30 resultados para sistema lingüístico
em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina
Resumo:
Partiendo de los estudios de la interfaz semántico-sintáctica de Ken Hale y Jay Keyser (1993, 1998) y Jaume Mateu i Fontanals (2000, 2002), asumimos que la estructura argumental determinante de la organización de la sintaxis oracional tiene su origen en constructos semánticos sintácticamente estructurados. Estos constructos definen relaciones configuracionales entre predicados primitivos y argumentos. Existe, por lo tanto, una relación de transparencia entre la semántica y la sintaxis, la cual permite definir el significado oracional en función tanto del contenido conceptual-intencional, opaco para la sintaxis, como del constructo semántico, transparente para la sintaxis. A diferencia de otras propuestas, que postulan un máximo de cuatro constructos semánticos básicos, como es el caso de Hale y Keyser, o de tres constructos semánticos básicos, como es el caso de Mateu i Fontanals, proponemos que la Gramática Universal define un máximo de sólo dos constructos semánticos básicos, uno espacial y uno causativo, los cuales, por recursividad, darían origen a todas las configuraciones sintácticas de cualquier lengua natural. En un sistema lingüístico como el de la Morfología Distribuida, los constructos semánticos así definidos formarían parte de una lista "A" presintáctica, conformada por morfemas abstractos, vg. sin matriz fonológica asociada, los cuales codifican tanto rasgos intencionales-funcionales de índole procedimental, vg. instrucciones sobre la asignación de referencia, como raíces semántico-conceptuales de índole nominal, vg. entidades conceptuales genéricas. Estos constructos, seleccionables por el sistema computacional, definen esqueletos configuracionales básicos que organizan el ensamble de los morfemas abstractos pertinentes a cada derivación. Este modelo, por lo tanto, define la conformación composicional de los apareamientos entre significado y forma, a partir de procesos computacionales previos a la inserción de las piezas de vocabulario. Ofrecemos evidencia morfosintáctica que probaría la pertinencia y la productividad de un sistema binario de constructos semánticos
Resumo:
Partiendo de los estudios de la interfaz semántico-sintáctica de Ken Hale y Jay Keyser (1993, 1998) y Jaume Mateu i Fontanals (2000, 2002), asumimos que la estructura argumental determinante de la organización de la sintaxis oracional tiene su origen en constructos semánticos sintácticamente estructurados. Estos constructos definen relaciones configuracionales entre predicados primitivos y argumentos. Existe, por lo tanto, una relación de transparencia entre la semántica y la sintaxis, la cual permite definir el significado oracional en función tanto del contenido conceptual-intencional, opaco para la sintaxis, como del constructo semántico, transparente para la sintaxis. A diferencia de otras propuestas, que postulan un máximo de cuatro constructos semánticos básicos, como es el caso de Hale y Keyser, o de tres constructos semánticos básicos, como es el caso de Mateu i Fontanals, proponemos que la Gramática Universal define un máximo de sólo dos constructos semánticos básicos, uno espacial y uno causativo, los cuales, por recursividad, darían origen a todas las configuraciones sintácticas de cualquier lengua natural. En un sistema lingüístico como el de la Morfología Distribuida, los constructos semánticos así definidos formarían parte de una lista "A" presintáctica, conformada por morfemas abstractos, vg. sin matriz fonológica asociada, los cuales codifican tanto rasgos intencionales-funcionales de índole procedimental, vg. instrucciones sobre la asignación de referencia, como raíces semántico-conceptuales de índole nominal, vg. entidades conceptuales genéricas. Estos constructos, seleccionables por el sistema computacional, definen esqueletos configuracionales básicos que organizan el ensamble de los morfemas abstractos pertinentes a cada derivación. Este modelo, por lo tanto, define la conformación composicional de los apareamientos entre significado y forma, a partir de procesos computacionales previos a la inserción de las piezas de vocabulario. Ofrecemos evidencia morfosintáctica que probaría la pertinencia y la productividad de un sistema binario de constructos semánticos
Resumo:
