44 resultados para DÁVILA ANDRADE, CÉSAR, 1919-1967
em Andina Digital - Repositorio UASB-Digital - Universidade Andina Simón Bolívar
Resumo:
Este trabajo pretende una aproximación a la vida y obra de cuatro poetas andinos. Los poetas en mención se caracterizaron – pese a no ser contemporáneos entre sí- en el trasiego que vivieron al pasar de una vida a la “otra” –tres de ellos fueron suicidas- al experimentar una especie de metempsicosis en su estructura mental y cuerpo escritural o poético, y a la proximidad que advirtieron en el panorama de lo oculto, lo alquímico y lo esotérico. Llama poderosamente la atención sus locus primero. Si es loable la sola ruptura con su espacio y su tiempo, imaginémonos el proceso de fuga que vivenciaron al no tener un antecedente claro en sus lugares de orígenes, y al constituirse en figuras excepcionales en sus respectivos países o terrenos concretos de nacionalidad; ni Ramos Sucre, ni Carlos Obregón, ni César Dávila Andrade y mucho menos Jaime Sáez llegaron al ocultismo por una tradición literaria. Por tal motivo, esta investigación –si puede llamársele asípersigue tres propósitos fundamentales: • Rescatar de la marginalidad la obra de Carlos Obregón y Jaime Sáenz. • Dar cuenta de las vertientes recorridas por Ramos Sucre y Dávila Andrade –a mi modo de ver los más perfeccionados del grupo. • Recuperar una serie de textos de suma relevancia para la poética continental. • Realizar un balance de la obra de estos cuatro “poetas malditos”. El texto o cuerpo de texto estará constituido por una serie de reflexiones en torno a la evocación de lo oculto, el ocultismo como poética, la metafísica como estética, el suicidio como búsqueda de lo absoluto y el rosacrucismo como alteridad o vía de acceso poético.
Resumo:
La autora analiza tres textos latinoamericanos que muestran construcciones del imaginario andino, extendidas a ciertos estereotipos sobre la corporalidad andina: frágil, dolorida, para la cual la esperanza de liberación radica en un azar. En «Boletín y Elegía de las Mitas», César Dávila presenta una versión del cuerpo indio «exclusivamente centrada en la vejación de lo anatómico» (de su cabeza y genitales, de órganos tan profundos como el corazón y el esqueleto), con lo que el cuerpo desnudo y forzado se convierte en ajeno. En «El sueño del Pongo», de José María Arguedas, el cuerpo del indio oprimido es diminuto, y porta una «gestualidad comprimida que se pone en juego a partir de posturas humilladas». Pese al final aparentemente optimista de ambos textos, se trata de productos culturales que cumplen un rol en el ejercicio de control social. En «Barraquera», de José de la Cuadra, el cuerpo de esta mujer es fundado a partir de violaciones, muertes y migraciones forzadas: habituado a sufrir y callar, para este cuerpo el dolor se convierte en la única vía posible de acceso al placer. Se remarca que el tiempo cronológico de los tres relatos es el de la espera, el tiempo del destino. Para estos cuerpos-lugares siempre vulnerables y violentados, burlados o invisibilizados, lo fatal fundamentaría un cierre de lo histórico.
Resumo:
Estos escritores publicaron entre 1945-1962, y avanzaron mucho más en algunos planteamientos de los narradores del 30. Habiendo asumido su extracción de clase, se preguntaron respecto de su propia identidad, de la problemática del mestizo, de su rol como escritores, del impacto de la incipiente modernidad que desestructuraba la vida cotidiana en sus pueblos y ciudades. Coinciden pues, en lo temático, con los narradores latinoamericanos del período, quienes en lo estético mantuvieron la tensión entre regionalismo y vanguardias, los ecuatorianos se reafirmaron en un realismo que dio espacio al lirismo, aunque también mirando hacia las vanguardias latinoamericanas desde diferentes ángulos. César Dávila Andrade planteó una estética del horror «suprarreal», Ángel F. Rojas manejó modernamente temas emparentados con el regionalismo, Walter Bellolio sintetizó lo mejor de la vanguardia narrativa y la tradición relatística ecuatorianas, Alfonso Cuesta y Cuesta configuró una estética de las metáforas iluminadoras, y Arturo Montesinos trabajó con la metáfora de la ruptura que trae toda modernidad, por más periférica e incipiente que pueda parecer.
