1000 resultados para Capitalismo y trabajo
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Un terrible fenómeno está destruyendo las escuelas y liceos de las sociedades industriales avanzadas: la creciente indiferencias de la mayoría de los jóvenes hacia la vida escolar en su conjunto. El sistema escolar nacido hacia 1880 con el desarrollo del capitalismo y de las sociedades industriales, se encuentra bastante paralizado. No ha cumplido sus expectativas democráticas de conceder una igualdad de oportunidades para todo el mundo. Los jóvenes de ahora aceptan la pesada estructura del aparato escolar y caminan sombríos e indiferentes de acuerdo con un programa rigurosamente establecido y en el que nada queda confiado al azar. No ignoran el escaso valor de la mayoría de los diplomas y comprenden cada vez más temprano que el paro es una realidad y que les espera, en numerosas empresas, un trabajo repetitivo y poco grato Sin hablar de la cantidad de los problemas que tiene la actual sociedad. En definitiva, habría que crear las condiciones para una auténtica práctica educativa, cuyo objetivo esencial y vivo es el medio ambiente ecológico y socioeconómico en que se desenvuelven los alumnos y profesores. Lo que significa romper radicalmente con el funcionamiento ideológico de la escuela actual, que interponen entre jóvenes y adultos algo muerto, la enseñanza. No es casual esta concepción de la escuela. Pero, la autogestión educativa, la gran experiencia en las nuevas prácticas educativas va produciendo una escuela y un liceo inspirados en el socialismo autogestionado. Sólo con la promulgación de unos estatutos se podrán crear las condiciones necesarias para la generalización de las nuevas prácticas escolares, prácticas que los interesados, profesores y alumnos, controlarán y desarrollarán. Para romper con una enseñanza magistral hay que ofrecer perspectivas diferentes, cuya realización implica una notable transformación social. Estas se pueden resumir: la actualidad ecológica y socioeconómica es la base de su actividad; los colectivos de profesores estudian los mismos objetos que los jóvenes y aseguran la transmisión de los conocimientos científicos; el trabajo productivo de los colectivos de jóvenes y la participación regular en las colonias escolares son dos elementos importantes en el descubrimiento y la explotación de la actualidad social; autogestión del centro escolar lo que implica el control permanente de los jóvenes y profesores en relación con su práctica educativa. El socialismo autogestionario de la Europa del sur espera poder cambiar la vida.
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Resumen tomado de la publicación. Con el apoyo económico del departamento MIDE de la UNED
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Monográfico con el título: 'Formación y trabajo'. Resumen basado en el de la publicación
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Resumen basado en el de la publicación
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Resumen tomado de la publicaci??n
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Incluye Bibliografía
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En los últimos tiempos, distintos docentes de Carreras de Trabajo Social de varias Universidades Nacionales, nos consultaron e indujeron -a la vez- a opinar acerca de los orígenes de nuestra profesión y, en particular, sobre su relación con la llamada modernidad. La inquietud de estos y estas colegas estaba originada en la caracterización (que ellos no compartían) realizada por Gustavo Parra, quien afirma que el Trabajo Social en la Argentina surgió con un carácter antimoderno y conservador. Este posicionamiento de Parra está planteado en su libro "Antimodernidad y Trabajo Social", publicado originalmente por la Universidad Nacional de Luján, en 1999. En ese mismo año, participamos de la presentación del libro, llevada a cabo en la Capital Federal, acerca de lo cual reproduciremos, al final de la presente nota, el contenido textual de nuestra intervención en dicha oportunidad, con el ánimo de contribuir a procesar distintos puntos de vista relacionados con esta importante temática de la historia de la profesión. Previo a ello, igualmente plantearemos algunas breves consideraciones, dejando para otra ocasión el análisis más particularizado de esta cuestión. Nuestras opiniones están fundamentadas, básicamente, en la investigación que llevamos a cabo en el año 1977, y cuyos resultados fueron publicados en 1978 por el Centro Latinoamericano de Trabajo Social (CELATS), con sede en Lima, Perú, bajo el título "Antecedentes del Trabajo Social en Argentina (Primera Aproximación)". La cuarta edición de este libro fue publicada por Espacio Editorial de Buenos Aires, en 1992, con el título "Historia del Trabajo Social en la Argentina".
