983 resultados para Carta Geológica Nacional
Resumo:
p. 147
Resumo:
La presente Tesis muestra una visión en conjunto de la evolución de la cartografía geológica en España desde sus orígenes hasta el año 1864, cuando aparecieron, de forma simultánea, los dos mapas geológicos completos de España. El estudio se divide en doce capítulos. El primero es una introducción, con los objetivos y metodología del trabajo, así como en los antecedentes de estos trabajos. El segundo capítulo aborda la representación temprana del paisaje y de los elementos geológicos, desde las piedras grabadas de Abauntz, de hace 13.000 años, que se han interpretado como un mapa geomorfológico y de recursos naturales o el mapa con el volcán Çatalhöyuc en Turquía de 6.600 a.C., hasta las primeras representaciones cartográficas que surgieron con el desarrollo de las primigenias sociedades urbanas. El Papiro de Turín es un mapa del 1.150 a.C. con contenido geológico real que muestra con precisión la distribución geográfica de los distintos tipos de roca en la que se incluye información sobre minería. El tercer capítulo trata sobre cómo se establecieron las bases para la representación científica de la superficie terrestre en el Mundo clásico. Se hace un somero repaso a como se desarrollaron sus concepciones filosóficas sobre la naturaleza y de la cartografía en la Antigua Grecia y el Imperio Romano. En el cuarto capítulo se sintetiza la evolución de los conceptos cartográficos en el mundo medieval, desde las interpretaciones teológicas del mundo en los mapamundis en O-T de Las Etimologías del siglo VIII, o los Beatos, al nacimiento de una representación cartográfica verdaderamente científica en los siglos XIII y XIV, como son los portulanos, destacando el especial interés de la "Escuela Mallorquina". En el quinto capítulo se estudia el Renacimiento y la Edad Moderna, incidiendo en la importancia de la cartografía en los viajes de los descubrimientos, que marcan el mayor avance conceptual en la comprensión de la Tierra. La carta de Juan de la Cosa (1500) es la primera representación de América y además es el primer exponente de la cartografía producida por la Casa de la Contratación de Sevilla. Se presta especial atención a la representación de fenómenos volcánicos, con el ejemplo de las observaciones geológicas que realizó Gonzalo Fernández de Oviedo (1478-1557), en las que se encuentran varios croquis sobre los volcanes de Nicaragua. Finalmente, se estudian las representaciones del subsuelo en la minería, que en esa época inauguraron un nuevo lenguaje pictórico, y las técnicas y saberes mineros en el ámbito hispanoamericano. El capítulo sexto es muy amplio, estudia el contexto científico internacional donde nacieron los primeros mapas geológicos, desde los primeros cortes geológicos realizados a principios del siglo XVIII, hasta el primer mapa geológico del mundo de Amí Boué (1843). En este estudio se estudian también los distintos avances científicos que se fueron produciendo y que permitieron que se levantaran los mapas geológicos. Se analiza la importancia del desarrollo de la cartografía topográfica, que permitió que se pudieran representar distintos elementos geológicos sobre ellos, dando lugar a los primeros mapas temáticos, como por ejemplo, el mapa de los recursos mineros del obispado de Salzburgo (1716). Se dedica un amplio capítulo a la influencia de la Academia de Minas de Freiberg, dónde Abraham G. Werner (1749-1817) impartía clases. Werner sistematizó los materiales geológicos que componen el edificio terrestre dividiéndolo en grandes unidades, de este modo se sentaron las bases que propiciaron la representación cartográfica. A partir de este momento se levantaron un buen número de mapas geognósticos. A principios del siglo XIX, las teorías de Werner empezaron a perder aceptación internacional, incluso entre sus discípulos, como Leopold von Buch (1774-1853) que desarrolló una teoría sobre el levantamiento de las montañas a partir del empuje causado por intrusiones ígneas. Desde la historiografía de la cartografía geológica, se considera un hito la aparición del mapa geológico de Inglaterra, Gales y Escocia, Smith (1815), sin embargo, desde el punto de vista conceptual, el mapa de Cuvier y Brogniart (1808) representa un verdadero mapa geológico con un claro relato histórico. Después se repasan las distintas ideas sobre los mecanismos orogénicos, en especial las de Élie de Beaumont, que ejercieron una gran influencia entre los geólogos de nuestro país. A continuación se trata la figura de Lyell y el desarrollo del actualismo. Finalmente se