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El autor analiza y comenta varias de las características atribuidas a la literatura de la llamada Generación de Transición en Ecuador, la cual constituye, a su criterio, el segundo esfuerzo por superar las coordenadas estéticas de la literatura de la década de 1930. Señala los vínculos y rasgos diferenciales de los narradores de los 50 respecto de los del 30, y remarca el rol de Pablo Palacio y Humberto Salvador –autores que realizaron el primer esfuerzo de distanciamiento de la literatura del 30. El análisis considera cuentos de cinco narradores de los 50, poniendo énfasis en la nueva actitud ante el lenguaje, entre otros aspectos. Los textos que analiza son: «Locura» de Alfonso Cuesta y Cuesta, «Vinatería del Pacífico» de César Dávila Andrade, «Una sombra protectora» de Arturo Montesinos Malo, «La manzana dañada» de Alejandro Carrión, y «Tangos» de Pedro Jorge Vera.
Resumo:
Los escritores de la década del 50 no constituyen un grupo orgánico ni numeroso. Provienen de Cuenca, Loja y Guayaquil, y publicaron las obras que los relacionan entre 1945 y 1962, aproximadamente. Los nombres más representativos son: César Dávila Andrade, Alfonso Cuesta y Cuesta, Arturo Montesinos Malo, Mary Corylé, Pedro Jorge Vera, Rafael Díaz Ycaza, Eugenia Viteri, Walter Bellolio, Alsino Ramírez, y Alejandro Carrión. Propongo y sustento la inclusión de Ángel F. Rojas en este grupo: su búsqueda estética y su temática amplia dialogan de mejor manera con los narradores del 50 que con los del 30. No cultivan una estética común que los identifique, aunque todos parten de un realismo más abierto que el de los del 30, que da espacio al lirismo, a la exploración de subjetividades que se enfrentan a la re-configuración de los espacios sociales en Quito o Guayaquil (crecidas, excluyentes); o en plan de desentrañar el sentido de la modernidad que trastoca de manera radical sus ciudades pequeñas y sus pueblos (revelando sus contradicciones, sus promesas falsas, fragmentando las subjetividades de los individuos, incluida la del escritor). Se preguntaron, además, sobre el sentido y los alcances de los aprendizajes de la modernidad en la Gran Ciudad, y sobre la modificación del rol del escritor en ese contexto, en este país pequeño. En la búsqueda de formas de narrar estas nuevas realidades, cuatro de ellos aportaron con verdaderas poéticas, plenamente renovadas. Son las obras más representativas del período: las producciones cuentísticas de César Dávila Andrade, Ángel F. Rojas y Walter Bellolio, Arcilla indócil y las novelas El éxodo de Yangana, Los hijos, Segunda vida y El chulla Romero y Flores (esta última no abordada en el presente trabajo por exceder los límites de espacio requeridos).
Resumo:
Los así llamados escritores de la década del 50 publican su obra en el período 1945-1962. Entre los más connotados figuran César Dávila Andrade, Alfonso Cuesta y Cuesta, Arturo Montesinos Malo, Mary Corylé, Pedro Jorge Vera, Rafael Díaz Ycaza, Eugenia Viteri, Walter Bellolio, AIsino Ramírez y Alejandro Carrión, quienes provienen de Cuenca, Loja y Guayaquil. Aunque no constituyan un grupo orgánico en sí ni cultiven una estética común que los identifique, todos confluyen en un realismo más abierto que aquel que marcara a la generación del 30, dentro de la que, por razones cronológicas, se ubica a Angel F. Rojas, pese a que su temática y búsqueda estética dialogan mejor con la narrativa de los años 50. La propuesta de estos autores da espacio al lirismo, a la exploración de subjetividades enfrentadas a espacios sociales reconfigurados -Quito y Guayaquil, urbes expandidas y excluyentes-, y al desentrañamiento del sentido de la modernidad que trastoca de manera radical sus ciudades y pueblos pequeños, revelando sus contradicciones y falsas promesas. Cuestiona, además, el sentido y los alcances de los aprendizajes de la modernidad en la gran ciudad, y el rol del escritor en el contexto de un país pequeño. En la cima de esta narrativa se ubica sin duda la novela y cuentística de los escritores César Dávila Andrade, Ángel F. Rojas y Walter Bellolio.
