22 resultados para RESTREPO, LAURA, 1950-
Resumo:
El presente artículo es una aproximación a Delirio (Laura Restrepo, 2004) en el cual la autora realiza un análisis descriptivo señalando ciertas referencias literales de la violencia simbólica masculina, interiorizada y reproducida en el contexto sociocultural colombiano.
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Este estudio contiene un breve análisis de la compatibilidad de las licencias de Creative commons (CC), con la Decisión 351 de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que regula el tratamiento de los derechos de autor para los países miembros de la CAN. Una primera parte de este estudio está dedicada a los antecedentes y aspectos generales de las licencias CC, en ella son estudiadas las licencias GNU que las inspiran así como la filosofía que las orienta, una vez definidos sus antecedentes, paso a describir el contenido de las licencias en sus tres aspectos common deeds, legal code y digital code. La segunda parte comprende el estudio de compatibilidad realizado a partir de la definición de los conceptos básicos y de cada uno de los derechos reconocidos a los autores, desde la doctrina de la corriente latina y del copyright, identificando los elementos comunes y los diferenciadores para, paso seguido, revisar la consagración normativa de los mismos elementos y su tratamiento en las licencias objeto de esta investigación.
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La locura femenina y su representación literaria es un tópico en el que recaen una serie de imaginarios, sentidos y formas sobre la subjetividad femenina que dan cuenta de una tradición literaria y de unas tensiones identitarias que están en permanente (re)configuración alrededor de un sistema patriarcal-heternomativo2. El personaje loco como imagen del desvarío y el desorden entraña distintas formas de violencia en tanto sujetos que transgreden las normas de feminidad, masculinidad y sexualidad hegemónicos, asimismo, unas posibilidades de subversión del orden y del “deber ser” femenino que posibilitan el detenimiento en el lugar que se concede al cuerpo, de las opciones de vida y de la toma de conciencia del lugar en el mundo. El presente artículo se detiene en los personajes de Susana en Pedro Páramo (1955) de Juan Rulfo, Matilda en Nadie me verá llorar (1999) de Cristina Rivera Garza y Agustina en Delirio (2004) de Laura Restrepo, con la finalidad de hacer un seguimiento sobre los avatares, tensiones, devenires, formas de violencia y trasgresiones femeninas que en el marco de la locura se despliega.
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1. Región. 2. Clase. 3. Discurso. 4. Populismo o Velasquismo.
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Presenta la reseña de los siguientes libros: Gabriela Fernández, LA NOCHE DE EVA, Quito: Planeta, 2005. -- Jennie Carrasco Molina, VIAJE A NINGUNA PARTE, Quito: Libresa, Colección Crónica de Sueños, 2005. -- Raúl Vallejo EL ALMA. EN LOS LABIOS, Quito: Seix Barral, 2004. -- Miguel Donoso Pareja, LA GARGANTA DEL DIABLO, Quito: Paradiso Editores, 2004. -- Laura Restrepo, LA MULTTTUD ERRANTE, Bogotá: Seix Barral-Planeta, 2003. -- Felipe García Quintero, VIDA DE NADIE, Medellín: Fondo Editorial Universidad Eafit, 2004 (versión francesa de Marcel Hennart). -- Alfredo Gangotena, CRUELDADES, Quito: Corporación Cultural Orogenia, 2004. Traducción de Cristina Burneo y Verónica Mosquera, edición bilingüe. -- Luis Aguilar Monsalve, DEJEN PASAR EL VIENTO, Quito: Editorial Eskeletra, 2004, 139 pp. -- Gabriel García Márquez, MEMORIA DE MIS PUTAS TRISTES, Bogotá: Mondadori, 2003; 109 pp.
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Estos escritores publicaron entre 1945-1962, y avanzaron mucho más en algunos planteamientos de los narradores del 30. Habiendo asumido su extracción de clase, se preguntaron respecto de su propia identidad, de la problemática del mestizo, de su rol como escritores, del impacto de la incipiente modernidad que desestructuraba la vida cotidiana en sus pueblos y ciudades. Coinciden pues, en lo temático, con los narradores latinoamericanos del período, quienes en lo estético mantuvieron la tensión entre regionalismo y vanguardias, los ecuatorianos se reafirmaron en un realismo que dio espacio al lirismo, aunque también mirando hacia las vanguardias latinoamericanas desde diferentes ángulos. César Dávila Andrade planteó una estética del horror «suprarreal», Ángel F. Rojas manejó modernamente temas emparentados con el regionalismo, Walter Bellolio sintetizó lo mejor de la vanguardia narrativa y la tradición relatística ecuatorianas, Alfonso Cuesta y Cuesta configuró una estética de las metáforas iluminadoras, y Arturo Montesinos trabajó con la metáfora de la ruptura que trae toda modernidad, por más periférica e incipiente que pueda parecer.
