganancia de PV aumentó (P< 0,001) y el IC se mejoró (P < 0,05) al reducir el tamaño de partícula del cereal, pero no se observaron diferencias en el periodo crecimiento de 45 a 120 d de edad. A los 45 d de vida, las pollitas alimentadas con maíz tendieron (P < 0,10) a tener un mayor PR del TGI y del proventrículo y una mayor LR del intestino delgado que las pollitas alimentadas con trigo. Asímismo, el PR del TGI a esta edad, aumentó (P < 0,05) a medida que aumentaba el tamaño de partícula del cereal utilizado. A los 120 d de edad, el tratamiento no afectó el PR de ninguno de los órganos del TGI ni al pH de la molleja. Sin embargo, la LR del intestino delgado fue superior (P < 0,05) para las pollitas alimentadas con trigo que para las pollitas alimentadas con maíz. La LR del TGI se redujó (P < 0,05) al aumentar el tamaño de partícula del cereal. Se concluye que el trigo puede incluirse 500 g/kg en piensos de pollitas de 1 a 120 días de edad y que el tamaño de partícula de los cereales afecta el crecimiento de las pollitas durante los primeros 45 d de vida, pero no después. Por lo tanto, se recomienda moler el cereal utilizado al inicio del período de recría (1 a 45 d de edad) con una criba de diámetro igual o inferior a 8 mm. En el experimento 3 se utilizaron un total de 1.152 pollitas rubias Hy-Line de 1 d de edad para estudiar la influencia del nivel de energía de la dieta y la presentación del pienso sobre la productividad y las características del TGI. De 1 a 45 d de edad se utilizaron 6 piensos organizados de forma factorial con 3 concentraciones energéticas (baja: 11,44 MJ; media: 12,05 MJ y alta: 12,66 MJ/kg) y 2 presentaciones del pienso (harina vs. gránulo). De 45 a 120 d todos los piensos experimentales se suministraron en forma de harina y por tanto, la única diferencia entre tratamientos fue el nivel de EMAn utilizado. Cada uno de los 6 tratamientos se replicó 8 veces y la unidad experimental fue la jaula con 24 pollitas. De 1 a 120 d de edad, la ganancia de PV y el IC mejoraron a medida que aumentó la EMAn del pienso (P < 0,001). Las pollitas alimentadas con gránulo de 1 a 45 d de edad comieron mas y tuvieron una ganancia de peso superior (P < 0,001) que las alimentadas con harina. En el global de la prueba, la ganancia de PV fue mayor (P < 0,01) para las pollitas alimentadas con piensos en gránulo. A los 45 d de edad, el PR de todos los segmentos del TGI estudiados fue inferior para las pollitas alimentadas con piensos de alta energía que para las pollitas alimentadas con piensos de media o baja energía. A 120 d de edad, el PR de la molleja fue superior (P < 0,01) para las pollitas alimentadas con piensos de baja energía que con los otros piensos. Sin embargo, la LR del TGI no se vió afectada por el nivel de energía de los piensos. A los 45 d de edad, la alimentación con gránulo redujo el PR del proventrículo (P < 0,05), de la molleja (P < 0,001) y del TGI (P < 0.001), así como la LR del intestino delgado (P < 0,05) y de los ciegos (P < 0,001). A pesar de que las pollitas solo recibieron los piensos en gránulo durante los primeros 45 d de vida, la alimentación con gránulos redujo el PR de la molleja y del proventrículo a 120 d de edad. Se concluye que la alimentación con gránulos durante los primeros 45 d de vida mejora el consumo de pienso y el PV de las pollitas a 120 d de edad. Un aumento del nivel de energía de la dieta de 12,0 a 12,7 MJ/kg mejora los parámetros productivos de 1 a 120 d de edad pero reduce el tamaño del proventrículo y de la molleja. En base de estos resultados concluimos que maíz y trigo con enzimas pueden utilizarse indistintamente en piensos para pollitas de 1 a 