2 resultados para Arcos de Val-de-Vez, Marcos de Noronha e Brito, conde dos, 1771-1828.
em Universidade Complutense de Madrid
Resumo:
El movimiento 15M se caracterizaba, entre otras cosas, por una fuerte crítica a los partidos políticos y el sistema actual de representación política. Sin embargo, el ciclo de movilización ha derivado en un proceso de institucionalización creciente y complejo en el que los activistas del movimiento han participado de manera relativamente visible y continuada en el surgimiento y el desarrollo de nuevos partidos (Partido X, Ganemos y Podemos). Este artículo analiza el papel desempeñado por las nuevas tecnologías en este proceso bajo la hipótesis de que la apropiación de herramientas digitales diseñadas para deliberar, interaccionar o generar formas diversas de participación política en los nuevos partidos reproduce valores y prácticas esenciales del movimiento, allanando con ello el camino para una identificación entre los activistas y los partidos. La mediación tecnológica ha modulado el paso del movimiento al partido al generar un entorno de deliberación horizontal, participación distribuida y estructura descentralizada que reduce las diferencias visibles entre ambos. El desarrollo de las herramientas digitales se ha visto acompañado a su vez de un cambio en los marcos de interpretación de los movimientos sociales con respecto a la tecnología como factor político. De esta forma, las nociones de representación o participación clásicas quedan redibujadas permitiendo una transición suave entre las plazas y los parlamentos. El artículo rastrea la construcción de marcos tecnófilos que, influidos por la presencia del software libre y el código abierto, ayudan a entender la organización de los nuevos partidos-movimiento y la transición entre las diversas formas de acción colectiva. Igualmente, se perfilan y describen algunas de estas herramientas y las funciones que han cumplido de cara a forjar unos modelos de organización originales en estos partidos-movimiento.
Resumo:
Hay figuras que se escapan de sus contemporáneos como el agua entre los dedos. Autores difícilmente clasificables, cuya magnitud es apenas intuida hasta pasados muchos años del nacimiento de su obra. Hay autores que trabajan para siempre. Es el caso de artistas como Federico García Lorca, Antonio Gaudí, Franz Kafka, Víctor Erice, Andrei Tarkowski o tantos otros. Autores que avanzan en la oscuridad. Autores que caminan sin red por la cuerda floja, sin conocer hacia dónde van. Autores que exploran nuevos territorios en nombre de la humanidad. Autores que rozan lo inefable, que nos asoman al abismo insondable. Y a esta clase pertenece también el cineasta granadino José Val del Omar. Y se dice cineasta porque ni él mismo logró encontrar una palabra que definiera lo que hacía. Cinemista, cinegrafía, mecamística… son términos que necesitó forjar porque en la oscuridad los objetos se vuelven ininteligibles, pero necesitamos poner nombre a las cosas para que existan. Val del Omar está mucho más cerca de Rimbaud que de Willy Wilder a pesar de que las categorías convencionales digan lo contrario. La naturaleza de su obra se resiste por definición a cualquier análisis o método de razonamiento lógicodeductivo, y sin embargo sentimos la necesidad de abordarlo en el intento de adentrarnos un poco más en esas imágenes oníricas que sin saber porqué nos fascinan misteriosamente como mariposas atraídas por la luz, que diría el propio protagonista de este trabajo. Val del Omar dedicó su vida a producir apenas 61 minutos de celuloide, de los cuales 21 son objeto de este estudio, y sin embargo escribió literalmente miles de páginas sobre ello. Para escribir durante toda una vida basta observar lo que sucede en un vaso de agua, decía Valéry, y José Val del Omar descubrió, y nos descubrió a nosotros que el misterio se encierra en las cosas pequeñas, o como diría el maestro, “en los pliegues de lo chiquito”. Quien se dedica a profundizar en su entorno sabe bien que ése vislumbre se produce en contadas ocasiones y es sólo el premio de muchas horas, días, meses incluso años de trabajo. El genio de Granada filmó una y otra vez las pequeñas cosas de su entorno hasta prácticamente el día de su muerte, buscando desvelar este misterio de las cosas. José Val del Omar ha sido comparado en numerosas ocasiones con San Juan de la Cruz y Santa Teresa, ha sido definido como un inventor adelantado a su tiempo, ha sido calificado de visionario, de ingeniero, de artista, poeta…, y lo cierto es que todos y ninguno tienen razón, pues Val del Omar se transformó en su propia obra hasta el punto de confundirse con ella. Su figura resulta pues tan impenetrable como sus propias cintas y tan enigmática y fascinante como ellas...