30 resultados para Esclavos negros
Resumo:
Declaración realizada en Lima el 28 de abril de 2000
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El presente trabajo estudia la incidencia del microcrédito en el mejoramiento de las condiciones de vida de los grupos de mujeres de las comunidades de Luz María y Tamarindo, de la parroquia Molleturo, provincia del Azuay, del cantón Cuenca. Se analiza el microcrédito en el contexto ecuatoriano, la distinción entre lo urbano y lo rural, las características y tendencias de estos sistemas y las particulares del programa en las Cajas Solidarias. Se aborda la presencia de instituciones financieras formales no reguladas, los sistemas financieros informales que hacen que esta maquinaria crediticia funcione en los diferentes espacios del territorio ecuatoriano. A partir de estas instituciones, se desarrollan tendencias y enfoques que van dirigidos para los diferentes estratos económicos y sociales en el Ecuador. La presencia de programas de microcréditos que irrumpen en el país, como respuesta y mecanismo para combatir la pobreza, nace desde diferentes iniciativas de organismos internacionales, del Estado, de Organizaciones No Gubernamentales y de grupos organizados de la sociedad civil como es el caso que nos ocupa, las Cajas Solidarias impulsadas por las organizaciones campesinas con el apoyo del Proyecto de Desarrollo de los Pueblos Indígenas y Negros del Ecuador, Prodepine. El funcionamiento de las Cajas Solidarias, es un testimonio vivo, que demuestra claramente que los pobres, y particularmente las mujeres, pueden ser sujetos de microcréditos, demuestran que son fiables para el retorno de los recursos financieros y al mismo tiempo permite mejorar la calidad de vida de las familias que acceden a estos recursos con un valor agregado, el microcrédito se convierte en una herramienta educadora, transformadora, de mejoramiento de la autoestima y de desarrollo.
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Este trabajo hace una reflexión acerca de El monte, obra de la autora cubana Lydia Cabrera, publicada en 1954. Se trata de un texto de gran importancia para el folklor y la tradición oral del pueblo cubano, muy en especial para la cultura afrocubana, pues la autora rescató, de los últimos descendientes de los negros de nación, el caudal de leyendas, tradiciones, creencias, magia y supersticiones que estos hombres y mujeres conservaban de la lejana África. Debido a la cuantiosa y diversa información que nos ofrece el libro, es que éste ha sido concebido como texto híbrido, polifónico y heterogéneo que, en correspondencia con sus múltiples facetas escriturarias, ofrece múltiples posibilidades de lecturas. Ante esta disyuntiva, hemos optado por escoger dos entre las numerosas lecturas, la literaria y la de la memoria. En cuanto a la literatura, el trabajo analiza el valor de la obra a partir de los contextos de elaboración y recepción. Lydia elabora el texto como narradora ficcionalizada, cuya voluntad es narrar, hacer grato lo que cuenta, interpretar, dar sentido a los testimonios que ha escuchado de sus informantes, y de la misma forma pueden ser recibidos éstos: tanto el lector familiarizado con los temas como el ajeno a ellos, leen el texto como una ficción que tiene su referente en fenómenos culturales. Por otra parte, al ahondar en la memoria de sus informantes, L. Cabrera se percata de la existencia de una serie de núcleos de resistencia, de ordenamientos secretos que reproducen creencias, tradiciones que datan de la época colonial y se mantienen hasta nuestros días; ellas son las casas- templos en el caso de la Regla de Ocha o Santería y la Regla Conga o de Palo Monte y la Sociedad Secreta Abakuá. Para anoticiarnos de estas instituciones, la escritora explora, en su propio beneficio, tres de las propiedades de la memoria, (variabilidad, selectividad y significación), que le dan sentido a lo escrito. Al finalizar su recorrido por este mundo mágico de los negros, la investigadora nos revela su vinculación espiritual con el objeto de su investigación y su viaje se nos presenta como una verdadera travesía transcultural.
