43 resultados para Escritores mendocinos
Resumo:
La obra y la figura como escritor de Roberto Bolaño es uno de los espacios de investigación de los estudios literarios más importantes en la actualidad. Esto se debe tanto a la repercusión de su ficción dentro de la narrativa hispanoamericana contemporánea como a sus posiciones frente al ejercicio de la literatura. Esta investigación se ha propuesto hallar de qué forma se generan las representaciones del mal dentro del universo literario de Bolaño y cuál es su funcionamiento, tomando como elemento específico de estudio las diferentes representaciones que Bolaño hace del escritor y los diferentes papeles con que los inserta tanto en sus universos ficcionales como en su ejercicio crítico. Este trabajo está guiado por dos ejes de investigación, el primero, que parte de una comprensión del mal como elemento dentro de la sociedad y la literatura, y un segundo que analiza la construcción de una ética literaria en Bolaño de la cual se desprende una particular idea de la literatura y de los escritores en ella. Teniendo estos dos elementos presentes durante la investigación, se ha procedido a mirar cómo se dan las representaciones del escritor y el mal, primero en su obra de no ficción, compuesta por entrevistas, discursos, ensayos y notas de prensa, y luego dentro de sus novelas La literatura nazi en América y Estrella distante. La investigación ha tenido como objetivo buscar cómo una idea de la literatura dentro de Bolaño traspasa los frágiles bordes de la ficción y la no ficción, para dar muestras de su presencia en ambos ámbitos por medio de la construcción de representaciones, que dan cuenta de su lugar como escritor en el periodo de entresiglos en Hispanoamérica, y que le permite a Bolaño cuestionar a la literatura y sus actores. La inclusión del mal como elemento de reflexión ligado a la literatura en Bolaño produce una serie de variantes, que se interpretan en esta investigación a partir de un doble registro; el primero, donde el mal tiene una connotación social e histórica que se relaciona con el sufrimiento y el dolor ejercidos sobre otras personas de forma deliberada o en otras ocasiones,banal; y un segundo registro donde una visión del mal, dentro del espacio específico de la literatura, se entiende a partir de lo bueno y lo malo para un escritor. Ambos registros encuentran sus puntos de comunicación y opacidad dentro del universo literario de Bolaño al tener como eje de reflexión las relaciones entre la literatura y el mal.
Resumo:
El presente estudio tiene por objeto analizar y valorar, de manera integradora, las ideas, discusiones, actividades y polémicas que plantearon y establecieron los intelectuales de Ecuador y Venezuela durante la década de los sesenta. Dado que una de las características resaltantes del ambiente cultural latinoamericano en esos años fue la influyente y abundante presencia de grupos conformados por escritores, filósofos y artistas, que hicieron de la revista literaria el medio para expresar sus cuestionamientos y propuestas al stablishment intelectual, este trabajo se centra en las que pueden considerase como principales revistas literarias de cada país para aquel entonces: Pucuna, Indoamérica y La bufanda del sol, en el Ecuador; Sardio, Tabla Redonda, Rayado sobre el techo y En letra roja, en el caso de Venezuela. Aunque limitado a estos dos países, este texto constituye un punto de partida para estudios de mayor alcance y magnitud que, con la misma perspectiva integradora que aquí se presenta, intenten comprender una etapa crucial del proceso cultural latinoamericano de este siglo.
Resumo:
En este texto el lector podrá encontrar, en primer lugar, una introducción dedicada a explotar las relaciones entre la literatura y el mal en la modernidad, incluyendo una reflexión sobre el problema en la narrativa ecuatoriana surgida en los años veinte y treinta del siglo pasado. En estos años, aparecen en el país distintas propuestas éticas y estéticas que dan cuenta de las nuevas formas de concebir el mundo, y consecuentemente el mal, en tiempos de transformaciones política y social. En la narrativa pueden considerarse dos líneas más visibles que son las abarcadas por este estudio: la de una especie de realismo psicológico, del que se ha escogido a Pablo Palacio como autor representativo; y la narrativa social, representado aquí por los autores de la generación de los treinta. Sobre una selección de textos de estos autores, se sugieren posibilidades de lectura bajo la óptica de la problemática del mal, de esa atracción hacia la violación del orden que forma parte de lo humano. De diferentes formas, estos escritores expresarán las facetas de esta tendencia maldita, introduciendo con audacia lenguajes, motivos y personajes hasta ese momento marginados o maquillados por el arte y el pensamiento ecuatoriano.
