6 resultados para Elliott, David - Criticism and interpretation
em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina
Resumo:
No resulta fácil desentrañar el pensamiento de un escéptico acerca de temas sobre los que prefiere abstenerse de formular juicios. Es el caso de David Hume y la religión.El filósofo escocés nacido en 1711 dejó varios escritos aludiendo al fenómeno, es decir, a la religión tal como existe de hecho, y manifestó su opinión crítica acerca de las distintas posturas intelectuales de su tiempo en torno a cuestiones religiosas. Pero siempre fue ambiguo e irónico cuando le tocó dejar asentado su propio juicio con respecto a este tema. La dificultad principal reside en que, para Hume, a quien podríamos considerar un ?escéptico mitigado?, los juicios correctos son aquellos que se ajustan a la estrecha capacidad del entendimiento humano, que no va más allá de los límites de la experiencia de la vida cotidiana. Muchos aspectos vinculados a la religión ?tales como la posibilidad de conocer de la esencia y los atributos divinos- exceden nuestras limitadas facultades y, si nos aventuramos a argumentar en ese ámbito, corremos el riesgo de caer en el error y la irracionalidad. Nuestra propuesta consiste en examinar cuál es la postura de Hume sobre los distintos problemas que presentan el conocimiento y la práctica vinculados con la religión. Respecto del conocimiento, las dificultades se plantean a la hora de determinar qué estatuto otorgarle a las creencias religiosas, cuál es el origen en nuestra mente de la religiosidad y cómo justificar por medio de argumentos la existencia y atributos de la divinidad. En cuanto a la práctica, Hume formula una serie de críticas a las actitudes e instituciones religiosas tal como se han dado históricamente a partir del análisis de las consecuencias que observa en la sociedad, de las que surge una contradicción entre un conjunto de principios respetables y un sinnúmero de acciones deplorables. Para examinar estas cuestiones es necesario tener en cuenta el punto de vista desde el que efectúa su análisis, que se vincula, como acabamos de mencionar, con el escepticismo mitigado. Finalmente, evaluaremos si es posible proponer alguna forma de religión que tenga el visto bueno de Hume y, en ese caso, qué características debería revestir. Para lograrlo, deberemos abrirnos paso entre su inteligente ironía y su excesiva prudencia.
Resumo:
No resulta fácil desentrañar el pensamiento de un escéptico acerca de temas sobre los que prefiere abstenerse de formular juicios. Es el caso de David Hume y la religión.El filósofo escocés nacido en 1711 dejó varios escritos aludiendo al fenómeno, es decir, a la religión tal como existe de hecho, y manifestó su opinión crítica acerca de las distintas posturas intelectuales de su tiempo en torno a cuestiones religiosas. Pero siempre fue ambiguo e irónico cuando le tocó dejar asentado su propio juicio con respecto a este tema. La dificultad principal reside en que, para Hume, a quien podríamos considerar un ?escéptico mitigado?, los juicios correctos son aquellos que se ajustan a la estrecha capacidad del entendimiento humano, que no va más allá de los límites de la experiencia de la vida cotidiana. Muchos aspectos vinculados a la religión ?tales como la posibilidad de conocer de la esencia y los atributos divinos- exceden nuestras limitadas facultades y, si nos aventuramos a argumentar en ese ámbito, corremos el riesgo de caer en el error y la irracionalidad. Nuestra propuesta consiste en examinar cuál es la postura de Hume sobre los distintos problemas que presentan el conocimiento y la práctica vinculados con la religión. Respecto del conocimiento, las dificultades se plantean a la hora de determinar qué estatuto otorgarle a las creencias religiosas, cuál es el origen en nuestra mente de la religiosidad y cómo justificar por medio de argumentos la existencia y atributos de la divinidad. En cuanto a la práctica, Hume formula una serie de críticas a las actitudes e instituciones religiosas tal como se han dado históricamente a partir del análisis de las consecuencias que observa en la sociedad, de las que surge una contradicción entre un conjunto de principios respetables y un sinnúmero de acciones deplorables. Para examinar estas cuestiones es necesario tener en cuenta el punto de vista desde el que efectúa su análisis, que se vincula, como acabamos de mencionar, con el escepticismo mitigado. Finalmente, evaluaremos si es posible proponer alguna forma de religión que tenga el visto bueno de Hume y, en ese caso, qué características debería revestir. Para lograrlo, deberemos abrirnos paso entre su inteligente ironía y su excesiva prudencia.