120 d de edad con sólo una ligera disminución del PV final con trigo. La granulación y la reducción del tamaño de partícula del cereal del pienso de primera edad (1 a 45 d de vida) y el uso de piensos de alta densidad energética, mejoran los PV a 120 d de edad. Por lo tanto, es recomendable moler los cereales con cribas de no más de 8-mm de diámetro. También, la granulación del pienso y el uso de piensos de alta energía (pobres en fibra bruta) pueden reducir el desarrollo del TGI especialmente de la molleja, lo que puede perjudicar el consumo posterior de pienso durante el inicio del ciclo de puesta. ABSTRACT The general objective of this Thesis was to study the effect of different nutritional factors on productive performance and the development of the gastrointestinal tract (GIT) of commercial brown egg-laying pullets from 1 to 120 d of age. In this respect, the influence of type and particle size of the cereal, and feed form, and energy content of the die,t were studied in 3 experiments. In experiment 1, the influence of the main cereal and feed form of the diet on performance and GIT traits was studied in 576 brown-egg laying pullets from 1 to 120 d of age. From 1 to 45 d of age, 4 diets arranged factorially with 2 cereals (maize vs. wheat) and 2 feed forms (mash vs. pellets) were used. Each treatment was replicated 6 times (24 pullets per replicate). From 46 to 120 d of age, all diets were offered in mash form and therefore, the only difference among diets was the cereal used. Cumulatively, pullets fed the maize diets had higher body weight (BW) gain (P< 0.05) but similar feed conversion ratio (FCR) than pullets fed the wheat diets. From 1 to 45 d of age, pullets fed pellets consumed more feed (P < 0.001) and had higher BW gain (P < 0.001) than pullets fed mash. Most of the beneficial effects of pelleting on productive performance of the birds were still evident at 120 d of age. At 45 d of age, gizzard relative weight (RW; g/kg BW) was higher (P < 0.01) in pullets fed maize than in pullets fed wheat. Feeding pellets reduced the RW of the GIT and the gizzard (P < 0.001) as well as the relative length (RL; cm/kg BW) of the small intestine (SI, P < 0.01) at both ages. The pH of the gizzard contents at 120 d of age was not affected by the main cereal of the diet, but was lower in pullets fed mash from 1 to 45 d of age (P < 0.01) than in pullets fed pellets. We conclude that wheat supplemented with enzymes can be used in substitution of maize in pullet diets with only a slight reduction in BW gain at 120 d of age. Also, feeding pellets from 1 to 45 d of age increased BW gain and pH of the gizzard, and reduced the RW of the gizzard and the RL of the GIT at 120 d of age. In experiment 2, a total of 864 brown-egg laying pullets was used to study the effects of the main cereal of the diet (500 g maize or wheat/kg) and particle size of the cereal (hammer milled to pass through a 6, 8, and 10-mm screen) on growth performance and GIT traits from 1 to 120 d of age. Each of the 6 treatments was replicated 6 times (24 pullets per replicate). Type of cereal did not affect pullet performance at any age. From 1 to 45 d of age, BW gain was increased (P < 0.001) and FCR was improved (P < 0.05) as the particle size of the cereal was reduced, but no effects were observed after this age. At 45 d of age, pullets fed maize tended (P < 0.10) to have a heavier RW of the GIT and proventriculus and a higher relative length (RL, cm/kg BW) of the SI than pullets fed wheat. Also at this age, the RW of the GIT increased (P < 0.05) with increases in particle size of the cereal. At 120 d of age, dietary treatment did not affect the