12 resultados para heroísmo

em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina


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Fil: Calandrón, Sabrina. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP-CONICET); Argentina.

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El presente trabajo propone explorar el modo cómo la literatura inglesa se apropia de la figura del héroe ático por antonomasia, Teseo, prefiriendo a las historias relacionadas con la aventura aquellas que lo muestran como figura garante del orden y de la sabiduría. Proponemos rastrear el modo cómo el héroe es presentado en el "Cuento del caballero" de los Canterbury Tales, representando no sólo el discurso patriarcal sino y, al mismo tiempo, quien desata las contiendas y quien las re-ordena. En este sentido, la figura del cuento- épico en el sentido bajtiniano del término- testimonia el discurso del orden, donde el varón es el eje vertebrador de la sociedad civil y familiar. Shakespeare, que había tomado contacto con las fuentes clásicas y medievales-tanto italianas como inglesas- incorpora en su Sueño de una noche de verano a un nuevo Teseo, que no sólo discurre acerca de la imaginación sino que también retoma la idea de orden a partir de la proclama de que es necesario someter las trampas de la imaginación a la prueba de la "fría razón". A partir de estos dos ejemplos, trataremos de reflexionar el modo cómo la literatura inglesa se apropió de estos mitos clásicos

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En occidente, el verdadero elogio del trabajo comienza con Hesíodo en Los trabajos y los días. Han transcurrido al menos dos siglos y ya han quedado a un lado los temas clásicos de Homero. El culto del heroísmo, la nobleza del coraje, la gloria en la batalla, la honra de morir en el combate, todavía están vigentes, por supuesto; pero la joven cultura griega ya se ha abierto camino, ha definido algunas de sus fronteras y ahora, Grecia exige de sus habitantes una vida de trabajo. El poema didáctico y campesino de Hesíodo viene a decir, después de Homero, que no sólo de heroísmo vive el hombre o, lo que es aún mejor, que elheroísmo no se encuentra únicamente en los ruidosos combates de los caballeros nobles frente a Troya. También es heroica la lucha tenaz y silenciosa de los trabajadores con la dura tierra. En este sentido, sitúa en lo más alto la estimación del trabajo. Se trata de la areté del trabajador y, su contraparte, la condena de la pereza: Por otra parte, la Odisea de Homero es una hermosa metáfora del retorno de la conciencia occidental sobre sí misma. Las aventuras de Odiseo son, en este sentido, las peligrosas tentaciones que pueden desviar al sujeto de su lógica. Y, como los héroes de todas las novelas que le siguieron, Odiseo se abandona una y otra vez a las aventuras; se deja llevar, se zambulle, se pierde en ellas para reencontrarse. Si se trata de las toxicomanías, la aventura que nos interesa es una de las primeras de la Odisea, el encuentro del héroe con los lotófagos, los comedores de la flor de loto. Aquellos que prueban ese 'florido manjar' están perdidos. Para Hegel, son los animales quienes están fijados a una repetición sin cambio. Puesto que no pueden hacer otra cosa con el objeto que consumirlo directamente, están condenados a lo mismo. La sabiduría humana, en cambio, se encuentra en rechazar la inmediatez; esto es lo que lo hace hombre: el hecho de poder inhibir ese movimiento, poder rechazar el consumo directo del objeto y hacerlo entrar en la dialéctica del intercambio. A diferencia de la joven cultura griega, nuestra época de vieja cultura frita se inclina, cada vez más, por el consumo y, cada vez menos, por la ciudadanía. Cada vez más consumidores y menos ciudadanos, que son tiempos oscuros los nuestros y la felicidad se encuentra en una lata de gaseosa y no en el ágora discutiendo una política pública y mucho menos laborando la tierra. Hoy, más que antes, la cultura exige de nosotros el consumo, y su atontamiento, que hay que comprar un nuevo tacho de basura aunque el viejo tacho, todavía funcione! Es por eso que las toxicomanías se ofrecen como el símbolo privilegiado de nuestra época. En ellas, se lleva hasta las últimas consecuencias un rasgo común de nuestro siglo: el consumo. El toxicómano, desde este punto de vista, es un verdadero fundamentalista del mercado: se ha tomado muy en serio el slogan de que la felicidad se encuentra en los objetos que podemos incorporar. Sean lavarropas automáticos, detergentes biodegradables, pieles de zorros, cocaína o diacepam, solo se trata de ampliar el número de consumidores. Más allá del trabajo, cada vez más alienado de nuestra globalización, pero también más allá de la pereza del consumo directo y tosco de los objetos que la cultura de hoy nos propone, la obra freudiana pareciera disponer de ciertas claves para pensar la felicidad

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El artículo establece un conjunto de comparaciones entre aspectos narrativos y temáticos del Cantar de Mio Cid y composiciones literarias del contexto cultural europeo, desde epopeyas bizantinas y turcas, o Sagas islandesas, hasta el Beowulf y la épica de Irlanda. Se analizan concepciones cercanas del heroísmo épico medieval que contribuyen a caracterizarlo diferenciadamente de sus congéneres antiguos.