Partiendo de los estudios de la interfaz semántico-sintáctica de Ken Hale y Jay Keyser (1993, 1998) y Jaume Mateu i Fontanals (2000, 2002), asumimos que la estructura argumental determinante de la organización de la sintaxis oracional tiene su origen en constructos semánticos sintácticamente estructurados. Estos constructos definen relaciones configuracionales entre predicados primitivos y argumentos. Existe, por lo tanto, una relación de transparencia entre la semántica y la sintaxis, la cual permite definir el significado oracional en función tanto del contenido conceptual-intencional, opaco para la sintaxis, como del constructo semántico, transparente para la sintaxis. A diferencia de otras propuestas, que postulan un máximo de cuatro constructos semánticos básicos, como es el caso de Hale y Keyser, o de tres constructos semánticos básicos, como es el caso de Mateu i Fontanals, proponemos que la Gramática Universal define un máximo de sólo dos constructos semánticos básicos, uno espacial y uno causativo, los cuales, por recursividad, darían origen a todas las configuraciones sintácticas de cualquier lengua natural. En un sistema lingüístico como el de la Morfología Distribuida, los constructos semánticos así definidos formarían parte de una lista "A" presintáctica, conformada por morfemas abstractos, vg. sin matriz fonológica asociada, los cuales codifican tanto rasgos intencionales-funcionales de índole procedimental, vg. instrucciones sobre la asignación de referencia, como raíces semántico-conceptuales de índole nominal, vg. entidades conceptuales genéricas. Estos constructos, seleccionables por el sistema computacional, definen esqueletos configuracionales básicos que organizan el ensamble de los morfemas abstractos pertinentes a cada derivación. Este modelo, por lo tanto, define la conformación composicional de los apareamientos entre significado y forma, a partir de procesos computacionales previos a la inserción de las piezas de vocabulario. Ofrecemos evidencia morfosintáctica que probaría la pertinencia y la productividad de un sistema binario de constructos semánticos
Resumo:
Desde hace varias décadas se viene cuestionando la utilidad de la gramática en la enseñanza. La mayoría de los argumentos pueden sintetizarse en que no enseña a leer más comprensivamente ni a producir textos más apropiados. A esto se suma que, a diferencia del estructuralismo, que tuvo una adecuada transposición didáctica, las teorías actuales proponen desarrollos sofisticados que las alejan de las aulas. Como reacción, suele pensarse que solo marcos teóricos centrados en el uso y desentendidos del tratamiento formal de los fenómenos pueden ser útiles. Se asume así que, dado que todos nos servimos de la lengua, es posible dar cuenta de su funcionamiento sin los conceptos y herramientas apropiados, es decir, se pasa por alto la especificidad del dominio. Sin embargo, "sin una teoría de las palabras - es decir, una gramática - no hay manera de hacer explícita la propia interpretación del significado de un texto" (Halliday: 1985). Por tanto, buscando un equilibrio entre el "saber instrumental" del hablante nativo y el altamente especializado, en nuestros proyectos de investigación venimos impulsando un enfoque centrado en la palabra, como unidad esencial de la lengua. En este planteo, el léxico constituye la interfaz que, por un lado, vincula los distintos componentes de la estructura lingüística (Jackendoff 1990) y, por el otro, pone en relación el sistema lingüístico con el conocimiento de mundo. De este modo, es el hilo conductor que facilita el aprendizaje y habilita la "reintroducción del significado", como elemento fundamental en el estudio de la gramática (Camps y Zayas: 2006). Según nos proponemos mostrar en esta ponencia, un enfoque léxico-gramatical hace posible avanzar desde el reconocimiento de las estructuras morfosintácticas, como conjunto de opciones que ofrece la lengua, hasta la identificación de los valores comunicativos que los hablantes les otorgan en diferentes contextos. El estudio de la gramática queda así englobado en una perspectiva integradora que, junto con la reflexión sobre el sistema, permite considerar su uso
Resumo:
Desde hace varias décadas se viene cuestionando la utilidad de la gramática en la enseñanza. La mayoría de los argumentos pueden sintetizarse en que no enseña a leer más comprensivamente ni a producir textos más apropiados. A esto se suma que, a diferencia del estructuralismo, que tuvo una adecuada transposición didáctica, las teorías actuales proponen desarrollos sofisticados que las alejan de las aulas. Como reacción, suele pensarse que solo marcos teóricos centrados en el uso y desentendidos del tratamiento formal de los fenómenos pueden ser útiles. Se asume así que, dado que todos nos servimos de la lengua, es posible dar cuenta de su funcionamiento sin los conceptos y herramientas apropiados, es decir, se pasa por alto la especificidad del dominio. Sin embargo, "sin una teoría de las palabras - es decir, una gramática - no hay manera de hacer explícita la propia interpretación del significado de un texto" (Halliday: 1985). Por tanto, buscando un equilibrio entre el "saber instrumental" del hablante nativo y el altamente especializado, en nuestros proyectos de investigación venimos impulsando un enfoque centrado en la palabra, como unidad esencial de la lengua. En este planteo, el léxico constituye la interfaz que, por un lado, vincula los distintos componentes de la estructura lingüística (Jackendoff 1990) y, por el otro, pone en relación el sistema lingüístico con el conocimiento de mundo. De este modo, es el hilo conductor que facilita el aprendizaje y habilita la "reintroducción del significado", como elemento fundamental en el estudio de la gramática (Camps y Zayas: 2006). Según nos proponemos mostrar en esta ponencia, un enfoque léxico-gramatical hace posible avanzar desde el reconocimiento de las estructuras morfosintácticas, como conjunto de opciones que ofrece la lengua, hasta la identificación de los valores comunicativos que los hablantes les otorgan en diferentes contextos. El estudio de la gramática queda así englobado en una perspectiva integradora que, junto con la reflexión sobre el sistema, permite considerar su uso
Resumo:
Desde hace varias décadas se viene cuestionando la utilidad de la gramática en la enseñanza. La mayoría de los argumentos pueden sintetizarse en que no enseña a leer más comprensivamente ni a producir textos más apropiados. A esto se suma que, a diferencia del estructuralismo, que tuvo una adecuada transposición didáctica, las teorías actuales proponen desarrollos sofisticados que las alejan de las aulas. Como reacción, suele pensarse que solo marcos teóricos centrados en el uso y desentendidos del tratamiento formal de los fenómenos pueden ser útiles. Se asume así que, dado que todos nos servimos de la lengua, es posible dar cuenta de su funcionamiento sin los conceptos y herramientas apropiados, es decir, se pasa por alto la especificidad del dominio. Sin embargo, "sin una teoría de las palabras - es decir, una gramática - no hay manera de hacer explícita la propia interpretación del significado de un texto" (Halliday: 1985). Por tanto, buscando un equilibrio entre el "saber instrumental" del hablante nativo y el altamente especializado, en nuestros proyectos de investigación venimos impulsando un enfoque centrado en la palabra, como unidad esencial de la lengua. En este planteo, el léxico constituye la interfaz que, por un lado, vincula los distintos componentes de la estructura lingüística (Jackendoff 1990) y, por el otro, pone en relación el sistema lingüístico con el conocimiento de mundo. De este modo, es el hilo conductor que facilita el aprendizaje y habilita la "reintroducción del significado", como elemento fundamental en el estudio de la gramática (Camps y Zayas: 2006). Según nos proponemos mostrar en esta ponencia, un enfoque léxico-gramatical hace posible avanzar desde el reconocimiento de las estructuras morfosintácticas, como conjunto de opciones que ofrece la lengua, hasta la identificación de los valores comunicativos que los hablantes les otorgan en diferentes contextos. El estudio de la gramática queda así englobado en una perspectiva integradora que, junto con la reflexión sobre el sistema, permite considerar su uso
Resumo:
En el presente trabajo, se analizan los factores que intervienen en la interpretación de enunciados asumiendo que, en tanto proceso, la interpretación supone la interacción de distintos sistemas modulares de la mente: La Facultad del Lenguaje (FdeL), y los sistemas sensorio-motriz (SM) y conceptual-intencional (CI). Este último incluye mecanismos para la elaboración de representaciones conceptuales (C) y mecanismos inferenciales involucrados más globalmente en la fijación de estados intencionales (I). Estos sistemas externos a la Facultad del Lenguaje imponen restricciones de manera tal que los núcleos de información que llegan a las interfaces sean legibles por los sistemas SM y CI (Chomsky, 1995-2008). En este sentido, entender la interpretación como proceso conlleva atender a la relación entre los aspectos puramente lingüísticos (sintaxis, semántica), los prosódicos, y los inferenciales (pragmática). En este trabajo, se busca comprender el funcionamiento de aquellos elementos del sistema lingüístico que propician la obtención de los supuestos necesarios para llevar a cabo ese proceso. ;Adoptando un paralelismo entre las categorías sintácticas y las semánticas postuladas en el relevantismo, se intenta dilucidar cómo actúa la variada evidencia lingüística que provee un H en la comunicación, de modo que un O puede arribar a alguna hipótesis del 'significado de H'. A partir del análisis de distintos enunciados, se explora el alcance de ese paralelismo y se llega a una caracterización tentativa del proceso de interpretación. Finalmente, siguiendo ideas de distintos autores, se propone concebir la interfaz FdeL-CI a partir de pares primitivos de información, que son relevantes a todos los sistemas cognitivos involucrados en la comunicación
Resumo:
En el presente trabajo, se analizan los factores que intervienen en la interpretación de enunciados asumiendo que, en tanto proceso, la interpretación supone la interacción de distintos sistemas modulares de la mente: La Facultad del Lenguaje (FdeL), y los sistemas sensorio-motriz (SM) y conceptual-intencional (CI). Este último incluye mecanismos para la elaboración de representaciones conceptuales (C) y mecanismos inferenciales involucrados más globalmente en la fijación de estados intencionales (I). Estos sistemas externos a la Facultad del Lenguaje imponen restricciones de manera tal que los núcleos de información que llegan a las interfaces sean legibles por los sistemas SM y CI (Chomsky, 1995-2008). En este sentido, entender la interpretación como proceso conlleva atender a la relación entre los aspectos puramente lingüísticos (sintaxis, semántica), los prosódicos, y los inferenciales (pragmática). En este trabajo, se busca comprender el funcionamiento de aquellos elementos del sistema lingüístico que propician la obtención de los supuestos necesarios para llevar a cabo ese proceso. ;Adoptando un paralelismo entre las categorías sintácticas y las semánticas postuladas en el relevantismo, se intenta dilucidar cómo actúa la variada evidencia lingüística que provee un H en la comunicación, de modo que un O puede arribar a alguna hipótesis del 'significado de H'. A partir del análisis de distintos enunciados, se explora el alcance de ese paralelismo y se llega a una caracterización tentativa del proceso de interpretación. Finalmente, siguiendo ideas de distintos autores, se propone concebir la interfaz FdeL-CI a partir de pares primitivos de información, que son relevantes a todos los sistemas cognitivos involucrados en la comunicación
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En el presente trabajo, se analizan los factores que intervienen en la interpretación de enunciados asumiendo que, en tanto proceso, la interpretación supone la interacción de distintos sistemas modulares de la mente: La Facultad del Lenguaje (FdeL), y los sistemas sensorio-motriz (SM) y conceptual-intencional (CI). Este último incluye mecanismos para la elaboración de representaciones conceptuales (C) y mecanismos inferenciales involucrados más globalmente en la fijación de estados intencionales (I). Estos sistemas externos a la Facultad del Lenguaje imponen restricciones de manera tal que los núcleos de información que llegan a las interfaces sean legibles por los sistemas SM y CI (Chomsky, 1995-2008). En este sentido, entender la interpretación como proceso conlleva atender a la relación entre los aspectos puramente lingüísticos (sintaxis, semántica), los prosódicos, y los inferenciales (pragmática). En este trabajo, se busca comprender el funcionamiento de aquellos elementos del sistema lingüístico que propician la obtención de los supuestos necesarios para llevar a cabo ese proceso. ;Adoptando un paralelismo entre las categorías sintácticas y las semánticas postuladas en el relevantismo, se intenta dilucidar cómo actúa la variada evidencia lingüística que provee un H en la comunicación, de modo que un O puede arribar a alguna hipótesis del 'significado de H'. A partir del análisis de distintos enunciados, se explora el alcance de ese paralelismo y se llega a una caracterización tentativa del proceso de interpretación. Finalmente, siguiendo ideas de distintos autores, se propone concebir la interfaz FdeL-CI a partir de pares primitivos de información, que son relevantes a todos los sistemas cognitivos involucrados en la comunicación
