9 resultados para Penny Dreadful

em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina


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En este artículo se realiza un análisis de la serie televisiva "Penny Dreadull", creada por John Logan. Esta ficción articula elementos de la literatura gótica, el cine de terror y las publicaciones periódicas que dan su título a la serie. En esa amalgama, las referencias a diferentes ficciones clásicas del terror (las de Stoker, Shelley, Wilde y otros) son constantes, como así también las refundiciones de sus tramas y personajes. Esta investigación se adentra específicamente en la intertextualidad y las producciones de sentido que se dan en esta serie a partir del trabajo sobre la base de historias ya conocidas

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En este artículo se realiza un análisis de la serie televisiva "Penny Dreadull", creada por John Logan. Esta ficción articula elementos de la literatura gótica, el cine de terror y las publicaciones periódicas que dan su título a la serie. En esa amalgama, las referencias a diferentes ficciones clásicas del terror (las de Stoker, Shelley, Wilde y otros) son constantes, como así también las refundiciones de sus tramas y personajes. Esta investigación se adentra específicamente en la intertextualidad y las producciones de sentido que se dan en esta serie a partir del trabajo sobre la base de historias ya conocidas

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En este artículo se realiza un análisis de la serie televisiva "Penny Dreadull", creada por John Logan. Esta ficción articula elementos de la literatura gótica, el cine de terror y las publicaciones periódicas que dan su título a la serie. En esa amalgama, las referencias a diferentes ficciones clásicas del terror (las de Stoker, Shelley, Wilde y otros) son constantes, como así también las refundiciones de sus tramas y personajes. Esta investigación se adentra específicamente en la intertextualidad y las producciones de sentido que se dan en esta serie a partir del trabajo sobre la base de historias ya conocidas

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La serie Penny Dreadful (2014-presente) recupera personajes y tramas de novelas de terror y/o fantásticas ampliamente conocidas. La propuesta narrativa de esta serie creada por John Logan sitúa dichos elementos en la convulsionada Londres decimonónica y los fusiona, configurando así un discurso propio acerca de la "monstruosidad" de los personajes que presenta. En esta refundición, la serie ejercita una serie de reflexiones sobre la condición humana y la del monstruo. Como se plantea en la segunda temporada, al retomar el mito de Pandora y reformularlo, la distinción entre el hombre y el monstruo parece quedar en suspenso, dando lugar a una concepción de la monstruosidad diferente a la que encontramos en otras producciones televisivas contemporáneas. En este artículo analizamos las representaciones de la monstruosidad y las identidades en Penny Dreadful para ello prestaremos especial atención a los personajes y sus interacciones a lo largo de la primera y segunda temporada de la serie, así como a la relación entre la serie y sus fuentes literarias

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La serie Penny Dreadful (2014-presente) recupera personajes y tramas de novelas de terror y/o fantásticas ampliamente conocidas. La propuesta narrativa de esta serie creada por John Logan sitúa dichos elementos en la convulsionada Londres decimonónica y los fusiona, configurando así un discurso propio acerca de la "monstruosidad" de los personajes que presenta. En esta refundición, la serie ejercita una serie de reflexiones sobre la condición humana y la del monstruo. Como se plantea en la segunda temporada, al retomar el mito de Pandora y reformularlo, la distinción entre el hombre y el monstruo parece quedar en suspenso, dando lugar a una concepción de la monstruosidad diferente a la que encontramos en otras producciones televisivas contemporáneas. En este artículo analizamos las representaciones de la monstruosidad y las identidades en Penny Dreadful para ello prestaremos especial atención a los personajes y sus interacciones a lo largo de la primera y segunda temporada de la serie, así como a la relación entre la serie y sus fuentes literarias

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La serie Penny Dreadful (2014-presente) recupera personajes y tramas de novelas de terror y/o fantásticas ampliamente conocidas. La propuesta narrativa de esta serie creada por John Logan sitúa dichos elementos en la convulsionada Londres decimonónica y los fusiona, configurando así un discurso propio acerca de la "monstruosidad" de los personajes que presenta. En esta refundición, la serie ejercita una serie de reflexiones sobre la condición humana y la del monstruo. Como se plantea en la segunda temporada, al retomar el mito de Pandora y reformularlo, la distinción entre el hombre y el monstruo parece quedar en suspenso, dando lugar a una concepción de la monstruosidad diferente a la que encontramos en otras producciones televisivas contemporáneas. En este artículo analizamos las representaciones de la monstruosidad y las identidades en Penny Dreadful para ello prestaremos especial atención a los personajes y sus interacciones a lo largo de la primera y segunda temporada de la serie, así como a la relación entre la serie y sus fuentes literarias