analiza el primer mapa geológico del mundo, obra de Boué (1843). El capítulo séptimo trata sobre las primeras representaciones gráficas de la Geología española que tuvieron lugar en la época del Reformismo Borbónico. Se empieza con un repaso al estado de la Geología en España en esa época a la que sigue un estudio de los principales hitos en la representación cartográfica con indicaciones geológicas. De este modo se analizan los escasos planos mineros realizados en América que representen los filones, los cortes mineros de Guadalcanal y Cazalla de Hoppensack, (1796) y la utilización de la cartografía en la remediación de los desastres naturales. Los cortes geológicos de Teruel al Collado de la Plata, Herrgen y Thalacker (1800), suponen la primera descripción moderna de un terreno que se realizó en España. A continuación, se menciona la importancia de las cartografías geognósticas, financiadas por la Corona española, realizadas en los Alpes por Carlos de Gimbernat a principios del siglo XIX. Por último, se estudian los caracteres geológicos de los planos para la investigación del carbón en Mallorca, de Taverns (1811). El capítulo octavo constituye el núcleo principal de la presente tesis, y se ha titulado la Época Histórica de la Geología española, en el que se estudian el desarrollo de la cartografía geológica en nuestro país, en el periodo comprendido entre la promulgación de la Ley de Minas de 1825, hasta la constitución de la Carta Geológica de Madrid y General del Reino, en 1849. Se hace primero un repaso a las circunstancias políticas del país, a continuación se sintetiza el estado de la Geología en España en dicho periodo, las instituciones, y las publicaciones. Después se estudia la contribución de los autores extranjeros al conocimiento de la Geología en España, como Charpentier, que en su mapa de los Pirineos está cartografiando parte del territorio español, o Leopold von Buch, Lyell, Silvertop, Cook, Haussmann, entre otros. A continuación se estudia ya la cartografía de distintas cuencas mineras o regiones de España. Se analizan los mapas por separado, estudiando las memorias que las acompañan y la biografía de sus autores. Se empieza por las tempranas contribuciones con estudios de las cuencas carboníferas en los que ya se encuentran cortes geológicos formales. Se incide con mucho mayor detalle en el análisis de las tres cartografías geológicas que aparecieron simultáneamente hacia 1834: las de La Mármora en Baleares, de Le Play en Extremadura y de Schulz en Galicia, tres productos muy distintos, pero que fueron los pilares fundantes de esta disciplina en España. Por una parte, la primera tiene un interés exclusivamente científico, mientras que las otras dos, se enmarcan en un proyecto de cartografía geológica nacional, de un carácter más aplicado. A continuación se aborda el estudio del conjunto de cartografías que van apareciendo sobre la Geología de España, empezando por la de Naranjo (1841) en Burgos, de Collette (1848) en Vizcaya, de Prado (1848) en el Noreste de León; Rodríguez (1849) en Teruel y de Luxan (1850) en el Suroeste de España. La última parte del capítulo analiza dos cartografías (todavía parciales) del conjunto del país, que aparecieron en Alemania hacia 1850: la de Ezquerra (1851) y la de Willkomm (1852). El capítulo noveno trata sobre la institucionalización de la cartografía geológica en España, que se inicia con la fundación de una comisión, en 1849, para levantar el mapa geológico del Reino. Durante este periodo, de todas formas, la Comisión sufrió diversos avatares, aunque, en resumen se puede considerar que se produjeron tres proyectos de cartografía: el primero es la serie de cartografías geológicas provinciales a escala 1:400.000, que se iniciaron con la de Madrid; el segundo son los estudios de cuencas carboníferas, gracias a los cuales se levantaron mapas geológicos en Sant Joan de les Abadeses, Maestre, (1855) y el Norte de la provincia de Palencia, Prado (1861), el tercero y último es el mapa geológico general de España, Maestre (1865). De todas formas, en este periodo también aparecieron cartografías geológicas realizadas por la Dirección General de Minas. El hito cartográfico final de esta tesis es doble, entre 1864 y 1865, se publicaron, por fin, dos mapas geológico completos de España: el de Verneuil y Collomb (1864) y el de Maestre (1865). Finalmente, en el décimo y último capítulo se analizan en conjunto todas las producciones cartográficas que se han ido estudiando a lo largo del trabajo y se exponen, a modo de conclusiones, las principales aportaciones de esta Tesis.
