279 resultados para Filosofía trascendental
Resumo:
El pensamiento americano ha ido asumiendo en el siglo XX dos características fundamentales: una, externa, de una gran variedad de ideas, y la otra, interna, consistente en la tendencia a ocuparse más de la filosofía que de filosofía, a estudiar el método de enseñanza, más que a llevar a cabo investigaciones directas sobre los problemas filosóficos tradicionales del conocimiento y del ser. Una clasificación general de las actuales filosofías pedagógicas contemporáneas puede dividirse grosso modo en tres cauces: el Progresismo, el Esencialismo y el Perennismo. La primera corriente proviene lejanamente del progresismo inglés y constituye en 1956 una traducción pedagógica del pragmatismo instrumentalista de John Dewey, que concibe toda la realidad como una experiencia dinámica, de la cual brotan no sólo el conocimiento de la realidad, sino el cuadro de valores, como respuesta final a todos los interrogantes de la vida. La educación se convierte así, en un proceso de ensanchamiento y de reconstrucción de tal experiencia, que se traduce didácticamente en la asimilación del método científico como único itinerario verdadero del pensamiento; El Esencialismo deriva de doctrinas filosóficas que contrastan entre si, bifurcándose en dos interpretaciones opuestas como son el idealismo y el realismo materialista. Pero lo que une los dos cuerpos es el reconocimiento de un cuerpo de principios y de datos culturales que representa la adquisición del pasado y es un patrimonio que se ha. de transmitir a las nuevas generaciones. Hay elementos esenciales que están dotados de validez permanente, como las aptitudes lingüísticas y matemáticas, las normas del vivir ético, la historia de los pueblos. El esencialismo tiende a hacer de la educación un medio de conservación de la cultura y está ligado al pasado, aunque éste sea un pasado que no va más allá del Renacimiento, o sea al comienzo de la Edad Moderna; El último, el Perennismo, en cambio, va más lejos en el pasado hundiendo sus raices en la más remota antigüedad de la cultura, alcanza las fuentes de la filosofía clásica, Platón y Aristóteles, se nutre también del pensamiento escolástico medieval y asimilando, en parte, ciertas orientaciones del pensamiento moderno y contemporáneo. Por último, señalar que las tres pedagogías han resultado insuficientes al haber perdido de vista el carácter esencial de la vida cuyas expresiones son la cultura y la educación.
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La Filosofía de la Educación, en una época marcada por la técnica, tiende a destacarse los medios sobre los fines, la cantidad sobre la calidad y, en definitiva, la praxis sobre la teoría. Por lo que resulta muy poco significativo hablar de Filosofía de la Educación y se la suele sustituir por las ciencias de la educación : Política, Economía, Psicología, Sociología de...las cuales son susceptibles de una investigación operativa y de unos resultados pragmáticos verificables. Sólo se alude a los aspectos generales de la educación con disciplinas tales como Introducción a las Ciencias de la Educación, teorías y últimamente Prospectiva de la Educación. Es frecuente encubrir o enmascarar una cierta filosofía en cada visión del acontecer educativo y a la inversa se presenta como filosofía lo que no es sino un escenario de posibilidades alternativas. Está claro que la futura sociedad desde el presente quiere que la educación actual promueva unas determinadas estructuras para facilitar la necesaria adaptación social. El quehacer educativo está siempre apuntando hacia un horizonte de valores: educar significa optimizar las potencialidades de la persona. El concepto y el término valor es ambiguo o al menos polisémico. Al hablar de educación nos referimos a los valores en un sentido rigurosamente cultural, como metas cargadas de sentido que son atractivas, dignas de estimación y realización. El campo de los valores se puede estudiar desde muchas perspectivas, la filosofia de los valores está representada en la Historia del pensamiento occidental, sobre todo por filósofos alemanes como Max Séller, para quien el valor es un ser en si ideal, objetivo, independiente del sujeto que valora. Los valores son los fines, las metas, los objetivos últimos de suyo apetecibles y estimables.