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No resulta fácil desentrañar el pensamiento de un escéptico acerca de temas sobre los que prefiere abstenerse de formular juicios. Es el caso de David Hume y la religión.El filósofo escocés nacido en 1711 dejó varios escritos aludiendo al fenómeno, es decir, a la religión tal como existe de hecho, y manifestó su opinión crítica acerca de las distintas posturas intelectuales de su tiempo en torno a cuestiones religiosas. Pero siempre fue ambiguo e irónico cuando le tocó dejar asentado su propio juicio con respecto a este tema. La dificultad principal reside en que, para Hume, a quien podríamos considerar un ?escéptico mitigado?, los juicios correctos son aquellos que se ajustan a la estrecha capacidad del entendimiento humano, que no va más allá de los límites de la experiencia de la vida cotidiana. Muchos aspectos vinculados a la religión ?tales como la posibilidad de conocer de la esencia y los atributos divinos- exceden nuestras limitadas facultades y, si nos aventuramos a argumentar en ese ámbito, corremos el riesgo de caer en el error y la irracionalidad. Nuestra propuesta consiste en examinar cuál es la postura de Hume sobre los distintos problemas que presentan el conocimiento y la práctica vinculados con la religión. Respecto del conocimiento, las dificultades se plantean a la hora de determinar qué estatuto otorgarle a las creencias religiosas, cuál es el origen en nuestra mente de la religiosidad y cómo justificar por medio de argumentos la existencia y atributos de la divinidad. En cuanto a la práctica, Hume formula una serie de críticas a las actitudes e instituciones religiosas tal como se han dado históricamente a partir del análisis de las consecuencias que observa en la sociedad, de las que surge una contradicción entre un conjunto de principios respetables y un sinnúmero de acciones deplorables. Para examinar estas cuestiones es necesario tener en cuenta el punto de vista desde el que efectúa su análisis, que se vincula, como acabamos de mencionar, con el escepticismo mitigado. Finalmente, evaluaremos si es posible proponer alguna forma de religión que tenga el visto bueno de Hume y, en ese caso, qué características debería revestir. Para lograrlo, deberemos abrirnos paso entre su inteligente ironía y su excesiva prudencia.

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No resulta fácil desentrañar el pensamiento de un escéptico acerca de temas sobre los que prefiere abstenerse de formular juicios. Es el caso de David Hume y la religión.El filósofo escocés nacido en 1711 dejó varios escritos aludiendo al fenómeno, es decir, a la religión tal como existe de hecho, y manifestó su opinión crítica acerca de las distintas posturas intelectuales de su tiempo en torno a cuestiones religiosas. Pero siempre fue ambiguo e irónico cuando le tocó dejar asentado su propio juicio con respecto a este tema. La dificultad principal reside en que, para Hume, a quien podríamos considerar un ?escéptico mitigado?, los juicios correctos son aquellos que se ajustan a la estrecha capacidad del entendimiento humano, que no va más allá de los límites de la experiencia de la vida cotidiana. Muchos aspectos vinculados a la religión ?tales como la posibilidad de conocer de la esencia y los atributos divinos- exceden nuestras limitadas facultades y, si nos aventuramos a argumentar en ese ámbito, corremos el riesgo de caer en el error y la irracionalidad. Nuestra propuesta consiste en examinar cuál es la postura de Hume sobre los distintos problemas que presentan el conocimiento y la práctica vinculados con la religión. Respecto del conocimiento, las dificultades se plantean a la hora de determinar qué estatuto otorgarle a las creencias religiosas, cuál es el origen en nuestra mente de la religiosidad y cómo justificar por medio de argumentos la existencia y atributos de la divinidad. En cuanto a la práctica, Hume formula una serie de críticas a las actitudes e instituciones religiosas tal como se han dado históricamente a partir del análisis de las consecuencias que observa en la sociedad, de las que surge una contradicción entre un conjunto de principios respetables y un sinnúmero de acciones deplorables. Para examinar estas cuestiones es necesario tener en cuenta el punto de vista desde el que efectúa su análisis, que se vincula, como acabamos de mencionar, con el escepticismo mitigado. Finalmente, evaluaremos si es posible proponer alguna forma de religión que tenga el visto bueno de Hume y, en ese caso, qué características debería revestir. Para lograrlo, deberemos abrirnos paso entre su inteligente ironía y su excesiva prudencia.

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No resulta fácil desentrañar el pensamiento de un escéptico acerca de temas sobre los que prefiere abstenerse de formular juicios. Es el caso de David Hume y la religión.El filósofo escocés nacido en 1711 dejó varios escritos aludiendo al fenómeno, es decir, a la religión tal como existe de hecho, y manifestó su opinión crítica acerca de las distintas posturas intelectuales de su tiempo en torno a cuestiones religiosas. Pero siempre fue ambiguo e irónico cuando le tocó dejar asentado su propio juicio con respecto a este tema. La dificultad principal reside en que, para Hume, a quien podríamos considerar un ?escéptico mitigado?, los juicios correctos son aquellos que se ajustan a la estrecha capacidad del entendimiento humano, que no va más allá de los límites de la experiencia de la vida cotidiana. Muchos aspectos vinculados a la religión ?tales como la posibilidad de conocer de la esencia y los atributos divinos- exceden nuestras limitadas facultades y, si nos aventuramos a argumentar en ese ámbito, corremos el riesgo de caer en el error y la irracionalidad. Nuestra propuesta consiste en examinar cuál es la postura de Hume sobre los distintos problemas que presentan el conocimiento y la práctica vinculados con la religión. Respecto del conocimiento, las dificultades se plantean a la hora de determinar qué estatuto otorgarle a las creencias religiosas, cuál es el origen en nuestra mente de la religiosidad y cómo justificar por medio de argumentos la existencia y atributos de la divinidad. En cuanto a la práctica, Hume formula una serie de críticas a las actitudes e instituciones religiosas tal como se han dado históricamente a partir del análisis de las consecuencias que observa en la sociedad, de las que surge una contradicción entre un conjunto de principios respetables y un sinnúmero de acciones deplorables. Para examinar estas cuestiones es necesario tener en cuenta el punto de vista desde el que efectúa su análisis, que se vincula, como acabamos de mencionar, con el escepticismo mitigado. Finalmente, evaluaremos si es posible proponer alguna forma de religión que tenga el visto bueno de Hume y, en ese caso, qué características debería revestir. Para lograrlo, deberemos abrirnos paso entre su inteligente ironía y su excesiva prudencia.