Resumo:
Este trabalho pretende contribuir para aprofundar o conhecimento geológico e geotécnico das formações vulcânicas da ilha da Madeira. Por razões de ordem técnica, apenas foi possível proceder à caracterização geológica e geotécnica de três dos cinco afloramentos, inicialmente previstos. As amostras estudadas pertencem aos Complexos Vulcânicos Antigo e Intermédio, definidos pela nova vulcano-estratigrafia da ilha da Madeira, cuja carta geológica se encontra em fase de publicação. Foca-se, inicialmente, a ilha da Madeira, enquadrando-a no espaço e no tempo geológico e apresentando a sua vulcano-estratigrafia. Seguem-se os estudos geológicos e geotécnicos, indispensáveis, para caracterizar as amostras escolhidas. Neste capítulo e numa primeira fase, é efectuada uma caracterização geológica das amostras em estudo, sendo, seguidamente, abordado o acompanhamento realizado durante a execução dos ensaios realizados in situ e em laboratório, bem como, os resultados obtidos, segundo as normas em vigor, com vista a caracterizar geotecnicamente as amostras escolhidas. Na fase de discussão, faz-se uma análise aos resultados obtidos das caracterizações geológicas e geotécnicas, procurando relações existentes e comparando-as a outras já existentes na ilha da Madeira e no arquipélago das Canárias. Por fim apresenta-se a caracterização geológica e geotécnica das três amostras. A ter em consideração que o presente trabalho, representa apenas um pequeno contributo, pretendendo acrescentar os resultados obtidos a alguns já existentes e a outros que advirão, tendo em conta que a este nível existe pouca informação relativa a arquipélago da Madeira.
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NEW DATA ON THE CHRONOLOGY OF THE VALE DO FORNO SEDIMENTARY SEQUENCE (LOWER TAGUS RIVER TERRACE STAIRCASE) AND ITS RELEVANCE AS FLUVIAL ARCHIVE OF THE MIDDLE PLEISTOCENE IN WESTERN IBERIA Pedro P. Cunha 1, António A. Martins 2, Jan-Pieter Buylaert 3,4, Andrew S. Murray 4, Luis Raposo 5, Paolo Mozzi 6, Martin Stokes 7 1 MARE - Marine and Environmental Sciences Centre, Department of Earth Sciences, University of Coimbra, Portugal: pcunha@dct.uc.pt 2 MARE - Marine and Environmental Sciences Centre, Dep. Geociências, University of Évora, Portugal; aam@uevora.pt 3 Centre for Nuclear Technologies, Technical University of Denmark, Risø Campus, Denmark; jabu@dtu.dk 4 Nordic Laboratory for Luminescence Dating, Aarhus University, Risø DTU, Denmark; anmu@dtu.dk 5 Museu Nacional de Arqueologia, Lisboa, Portugal; 3raposos@sapo.pt 6 Department of Geosciences, University of Padova, Italy; paolo.mozzi@unipd.it 7 School of Geography, Earth and Environmental Sciences, University of Plymouth, UK; m.stokes@plymouth.ac.uk The stratigraphic units that record the evolution of the Tagus River in Portugal (study area between Vila Velha de Ródão and Porto Alto villages; Fig. 1) have different sedimentary characteristics and lithic industries (Cunha et al., 2012): - a culminant sedimentary unit (the ancestral Tagus, before the drainage network entrenchment) – SLD13 (+142 to 262 m above river bed – a.r.b.; with probable age ca. 3,6 to 1,8 Ma), without artefacts; - T1 terrace (+84 to 180 m; ca. 1000? to 900 ka), without artefacts; - T2 terrace (+57 to 150 m; top deposits with a probable age ca. 600 ka), without artefacts; - T3 terrace (+43 to 113 m; ca. 460 to 360? ka), without artefacts; - T4 terrace (+26 to 55 m; ca. 335 a 155 ka), Lower Paleolithic (Acheulian) at basal and middle levels but early Middle Paleolithic at top levels; - T5 terrace (+5 to 34 m; 135 to 73 ka), Middle Paleolithic (Mousterian; Levallois technique); - T6 terrace (+3 to 14 m; 62 to 32 ka), late Middle Paleolithic (late Mousterian); - Carregueira Sands (aeolian sands) and colluvium (+3 a ca. 100 m; 32 to 12 ka), Upper Paleolithic to Epipaleolithic; - alluvial plain (+0 to 8 m; ca. 12 ka to present), Mesolithic and more recent industries. The differences in elevation (a.r.b.) of the several terrace staircases results from