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El artículo establece un conjunto de comparaciones entre aspectos narrativos y temáticos del Cantar de Mio Cid y composiciones literarias del contexto cultural europeo, desde epopeyas bizantinas y turcas, o Sagas islandesas, hasta el Beowulf y la épica de Irlanda. Se analizan concepciones cercanas del heroísmo épico medieval que contribuyen a caracterizarlo diferenciadamente de sus congéneres antiguos.

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El presente trabajo propone explorar el modo cómo la literatura inglesa se apropia de la figura del héroe ático por antonomasia, Teseo, prefiriendo a las historias relacionadas con la aventura aquellas que lo muestran como figura garante del orden y de la sabiduría. Proponemos rastrear el modo cómo el héroe es presentado en el "Cuento del caballero" de los Canterbury Tales, representando no sólo el discurso patriarcal sino y, al mismo tiempo, quien desata las contiendas y quien las re-ordena. En este sentido, la figura del cuento- épico en el sentido bajtiniano del término- testimonia el discurso del orden, donde el varón es el eje vertebrador de la sociedad civil y familiar. Shakespeare, que había tomado contacto con las fuentes clásicas y medievales-tanto italianas como inglesas- incorpora en su Sueño de una noche de verano a un nuevo Teseo, que no sólo discurre acerca de la imaginación sino que también retoma la idea de orden a partir de la proclama de que es necesario someter las trampas de la imaginación a la prueba de la "fría razón". A partir de estos dos ejemplos, trataremos de reflexionar el modo cómo la literatura inglesa se apropió de estos mitos clásicos

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En occidente, el verdadero elogio del trabajo comienza con Hesíodo en Los trabajos y los días. Han transcurrido al menos dos siglos y ya han quedado a un lado los temas clásicos de Homero. El culto del heroísmo, la nobleza del coraje, la gloria en la batalla, la honra de morir en el combate, todavía están vigentes, por supuesto; pero la joven cultura griega ya se ha abierto camino, ha definido algunas de sus fronteras y ahora, Grecia exige de sus habitantes una vida de trabajo. El poema didáctico y campesino de Hesíodo viene a decir, después de Homero, que no sólo de heroísmo vive el hombre o, lo que es aún mejor, que elheroísmo no se encuentra únicamente en los ruidosos combates de los caballeros nobles frente a Troya. También es heroica la lucha tenaz y silenciosa de los trabajadores con la dura tierra. En este sentido, sitúa en lo más alto la estimación del trabajo. Se trata de la areté del trabajador y, su contraparte, la condena de la pereza: Por otra parte, la Odisea de Homero es una hermosa metáfora del retorno de la conciencia occidental sobre sí misma. Las aventuras de Odiseo son, en este sentido, las peligrosas tentaciones que pueden desviar al sujeto de su lógica. Y, como los héroes de todas las novelas que le siguieron, Odiseo se abandona una y otra vez a las aventuras; se deja llevar, se zambulle, se pierde en ellas para reencontrarse. Si se trata de las toxicomanías, la aventura que nos interesa es una de las primeras de la Odisea, el encuentro del héroe con los lotófagos, los comedores de la flor de loto. Aquellos que prueban ese 'florido manjar' están perdidos. Para Hegel, son los animales quienes están fijados a una repetición sin cambio. Puesto que no pueden hacer otra cosa con el objeto que consumirlo directamente, están condenados a lo mismo. La sabiduría humana, en cambio, se encuentra en rechazar la inmediatez; esto es lo que lo hace hombre: el hecho de poder inhibir ese movimiento, poder rechazar el consumo directo del objeto y hacerlo entrar en la dialéctica del intercambio. A diferencia de la joven cultura griega, nuestra época de vieja cultura frita se inclina, cada vez más, por el consumo y, cada vez menos, por la ciudadanía. Cada vez más consumidores y menos ciudadanos, que son tiempos oscuros los nuestros y la felicidad se encuentra en una lata de gaseosa y no en el ágora discutiendo una política pública y mucho menos laborando la tierra. Hoy, más que antes, la cultura exige de nosotros el consumo, y su atontamiento, que hay que comprar un nuevo tacho de basura aunque el viejo tacho, todavía funcione! Es por eso que las toxicomanías se ofrecen como el símbolo privilegiado de nuestra época. En ellas, se lleva hasta las últimas consecuencias un rasgo común de nuestro siglo: el consumo. El toxicómano, desde este punto de vista, es un verdadero fundamentalista del mercado: se ha tomado muy en serio el slogan de que la felicidad se encuentra en los objetos que podemos incorporar. Sean lavarropas automáticos, detergentes biodegradables, pieles de zorros, cocaína o diacepam, solo se trata de ampliar el número de consumidores. Más allá del trabajo, cada vez más alienado de nuestra globalización, pero también más allá de la pereza del consumo directo y tosco de los objetos que la cultura de hoy nos propone, la obra freudiana pareciera disponer de ciertas claves para pensar la felicidad

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