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: Este estudio aborda la problemática de la exclusión laboral y habitacional, considerando que para quienes las padecen, la exclusión del trabajo (en términos de empleo) y de condiciones dignas de habitación, implica una condición estigmatizante y deshonrosa que se desea abandonar, pero paradójicamente, visibizar esta condición, puede constituir un paso para la superación de la misma, a través de la obtención de planes laborales o de asistencia habitacional. De esta forma se constituye una tensión que estructura los procesos de subjetivación y en consecuencia los modos de socialización de quienes atraviesan situaciones de exclusión del hábitat y el trabajo. Este trabajo se realizó sobre la base de las entrevistas en profundidad a informantes que han vivido carencias de casa y trabajo. En ellas se privilegió la narración de las vivencias y definiciones propias de los actores.
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Esta ponencia tiene como propósito estudiar la situación del nivel medio del sistema educativo argentino posterior a la reforma educativa y a la crisis económica y social. Se intentará una indagación de las diferentes características de las expectativas y trayectorias de los alumnos que cursan la especialidad técnica de la escuela media en la Ciudad de Buenos Aires, acordando que los ámbitos de aplicación en el mundo productivo y las variaciones organizacionales cuestionan las referencias a ?la educación técnica? como un todo homogéneo (Spinosa 2005). Se debe destacar que las transformaciones estructurales de los años noventa afectaron a los jóvenes más que a otros grupos sociales (Feldman S. 1995; Jacinto C. 1996; Salvia A. 2000) y también se observa en dicho sector mayor incidencia de la desocupación y mayor precariedad (Filmus D. 2001; Salvia A. y Tuñon I. 2003). Teniendo en cuenta que hablar de la juventud no es otra cosa que hablar de la sociedad, y que es imposible entender los cambios de los y las jóvenes sin comprender los cambios en el conjunto social (Feixa y Pallarés:2000). Se problematizará la articulación entre educación y trabajo. Se indagará a los diferentes actores que participan en la mencionada relación ya que ?hay un reconocimiento, al menos teórico, de la importancia de la articulación educación-trabajo para las políticas públicas y para el desarrollo económico, tanto en los aspectos relacionadados con la productividad como la equidad? (Gallart, 2002:211). También, interesa observar un fenómeno paradójico en el grupo de jóvenes que a pesar de poseer en promedio mayor cantidad de años de escolaridad que otras generaciones, es uno de los sectores sociales más marginados en el ámbito laboral. No obstante, la expansión cuantitativa en años de escolaridad es relativa cuando se observan dificultades cualitativas del perfil educativo (Miranda y Salvia:1998)
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Esta ponencia tiene como propósito estudiar la situación del nivel medio del sistema educativo argentino posterior a la reforma educativa y a la crisis económica y social. Se intentará una indagación de las diferentes características de las expectativas y trayectorias de los alumnos que cursan la especialidad técnica de la escuela media en la Ciudad de Buenos Aires, acordando que los ámbitos de aplicación en el mundo productivo y las variaciones organizacionales cuestionan las referencias a ?la educación técnica? como un todo homogéneo (Spinosa 2005). Se debe destacar que las transformaciones estructurales de los años noventa afectaron a los jóvenes más que a otros grupos sociales (Feldman S. 1995; Jacinto C. 1996; Salvia A. 2000) y también se observa en dicho sector mayor incidencia de la desocupación y mayor precariedad (Filmus D. 2001; Salvia A. y Tuñon I. 2003). Teniendo en cuenta que hablar de la juventud no es otra cosa que hablar de la sociedad, y que es imposible entender los cambios de los y las jóvenes sin comprender los cambios en el conjunto social (Feixa y Pallarés:2000). Se problematizará la articulación entre educación y trabajo. Se indagará a los diferentes actores que participan en la mencionada relación ya