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El objetivo básico buscado al elaborar este plan de 1955 era el de descongestionar de materias el Bachillerato y reducirlo un año El alumno prácticamente se encuentra con asignaturas similares a las del plan de 1938. La asignatura de Filosofía se ha reducido un año entero. Pero el hecho de que se incluya en el nuevo plan nunca ha sido puesto en entredicho. El problemas estriba en qué tipo de filosofía se debe enseñar y qué se entiende por filosofía. Según la Unesco su concepción no tiene nada que ver con la de este plan, que trata de una filosofía hecha y no de enseñar a filosofar. Existen diferencias claras y patentes, ya que con el estudio de la filosofía se pretende dar resueltos al adolescente los problemas que más adelante podrían presentársele en la vida y darle una cultura filosófica. La actual filosofía sólo tiene en cuenta el primer argumento y sólo se pretende dar al adolescente una cultura filosófica congruente con el cristianismo.
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Se expone un estudio sobre la motivación en la enseñanza de la filosofía durante el Bachillerato, tratando en concreto el problema del objetivo filosófico. El propósito es que los profesores de filosofía reflexionen sobre dos puntos clave de su labor educadora: el contenido de lo que enseña y el destinatario de su enseñanza, dinámicamente relacionados.
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Se expone la naturaleza de la Filosofía como disciplina independiente desde el punto de vista de tres filósofos: Sacristán, Bueno y Piaget, y cómo abordar su didáctica en el Bachillerato. Se centra más en el planteamiento de Piaget que aporta una serie de métodos pedagógicos activos en cuanto a la filosofía en el Bachillerato. Se desarrolla la clasificación de Piaget, que permite una posible estructuración de los contenidos de esta disciplina en el Bachillerato, y se plantean las líneas de una programación dividida en seis unidades didácticas.
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Se presenta un análisis crítico por parte del autor sobre el objeto y contenidos de la Filosofía en los temarios de tercero de Bachillerato y COU.
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Se trata la diversidad de enfoques en la enseñanza de la Filosofía, y se impone también la necesidad de una búsqueda del objetivo que se propone al enseñar la Filosofía. Estos objetivos varían de unos autores a otros y, como consecuencia, la función principal de la enseñanza de la Filosofía también es diferente.
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Se presenta una experiencia a través de la cual se comprueba el valor y la significación de algunos textos filosóficos, el problema de la selección de textos, y la aproximación al comentario de textos, necesarios para la interpretación del pensamiento filosófico. Se trabaja sobre textos filosóficos seleccionados con el fin de descubrir los elementos positivos, los engarces y signos de naturaleza común entre ellos.
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Se realiza un estudio sobre el filósofo Ludwig Wittgenstein, cuya filosofía está caracterizada por romper con los encasillamientos de la época, por estar relacionada con los problemas del lenguaje, y vinculada al movimiento neopositivista. En su obra aparece una profunda relación entre los problemas filosóficos y el lenguaje, y esta idea aparece en tres momentos de su evolución filosófica: la etapa del tractatus logico-philosophicus; la filosofía en los cuadernos azul y marrón; y la filosofía en las investigaciones filosóficas.
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Análisis de la doctrina filosófica del Padre Teilhard y de su objetivo de establecer una síntesis entre la razón y la fe, destinada a reafirmar las viejas tesis evolucionistas, aunque dándoles una dirección teísta y espiritualista.
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Se trata el concepto de la filosofía moral, el contenido de la asignatura y dónde debería encuadrarse en los planes de estudio del bachillerato.
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Se reflexiona sobre la forma de enseñar la filosofía a los alumnos de bachillerato, los métodos, programas, planes de estudio, motivaciones y la relación con otras disciplinas, teniendo en cuenta las capacidades de los alumnos de este nivel, y sobre el fin último de esta asignatura que es enseñar a los educando a hacer crítica con sentido común de todos los aspectos que les rodean en su vida.