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Procesos de construcción identitaria en las comunidades negras de la cuenca Chota-Mira en tres generaciones: abuelos, adultos mayores y jóvenes, es un esfuerzo de escribir (pasar de la oralidad a la escritura) y evidenciar algunos procesos de construcción de identidades en los afrochoteños, desde adentro de las comunidades con una visión y cosmovisión propia, para vencer el dolor marcado por la colonia que nos ha mantenido siempre en la oralidad. Así, esta discusión se sitúa en tres generaciones: abuelos, adultos mayores y jóvenes. Intento auscultar el significado de la identidad para esta población, cómo la vivieron o la están viviendo (en el caso de los jóvenes), sus características propias y los cambios que han sido objeto estas características en cada generación. Estos procesos identitarios generacionales, se ven irrumpidos por elementos o hitos que estamparon o redireccionaron el día a día de los negros de la zona del Valle del Chota, cuenca del Río Mira y Valle de Salinas, ubicadas geográficamente en las provincias de Imbabura y Carchi, al norte del Ecuador. De los hitos referidos, esbozo cuatro: Ley de Reforma Agraria, construcción de la panamericana, llegada de la energía eléctrica a las comunidades y creación de los núcleos educativos. Ante la irrupción de estos cuatro hitos, propongo la Etnoeducación, como (la) una herramienta para fortalecer la identidad de los afrochoteños. En este discernimiento, esta reflexión toma como protagonistas principales a las fuentes primarias de los grupos focales; es decir, los testimonios de los abuelos, adultos mayores y jóvenes. Sin embargo, las otras fuentes como los textos, archivos y otros, son los que me han permitido enmarcar este trabajo. Especialmente los textos, que además constituyen el presupuesto teórico para direccionar este esfuerzo en el campo académico.
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A lo largo de la historia, cada ampliación de los derechos fue anteriormente impensable. La emancipación de los esclavos o la extensión de los derechos civiles a los afroamericanos, a las mujeres y a los niños fueron una vez rechazadas por los grupos dominantes por ser consideradas como un absurdo. Para la abolición de la esclavitud se requería que se reconozca “el derecho de tener derechos”, lo que exigía un esfuerzo político para cambiar aquellas leyes que negaban esos derechos. Para liberar a la Naturaleza de esta condición de sujeto sin derechos o de simple objeto de propiedad, es entonces necesario un esfuerzo político que reconozca que la Naturaleza es sujeto de derechos. Este aspecto es fundamental si aceptamos que todos los seres vivos tienen el mismo derecho ontológico a la vida. Esta lucha de liberación es, ante todo, un esfuerzo político que empieza por reconocer que el sistema capitalista destruye sus propias condiciones biofísicas de existencia. Dotarle de Derechos a la Naturaleza significa, entonces, alentar políticamente su paso de objeto a sujeto, como parte de un proceso centenario de ampliación de los sujetos del derecho.
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En la historia del Ecuador contemporáneo, desde 1990 en que se lleva a efecto el primer levantamiento indígena nacional aparece el movimiento indígena como un nuevo actor social que trastorna su condición social, el rol que tradicionalmente le había sido asignado por la sociedad y el Estado ecuatoriano y trata de conquistar un espacio público que le había sido negado por muchos siglos debido a la situación indígena de exclusión y marginación social. A partir de 1990 y los sucesivos años, década que se caracteriza en el Ecuador como un acumulado de nuevas movilizaciones y levantamientos indígenas de sentido nacional, el movimiento indígena se transforma en un nuevo actor social necesario en la sociedad debido a que asume una funcionalidad política que va más allá de su base organizacional y a través de una nueva discursividad y praxis política busca expresar un sentimiento social que ya no encaja en el discurso ni la práctica política decadentes del sindicalismo ni de los