974 resultados para African union
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Los principales actores que influenciaron el rol de de los Estados Unidos durante el genocidio de Sudán estuvieron determinados por el lobby del petróleo y de la goma arábiga, los grupos de interés y opinión pública y las organizaciones de derechos Humanos, ente otros. Muchos de ellos contribuyeron a que Estados Unidos estableciera estrategias a través de los canales multilaterales, de manera directa en Naciones Unidas e indirecta a través de la Unión Africana y unilaterales a partir de la ayuda Humanitaria y bloqueos económicos contra Sudán. , no solo satisficieron y protegieron los intereses de la potencia estadounidense, sino que se logro de manera parcial la protección a los civiles, culminando con el referéndum de secesión del Sudán del sur y a que el presidente Omar- Bashir sea reclamado ante la corte penal internacional para responder por las atrocidades cometidas bajo su mandato.
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El fin de la Guerra Fría supuso no sólo el triunfo del capitalismo y de la democracia liberal, sino un cambio significativo en el Sistema Internacional; siendo menos centralizado y más regionalizado, como consecuencia de la proximidad y relaciones de interdependencia entre sus actores (no sólo Estados) y permitiendo la formación de Complejos Regionales de Seguridad (CRS). Los CRS son una forma efectiva de relacionarse y aproximarse a la arena internacional pues a través de sus procesos de securitización y desecuritización consiguen lograr objetivos específicos. Partiendo de ello, tanto la Unión Europea (UE) como la Comunidad para el Desarrollo de África Austral (SADC) iniciaron varios procesos de securitización relacionados con la integración regional; siendo un ejemplo de ello la eliminación de los controles en sus fronteras interiores o libre circulación de personas; pues consideraron que de no hacerse realidad, ello generaría amenazas políticas (su influencia y capacidad de actuación estaban amenazadas), económicas (en cuanto a su competitividad y niveles básicos de bienestar) y societales (en cuanto a la identidad de la comunidad como indispensable para la integración) que pondrían en riesgo la existencia misma de sus CRS. En esta medida, la UE creó el Espacio Schengen, que fue producto de un proceso de securitización desde inicios de la década de los 80 hasta mediados de la década de los 90; y la SADC se encuentra inmersa en tal proceso de securitización desde 1992 hasta la actualidad y espera la ratificación del Protocolo para la Facilitación del Movimiento de personas como primer paso para lograr la eliminación de controles en sus fronteras interiores. Si bien tanto la UE como la SADC consideraron que de no permitir la libre circulación de personas, su integración y por lo tanto, sus CRS estaban en riesgo; la SADC no lo ha logrado. Ello hace indispensable hacer un análisis más profundo de sus procesos de securitización para así encontrar sus falencias con respecto al éxito de la UE. El análisis está basado en la Teoría de los Complejos de Seguridad de Barry Buzan, plasmada en la obra Security a New Framework for Analysis (1998) de Barry Buzan, Ole Waever y Jaap de Wilde y será dividido en cada una de las etapas del proceso de securitización: la identificación de una amenaza existencial a un objeto referente a través de un acto discursivo, la aceptación de una amenaza por parte de una audiencia relevante y las acciones de emergencia para hacer frente a las amenazas existenciales; reconociendo las diferencias y similitudes de un proceso de securitización exitoso frente a otro que aún no lo ha sido.
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El interés de esta investigación diagnóstica es evaluar el tema de los refugiados ambientales en las legislaciones internacionales que se encuentran en vigencia actualmente. Es un elemento de análisis pertinente debido a que durante los últimos años el cambio climático y sus efectos adversos han causado estragos en algunas poblaciones, dando origen a lo que se conoce como refugiados ambientales. Así, la falta de inclusión del concepto en la normatividad internacional, representa una problemática, en tanto que estas personas no tienen ningún tipo de apoyo por parte de la Comunidad Internacional. En este trabajo se centra en el caso de las Islas Maldivas y refleja la necesidad de crear un nuevo régimen internacional que cubra a la figura de refugiados ambientales, para así hacer frente a esta problemática internacional.
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El interés de esta monografía es analizar los alcances y las limitaciones de la actuación de UNAMID en la defensa de los Derechos Humanos de las mujeres en el conflicto en Darfur (2008-2012). Lo anterior, para dar cuenta de que si bien UNAMID ha tenido avances significativos en el aumento de denuncias por violación sexual, en la educación y en la inclusión de la mujer en Darfur, la intervención tardía, la falta de personal cualificado y el lento despliegue ha limitado su actuación para erradicar la violencia sexual como arma de guerra. Sin embargo, la baja internalización de la norma por parte del Estado de Sudán ha sido el mayor limitante para la Misión de Paz. Este análisis se realiza mediante el concepto de Responsabilidad de proteger y el enfoque de Alexander Wendt y Nicholas Onuf.