Resumo:
Este estudio centra su análisis en la obra pictórica de Eduardo Kingman como un modelo para describir los enfoques, tendencias e ideología que caracterizaron al Indigenismo. Esta corriente artística reunió a pintores, escritores e intelectuales ecuatorianos durante la década de 1930. El artículo propone que esta corriente surgió como una reacción al academicismo predominante en los salones y escuelas de arte. El estudio hace una revisión de las exposiciones, bienales y concursos en los que Kingman participó.Analiza las influencias artísticas y literarias reflejadas en la obra de este autor,sus relaciones con el Grupo de Guayaquil y su vinculación al Sindicato de Escritores y Artistas del Ecuador (SEA). Finalmente, recoge la opinión y reacción a su producción pictórica por parte de escritores, intelectuales y prensa en general.
Resumo:
El fenómeno del sicariato ha consternado siempre a una sociedad que no halla mayores explicaciones para el proceso mediante el cual se asesina por dinero. La figura del sicario ha sido analizada e investigada por distintos expertos que remiten el fenómeno al surgimiento del negocio ílicito de las drogas. En esta investigación revisaré algunas de las más importantes investigaciones que se aproximaron a la figura del sicario y su relación con los carteles de la droga. Los distintos relatos desarrollados en torno al sicario y al sicariato son leidos en esta investigación como discursos que circulan en los distintos espacios en que forman parte de las distintas formas de entender la violencia. Los textos soble los que trabajo aquí provienen de la academia, publicados por sociólogos, politólogos, antropólogos, comunicadores y culturalistas. Con el afán de confrontar aquello que el discurso académico dice del oficio de asesinar por encargo he seleecionado un segundo cuerpo bibliográfico compuesto por obras testimoniales recopiladas y editadas por escritores, periodistas y cronistas, así como obras literarias de ficción publicadas por escritores que trabajaron con la figura del sicario. Un último cuerpo para la presente investigación lo compone una serie de películas de cine y televisión que se ocupan de las distintas formas de representar al sicario y a su entorno. La presente investigación pued ser leida como un mapeo de aquello que se ha dicho del sicario y su realidad socio-económica, así como de la esfera simbólica en la que sus distintas representaciones adquieren una suerte de “visualidad” de orden cultural. ¿Quién es el sicario y qué se dice de él? ¿Quién es el indicado para hacer los diferentes enunciados del sicario? ¿Qué significado histórico tiene este fenómeno para entender a la violencia? son algunas de las preguntas con las que he vertebrado la presente investigación.
Resumo:
El presente trabajo propone una reflexión en torno a lo andino en tres novelas de Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, desde la perspectiva de los estudios de la cultura. No obstante, es la interpretación-confrontación de las obras, la que permite postular y dar cuerpo a una serie de intuiciones que se han ido decantando a lo largo de la lectura de estos dos escritores, representativos para la literatura y la cultura hispanoamericanas. El texto está dividido en tres capítulos: el primero intenta una conceptualización acerca de qué es lo andino, y desde qué arista es tomado en este esfuerzo, también muestra un breve rastreo de cómo lo andino se halla nombrado en la literatura previa al boom, para desembocar en una disertación sobre el boom como tal. El segundo, se ocupa de la lectura de las obras, teniendo en cuenta lo expuesto en los ítems anteriores. El tercero, coloca sobre la mesa una serie de hallazgos y caminos de discusión que pueden alentar otro u otros ejercicios académicos.
Resumo:
Este análisis contribuye a mostrar la entrada literaria a la región insular del Ecuador, a fin de entender cómo se ha construido el imaginario respecto a este archipiélago por quienes se han visto lo suficientemente atrapados como para tematizarlo en un nivel discursivo estético, llegando a conformar un corpus que ha empezado a explorarse, en virtud de su particular valor cultural. Por eso, aquí se indaga cómo las Islas Galápagos, conocidas como “Las Encantadas”, han sido leídas, representadas e imaginadas en la literatura producida por una selección de escritores ecuatorianos y extranjeros. En el primer capítulo se ofrece una breve contextualización socio-histórico-cultural sobre el Archipiélago de Colón, donde se explica cómo ha ingresado en el mapa mental mundial y sus implicaciones en la construcción de obras literarias que dan cuenta de esos hitos que han hecho posible su histórica trascendencia. En el segundo capítulo, se explora textos literarios en los que predomina la ‘visión romántica’, en tanto escenario de contemplación y búsqueda de la Edad de Oro donde Natura y ser humano comulgan armónicamente. Finalmente, en el tercer capítulo se examina narraciones que adjudican al archipiélago un carácter infernal, su correlación con una forma de ver la naturaleza como mera ‘materia prima’ para el ejercicio de un proyecto utilitario; y si desde esa mirada aparece (o no) alguna posibilidad de pensar en un mundo más humano y solidario, a partir de la observación e interacción de ese ‘encantado’ grupo de satélites oceánicos.