Resumo:
No resulta fácil desentrañar el pensamiento de un escéptico acerca de temas sobre los que prefiere abstenerse de formular juicios. Es el caso de David Hume y la religión.El filósofo escocés nacido en 1711 dejó varios escritos aludiendo al fenómeno, es decir, a la religión tal como existe de hecho, y manifestó su opinión crítica acerca de las distintas posturas intelectuales de su tiempo en torno a cuestiones religiosas. Pero siempre fue ambiguo e irónico cuando le tocó dejar asentado su propio juicio con respecto a este tema. La dificultad principal reside en que, para Hume, a quien podríamos considerar un ?escéptico mitigado?, los juicios correctos son aquellos que se ajustan a la estrecha capacidad del entendimiento humano, que no va más allá de los límites de la experiencia de la vida cotidiana. Muchos aspectos vinculados a la religión ?tales como la posibilidad de conocer de la esencia y los atributos divinos- exceden nuestras limitadas facultades y, si nos aventuramos a argumentar en ese ámbito, corremos el riesgo de caer en el error y la irracionalidad. Nuestra propuesta consiste en examinar cuál es la postura de Hume sobre los distintos problemas que presentan el conocimiento y la práctica vinculados con la religión. Respecto del conocimiento, las dificultades se plantean a la hora de determinar qué estatuto otorgarle a las creencias religiosas, cuál es el origen en nuestra mente de la religiosidad y cómo justificar por medio de argumentos la existencia y atributos de la divinidad. En cuanto a la práctica, Hume formula una serie de críticas a las actitudes e instituciones religiosas tal como se han dado históricamente a partir del análisis de las consecuencias que observa en la sociedad, de las que surge una contradicción entre un conjunto de principios respetables y un sinnúmero de acciones deplorables. Para examinar estas cuestiones es necesario tener en cuenta el punto de vista desde el que efectúa su análisis, que se vincula, como acabamos de mencionar, con el escepticismo mitigado. Finalmente, evaluaremos si es posible proponer alguna forma de religión que tenga el visto bueno de Hume y, en ese caso, qué características debería revestir. Para lograrlo, deberemos abrirnos paso entre su inteligente ironía y su excesiva prudencia.
Resumo:
En el presente trabajo exploramos las consecuencias de la lectura del argumento del lenguaje privado realizada por Kripke en el terreno del pensamiento social y político. Ello reviste un interés particular, debido a que lleva a revisar el encuadre en el que usualmente se ha situado la discusión sobre la relevancia político-social del pensamiento de Wittgenstein. La discusión ha estado centrada en el rol del acuerdo comunitario, sus consecuencias conservadoras o relativistas, el ahogo de la crítica y el disenso que resultaría, y otras cuestiones conexas. En ello vemos el síntoma de una problemática epistemológica (la de las garantías del conocimiento) que no termina de superarse, a pesar de la jerga semántica. Mostraremos que el escenario que resulta de la lectura de Kripke, en cambio, rompe con esta problemática, habilitando nuevas preocupaciones, próximas, a nuestro juicio, con las de lo que en el pensamiento francés se han denominado las "filosofías de la sujeción del sujeto"
Resumo:
En el presente trabajo exploramos las consecuencias de la lectura del argumento del lenguaje privado realizada por Kripke en el terreno del pensamiento social y político. Ello reviste un interés particular, debido a que lleva a revisar el encuadre en el que usualmente se ha situado la discusión sobre la relevancia político-social del pensamiento de Wittgenstein. La discusión ha estado centrada en el rol del acuerdo comunitario, sus consecuencias conservadoras o relativistas, el ahogo de la crítica y el disenso que resultaría, y otras cuestiones conexas. En ello vemos el síntoma de una problemática epistemológica (la de las garantías del conocimiento) que no termina de superarse, a pesar de la jerga semántica. Mostraremos que el escenario que resulta de la lectura de Kripke, en cambio, rompe con esta problemática, habilitando nuevas preocupaciones, próximas, a nuestro juicio, con las de lo que en el pensamiento francés se han denominado las "filosofías de la sujeción del sujeto"
Resumo:
En el presente trabajo exploramos las consecuencias de la lectura del argumento del lenguaje privado realizada por Kripke en el terreno del pensamiento social y político. Ello reviste un interés particular, debido a que lleva a revisar el encuadre en el que usualmente se ha situado la discusión sobre la relevancia político-social del pensamiento de Wittgenstein. La discusión ha estado centrada en el rol del acuerdo comunitario, sus consecuencias conservadoras o relativistas, el ahogo de la crítica y el disenso que resultaría, y otras cuestiones conexas. En ello vemos el síntoma de una problemática epistemológica (la de las garantías del conocimiento) que no termina de superarse, a pesar de la jerga semántica. Mostraremos que el escenario que resulta de la lectura de Kripke, en cambio, rompe con esta problemática, habilitando nuevas preocupaciones, próximas, a nuestro juicio, con las de lo que en el pensamiento francés se han denominado las "filosofías de la sujeción del sujeto"