differential uplift due to active faults. Longitudinal correlation with the terrace levels indicates that a graded profile ca. 200 km long was achieved during terrace formation periods and a strong control by sea base level was determinant for terrace formation. The Neogene sedimentary units constituted the main source of sediments for the fluvial terraces (Fig. 2). Geomorphological mapping, coupled with lithostratigraphy, sedimentology and luminescence dating (quartz-OSL and K-feldspar post-IRIR290) were used in this study focused on the T4 terrace, which comprises a Lower Gravels (LG) unit and an Upper Sand (US) unit. The thick, coarse and dominantly massive gravels of the LG unit indicate deposition by a coarse bed-load braided river, with strong sediment supply, high gradient and fluvial competence, during conditions of rapidly rising sea level. Luminescence dating only provided minimum ages but it is probable that the LG unit corresponds to the earlier part of the MIS9 (ca. 335 to 325 ka), immediately postdating the incision promoted by the very low sea level (reaching ca. -140 m) during MIS10 (362 to 337 ka), a period of relatively cold climate conditions with weak vegetation cover on slopes and low sea level. Fig. 1. Main Portuguese reaches in which the Tagus River can be divided (Lower Tagus Basin): I – from the Spanish border to Arneiro (a general E–W trend, mainly consisting of polygonal segments); II – from Arneiro to Gavião (NE–SW); III – from Gavião to Arripiado (E–W); IV – from Arripiado to Vila Franca de Xira (NNE-SSW); V – from Vila Franca de Xira to the Atlantic shoreline. The faults considered to be the limit of the referred fluvial sectors are: F1 – Ponsul-Arneiro fault (WSW-ENE); F2 – Gavião fault (NW-SE); F3 – Ortiga fault (NW-SE); F4 – Vila Nova da Barquinha fault (W-E); F5 – Arripiado-Chamusca fault (NNE-SSW). 1 – estuary; 2 – terraces; 3 – faults; 4 – Tagus main channel. The main Iberian drainage basins are also represented (inset). The lower and middle parts of the US unit, comprising an alternation of clayish silts with paleosols and minor sands to the east (flood-plain deposits) and sand deposits to the west (channel belt), have a probable age of ca. 325 to 200 ka. This points to formation during MIS9 to MIS7, under conditions of high to medium sea levels and warm to mild conditions. The upper part of the US unit, dominated by sand facies and with OSL ages of ca. 200 to 154 ka, correlates with the early part of the MIS6. During this period, progradation resulted from climate deterioration and relative depletion of vegetation that promoted enhanced sediment production in the catchment, coupled with initiation of sea-level lowering that increased the longitudinal slope. The Vale do Forno and Vale da Atela archaeological sites (Alpiarça, central Portugal) document the earliest human occupation in the Lower Tagus River, well established in geomorphological and environmental terms, within the Middle Pleistocene. The Lower Palaeolithic sites were found on the T4 terrace (+26 m, a.r.b.). The oldest artefacts previously found in the LG unit, display crude bifacial forms that can be attributed to the Acheulian, with a probable age of ca. 335 to 325 ka. The T4 US unit has archaeological sites stratigraphically documenting successive phases of an evolved Acheulian, that probably date ca. 325 to 300 ka. Notably, these Lower Palaeolithic artisans were able to produce tools with different sophistication levels, simply by applying different strategies: more elaborated reduction sequences in case of bifaces and simple reduction sequences to obtain cleavers. Fig. 2. . Simplified geologic map of the Lower Tagus Cenozoic basin, adapted from the Carta Geológica de Portugal, 1/500000, 1992). The study area (comprising the Vale do Forno and Vale de Atela sites) is located on the more upstream sector of the Lower Tagus River reach IV, between Arripiado and Chamusca villages. 