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El autor analiza y comenta varias de las características atribuidas a la literatura de la llamada Generación de Transición en Ecuador, la cual constituye, a su criterio, el segundo esfuerzo por superar las coordenadas estéticas de la literatura de la década de 1930. Señala los vínculos y rasgos diferenciales de los narradores de los 50 respecto de los del 30, y remarca el rol de Pablo Palacio y Humberto Salvador –autores que realizaron el primer esfuerzo de distanciamiento de la literatura del 30. El análisis considera cuentos de cinco narradores de los 50, poniendo énfasis en la nueva actitud ante el lenguaje, entre otros aspectos. Los textos que analiza son: «Locura» de Alfonso Cuesta y Cuesta, «Vinatería del Pacífico» de César Dávila Andrade, «Una sombra protectora» de Arturo Montesinos Malo, «La manzana dañada» de Alejandro Carrión, y «Tangos» de Pedro Jorge Vera.
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Tres novelas ecuatorianas escritas entre 1927 y 1946 –El desencanto de Miguel García, de Benjamín Carrión, Banca, de Ángel F. Rojas, y Los animales puros, de Pedro Jorge Vera– son leídas a partir de las coordenadas de inicio y de cultivo ulterior de la novela de formación (Bildungsroman) en Latinoamérica –a finales del siglo XIX e inicios del XX. El ensayo destaca, al mismo tiempo, varias diferencias respecto del género originario, surgido en Alemania un siglo antes, en Latinoamérica la novela de formación sería más una «contraescritura del paradigma goethiano», con elementos de un «género paradójico». En este contexto de la subregión, El desencanto de Miguel García se corresponde enteramente con las características del género, al cual incorpora la perspectiva de un final feliz. Banca es mirada como una «novela de formación de lo rural andino», más cercana a Los ríos profundos, de José María Arguedas, junto a ella, y antecediéndola en 20 años, aportaría ya una renovación de lo regional, adicionalmente, Banca puede ser leída como novela de artista, subgénero de la novela de formación. En cuanto a Los animales puros, se concluye que es más novela política que Bildungsroman, puesto que no cumple las premisas necesarias de la misma, no es novela de artista, aunque se trate de una novela intelectualizada.
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Este ensayo analiza aspectos de la dilatada labor como periodista, crítico literario, narrador de ficción y, sobre todo, la producción poética del ecuatoriano Alejandro Carrión. Señala que su narrativa, desde muy temprano, evidencia el tono satírico que no abandonaría jamás, tanto como su «vocación festiva de la sedición». Destaca su labor como periodista, principalmente con el seudónimo de Juan sin cielo. Menciona algunos aportes de Carrión en tanto crítico literario, recogidos principalmente en la revista Letras del Ecuador. El hilo conductor del ensayo –a ratos nostálgica semblanza– se nutre de una perspectiva inevitable: ciertos rasgos de su personalidad (su experiencia en «romances y serpientes», la vocación de incisivo y mordaz humorista, su «naturaleza confrontacional» y aguda inteligencia), además de sus dotes de narrador satírico y de poeta.
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En este trabajo se plantea que acaso con mayor intensidad que en Huasipungo (1934) y El Chulla Romero y Flores (1958), es en tres obras poco estudiadas de Jorge Icaza donde puede apreciarse con claridad –tal que deslumbra– su propuesta estética: en la pieza de teatro Flagelo (1936), la novela Media vida deslumbrados (1942) y el cuento «El nuevo San Jorge» (1952). Sin apartarse de la denuncia social, Icaza cierra con Flagelo su propuesta dramática, constituyen una suerte de manifiesto literario, por las repercusiones estéticas que alcanzan a la narrativa del autor. En Media vida deslumbrados se puede apreciar un equilibrio efectivo entre las propuestas del autor y su afán de denuncia social. «El nuevo San Jorge», según el autor de este ensayo, sería la obra que alberga lo más radical, en cuanto propuesta estética, de toda la obra icaciana, destaca los elementos neo-barrocos de la misma, con insistencia en los juegos de máscaras, las intermitencias entre las luces y las sombras, y en el múltiple y a la vez unívoco rostro de quien detenta el poder –algunos de estos elementos comunes a las dos obras comentadas, y a El Chulla Romero y Flores.