que ?hay un reconocimiento, al menos teórico, de la importancia de la articulación educación-trabajo para las políticas públicas y para el desarrollo económico, tanto en los aspectos relacionadados con la productividad como la equidad? (Gallart, 2002:211). También, interesa observar un fenómeno paradójico en el grupo de jóvenes que a pesar de poseer en promedio mayor cantidad de años de escolaridad que otras generaciones, es uno de los sectores sociales más marginados en el ámbito laboral. No obstante, la expansión cuantitativa en años de escolaridad es relativa cuando se observan dificultades cualitativas del perfil educativo (Miranda y Salvia:1998)
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El fordismo, adoptado mundialmente en los años 20 como la nueva religión industrial, cristalizó en la naciente Unión Soviética, donde la cuarta edición rusa de las memorias de Ford incluía una introducción en la que se decía que ?el fordismo es un sistema cuyos principios se conocen desde hace tiempo, y que ya habían sido establecidos por Marx?. Fue tal la aceptación que el estalinismo hace de los postulados de Ford, que en el año 1928, con el inicio del Primer Plan Quinquenal, representantes rusos visitaron Detroit y la empresa Albert Kahn inc fue contratada para la construcción de una serie de instalaciones industriales en la Unión Soviética, entre las que destacaba la nueva fábrica de tractores Fordson de la compañía Ford en Stalingrado. Moritz Kahn se trasladó con un equipo de ingenieros y arquitectos para formar una oficina de proyectos de unos 4.500 empleados en Rusia, en una aventura paradójica de confluencia entre capitalismo y comunismo que acabaría en 1932, después de haber realizado en torno a 550 instalaciones industriales de gran escala. La importancia de este legado para la arquitectura soviética incluye extensas realizaciones como las de Stalingrado, Nihi Tagil, Magnitogorsk y Cheliabisk, y queda apoyada documentalmente por la aparición de fotografías de estas obras en numerosas publicaciones, como la revista SA, en ?Método funcional y forma? de M. Ginzburg y en numerosos escritos y cartas de la época. Esta influencia es por otra parte poco valorada en la historiografía moderna, para la que parece que sólo trabajaron en Rusia arquitectos comprometidos con la causa socialista como Mendelsohn, May, Stam o Lurçat, olvidando a los principales actores del episodio, autores y constructores de los ?condensadores sociales? más importantes de la era soviética, las fábricas. En esta investigación se analiza la confluencia tanto morfológica como conceptual entre los postulados de Ford y Kahn para sus realizaciones industriales y los planeamientos reales y propuestas utópicas para las nuevas ciudades soviéticas, que se asemejaban a enormes objetos técnicos en los que el funcionamiento y la construcción mecanizados, la importancia dada a los flujos de materiales y personas, la disposición similar a la línea de montaje fordista y el papel nodal de las nuevas fábricas como "Palacios del Trabajo" exigieron una nueva relación con la geografía y la readecuación del propio modo de vida socialista.
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Partiendo de los objetivos propuestos, el artículo pone de manifiesto la profunda crisis estructural en la que ha entrado el trabajo en la Posmodernidad. Esto ha supuesto, la pérdida de su seguridad en el contexto del cuestionamiento de la prosperidad de la economía, del Estado de Bienestar, del propio Estado y de la democracia. Cierto, el trabajo se presenta hoy con riesgo, precario, inseguro, incierto, desespacializado, fragmentado, acelerado, flexible, desregulado, informalizado, impactado por las nuevas tecnologías, “brasileñizado”, jerarquizado, desigual, individualizado y con el carácter corroído del trabajador. De esta forma, el trabajo se desvaloriza, se convierte en ilegible y pierde su sentido. Además, si se tiene en cuenta que los remedios puestos encima de la mesa en Occidente son claramente insuficientes y poco creativos, parece que nos encontremos ante el colapso o el final de una etapa, del trabajo, del propio capitalismo y del Estado social-liberal-democrático.
