12 resultados para percepci??n del espacio
em Comissão Econômica para a América Latina e o Caribe (CEPAL)
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Tras un período de cinco años durante el cual América Latina y el Caribe registró un desempeño económico y social sin precedentes en las últimas décadas, sobrevino una crisis económica y financiera global que no solo afectó las variables macroeconómicas, sino que también tuvo un marcado impacto en los mercados laborales de los países de la región. En efecto, mientras que entre 2003 y 2008 las tasas de ocupación en general, y especialmente los niveles de empleo formal, registraron significativos incrementos acompañados de un descenso de la tasa de desempleo regional, la crisis puso marcha atrás en estas tendencias.No obstante, la región estaba mejor preparada que en crisis anteriores, ya que gozaba de una buena situación en materia fiscal y de reservas internacionales y registraba un bajo nivel inflacionario. Esto significó que las autoridades pudieron disponer de espacios para aplicar políticas contracíclicas, tanto fiscales como monetarias. De todas maneras, frente a la peor crisis a nivel global desde la Gran Depresión de los años treinta, estas medidas solo pudieron atenuar el impacto en las economías de la región, pero no evitarlo. Además, la crisis golpeó con marcadas diferencias a las subregiones y los países, según las características de su inserción comercial, y no todos los países disponían del espacio fiscal necesario para instrumentar enérgicas políticas contracíclicas.Como se destaca en este tercer boletín conjunto de la CEPAL y la OIT, el impacto de la crisis en los mercados laborales de la región no fue tan fuerte como se temía a inicios del año pasado, debido a la implementación de políticas públicas orientadas al ámbito laboral que hemos revisado en los dos boletines previos. A ellas se agrega en este boletín un análisis desde la perspectiva de la igualdad de género. Además, algunos países de la región, entre los que se destaca el Brasil, lograron estabilizar y repuntar rápidamente su crecimiento económico, con resultados positivos en las variables laborales.Aun así, no se puede ignorar que millones de latinoamericanos y caribeños perdieron su trabajo o se vieron obligados a asumir un empleo más precario y peor remunerado.Los datos macroeconómicos indican que la recuperación está en marcha, incluso con mayor celeridad y fuerza de lo previsto un año atrás. De hecho, es probable que el crecimiento regional de 2010 supere la tasa del 4,1% proyectada a fines del año pasado. Por lo tanto, si bien esperamos una moderada caída de la tasa de desempleo, esta no sería suficiente para alcanzar los niveles registrados antes de la crisis.De todas maneras, la reactivación muestra pautas muy divergentes en los distintos países de la región. En algunos, sobre todo de América del Sur, la recuperación se benefició del dinamismo de las economías asiáticas, cuya demanda de recursos naturales provoca importantes repuntes en las exportaciones de estos productos, tanto en volumen como en precio. Con cierto rezago y menor dinamismo, los países cuyas economías están más integradas a la economía estadounidense se están beneficiando de la reactivación del país del norte. Por otra parte, varios países todavía sufren importantes desequilibrios que dificultan su vuelta a un sendero de crecimiento. Finalmente, Chile y Haití han sido golpeados por devastadores terremotos al inicio del año, por lo que enfrentan retos adicionales de reconstrucción, más allá de la reactivación económica.Cabe señalar que, a pesar de las perspectivas relativamente favorables para el crecimiento regional de 2010, sigue reinando una elevada incertidumbre respecto de la reactivación de la economía global, lo que afecta las perspectivas económicas de la región en un plazo más largo. La fragilidad de la reactivación en algunas regiones y las dudas sobre su sostenibilidad en otras, así como los choques que han afectado a los mercados financieros internacionales, representan luces de alerta que deben someterse al continuo escrutinio de las autoridades de la región, dado su grado de integración a la economía mundial.Por otra parte, la recuperación del crecimiento no se traduce directa ni mecánicamente en mayor empleo, y menos aún en condiciones de trabajo decente. Si bien desde fines del año pasado se observa una evolución relativamente favorable en algunos indicadores laborales, los países continúan enfrentando importantes retos para mejorar la inserción laboral de millones de latinoamericanos y caribeños que no se están beneficiando del repunte del crecimiento. Para ello es importante aprovechar las lecciones de las políticas aplicadas durante la crisis para contrarrestar su impacto en los mercados laborales.Con este tercer boletín conjunto, la CEPAL y la OIT continúan fieles a su propósito de proveer a la región de información y análisis oportunos y útiles para enfrentar estos retos, tanto sobre la evolución de los mercados laborales de la región, como sobre las opciones de políticas correspondientes.
