5 resultados para Remedios caseros

em Archivo Digital para la Docencia y la Investigación - Repositorio Institucional de la Universidad del País Vasco


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El Trastorno Depresivo Mayor es una de las enfermedades psiquiátricas mas prevalentes en todo el mundo hoy en día. El tratamiento por excelencia son los antidepresivos, eficaces pero con una variedad de efectos secundarios que en numerosas ocasiones son los culpables de que los pacientes abandonen el tratamiento. En su lugar, muchos optan por otro tipo de terapias que se escapan de la medicina convencional: los remedios naturales. Mediante una revisión narrativa, se realiza una revisión bibliográfica en diferentes bases de datos. Se logran extraer diferentes estudios que aportan información sobre los efectos secundarios de los antidepresivos, los motivos por los cuales los pacientes deciden utilizar terapias naturales, y la efectividad de las mismas en la sintomatología de esta enfermedad. Se recopilan los resultados descartando los estudios que no son de utilidad, y agrupando y organizando aquellos que si resultan necesarios. Finalmente se ha concluido que en los próximos años el Trastorno Depresivo Mayor será una de las enfermedades más prevalentes, que los efectos secundarios son la principal causa del abandono del tratamiento antidepresivo y cual es la eficacia real de los remedios naturales.

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Comunicación presentada en las VII Jornadas Científicas de la SEPHE (Sociedad Española para el Estudio del Patrimonio Histórico–Educativo) y el V Simposium de la Rede Iberoamericano para a Investigação e a Difusão do Patrimônio Histórico Educativo – RIDPHE-L, celebradas en Donostia-San Sebastián del 29 de junio a 1 de julio de 2016.

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Este trabajo es fruto de la revisión lexicográfica del Glosario del cáncer (AECC (2007): Glosario del cáncer. Bilbao: Aula de medicina y conocimiento, 103 páginas) que, en fase de redacción, se realizó, por encargo y cuya publicación se llevó a cabo en el año 2007. El Glosario del cáncer consta de 668 voces y fue elaborado por un grupo de oncólogos para una empresa que desarrolla sus actividades en el sector de la comunicación. Estos delimitaron el número y el tipo de entradas y se encargaron de la validación del lemario. Al ser una obra colectiva y no tener marcados unos criterios previos para la redacción y organización de la información de los artículos lexicográficos, la sensación de incoherencia y falta de sistematicidad se hacía patente en cada página. Así pues, en este artículo se describe la labor llevada a cabo en la mencionada revisión lexicográfica y que consistió en fijar unas normas claras de redacción, tanto de la macroestructura como de la microestructura y describir con precisión qué información debía contener cada entrada, pues en unos casos se limitaban a una o dos líneas y, en otros, llegaban hasta las quince o incluso las veinte líneas. Después de una amplia revisión se pudo homogeneizar el contenido de las entradas y su grafía. Asimismo se describen las incoherencias y errores hallados. En primer lugar, se observa que la selección de los términos no había sido hecha con unos criterios restablecidos, algo bastante frecuente en este tipo de obras, sino que cada especialista había incluido aquellas voces que consideró necesarias, es decir, la base, el esqueleto del glosario no tenía una estructura coherente. Esto motivaba, por un lado, que se repitieran algunas entradas y quedaran excluidas otras cuya necesidad se hacía evidente y, por otro, el sistema de interconexiones que permite ir de un término a otro, para obtener la mayor información pertinente, no cumplía su propósito. Por otro lado, el contenido de la microestructura presentaba una falta total de coherencia. Por consiguiente fue necesario analizar qué lengua y qué términos se usarían en las explicaciones de los sentidos. Se buscaron los epónimos necesarios y una vez establecidos, se procedió a seleccionar la información pertinente y obligatoria que debía aparecer en la definición, para tratar de establecer esquemas definicionales con el fin de que la sistematicidad fuera completa: los síntomas y nombres de enfermedades, trastornos, remedios farmacológicos, medios técnicos, organismos, etc., aparecen representados de manera desproporcional, otorgando una información más precisa y extensa en unas entradas que en otras, con lo que se crean modelos definicionales dispares, que producen, por consiguiente, una idea de falta de sistematicidad en el lector. Por último, el artículo muestra la evidente necesidad de confeccionar glosarios de tecnicismos que faciliten las labores de los profesionales de otros campos no familiarizados con esos tecnicismos, sobre todo de las personas que deben comunicar algo acerca de un ámbito del que no son especialistas.