RW of any of the organs studied or gizzard pH, but the RL of the SI was higher (P < 0.05) for pullets fed wheat than for pullets fed maize. Also, the RL of the SI was reduced (P < 0.05) as the particle size of the cereal increased. We conclude that 500 g wheat/kg can be included in pullet feeds from 1 to 120 d of age, and that particle size of the cereal affects pullet performance during the first 45 d of life but not thereafter. Therefore, it is recommended to grind the cereal used in this period with a screen size of no more than 8-mm. In experiment 3, a total of 1,152 one-day-old Hy-Line Brown egg laying pullets were used to study the influence of the energy content of the diet and feed form on productive performance and on several GIT traits. From 1 to 45 d of age, there were 6 diets arranged factorially with 3 concentrations of AMEn (low: 11.66 MJ/kg, medium: 12.05 MJ/kg and high: 12.66 MJ/kg) of the diet and 2 feed forms (mash vs. pellets). From 45 to 120 d all diets were fed in mash form and therefore, the only difference among treatments in this period was the energy content of the diets. Each of the 6 treatments was replicated 8 times and the experimental unit was formed by 24 pullets. Cumulatively, BW gain and FCR improved as the AMEn of the diet increased (P < 0.001). Also, pullets fed pellets from 1 to 45 d of age had higher feed intake and BW gain (P < 0.001) in this period and higher cumulative BW gain (P < 0.01) than pullets fed mash. At 45 d of age, the RWof all the segments of the GIT was lower for pullets fed the high- than for pullets fed the medium- or low- energy diets. At 120 d of age, the RW of the gizzard was higher (P < 0.01) for pullets fed the low energy diets than for pullets fed the other diets. However, the RL of the GIT was not affected by the energy content of the diet. Feeding pellets reduced the RW of the proventriculus (P < 0.05), gizzard (P < 0.001), and GIT (P < 0.001), as well as the RL of the small intestine (P < 0.05) and the ceaca (P < 0.001) at 45 d of age. The effects of feeding pellets on RW of gizzard and proventriculus were still evident at 120 d of age. We concluded that feeding pellets from 1 to 45 d of age improved feed intake and BW of pullets at 120 d of age and that an increase in the energy content of the diet increased pullet performance at all ages but reduced the RW of the proventriculus and gizzard. We conclude that maize and wheat can be used indistinctly in diets for egg laying pullets from 1 to 120 d of age, with only a slight reduction in final BW when wheat is used. Also, particle size of the cereal affects pullet performance during the first 45 d of life but not thereafter. Pelleting of the feeds, and grinding the cereal with a screen size of no more than 8-mm from 1 to 45 d of age, and the use of high density energy diets are recommended in order to achieve adequate target BW at 120 d of age. However, pelleting of the feed, very fine grinding, and the use of high AMEn diets might hinder the development of the GIT, especially that of the gizzard, which might affect feed intake of laying hens especially at the beginning of the production cycle.
Resumo:
Esta base de datos contiene una muestra de 800 segundos de las señales aferentes e internas que recibe el centro de control córtico-diencefálico del sistema neurorregulador del tracto urinario inferior (LUT) en el que se reflejan las señales que recibe este centro desde que se produce un aumento en la presión vesical, se induce una señal de retención voluntaria y la posterior micción voluntaria. Estas señales son producidas y gestionadas en un organismo sano y libre de cualquier patología.
