2 resultados para Aconcagua (montaña)

em Andina Digital - Repositorio UASB-Digital - Universidade Andina Simón Bolívar


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El Cerro Nevado de Famatina también conocido como General Belgrano es una montaña de 6.250 metros de altura. Se encuentra en el centro de la provincia argentina de La Rioja. Por su altura podría pertenecer a la Cordillera de los Andes, ya que además su cima permanece nevada siempre, el cerro está dentro de la Precordillera, por eso tiene valles al Este y al Oeste. Es la cima de la denominada Sierra de Famatina, inserta del cordón montañoso de las Sierras Pampeanas. El más elevado de los picos del Cerro Famatina sirve como hito en donde coinciden los límites de los siguientes departamentos riojanos. Al sudeste del mismo se encuentra Chilecito; al noreste, Famatina; al noroeste, Vinchina y al suroeste, General Lamadrid. Famatina viene de Wamatinaj, tal como eran llamados eran llamados los pueblos originarios de la etnia Diaguita y parcialidad Capayán que habitaban en el valle ubicado al oriente de esta montaña. El cerro conoce una larga historia en materia de explotación de sus recursos.

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El autor reflexiona sobre el poema escrito por Bolívar en 1823. Plantea que, ante la sobrecogedora belleza del volcán, y enfrentado a un destino complejo y caótico, el héroe revive eternos temores. Serrano lo asimila al Cristo del sermón de la montaña, cuando pretende reencontrarse con los elementos, reinsertarse en el mundo que está redefiniéndose en los campos de batalla. En la cima del Chimborazo, Bolívar dialoga con el tiempo, voz en la que el autor destaca las resonancias bíblicas. Resalta que el héroe, perturbado por los acontecimientos políticos, está poseído por una “pasión violenta”, por un proyecto político que deviene en obsesión: la idea de construir una gran nación liberada. Serrano concibe a la voz del Viejo como la representante de un orden mítico que pervive (el guardián del mundo mineral y espiritual), que interpela a un sujeto que, otra vez como el Cristo, duda. El final abierto del texto, para el autor, sugiere que solo en el sueño o el delirio es posible reconocer nuestra condición de “míseros mortales”.