Resumo:
A cada etapa histórica le corresponde una forma particular de interpretar su propia realidad socio-histórico-cultural y es en el lenguaje donde queda sellada esta impresión, ya que "las explicaciones funcionales de los cambios lingüísticos no excluyen, sino que implican, las explicaciones culturales" (Coseriu 1977). En este trabajo enmarcado en la teoría funcional variacionista, pretendemos mostrar cómo el hablante del siglo XIX en San Juan, Argentina, alterna en sus cartas familiares formas lingüísticas sintéticas y perifrásticas para referenciar el futuro, según sus propósitos comunicativos. El corpus, constituido por cartas escritas entre 1837 y 1889, se inserta en el "siglo de las independencias políticas y las creaciones de los nuevos estados, en que comienza a gestarse la lucha por la identidad en América Latina" (Majfud 2005). Consideramos que las construcciones alternantes no equivalen entre sí sintáctica, semántica ni pragmáticamente, siendo favorecidas por ciertos parámetros, de los cuales analizamos aquel por el cual creemos entró la innovación de la perífrasis "ir a" + infinitivo. Sostenemos que "una aproximación pragmática al uso lingüístico que respete la naturaleza combinatoria del fenómeno sintáctico exige un análisis cualitativo y cuantitativo a la vez. Importará no sólo qué estructuras contiene la lengua, sino también, cuándo se recurre a ellas y, sobre todo, cuánto se recurre, cuándo, a qué estructura" (García 1995).
Resumo:
En este trabajo enmarcado en la teoría funcional variacionista que relaciona forma, motivación y cultura, pretendemos mostrar cómo el hablante del siglo XIX en San Juan, Argentina, alterna en sus cartas familiares formas lingüísticas sintéticas y perifrásticas para referenciar el futuro, según sus propósitos comunicativos. El corpus, constituido por cartas escritas entre 1837 y 1889, se inserta en el 'siglo de las independencias políticas y las creaciones de los nuevos estados, en que comienza a gestarse la lucha por la identidad en América Latina' (Majfud, 2002). Consideramos que las construcciones alternantes no equivalen entre sí sintáctica, semántica ni pragmáticamente, siendo favorecidas por ciertos parámetros, de los cuales analizamos aquel por el cual creemos entró la innovación de la perífrasis 'ir a + infinitivo'. Adherimos al hecho de que 'las explicaciones funcionales de los cambios lingüísticos no excluyen, sino que implican, las explicaciones culturales' (Coseriu, 1977). Esta aproximación pragmática al uso lingüístico exige un análisis cualitativo y cuantitativo a la vez. 'Importará no sólo qué estructuras contiene la lengua, sino también, cuándo se recurre a ellas y, sobre todo, cuánto se recurre cuándo a qué estructura' (García, 1995)
Resumo:
En este trabajo enmarcado en la teoría funcional variacionista que relaciona forma, motivación y cultura, pretendemos mostrar cómo el hablante del siglo XIX en San Juan, Argentina, alterna en sus cartas familiares formas lingüísticas sintéticas y perifrásticas para referenciar el futuro, según sus propósitos comunicativos. El corpus, constituido por cartas escritas entre 1837 y 1889, se inserta en el 'siglo de las independencias políticas y las creaciones de los nuevos estados, en que comienza a gestarse la lucha por la identidad en América Latina' (Majfud, 2002). Consideramos que las construcciones alternantes no equivalen entre sí sintáctica, semántica ni pragmáticamente, siendo favorecidas por ciertos parámetros, de los cuales analizamos aquel por el cual creemos entró la innovación de la perífrasis 'ir a + infinitivo'. Adherimos al hecho de que 'las explicaciones funcionales de los cambios lingüísticos no excluyen, sino que implican, las explicaciones culturales' (Coseriu, 1977). Esta aproximación pragmática al uso lingüístico exige un análisis cualitativo y cuantitativo a la vez. 'Importará no sólo qué estructuras contiene la lengua, sino también, cuándo se recurre a ellas y, sobre todo, cuánto se recurre cuándo a qué estructura' (García, 1995)