Resumo:
Programa de doctorado: Avances en Medicina Interna. Bienio 2007-2009. La fecha de publicación es la fecha de lectura
Resumo:
Se realizó un experimento para evaluar el efecto de la suplementación de pollos de engorde con un derivado de paredes celulares de levadura Saccharomyces cerevisiae (PCL-glucano) de producción nacional sobre el rendimiento de la canal y la morfometría del tracto gastrointestinal. Se utilizaron 210 pollitos mixtos Cobb 500 de un día de edad, que fueron distribuidos en un diseño completamente al azar en tres tratamientos, con siete repeticiones y 10 aves por repetición. Los tratamientos evaluados fueron: T1: concentrado comercial (CC), T2: CC + 0.05% PCL-Glucano y T3: CC + 0.10% PCL-Glucano. A los 42 días de edad, los animales se pesaron y sacrificaron por dislocación de la articulación cráneo-cervical y se procedió a la extracción completa y cuidadosa del tracto gastrointestinal y la medición del peso absoluto y relativo de los órganos con respecto al peso corporal (expresados como % del peso vivo). Los resultados muestran que los mayores (p<0.05%) pesos absolutos y relativos de la molleja (67.9 g y 3.4%), hígado (76.9 g y 3.8%) e intestino delgado (88.4 g y 4.4%), a los 42 días de edad, se obtienen en los pollos alimentados con la dieta CC + 0.10% PCL-Glucano, lo que puede propiciar un mayor aprovechamiento de los nutrientes presentes en el alimento, contribuyendo al mejoramiento en los indicadores productivos de las aves (peso vivo, peso de la canal y rendimiento de la canal)
Resumo:
La apendicitis aguda (A.A.) afecta hasta el 12% de la población, la morbilidad y su tratamiento produce sufrimiento, estancia hospitalaria prolongada, retraso laboral y repercusiones socioeconómicas. La colonización bacteriana de la pared apendicular es multifactorial, depende: huésped, cirujano, ambiente hospitalario, y fase clínica; la frecuencia de infección del sitio quirúrgico (ISQ) varía del 2 - 10%, puede relacionarse con la bacteriología apendicular.
Resumo:
Introducción: Las infecciones del tracto urinario (ITU) representan la causa más frecuente de infección después del trasplante renal. Identificar los factores de riesgo de las ITU e intentar establecer un modelo para predecirlas podría evitar la aparición de las mismas o su recurrencia. Objetivos: El objetivo principal de este trabajo fue analizar la frecuencia de ITU en pacientes trasplantados renales en el primer año postrasplante, así como los factores de riesgo más importantes de las mismas, con el fin de establecer un modelo predictivo (nomograma). Los objetivos secundarios fueron los siguientes: analizar la frecuencia de ITU durante el ingreso, tras el alta y un mes postrasplante, así como los factores de riesgo relacionados y establecer modelos predictivos para cada uno de estos periodos; analizar la frecuencia de ITU recurrentes y recidivantes; analizar la tasa de rehospitalizaciones secundarias a ITU; analizar la relación de ITU con la supervivencia del injerto y del paciente. Métodos: En este trabajo desarrollamos un estudio analítico, observacional, retrospectivo de cohorte, en el que se recogieron datos de pacientes trasplantados renales de forma consecutiva, desde el 1 de enero de 2012 hasta el 31 de julio de 2014, en el Hospital Universitario Regional de Málaga. Analizamos la incidencia de ITU durante el primer año postrasplante, así como otras variables clínicas. El análisis comparativo de grupos se realizó mediante el test de t-Student y Chi-cuadrado. Para el análisis de supervivencia se aplicó el método de Kaplan-Meier. Se realizó un análisis de regresión logística para determinar los factores de riesgo asociados a las ITU que ocurrieron durante el ingreso. Se estimaron modelos de riesgo proporcionales por el método de regresión de Cox para analizar los factores de riesgo de las ITU que se presentaron en el primer año postrasplante, después del alta y un mes tras la cirugía. A partir de estos modelos de regresión se realizó un nomograma para calcular la