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Presenta las reseñas de los sigietnes libros: ALICIA ORTEGA CAICEDO, EDIT., Sartre y nosotros, Quito, Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador / Editorial El Conejo, 2007, 331 pp. -- SANTIAGO RONCAGLIOLO, Abril Rojo, Madrid, Alfaguara, 2006, 344 pp. -- RAÚL VALLEJO, Missa Solemnis, Quito, Seix Barral, 2008, 128 pp. -- LEONARDO VALENCIA, El libro flotante de Caytran Dölphin, Quito, Paradiso Editores, 2006, 343 pp. -- PABLO AYALA ROMÁN, El mundo del rock en Quito, Quito, Instituto de Estudios Avanzados / Corporación Editora Nacional, 2008, 182 pp. -- GABRIELA ALEMÁN, Poso Wells, Quito, Eskeletra, 2007, 393 pp. -- RAMIRO ARIAS, Todo el sabor tropical, Quito, Eskeletra, 2008, 411 pp. -- HUGO LARREA BENALCÁZAR, Cuando tú te hayas ido, Quito, El Conejo, 2008, 383, pp. -- ERNESTO CARRIÓN, Muerte de Caín, Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2007, 305 pp. -- CÉSAR DÁVILA ANDRADE, Obra poética, Quito, Colección Memoria de Vida, vol. 8, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2007, 358 pp. -- GILDA HOLST, Bumerán, Guayaquil, b@ez.editor.es, 2006, 119 pp. -- FERNANDO AMPUERO, Puta linda, Lima, Planeta, 2006, 127 pp.
Resumo:
Presenta las reseñas de los siguientes libros: Antonio Rodríguez Vicéns, DICCIONARIO DE EL QUIJOTE, Quito: Produbanco, 2003, 813 pp. -- Yanna Hadatty Mora, AUTOFAGIA Y NARRACIÓN: ESTRATEGIAS DE REPRESENTACIÓN EN LA NARRATIVA IBEROAMERICANA DE VANGUARDIA, 1922-1935, Madrid: Iberoamericana / Vervuert, 2003, 165 pp. -- Jorge Velasco Mackenzie, RIO DE SOMBRAS,Quito: Alfaguara, 2003, 268 pp. -- Martha Chávez, UNO DE ESTOS TRISTES DÍAS VIRTUALES, Guayaquil: Imaginaria, 2003. -- Jorge Dávila Vázquez, CÉSAR DÁVILA ANDRADE, COMBATE POÉTICO Y SUICIDIO, Cuenca: Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, Universidad de Cuenca / Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, 1998, 348 pp. -- Yvonne Zúñiga, EL ALDABÓN DEL SUEÑO, Quito: Eskeletra Editorial, 2004, 128 pp. -- Carlos Vallejo, EN MI CUERPO NO SOY LIBRE, Quito: Edición de autor, 2003, 85 pp. -- Sandra Uribe Pérez, Sola sin tilde, Quito: Arcano Editores, 2003, 70 pp. -- Santiago Argüello Mejía, CUESTA ARRlBA, Quito: Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2003. -- Carolina Andrade, REVISTA y REVUELTA, Quito: Eskeletra, 2003, 114 pp. -- Grínor Rojo DIEZ TESIS SOBRE LA CRÍTICA, Santiago de Chile: Lom Ediciones, 2001. -- Ricardo Maruri Castillo, PRESIDIO EN EL PARAÍSO, Guayaquil: Editorial Imaginaria, 2003, 64 pp. -- Abdón Ubidia: LA MADRIGUERA, Quito: El Conejo / Eskeletra, 2004, 346 pp.