partidos políticos tradicionales. Desde el ámbito estrictamente del Estado, éste tampoco vino representando los intereses de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Ecuador, a pesar de que algunos gobiernos crearon ciertas oficinas de atención a los sectores indígenas en el Ministerio de Bienestar Social. El Estado en sí mismo no había trastocado desde su formación original su fundamental principio uninacional concebido desde la ideología del mestizaje racial. Ante los hechos de exclusión de larga data de los Pueblos Indígenas promovidos por el Estado ecuatoriano y ante hechos más inmediatos tales como los ajustes estructurales, la modernización del Estado de tendencia privatizadora, la intervención de políticas internacionales, etc., el movimiento indígena asume en la década del noventa su rol protagónico, mediante propuestas substancialmente indígenas que buscan el reconocimiento del Ecuador como un país pluricultural, multiétnico y plurinacional, en el sentido de democratizar la sociedad y el Estado ecuatoriano. En este plano la participación indígena y negra se tornaría necesaria como búsqueda de aquello de Nunca más un Ecuador sin nosotros. La investigación que plantéo se inscribe en este contexto. Los Pueblos y Nacionalidades Indígenas, mediados por el movimiento indígena, por un lado, durante la década del noventa intentaron ir configurando un mayor acercamiento con el Estado a través del diálogo y la negociación política, y por otro lado, la estructuración de nuevas relaciones entre los indígenas y el Estado por medio de la creación de instituciones, tales como la Comisión Coordinadora de Asuntos Indígenas, la Secretaría Nacional de Asuntos Indígenas y Minorías Etnicas, SENAIME, el Consejo Nacional de Planificación y Desarrollo de los Pueblos Indígenas y Negros del Ecuador, CONPLADEIN y el Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador, CODENPE. El objetivo de la investigación consiste en analizar para que sirvió cada movilización indígena ante el Estado ecuatoriano durante los acontecimientos indígenas de 1990, 1992, 1994 y 1997 y la emergencia de una nueva institucionalidad entre los indígenas y el Estado ecuatoriano desde 1990 hasta 1998. En dicho marco de estudio lo que me interesa averiguar es ¿para qué sirvió cada movilización ante el Estado ecuatoriano durante los sucesos indígenas de 1990, 1992, 1994 y 1997? y ¿cómo después de cada movilización indígena surgió una nueva institucionalidad entre los indígenas y el Estado?
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En el presente estudio me propongo analizar, desde un punto de vista estrictamente discursivo, el imaginario social de la "civilización" y la "barbarie" en Las Catilinarias de Juan Montalvo. Parto por ello, a manera de contexto referencial, de las lecturas que se han hecho de Las Catilinarias en el espacio de algunos prólogos. Avanzo hacia una comprensión de tres conceptos fundamentales en la obra: pueblo, nación y tiranía. Explico el fundamento social y cultural de las tiranías y la critica que les hace Montalvo. Discuto entonces el papel que juegan las letras en este combate. Mi propósito es demostrar básicamente que Montalvo frente a la denuncia de la barbarie de su época, se personificó a sí mismo en el civilizador del pueblo. Esa lucha civilizadora involucró un combate político y cultural interrelacionados. Sostengo que el ejercicio de las letras fue para él la forma de civilizar, una manera de cuestionar tanto una barbarie política -referida a los tiranos de turno- cuanto una barbarie étnica -patente en la figura de los indios, chagras y negros-. Ese modelo de civilización adoptado miró a España y Francia como ejemplo, e hizo por eso del casticismo su emblema de combate. Por otro lado, Montalvo no pudo convocar al pueblo a su reforma. En definitiva, el intento de Montalvo por salvar al pueblo, lo terminó conduciendo en contra del mismo pueblo. Montalvo pretendió reformar la sociedad de su época pero no encontró vínculos efectivos con ella. El ilustre ambateño, imitador del quijote, combatió para salvar a un pueblo que terminó siendo más quijotesco que él mismo.