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A cada etapa histórica le corresponde una forma particular de interpretar su propia realidad socio-histórico-cultural y es en el lenguaje donde queda sellada esta impresión, ya que "las explicaciones funcionales de los cambios lingüísticos no excluyen, sino que implican, las explicaciones culturales" (Coseriu 1977). En este trabajo enmarcado en la teoría funcional variacionista, pretendemos mostrar cómo el hablante del siglo XIX en San Juan, Argentina, alterna en sus cartas familiares formas lingüísticas sintéticas y perifrásticas para referenciar el futuro, según sus propósitos comunicativos. El corpus, constituido por cartas escritas entre 1837 y 1889, se inserta en el "siglo de las independencias políticas y las creaciones de los nuevos estados, en que comienza a gestarse la lucha por la identidad en América Latina" (Majfud 2005). Consideramos que las construcciones alternantes no equivalen entre sí sintáctica, semántica ni pragmáticamente, siendo favorecidas por ciertos parámetros, de los cuales analizamos aquel por el cual creemos entró la innovación de la perífrasis "ir a" + infinitivo. Sostenemos que "una aproximación pragmática al uso lingüístico que respete la naturaleza combinatoria del fenómeno sintáctico exige un análisis cualitativo y cuantitativo a la vez. Importará no sólo qué estructuras contiene la lengua, sino también, cuándo se recurre a ellas y, sobre todo, cuánto se recurre, cuándo, a qué estructura" (García 1995).
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En este trabajo enmarcado en la teoría funcional variacionista que relaciona forma, motivación y cultura, pretendemos mostrar cómo el hablante del siglo XIX en San Juan, Argentina, alterna en sus cartas familiares formas lingüísticas sintéticas y perifrásticas para referenciar el futuro, según sus propósitos comunicativos. El corpus, constituido por cartas escritas entre 1837 y 1889, se inserta en el 'siglo de las independencias políticas y las creaciones de los nuevos estados, en que comienza a gestarse la lucha por la identidad en América Latina' (Majfud, 2002). Consideramos que las construcciones alternantes no equivalen entre sí sintáctica, semántica ni pragmáticamente, siendo favorecidas por ciertos parámetros, de los cuales analizamos aquel por el cual creemos entró la innovación de la perífrasis 'ir a + infinitivo'. Adherimos al hecho de que 'las explicaciones funcionales de los cambios lingüísticos no excluyen, sino que implican, las explicaciones culturales' (Coseriu, 1977). Esta aproximación pragmática al uso lingüístico exige un análisis cualitativo y cuantitativo a la vez. 'Importará no sólo qué estructuras contiene la lengua, sino también, cuándo se recurre a ellas y, sobre todo, cuánto se recurre cuándo a qué estructura' (García, 1995)
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A cada etapa histórica le corresponde una forma particular de interpretar su propia realidad socio-histórico-cultural y es en el lenguaje donde queda sellada esta impresión, ya que "las explicaciones funcionales de los cambios lingüísticos no excluyen, sino que implican, las explicaciones culturales" (Coseriu 1977). En este trabajo enmarcado en la teoría funcional variacionista, pretendemos mostrar cómo el hablante del siglo XIX en San Juan, Argentina, alterna en sus cartas familiares formas lingüísticas sintéticas y perifrásticas para referenciar el futuro, según sus propósitos comunicativos. El corpus, constituido por cartas escritas entre 1837 y 1889, se inserta en el "siglo de las independencias políticas y las creaciones de los nuevos estados, en que comienza a gestarse la lucha por la identidad en América Latina" (Majfud 2005). Consideramos que las construcciones alternantes no equivalen entre sí sintáctica, semántica ni pragmáticamente, siendo favorecidas por ciertos parámetros, de los cuales analizamos aquel por el cual creemos entró la innovación de la perífrasis "ir a" + infinitivo. Sostenemos que "una aproximación pragmática al uso lingüístico que respete la naturaleza combinatoria del fenómeno sintáctico exige un análisis cualitativo y cuantitativo a la vez. Importará no sólo qué estructuras contiene la lengua, sino también, cuándo se recurre a ellas y, sobre todo, cuánto se recurre, cuándo, a qué estructura" (García 1995).