probabilidad de ITU en cada grupo (ITU en el primer año postrasplante, durante el ingreso, tras el alta y un mes postrasplante), así como la curva ROC correspondiente. Se utilizó el modelo “hurdle” para estudiar los factores de riesgo asociados al número de ITU en cada paciente. El tratamiento estadístico se realizó con el programa SPSS 15.0 y con el ALcEst 1.9.26. Resultados: En este trabajo estudiamos datos de 322 pacientes trasplantados renales, el 66.1% varones, con una media de edad de 52.2 ± 13.2 años. La frecuencia de ITU durante el primer año fue del 46.27%. Dada la correlación existente entre función retrasada del injerto (FRI) y tiempo en diálisis, realizamos dos modelos de regresión de Cox multivariantes. En el primer modelo incluimos el sexo femenino, la edad del receptor y la FRI (HR 1.73, IC 95% 1.24-2.40, p<0.001; HR 1.01, IC 1-1.03, p<0.05; HR 1.6, IC 1.14-2.22, p<0.01, respectivamente). En el segundo modelo incluimos el sexo femenino, la edad del receptor y el tiempo en diálisis (HR 1.79, IC 1.29–2.48, p<0.001; HR 1.02, IC 1–1.03, p<0.01; HR 1, IC 0.99–1.01, p=0.054, respectivamente). La frecuencia de ITU durante el ingreso fue del 15.21%, y los factores de riesgo más importantes analizados mediante regresión logística fueron la edad del donante, el tiempo en diálisis, la FRI y la retirada de la sonda vesical después de siete días (OR 1.03, IC 1–1.05, p<0.05; OR 1.01, IC 1-1.02, p=0.13; OR 2.64, IC 1.33–5.28, p<0.01; OR 3.55, IC 1.85–6.93, p<0.001, respectivamente). La frecuencia de ITU tras el alta fue del 37.57%. En este caso, mediante regresión de Cox, las variables más significativas fueron el sexo femenino y la edad del receptor (HR 2.1, IC 1.46-3.03, p<0.001; HR 1.02, IC 1-1.03, p<0.01, respectivamente). La frecuencia de ITU un mes postrasplante fue del 33.85%. Los factores más significativos para este periodo, mediante regresión de Cox, fueron el sexo femenino, la edad del receptor, el tiempo en diálisis y la presencia de ITU previa (HR 2.17, IC 1.48–3.17, p<0.001; HR 1.02, IC 1–1.03, p<0.01; HR 1, IC 0.99–1.01, p=0.32; HR 2.71, IC 1.83–4.02, p<0.001, respectivamente). Desarrollamos nomogramas para cada periodo, con sus correspondientes curvas ROC: en el primer año postrasplante (ABC=0.60 para el primer modelo, ABC=0.59 para el segundo modelo), durante el ingreso (ABC=0.74), tras el alta (ABC=0.59) y un mes después del trasplante (ABC=0.66). Los factores de riesgo más significativos relacionados con el número de ITU en cada paciente, mediante el modelo Hurdle, fueron el sexo masculino, la diálisis peritoneal y la terapia con inducción, principalmente con Timoglobulina (p=0.068; p<0.05; p<0.05, respectivamente). La frecuencia de ITU recurrente fue del 4.03%, y recidivante del 20.49%. Fueron necesarios 77 ingresos por pielonefritis, y en 12 de estos ingresos se presentó sepsis urológica. No encontramos diferencias en la supervivencia de pacientes y de injertos entre los grupos con y sin ITU, sin embargo sí se apreciaron diferencias entre ambos grupos en el filtrado glomerular, aunque esta diferencia se perdió en el análisis multivariante. Conclusiones: La incidencia de ITU durante el primer año postrasplante es elevada. Los factores de riesgo más significativos para las ITU en los primeros doce meses postrasplante son el sexo femenino, la edad del receptor, la FRI y el tiempo en diálisis. Para las ITU que ocurren durante el ingreso, los factores más importantes son la edad del donante, el tiempo en diálisis, la FRI y la retirada de la sonda después de siete días. Las variables más significativas para las ITU que se presentan tras el alta, son el sexo femenino y la edad del receptor, y para las ITU que ocurren un mes postraplante también resulta significativo la presencia de alguna ITU previa. Los receptores de trasplante renal de sexo masculino, aquellos procedentes de diálisis peritoneal y los que han recibido terapia de inducción, tienen más posibilidades de presentar un mayor número de ITU durante el primer año postrasplante.