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La presente investigación muestra el proceso de construcción de las sociedades negras de la cuenca del río Santiago, que se inicia con la llegada de esclavizados de las minas neogranadinas, en el siglo XVIII, con el fin de abrir una nueva frontera minera y prestar su contingente en los proyectos viales ideados por las autoridades para unir la Sierra con la Costa. El contexto peculiar de la región de Esmeraldas, de carácter marginal, caracterizado por la condición libre de la población negra, junto a un tipo de esclavitud particular en la que no predominaron las formas coercitivas, permitió a los esclavos, a partir de las cuadrillas, desplegar una serie de dispositivos efectivos y tomar posesión de las minas y sus espacios aledaños, dando lugar a la conformación de sociedades domésticas fortalecidas por lazos de parentesco y de solidaridad. Con la fase independentista, las sociedades esclavizadas del distrito minero van a participar a favor de la causa insurgente, motivados por el interés de continuar con su proyecto étnico de conformación social e identidades colectivas en medio de la libertad y legitimado por el nuevo Estado republicano. Con este interés se enrolaron como soldados de las fuerzas insurgentes, actuaron como chasquis y espías en los caminos, y generaron rumores entre la población, causando estragos a las fuerzas realistas. Esta dinámica de identidad y resistencia negra continuó en la república cuando las sociedades negras, en su lucha por el territorio, autonomía y libertad, frente a la intención del Estado nacional de integrar a los sectores excluidos mediante la ley de abolición de la esclavitud, se automanumitieron. Un acto de franco rechazo a una política de los sectores dominantes que, desde la Colonia, marcaron la presencia de fronteras sociales y culturales que los marginó y negó toda posibilidad de existencia digna. Para la segunda mitad del siglo XIX, frente a un nuevo escenario caracterizado por la presencia de empresas extranjeras, que iniciaron formas laborales represivas y usurpación de las tierras, la población liberta se conformó como comunidad del río Santiago y emprendió una nueva lucha, la compra del territorio, como una forma de legitimar sus sociedades. Más tarde y frente al permanente ambiente de agresión, debieron venderlas a los extranjeros, pero antes negociaron su vinculación laboral y su permanencia y de las futuras generaciones, un recurso que les permitió continuar ejerciendo su territorialidad y defendiendo su forma de vida en libertad.
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Se analiza el tema del estatus de los afrodescendientes libres en las sociedades esclavistas más pobladas de América, desde el punto de vista de los derechos políticos y sociales de súbditos y ciudadanos. Con la carta de libertad, los antiguos esclavos y sus descendientes libres adquirieron teóricamente los mismos derechos y obligaciones que la población blanca eurodescendiente. Sin embargo, por razones de “seguridad pública” y de “mantención del orden establecido”, en la práctica, se establecieron restricciones y privilegios para mantener la distancia social entre blancos y afrodescendientes. Desde una perspectiva comparada se estudian Brasil, Cuba y los Estados Unidos, las tres sociedades esclavistas más notorias en América durante el siglo XIX, y se examina este proceso tomando como objetos de análisis los derechos de libre movimiento, el acceso a la enseñanza superior, el sufragio y la propiedad.
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El trabajo que presento a continuación desarrolla una mirada sobre los alcances y dificultades del Museo del Carnaval, espacio dedicado a la memoria del Carnaval de Negros y Blancos de la ciudad de Pasto, Nariño, Colombia. El Carnaval se encuentra inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación y de la Humanidad, situación que deviene en una constante interrelación entre gestores, instituciones y políticas culturales. La categoría central de este trabajo es la memoria, a partir de ésta se desarrollan nociones como marcos sociales de la memoria y la salvaguardia del patrimonio inmaterial. En el ámbito metodológico, el diálogo entre la revisión de referentes teóricos, de fuentes documentales, observación directa y el desarrollo de entrevistas a actores estratégicos, permiten articular al tema de investigación discusiones de gran importancia para la vida cultural de la ciudad de Pasto. Esta exploración se desarrolla en dos capítulos: uno, hace referencia a la memoria y tiempo del Carnaval de Negros y Blancos. En este identificamos antecedentes teóricos sobre culturas populares, carnaval y referenciamos algunos estudios locales. El segundo capítulo despliega una reflexión sobre políticas culturales relacionadas al Carnaval de Negros y Blancos, para entrar finalmente en una crítica a la implementación de dichas políticas en clave de memoria.
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A continuación apuesto por la metodología de lectura histórica marxista propuesta por Frederic Jameson basada en una “reescritura fuerte” (Jameson 1989, 48). Del texto sobre las clases oprimidas (Mömer 1992, 28), y sus tres marcos concéntricos (Jameson 1989, 61-72): a) Historia política, b) Sociedad y tensión constitutiva entre la lucha de clases, c) Historia constitutiva de los modos de producción y el devenir de las formaciones sociales humanas. La Recopilación de las leyes de los reinos de las Indias (De Paredes 1973, 1), emitidas por el Rey Carlos II de España y su Corte, fueron compiladas por primera vez en 1681. Su importancia para la presente investigación radica en las disposiciones emitidas para las clases dominadas por la Corona Española mediante el discurso de “condición racial inferior” y exclusión social establecidas por el poder monárquico, durante la época de la esclavitud en los reinos americanos del siglo XVI, cuando se estipulan castigos para “vagabundos, gitanos, mulatos, negros, berberiscos (norteafricanos) e indios” (De Paredes 1973, 285- 295), quienes sobrevivían en la América de esas fechas. Estos documentos retratan las ideologías dominadoras, el castigo sobre el cuerpo, los intereses del orden imperial frente al auge económico y las formas de explotación y crueldad a las cuales fueron sometidos estos grupos étnicos.