Resumo:
El año 2010 fue testigo de una recuperación económica inesperadamente vigorosa de América Latina y el Caribe, después de la contracción del producto en 2009. A nivel regional, la evolución del empleo y del desempleo reflejó este repunte, retomando las tendencias positivas registradas previamente a la crisis. Al mismo tiempo, los salarios formales experimentaron moderados incrementos. Sin embargo, entre las subregiones y los países de la región observamos marcadas diferencias, tanto en la fortaleza de la recuperación económica como en el desempeño de los mercados de trabajo. La primera parte de esta publicación conjunta CEPAL / OIT sobre la coyuntura laboral de América Latina y el Caribe está dedicada a revisar la evolución de los mercados laborales en el contexto de la dinámica reactivación económica de 2010 y de inicios de 2011. Se destacan los importantes avances alcanzados en el período posterior a la crisis, pero también se puntualizan las grandes diferencias entre subregiones y países.Es indudable que, además de aprovechar el contexto favorable brindado por el repunte de la economía mundial y liderado por un grupo de países asiáticos, varios países latinoamericanos pudieron contener el impacto de la crisis e impulsar la reactivación con políticas contracíclicas a partir del manejo macroeconómico aplicado durante la fase de crecimiento entre 2003 y 2008. En estos casos se pudo implementar políticas fiscales y monetarias expansivas. Varias de las medidas fiscales de expansión del gasto se tomaron mediante políticas de mercado de trabajo o se intentó atenuar el impacto sobre el empleo y los ingresos, tal como se analizó en varios de los boletines conjuntos anteriores. Dado que la aplicación de políticas contracíclicas ha sido novedosa para la región, la segunda parte de este documento se dedica a revisar las experiencias de estas políticas y las lecciones para su institucionalización.Tradicionalmente, una característica saliente del crecimiento económico de la región ha sido la volatilidad de los ciclos económicos. En efecto, los períodos de alto crecimiento se han visto sucedidos por profundas crisis. Esta volatilidad ha afectado la utilización de los recursos productivos por largos períodos y ha disminuido la inversión en capital y trabajo con miras al corto horizonte de los ciclos de crecimiento. Durante la reciente crisis internacional, la política macroeconómica contracíclica aplicada permitió moderar la profundidad y duración de su impacto, así como impulsar una recuperación más rápida. En ese sentido, vale la pena analizar cuáles son los elementos fundamentales para desarrollar una política macroeconómica anticíclica de largo plazo, a fin de contar con los elementos necesarios para afrontar futuras crisis y sentar las bases de un crecimiento económico más sostenible en el tiempo. Por otra parte, en esta crisis también se registró mayor preocupación por mantener el empleo y los ingresos de la población. De hecho, varias de las medidas de política de mercado de trabajo adoptadas fueron el vehículo para que el mayor gasto fiscal llegara en la mayor medida posible a las personas, reflejando una preocupación por la igualdad. En efecto, cabe resaltar que estas medidas aspiraron no solo a estabilizar y fortalecer la demanda interna como tal, sino también a evitar que la crisis, tal como solía suceder en eventos del pasado, golpeara sobre todo a los hogares de bajos ingresos. Además, como resultado tanto de las políticas macroeconómicas previas como de las circunstancias globales, cayeron los altos precios de alimentos y combustibles, con lo cual, a diferencia también de experiencias pasadas, la inflación bajó en el contexto de la crisis. Esto evitó que durante la crisis aumentara la desigualdad, como solía ocurrir en otras oportunidades.Sin embargo, cabe destacar dos aspectos: primero, no todos los países estuvieron en condiciones de aplicar políticas contracíclicas fuertes, sobre todo porque muchos carecieron del espacio fiscal para tal fin. Segundo, en otros casos se adoptaron las medidas citadas más como reacción momentánea que como consecuencia de una estrategia de políticas contracíclicas claramente delineadas y establecidas. Por lo tanto, surgió el reto de institucionalizar un enfoque contracíclico a lo largo del ciclo económico. Asumir estos retos implica contribuir a la sostenibilidad del crecimiento económico. El año 2011 se inició con elevado dinamismo e importantes mejoras de los indicadores laborales. Con una proyección del crecimiento del PIB regional claramente por encima del 4%, la CEPAL y la OIT estiman que la tasa de desempleo regional mostrará, para el conjunto del año, un nuevo y significativo descenso, del 7,3% en 2010 a entre un 6,7% y un 7,0%