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El objetivo principal del presente estudio de caso es determinar el interés geopolítico que impulsa a Argelia a apoyar las intenciones de independencia de la República Árabe Saharawi Democrática (RASD). Como consecuencia del proceso de descolonización del Sahara Occidental que ha sido negado por las potencias colonizadoras que allí se encontraban y por Marruecos, país que reivindica su posesión del territorio; Argelia se ha apadrinado de la causa saharawi mediante la transferencia de armamento y envío de alimentos al Frente Polisario de Liberación y ha logrado que 26 países de la Unión Africana reconozcan la existencia de la RASD. Sin embargo, detrás de la vocación argelina sobre la promoción al respeto del principio de autodeterminación se esconden una serie de intereses geopolíticos, comerciales y de seguridad que pueden ser satisfechos con un Sahara Occidental independiente.
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Este es un estudio sobre las dinámicas de seguridad en Malí durante el periodo de 2009 a 2013. La investigación busca explicar de qué manera se ha dado un proceso de securitización de los grupos insurgentes frente a la amenaza generada por la proliferación de grupos armados no estatales en el territorio comprendido entre Malí y Níger. Se toma a Níger con el ánimo de ver la existencia de un subcomplejo regional de seguridad entre este país y Malí. De esta manera se afirma que el aumento de las actividades insurgentes y terroristas en la zona compuesta por Malí y Níger se da por la proliferación de actores armados no estatales, entre los cuales se encuentran los grupos seculares e insurgentes Tuareg, las agrupaciones islamistas fundamentalistas y los grupos que se componen entre rebeldes Tuareg, criminales e islamistas, éstos actores han afectado la percepción que tiene Malí sobre su seguridad.
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Desde finales de los 70 la piratería se convirtió en un problema para Nigeria. Con el tiempo adquirió características del crimen organizado y en 2010 se transformó en un problema transnacional, afectando a Estados del golfo de Guinea. Así, a través de una base conceptual, el estudio de caso concluyó que los factores internos –como la pobreza, debilidad estatal y marginalización- y externos –siendo ellos la falta de políticas internas destinadas a las aguas y la ausencia de estrategias marítimas en la región- de la piratería, crearon una dinámica para que dicha actividad se convirtiera en una amenaza a la seguridad marítima del golfo de Guinea, tomando como referencia a Benín y Togo. Siguiendo la línea argumentativa, se demuestra que la búsqueda de una solución a la delincuencia marítima ha generado interacciones de seguridad que sugieren las primeras fases de un posible complejo de seguridad regional.
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La presente monografía pretende explorar la cooperación Sur-Sur en el marco de los BRICS como una estrategia de soft power de estos Estados para aumentar su liderazgo global. Lo anterior se constituye como un elemento fundamental en la consolidación de los BRICS como un foro político y ha permitido el inicio de un proceso de cohesión identitaria dentro del grupo, lo que a su vez ha generado que actúen conjuntamente en diferentes espacios. El análisis se hace a través de la aproximación teórica de la hegemonía cooperativa de Thomas Pedersen y el concepto de soft power desarrollado por Joseph Nye, lo que permite no solo caracterizar a los miembros del grupo BRICS sino que también da lugar a identificar sus aspiraciones en el foro y en torno a qué temas u objetivos se unen.
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El presente caso de estudio tiene como objetivo explicar el rol de la cooperación internacional para el desarrollo en Tanzania, Mozambique, Nigeria para la consolidación del liderazgo político internacional de Japón. El interés de realizar esta investigación es la ampliación del conocimiento sobre el uso del poder blando, para alcanzar los objetivos de política exterior japonesa. Por eso, se llevara a cabo una revisión bibliográfica para el análisis de documentos oficiales y artículos académicos para la consolidación de información. A partir de ello, se pretende demostrar que la cooperación al desarrollo es una herramienta de política exterior japonesa para consolidarse como líder, en la medida en que el uso de herramientas propias de la cooperación y el presupuesto destinada a la ejecución de éstas tienen incidencia en los votos de estos Estados africanos para las iniciativas japonesas en las Naciones Unidas.
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Countries throughout the sub-Saharan (SSA) region have a complex linguistic heritage having their origins in opportunistic boundary changes effected by Western colonial powers at the Berlin Conference 1884-85. Postcolonial language-in-education policies valorizing ex-colonial languages have contributed at least in part to underachievement in education and thus the underdevelopment of human resources in SSA countries. This situation is not likely to improve whilst unresolved questions concerning the choice of language(s) that would best support social and economic development remain. Whilst policy attempts to develop local languages have been discussed within the framework of the African Union, and some countries have experimented with models of multilingual education during the past decade, the goalposts have already changed as a result of migration and trade. This paper argues that language policy makers need to be cognizant of changing language ecologies and their relationship with emerging linguistic and economic markets. The concept of language, within such a framework, has to be viewed in relation to the multiplicity of language markets within the shifting landscapes of people, culture, economics and the geo-politics of the 21st Century. Whilst, on the one hand, this refers to the hegemony of dominant powerful languages and the social relations of disempowerment, on the other hand, it also refers to existing and evolving social spaces and local language capabilities and choices. Within this framework the article argues that socially constructed dominant macro language markets need to be viewed also in relation to other, self-defined, community meso- and individual micro- language markets and their possibilities for social, economic and political development. It is through pursuing this argument that this article assesses the validity of Omoniyi’s argument in this volume, for the need to focus on the concept of language capital within multilingual contexts in the SSA region as compared to Bourdieu’s concept of linguistic capital.