Resumo:
Los así llamados escritores de la década del 50 publican su obra en el período 1945-1962. Entre los más connotados figuran César Dávila Andrade, Alfonso Cuesta y Cuesta, Arturo Montesinos Malo, Mary Corylé, Pedro Jorge Vera, Rafael Díaz Ycaza, Eugenia Viteri, Walter Bellolio, AIsino Ramírez y Alejandro Carrión, quienes provienen de Cuenca, Loja y Guayaquil. Aunque no constituyan un grupo orgánico en sí ni cultiven una estética común que los identifique, todos confluyen en un realismo más abierto que aquel que marcara a la generación del 30, dentro de la que, por razones cronológicas, se ubica a Angel F. Rojas, pese a que su temática y búsqueda estética dialogan mejor con la narrativa de los años 50. La propuesta de estos autores da espacio al lirismo, a la exploración de subjetividades enfrentadas a espacios sociales reconfigurados -Quito y Guayaquil, urbes expandidas y excluyentes-, y al desentrañamiento del sentido de la modernidad que trastoca de manera radical sus ciudades y pueblos pequeños, revelando sus contradicciones y falsas promesas. Cuestiona, además, el sentido y los alcances de los aprendizajes de la modernidad en la gran ciudad, y el rol del escritor en el contexto de un país pequeño. En la cima de esta narrativa se ubica sin duda la novela y cuentística de los escritores César Dávila Andrade, Ángel F. Rojas y Walter Bellolio.
Resumo:
En esta entrevista, realizada en 1987, el autor dialoga con Alfredo Pareja Diezcanseco sobre sus concepciones respecto de la literatura y la Historia. Menciona detalles de su vocación literaria, de sus lecturas iniciales y de las que, posteriormente, lo marcaron más. Pareja describe su rutina diaria como escritor, la cual se relaciona con su idea de lo que es la literatura: «una dificultad adquirida», alude al rol de los esquemas en la construcción de sus novelas, y al de la crítica de sus amigos del Grupo de Guayaquil en este proceso, durante la década del 30. Respecto de ellos, recalca que éste era esencialmente un grupo de amigos, más que un conjunto de escritores que se juntaban para trabajar en sus textos. Finalmente habla de su admiración por el historiador Arnold Toynbee, y concluye la entrevista mencionando que, para él, «la Historia siempre se hace en el subterráneo de la vida, es decir la está haciendo la vida cotidiana».
Resumo:
Mauricio Ostria revisa la manera en que el mapuche es presentado en la literatura chilena. Durante la Colonia, ciertos rasgos de los indios mapuches resaltados por La Araucana, de Alonso de Ercilla (valor, rebeldía, destino épico de resistencia), contribuyeron a configurar la identidad del pueblo chileno. Durante la república, la percepción camina entre la admiración y la conmiseración, y el desprecio por el excluido. En el siglo XX predomina la exclusión, la idea del mapuche como un ser moralmente degradado, sin embargo, poetas como Gabriela Mistral y Pablo Neruda se aproximan con distintos puntos de vista, apartados del desprecio. A fines del siglo XX, la mirada multicultural inicia una literatura que pretende dar voz al mapuche, escritores de esta línea son Violeta Cáceres, Clemente Riedemann, y poetas de origen mapuche, como Jaime Luis Huenún, Leonel Lienlaf, Elicura Chihuailaf («la más reflexiva, la más polémica, la más lúcida de las voces mapuches, la más consciente de la función de resistencia e identidad cultural»), son los que más luchan por una nueva percepción del mapuche que, aun ahora, es visto por la sociedad chilena como héroe, bárbaro o víctima.
Resumo:
Estos escritores publicaron entre 1945-1962, y avanzaron mucho más en algunos planteamientos de los narradores del 30. Habiendo asumido su extracción de clase, se preguntaron respecto de su propia identidad, de la problemática del mestizo, de su rol como escritores, del impacto de la incipiente modernidad que desestructuraba la vida cotidiana en sus pueblos y ciudades. Coinciden pues, en lo temático, con los narradores latinoamericanos del período, quienes en lo estético mantuvieron la tensión entre regionalismo y vanguardias, los ecuatorianos se reafirmaron en un realismo que dio espacio al lirismo, aunque también mirando hacia las vanguardias latinoamericanas desde diferentes ángulos. César Dávila Andrade planteó una estética del horror «suprarreal», Ángel F. Rojas manejó modernamente temas emparentados con el regionalismo, Walter Bellolio sintetizó lo mejor de la vanguardia narrativa y la tradición relatística ecuatorianas, Alfonso Cuesta y Cuesta configuró una estética de las metáforas iluminadoras, y Arturo Montesinos trabajó con la metáfora de la ruptura que trae toda modernidad, por más periférica e incipiente que pueda parecer.