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Doña Ana Zurita Ochoa es una mujer española que hace su vida en Cuenca de las Indias en la primera mitad del siglo XVII. Pertenece a la élite étnica, social y económica, y ocupa un lugar superior con relación a los indígenas, negros y mestizos que también forman parte de la urbe. Sus cartas, dirigidas a su esposo, don Salvador de Poveda, son el testimonio de su existencia. En estas, por medio de la escritura, doña Ana construye y proyecta imágenes de sí misma como madre, esposa amante, y vecina de Cuenca dentro del contexto de la Audiencia quiteña. De este modo manifiesta su voz y se hace presente en la historia de las mujeres.
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This contribution addresses the implications of the boundary demarcation on basin of Orinoco and Amazon, during the second half of the 18th Century, beginning with the study of the expedition of the boundary between Spain and Portugal. This enterprise ended up in a surprise of games of omission, unfortunate and personal confrontations. The undesired task for the Spanish Guayana, however, marked a radically change in the geostrategic valuing and paved way to a latter colonial modernity thanks to the initiative of its commissioners. In this way, an important part of the territorial integrity was preserved against the geographical desires of lustanas and stopped the trafficking of indigenous salves towards the Amazon region.
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El objetivo central de la tesis es volver contemporánea la experiencia del cimarronaje preveniente de la época de la esclavitud, esbozando un pensamiento de la existencia o cimarrón. Se han construido dos narrativas políticas del cimarronaje de: Esmeraldas- Ecuador y Cartagena-Colombia, donde se resaltan las acciones y los agenciamientos políticos más importantes de los cimarrones, sobre todo en sus procesos de negociación de la libertad. Luego se hace una fenomenología del cimarronaje desde la perspectiva de la filosofía existencialista sobre todo de Fanon, Sartre y los filósofos afrocaribeños, Lewis Gordon, Piaget Henry, Anthony Bogues y Nelson Maldonado. Aquí se describe la trayectoria del cimarronaje en la construcción de su humanidad arrebatada por la esclavitud colonial. También se trabaja el concepto de colonialidad del Ser, existencialismo, libertad, grito/llanto existencial, memorial-experiencia ancestral. Y finalmente se trabaja en la reflexión de lo que sería un pensamiento cimarrón o de la existencia, basada en las experiencias del cimarronaje. Los cuestionamientos y alcances de este pensamiento cimarrón. Y que desembocaría en un pensamiento político encaminado a la de(s)colonialidad. Se trabajan conceptos como colonialidad del saber, ancestralidad, epistemologías otras, diáspora.
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Este libro rastrea la lectura de Agustín Cueva respecto al proceso literario ecuatoriano, particularmente, sobre la problemática de la mediación mestiza en la narrativa de la nación, y ubica el lugar de Cueva en el discurso crítico latinoamericano en diálogo con Antonio Cornejo Polar y Ángel Rama. La problemática configuración de la nación y el papel que la literatura ha cumplido determinan la manera en que Agustín Cueva presenta las formas concretas en las que la subjetividad dominante representó a los sujetos sociales y, desde esa perspectiva, también anuló a grupos subalternos –como a los negros, los cholos y los indios–, convirtiendo al lenguaje en un espacio del exilio, libre de la barbarie de la Conquista y la colonización. A la vez, el lenguaje también fue utilizado como elemento de reivindicación y visibilización de lo popular, operación que estaría a cargo de la Generación del 30, que integra a los excluidos a la narrativa nacional. De ahí que, en los años 60, Cueva y el grupo Tzántzico realizaron una dura crítica a la labor intelectual en Ecuador.