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This chapter examines the importance of legitimacy for international organizations, and their efforts to legitimate themselves vis-à-vis different audiences. Legitimacy, which for decades barely featured in the scholarly analysis of international organizations, has since the late 1990s been an increasingly important lens through which the processes, practices, and structures of international organizations have been examined. The chapter makes three main arguments. First, it argues that in most international organizations the most important actors engaging in legitimation efforts are not the supranational bureaucracies, but member states. This has important implications for our understanding of the purposes of seeking legitimacy, and for the possible practices. Second, legitimacy and legitimation serve a range of purposes for these states, beyond achieving greater compliance with their decisions, which has been one of the key functional logics highlighted for legitimacy in the literature. Instead, legitimacy is frequently sought to exclude outsiders from the functional or territorial domains affected by an international organization’s authority, or to maintain external material and political support for existing arrangements. Third, one of the most prominent legitimation efforts, institutional reforms, often prioritizes form over function, signalling to important and powerful audiences to encourage their continued material and political support. To advance these arguments, the chapter is divided into four sections. The first develops the concept of legitimacy and its application to international organizations, and then asks why their legitimacy has become such an important intellectual and political concern in recent years. The second part will look in more detail at the legitimation practices of international organizations, focusing on who engages in these practices, who the key audiences are, and how legitimation claims are advanced. The third section will look in more detail at one of the most common forms of legitimation – institutional reform – through the lens of two such reforms in international organizations: efforts towards greater interoperability in NATO, and the establishment of the African Peace and Security Architecture in the African Union (AU). The chapter will conclude with some reflections of the contribution that a legitimacy perspective has made to our understanding of the practices of international organizations.
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According to the African Union (AU), Africa is "a continent disproportionately affected by internal displacement". The African region, with almost 10 million people internally displaced in 22 countries by armed conflict and other forms of violence, hosts more than one third of the 26.4 million internally displaced persons (IDPs) worldwide at the end of 2011. Sudan, the Democratic Republic of the Congo and Somalia rank globally among the states with the five biggest displacement situations. Even in African countries with smaller figures, very large percentages of people may be in displacement in regions primarily affected by violence. Such violence has multiple causes, including the long-lasting consequences of colonial heritage, outside intervention, crises of identity in multi-ethnic countries and conflicts over resources. Today, political exclusion and inequality between ethnic, regional or religious groups are particularly important drivers of violence.
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Summary. The African Union (AU), a union consisting of 54 African States, held an Extraordinary Summit on 11-12 October 2013, to discuss its relationship with the International Criminal Court (ICC or the Court). The meeting took place just weeks before the trial of Kenya’s President Uhuru Kenyatta is scheduled to begin, and was clearly intended to voice discontent and put on hold the ongoing ICC proceedings against Kenyatta as well as his deputy, Vice-President William Ruto. Before the Summit, there were even widespread rumors that the Assembly of the AU would call for a mass withdrawal of African States Parties from the ICC Statute. Eventually, the Assembly did not go that far and took two important, but less controversial decisions. It called for the granting of immunities to Heads of States from prosecutions by international criminal tribunals and requested a deferral of the ICC cases against Kenyatta and Ruto through a resolution adopted by the UN Security Council (UNSC). After providing a background to the Kenya cases, this policy brief aims to evaluate what the position of the EU and its Member States as outspoken supporters of the ICC and the fight against impunity should be, especially given the fact that France and the UK, as permanent UNSC members, could block a UNSC deferral at any time.
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This paper proposes an innovative analytical approach to regionalism promotion by the European Union (EU) in Africa. The approach pursues the dual aim of accommodating African approaches to regionalism in EU foreign policy analysis and of expounding the centrality of diplomacy in negotiating a renewed EU-African Union relationship. The concept of ‘regionalism diplomacy’ brings the negotiated and contentious nature of EU regionalism promotion to the fore. The paper espouses contemporary English School thinking about ‘international society’ and argues that EU regionalism promotion cannot just remain the expansion of European regional international society onto Africa. Instead, EU regionalism diplomacy should acknowledge and incorporate the anticolonial pan-African roots of African regionalism. Overall, the EU should seek a more diplomacy-focused, negotiated Africa-Europe interregional relationship. The paper concludes with an outline of a pan-African approach to regionalism diplomacy and avenues for future research.
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Governments that have endorsed the 'sovereignty as responsibility' approach have shown little inclination to protect civilians suffering at the hands of their own government in the Sudanese province of Darfur. After providing an overview of Darfur's crisis and international society's feeble response, we explore why the strongest advocates of 'sovereignty as responsibility', the NATO and EU states, failed to seriously contemplate military intervention. We suggest that three main factors help explain the West's unwillingness to intervene in Darfur: increased scepticism about the West's humanitarian interventionism, especially after the invasion of Iraq; Western strategic interests in Sudan; and the relationship between the crisis in Darfur and Sudan's other civil wars. We conclude that the emerging norm of humanitarian intervention remains weak and strongly contested, and that advocates of the 'responsibility to protect' approach have yet to persuade their governments to help save populations in danger.