Resumo:
Los escritores ecuatorianos han creado un rico legado de imaginarios que apuntan a una identidad nacional que es, en el fondo, plurinacional e intercultural. Si bien los autores de la Generación del 30 plantearon con su narrativa un proyecto de nación que incluía a las diferentes culturas que la habitan –proyecto mestizo fallido, sin embargo, en tanto anulaba las diferencias y consagraba las desigualdades–, el protagonismo social de estas culturas en la década de los 90 complementa la propuesta surgida desde lo literario en los años 30. Adicionalmente, la auto-representación política actual de dichos grupos pone en tela de juicio criterios del ámbito cultural contemporáneo, uno de ellos es el del llamado «Síndrome de Falcón», que pretende ser una metáfora de la carga de representar a sectores sociales desfavorecidos, que ha pesado sobre los narradores ecuatorianos durante el siglo XX. Todo ello empuja el proceso de reconfiguración del panorama de la cultura ecuatoriana: la creciente participación de estas voces antes silenciadas, así como la emergencia de otras formas de contemplar al mundo natural, que suscitan nuevas lecturas de novelas clásicas como Don Goyo o La isla virgen de Demetrio Aguilera-Malta.
Resumo:
Este libro aborda el conflicto entre tradición y modernidad. La discusión se reactualiza en torno a tres novelas que pueden considerarse representativas de la literatura andino-caribeña: Los ríos profundos, de José María Arguedas; El chulla Romero y Flores, de Jorge Icaza, y El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez. ¿Cómo ser “absolutamente moderno”, como quería Rimbaud, sin convertirse en “pura copia de revista europea”, como denominaba el escritor ecuatoriano Icaza a esos escritores que carecían de arraigo en su historia? Las novelas que disecciona este ensayo son un territorio propicio para distinguir las fricciones entre lo nuevo y lo antiguo. El escritor peruano Arguedas plantea los roces entre oralidad y escritura; Icaza reinventa el monólogo interior y lo convierte en diálogo interior, y el colombiano García Márquez desafía las poderosas fuerzas de la nación moderna y de la economía transnacional mediante la preservación de la memoria rural. El solo hecho de llamar novelas a estos textos significa reconocer su modernidad, pero esta investigación caracteriza en qué sentido esta modernidad es distinta del paradigma predominante. Esa diferencia se establece, según David Guzmán, por la situacionalidad, es decir, por las condiciones materiales de invención y de conflicto en las que ni la historia ni la modernidad son un valor absoluto sino relativo.
Resumo:
A lo largo del siglo XIX, el pensamiento de Thomas Jefferson fue un punto de encuentro entre Hispanoamérica y los Estados Unidos. Esas aproximaciones estuvieron cruzadas al mismo tiempo por un sentido de admiración y por una serie de temores. Este ensayo reúne y analiza algunos de los fragmentos en que la imagen de Jefferson, su pensamiento y sus escritos evidencian esa relación ambigua en escritores decimonónicos clave como Andrés Bello, Domingo Sarmiento y Esteban Echeverría. Por otra parte, el ensayo reúne fragmentos de las cartas escritas por Jefferson a Alexander von Humboldt, en las que manifiesta su escaso interés por las independencias hispanoamericanas y su desconocimiento sobre los procesos ilustrados que allí se habían desarrollado.
Resumo:
El poeta y ensayista cubano confiesa que la poesía le dio una razón para vivir, y que sigue siendo su gran amor. Aunque difícil de definir, plantea que al ser humano le resulta imposible resistir sin ella: en toda crisis (la enfermedad, la muerte o la guerra), se recurre a la poesía. Las influencias literarias le llegaron de escritores alemanes, franceses y latinoamericanos (sobre todo, de Jorge Luis Borges, José Lezama Lima, Octavio Paz y Alfonso Reyes). El autor cubano destaca los méritos de varios poetas ecuatorianos y latinoamericanos. De Lezama Lima, quien “vivía para la poesía y el espíritu, con apenas unos pesitos”, resalta su sentido coral de la cultura (como construcción colectiva) y de la literatura. Respecto de la Revolución, aun reconociendo que hubo errores, está convencido de que es lo mejor que pudo pasarle a Cuba, no solo porque es la que buscó con insistencia, de Martí a Lezama, sino porque es la que triunfó y sigue adelante, pese al bloqueo económico de medio siglo por parte de la mayor potencia mundial, y de todas las dificultades.