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En las universidades públicas argentinas, desde la época de la recuperación democrática se ha venido construyendo un modelo institucional masivo y diverso en la composición del estudiantado, aunque no exento de dificultades para concretar la apropiación efectiva del conocimiento, particularmente en carreras que poseen ciclos iniciales estructurados en torno a materias como Matemática, Química y Física, entre otras. En años recientes, los cambios en la enseñanza media, especialmente la extensión de la obligatoriedad a este tramo y políticas conexas de ampliación de derechos, han creado un público cada vez más heterogéneo demandante de ingreso a la universidad. En este contexto, el ingreso y permanencia de los estudiantes en los primeros años se perfilan como tramos problemáticos, por registrarse en ellos los mayores índices de deserción, abandono y bajo desempeño académico. Las estrategias de inclusión se han incorporado a la agenda universitaria desde hace años, a través de iniciativas dirigidas al conjunto de los estudiantes, junto con otras específicas que focalizan carreras y/o grupos estudiantiles singulares, impulsadas desde ámbitos centrales y locales de formulación de políticas. Entre ellas, se contabilizan programas nacionales generados por la Secretaría de Políticas Universitarias (en adelante, SPU) y por el Ministerio de Educación de la Nación (en adelante, MEN), orientadas a mejorar la transición entre la escuela secundaria y los ciclos básicos de carreras universitarias. A nivel local, el estatuto de política institucional que ha adquirido la problemática del ingreso y los primeros años, se evidencia a través de su incorporación a los planes estratégicos de la Universidad Nacional de La Plata (en adelante, UNLP) y de la creación de ámbitos, como la Dirección de Articulación Académica que inicialmente trabajó enmarcada en un Programa Nacional de Articulación y con posterioridad gestó programas propios y, más recientemente, la Dirección de Bienestar Estudiantil
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En las universidades públicas argentinas, desde la época de la recuperación democrática se ha venido construyendo un modelo institucional masivo y diverso en la composición del estudiantado, aunque no exento de dificultades para concretar la apropiación efectiva del conocimiento, particularmente en carreras que poseen ciclos iniciales estructurados en torno a materias como Matemática, Química y Física, entre otras. En años recientes, los cambios en la enseñanza media, especialmente la extensión de la obligatoriedad a este tramo y políticas conexas de ampliación de derechos, han creado un público cada vez más heterogéneo demandante de ingreso a la universidad. En este contexto, el ingreso y permanencia de los estudiantes en los primeros años se perfilan como tramos problemáticos, por registrarse en ellos los mayores índices de deserción, abandono y bajo desempeño académico. Las estrategias de inclusión se han incorporado a la agenda universitaria desde hace años, a través de iniciativas dirigidas al conjunto de los estudiantes, junto con otras específicas que focalizan carreras y/o grupos estudiantiles singulares, impulsadas desde ámbitos centrales y locales de formulación de políticas. Entre ellas, se contabilizan programas nacionales generados por la Secretaría de Políticas Universitarias (en adelante, SPU) y por el Ministerio de Educación de la Nación (en adelante, MEN), orientadas a mejorar la transición entre la escuela secundaria y los ciclos básicos de carreras universitarias. A nivel local, el estatuto de política institucional que ha adquirido la problemática del ingreso y los primeros años, se evidencia a través de su incorporación a los planes estratégicos de la Universidad Nacional de La Plata (en adelante, UNLP) y de la creación de ámbitos, como la Dirección de Articulación Académica que inicialmente trabajó enmarcada en un Programa Nacional de Articulación y con posterioridad gestó programas propios y, más recientemente, la Dirección de Bienestar Estudiantil
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En las universidades públicas argentinas, desde la época de la recuperación democrática se ha venido construyendo un modelo institucional masivo y diverso en la composición del estudiantado, aunque no exento de dificultades para concretar la apropiación efectiva del conocimiento, particularmente en carreras que poseen ciclos iniciales estructurados en torno a materias como Matemática, Química y Física, entre otras. En años recientes, los cambios en la enseñanza media, especialmente la extensión de la obligatoriedad a este tramo y políticas conexas de ampliación de derechos, han creado un público cada vez más heterogéneo demandante de ingreso a la universidad. En este contexto, el ingreso y permanencia de los estudiantes en los primeros años se perfilan como tramos problemáticos, por registrarse en ellos los mayores índices de deserción, abandono y bajo desempeño académico. Las estrategias de inclusión se han incorporado a la agenda universitaria desde hace años, a través de iniciativas dirigidas al conjunto de los estudiantes, junto con otras específicas que focalizan carreras y/o grupos estudiantiles singulares, impulsadas desde ámbitos centrales y locales de formulación de políticas. Entre ellas, se contabilizan programas nacionales generados por la Secretaría de Políticas Universitarias (en adelante, SPU) y por el Ministerio de Educación de la Nación (en adelante, MEN), orientadas a mejorar la transición entre la escuela secundaria y los ciclos básicos de carreras universitarias. A nivel local, el estatuto de política institucional que ha adquirido la problemática del ingreso y los primeros años, se evidencia a través de su incorporación a los planes estratégicos de la Universidad Nacional de La Plata (en adelante, UNLP) y de la creación de ámbitos, como la Dirección de Articulación Académica que inicialmente trabajó enmarcada en un Programa Nacional de Articulación y con posterioridad gestó programas propios y, más recientemente, la Dirección de Bienestar Estudiantil