Resumo:
Presenta las reseñas de los siguientes libros: Marcelo Báez, TIERRA DE NADIA, Quito: Libresa, 2000; 106 pp. -- Byron Rodríguez, BESTIARIO DE CENIZAS, 2a. ed., Quito: Eskeletra, 1999. -- Viviana Cordero, EL TEATRO DE LOS MONSTRUOS, Quito: coedición Libresa / B@ezOquendo, 2000; 310 pp. -- Fernando Cruz Kronfly, LA CARAVANA DE GARDEL. -- Jorge Dávila Vázquez, CÉSAR DÁVILA ANDRADE, COMBATE POÉTICO Y SUICIDIO, Cuenca: Universidad de Cuenca, 1999; 348 pp. -- Euler Granda, QUE TRATA DE UNOS GATOS, Quito: Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1999. -- Edgar Freire, El BARRIO DE lOS PRODIGIOS (MEMORIAS DE UN NIÑO), Quito: Libresa, 1999; 178 pp. -- Jostein Gaarder, VITA BREVIS, Madrid: Siruela, 1997; 130 pp. -- Michael Handelsman, Lo AFRO Y LA PLURINACIONALIDAD: EL CASO ECUATORIANO VISTO DESDE SU LITERATURA, Mississippi: University of Mississippi, 1999; 196 pp. -- Iván Oñate, LA NADA SAGRADA, Quito: Eskeletra, 1999. -- Jorge Volpi, EN BUSCA DE KLINGSOR, Barcelona: Seix Barral, 1999. -- Rosa Montero, LA HLJA DEL CANÍBAL, Bogotá: Espasa, 1998; 338 pp. -- María E. Moscoso, LA CANCIÓN DE ROKOLA, Quito: El Conejo, 1999. -- Kenzaburo Oé, DINOS CÓMO SOBREVIVIR A NUESTRA LOCURA Barcelona: Anagrama, 1995. -- Pablo Rocca, compilador, PÁGINAS DE GUERRA (1806-1935), Montevideo: Banda Oriental, 1995; 87 pp. -- Javier Ponce, RESÍGNATE A PERDER, Quito: Seix Barral. 1998; 135 pp. -- Eduardo Rosenzvaig, LA CEPA. ARQUEOLOGÍA DE UNA CULTURA AZUCARERA, Buenos Aires: Universidad Nacional de Tucumán / Ediciones Letra Buena, 1999; tomo III, 608 pp. -- Abdón Ubidia, REFERENTES. ENSAYOS, Quito: El Conejo / UASB / Abya-Yala, 2000; 195 pp.
Resumo:
En la actualidad los temas que más debates han ocasionado dentro del panorama mundial son la seguridad y el libre comercio, sin embargo, en la mayoría de los casos sin ninguna vinculación entre ellos. El tema de la seguridad generalmente va ligado al factor militar y el libre comercio, al aspecto comercial y financiero. Luego de la finalización de la Guerra Fría, a principios de los años 90, y la implantación de un “Nuevo Orden Mundial” regido por los Estados Unidos y por ende la complejización de las relaciones internacionales ha llevado a que el concepto de seguridad se amplíe, abarcando todas y cada una de las relaciones entre los países e incluso en el interior de los mismos, y entre estas se encuentran las relaciones comerciales. La presente investigación trata acerca de la forma en que para los países andinos la agenda comercial se halla supeditada a la agenda de seguridad de los Estados Unidos, debido a las amenazas a la seguridad (terrorismo, narcotráfico, lavado de dinero, emigración ilegal, etc.), que los países andinos representamos para Estados Unidos. Es por esto que la negociación de un TLC andino (individual o colectivamente) reviste primordial importancia, dentro de la agenda de seguridad estadounidense de combate al terrorismo. Y para clarificar de mejor manera esta relación libre comercio y seguridad se comenzó con la revisión de las preferencias arancelarias, siguiendo hacia las negociaciones comerciales más recientes como son el ALCA y posteriormente el TLC, con sus condicionalidades y beneficios al tiempo que se revisa la política de seguridad norteamericana y la forma en que se relaciona con estas negociaciones y tratados.
Resumo:
El autor lee a Carrera Andrade como un creador surgido en el quiebre de los presupuestos, ideologías y esperanzas del siglo XIX e inicios del XX, más plagado de incertidumbres que de certezas. Acaso el rasgo autobiográfico de su poesía, y su apego a una temática múltiple –no apartada nunca del desciframiento de los sentidos de lo pequeño– han oscurecido la intención del autor de reflexionar sobre la condición y el destino del hombre moderno. Cercano al existencialismo, en tanto filosofía develadora de la fragilidad y soledad humanas, de la futilidad de sus construcciones intelectuales, Carrera fue testigo –en un siglo de confrontaciones– «de la fealdad triunfante y la libertad encadenada». El poeta describe tres atributos definitorios del hombre moderno: soledad, imposibilidad de ser libre, y su condición de desterrado. Plantea Carrera que estas condiciones ontológicas de soledad y de ser prisionero no se agotarían en el hombre, sino que conformarían también a otros seres y objetos del universo. El destierro aludiría no solo a la condición literal del exiliado, sino también a la ausencia de un hogar espiritual, aunque, en relación a este punto, parece arribar a una cierta conciliación mediante la idea de que es posible trascender la finitud del individuo en la pervivencia de la humanidad entera –destino común el del «hombre planetario», cantado por el poeta a pesar de su soledad y sus prisiones.