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Lo primero que habría que plantearse es qué queremos enseñar a nuestros alumnos y cómo ¿Se trata de exponer a los chicos los grandes temas de la filosofía? O más bien el objeto de la filosofía como disciplina ¿Cuál es? Es necesario afirmar tres hechos: 1.No puedo ofrecer a los algo elaborado por mi u otra persona, sin la intervención directa-constructiva de los propios alumnos; 2. El eje cardinal en torno al cual ha de girar cualquier programación, de filosofía o no, han de ser las vivencias s intereses individuales y colectivos de los alumnos, o del grupo, incluido el propio profesor; 3. La filosofía es improgramable aislada del resto de la actividad y pensamientos humanos. Ella ocupa su lugar en el saber humano y en el bachillerato. Lugares que no tienen por qué coincidir. Se trata de lograr una actitud en los alumnos y sólo se aprende a ser libre siéndolo; un adolescente aprende a ser responsable cuando se sitúe en condiciones objetivas tales que él, pueda obrar sin miedo al castigo. Esto es filosofía, aprender a pensar y actuar lógicamente. Lo que importa es que el profesor tenga un buen dominio de la asignatura, una digna información acerca de las disciplinas afines y una gran sensibilidad para detectar los problemas filosóficos. No es el momento de hablar de lo que salga. Hay que centrar los temas, planificar el trabajo, distribuir material, atender consultas interminables, etcétera.
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El tema a tratar es la enseñanza de la filosofía en el estado español, que ha resultado problemático, ya que se cuestionaba en última instancia la filosofía. Las cuestiones en torno a la transmisión del saber filosófico dieron paso a la polémica acerca de lo que cada cual entendía por tal forma de saber; con todo lo paradójico que resulta tratar de enseñar algo acerca de cuya naturaleza no se han puesto de acuerdo los supuestos enseñantes. La característica principal del Congreso fueron las polémicas entre libertarios y marxistas. Los temas tratados fueron: 1õ. Enseñar a pensar o transmitir ideologías. Filosofar y filosofía. El primero es un producto pretendidamente logrado, de finido y cerrado, un producto ideológico manipulable que sustenta lo que la sociedad y el Estado piensan como pensable. De la misma forma que en vez de pensar se hace filosofía. Pero idea vieja, inservible y masoquista . Ideas de García Calvo, que criticó Gustavo Bueno, quien propone una alternativa.: enfocar la filosofía como superación del subjetivismo. Sólo así, podrá ejercer su función crítica. Así, su concepción marxista le hace pensar que la filosofía debe cooperar en la transformación de la sociedad ¿Cómo? Haciendo comprensible la realidad; 2õ. Enseñar lo inenseñable: acerca de lo abstracto y lo concreto. Para Savater abstracto es el saber manejable y enseñable, que modela, canaliza y orienta. Es el saber que perpetua la sociedad científica. Lo concreto sería esa aspiración inenseñable que la filosofía debe tratar de introducir en las aulas; 3õ. El arte de la memoria; 4õ. Sobre el tiempo del discurso; 5õ. La enseñanza de la filosofía en Grecia. Por último se plantearon los temas a tratar en el próximo Congreso.
Resumo:
Será superficial nuestra futura reforma del bachillerato, si únicamente atiende a una homologación externa de títulos y planes de estudio con los países miembros de la CEE. El reconocimiento efectivo del pluralismo y el derecho a la diferenciación nacional, el respeto democrático a las peculiaridades es incompatible con el supuesto que exista un mejor sistema educativo. No hay fórmulas universalmente válidas, ni recetas mágicas en enseñanza. No es una tontería reconocer sustantividad al bachillerato como puente entre dos culturas. Le papel de la filosofía en este marco general del nuevo BUP viene definido por sus peculiaridades relacionadas con las ciencias. Así, las relaciones entre filosofía y ciencias no sólo son históricas, sino también teóricas y sistemáticas. Se trata de conseguir engarzar de forma coherente y sistemática la filosofía con las otras materias para conseguir ese algo consciente que falta en la formación humana, que se precie de tal. Así, partimos de una idea orteguiana: si fuera suprimida la filosofía el hombre quedaría estupefacto. Finalmente recurrir a las ciencias para abordar su problemática implica un insolente círculo vicioso, pues han sido precisamente ellas, las que han destruido el paisaje y han dotado al hombre de un nefasto poder aniquilador. En este contexto sólo la crítica filosófica puede abordar con profundidad el nervio crucial de la cuestión, a saber, la clásica oposición entre naturaleza y cultura. Dos ideas que tejen el entramado entero de nuestra civilización e impiden el retorno a la barbarie, dos ideas cuyas constelaciones semánticas posibilitan un planteamiento interdisciplinar, auténticamente crítico. En realidad todo proyecto de interdisciplinariedad serio se apoya en una ontología de base.