1 – alluvium (Holocene); 2 – terraces (Pleistocene); 3 – sands, silts and gravels (Paleogene to Pliocene); 4 – Sintra Massif (Cretaceous); 5 – limestones, marls, silts and sandstones (Mesozoic); 6 – quartzites (Ordovician); 7 – basement (Proterozoic to Palaeozoic); 8 – main fault. The main Portuguese reaches of the Tagus River are identified (I to V). The VF3 site (Milharós), containing a Final Acheulian industry, with fine and elaborated bifaces) found in a stratigraphic level located between the T4 terrace deposits and a colluvium associated with Late Pleistocene aeolian sands (32 to 12 ka), has an age younger than ca. 154 ka but much older than 32 ka. In the study area, the sedimentary units of the T4 terrace seem to record the river response to sea-level changes and climatically-driven fluctuations in sediment supply. REFERENCES Cunha P. P., Almeida N. A. C., Aubry T., Martins A. A., Murray A. S., Buylaert J.-P., Sohbati R., Raposo L., Rocha L., 2012, Records of human occupation from Pleistocene river terrace and aeolian sediments in the Arneiro depression (Lower Tejo River, central eastern Portugal). Geomorphology, vol. 165-166, pp. 78-90.
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Pós-graduação em Agronomia (Energia na Agricultura) - FCA
Systematic review of Late Jurassic sauropods from the Museu Geológico collections (Lisboa, Portugal)
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The Museu Geológico collections house some of the first sauropod references of the Lusitanian Basin Upper Jurassic record, including the Lourinhasaurus alenquerensis and Lusotitan atalaiensis lectotypes, previously considered as new species of the Apatosaurus and Brachiosaurus genera, respectively. Several fragmentary specimens have been classical referred to those taxa, but the most part of these systematic attributions are not supported herein, excluding a caudal vertebra from Maceira (MG 8804) considered as cf. Lusotitan atalaiensis. From the material housed in the Museu Geológico were identified basal eusauropods (indeterminate eusauropods and turiasaurs) and neosauropods (indeterminate neosauropods, diplodods and camarasaurids and basal titanosauriforms). Middle caudal vertebrae with lateral fossae, ventral hollow border by pronounced ventrolateral crests and quadrangular cross-section suggest for the presence of diplodocine diplodocids in north area of the Lusitanian Basin Central Sector during the Late Jurassic. A humerus collected from Praia dos Frades (MG 4976) is attributed to cf. Duriatitan humerocristatus suggesting the presence of shared sauropod forms between the Portugal and United Kingdom during the Late Jurassic. Duriatitan is an indeterminate member of Eusauropoda and the discovery of new material in both territories is necessary to confirm this systematic approach. The studied material is in according with the previous recorded paleobiodiversity for the sauropod clade during the Portuguese Late Jurassic, which includes basal eusauropods (including turiasaurs), diplodocids and macronarians (including camarasaurids and basal titanosauriforms).
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1 carta (mecanografiada) ; 210x200mm
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1 carta (mecanografiada) ; 200x180mm
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"Con este titulo se indica que el códice no puede decirse que se refiera originariamente a la dicha ciudad, porque, salvo el encabezamiento ... y el final ... el cuerpo del códice parece convenir con el fuero romanceado de Teruel, del cual podria ser una de las copias primitivas y la forma en que fué concedido como carta a la villa de Castiel. El nombre de Castiel, en efecto, es el que se vé originariamente escrito en varios lugares del códice, y el que se adivina en todos los demás pasajes en los que se lee sobre raspado o interlineado el nombre de Albarracín, y algunas veces el de Teruel."--Estudio preliminar.
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Diccionario Bibliographico Portuguez / Innocencio Francisco da Silva, 1860. v. 4, p. 219.