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La Tuberculosis es una enfermedad cuya presencia ha sido constante en la historia de la humanidad. Como toda enfermedad infectocontagiosa no respeta fronteras, ni edades, ni sexos, ni razas, ni tampoco clases sociales. La tuberculosis que actualmente padecemos no es nueva; representa el final de una onda epidémica secular que alcanzó su máxima incidencia en Europa entre 1780 y 1880. Cien años marcados por el desplazamiento masivo de campesinos a las ciudades en busca de trabajo en las fábricas. Históricamente la epidemiología de la tuberculosis ha demostrado la existencia de un declive natural. Dicho declive se inició ya, incluso antes del descubrimiento de su agente causal, debido a la mejoría de las condiciones socio-económicas de la población. La aparición de la quimioterapia específica aceleró su ritmo de descenso anual. Hasta la aparición del SIDA, ningún otro factor ha modificado substancialmente su natural declinar. Tan importante son las condiciones socioeconómicas y sociopolíticas de la población en la expresión epidemiológica de ésta y otras muchas enfermedades, que en 1910, cuando no existían remedios para la tuberculosis, Holanda alcanzó el llamado punto de ruptura. Dicho punto es aquel en que se considera que la tuberculosis camina hacia su erradicación espontánea. Corresponde al momento en que cada enfermo bacilífero no puede infectar al número suficiente de personas para que se origine otro nuevo enfermo bacilífero. Evidentemente el SIDA ha supuesto una inyección de gasolina en la llama de la enfermedad tuberculosa que ha desbaratado los programas de prevención y control puestos en marcha en 1982 en nuestra Comunidad Autónoma. Como decía Napoleón Bonaparte, las batallas se ganan con organización y dinero. La batalla del SIDA aún continúa y con más ahínco en nuestro País Vasco donde esta enfermedad es especialmente prevalente. Afortunadamente los nuevos tratamientos han convertido una enfermedad mortal de necesidad en una enfermedad crónica con una mejora substancial en las expectativas de vida. Sin embargo, la gran secuela de la coinfección SIDA/Tuberculosis ha sido la aparición de multirresistencias a los fármacos por tratamientos incorrectos o falta de adherencia del paciente a los mismos. Parece que el devenir de la tuberculosis, al margen de los factores políticos, culturales y económicos, ligados a la globalización y al desarrollo sostenible dentro de un modelo neoliberal; de los movimientos de masas: inmigrantes y refugiados; del racismo; de las desigualdades de género; de la diferente accesibilidad, cobertura y eficacia en los Sistemas Públicos de Salud, etc., al margen de todo esto, la tuberculosis va a quedar condicionada a cuatro factores de índole biomédica: a) A la evolución de las multirresistencias. b) A la subordinación con la coinfección VIH. c) Al establecimiento de los denominados "nichos ecológicos", en donde la enfermedad alcanzará su máxima progresión (mayores de 65 años, sobre todo los de bajo nivel económico; inmigrantes procedentes de zonas de endemia elevada; personal sanitario y trabajadores expuestos; colectivos con adicción a drogas por vía parenteral (ADVP); alcohólicos; personas con padecimientos crónicos; pacientes en tratamientos prolongados con corticoides e inmunosupresores). En estos nichos ecológicos es donde hay que mantener un elevado índice de sospecha y establecer las estrategias adecuadas para la detección precoz de la enfermedad. d) Al éxito que se obtenga con la nueva vacuna terapéutica contra la TB creada por Joan Pere Cardona. La epidemiología de la tuberculosis estará próximamente ligada a la biología molecular y a la genética. En efecto, ya no bastará con identificar al bacilo de Koch en un paciente. Será imprescindible saber qué cepas están actuando en una determinada colectividad, así como su grado de sensibilidad frente a los tuberculostáticos. Acabó el siglo XX, hemos iniciado la segunda década del siglo XXI y la pelota aún sigue en el tejado. Estamos ante un problema de primera magnitud que hace mucho tiempo que dejó de seducir a los románticos. Como señala Bignall, comparando a la tuberculosis con lo que en su día supuso la viruela como problema de Salud Pública: La viruela se erradicó porque no sólo se disponía de una vacuna eficaz, sino además porque no requería habilidad en las relaciones humanas. Sin embargo, en la tuberculosis, la lucha ya no es contra el bacilo sino contra la mentalidad y las miserias humanas; por ello será larga, muy larga. Por todo esto y visto lo previamente descrito concluimos: 1. En la década 1993 a 2002 se diagnosticaron 847 casos de tuberculosis, 548 varones y 299 mujeres; 364 con SIDA y 483 sin demostración de VIH. 2. Si agrupamos las características medias de todos los casos recogidos, definiríamos al paciente tipo como a un varón con serología VIH negativa, una edad de 46,6 años y una afección tuberculosa de localización extrapulmonar, atendida en el Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital. 3. Si el paciente tuberculoso que escogiéramos tuviera 31 años, la edad con más casos acumulados de la serie, al igual que los de 30 y 32 años, lo más frecuente que observaríamos, sería un paciente varón con SIDA y adicción a drogas por vía parenteral. 4. Aunque el sexo predominante es el varón entre los enfermos de tuberculosis, este predominio se atenúa al prescindir de los pacientes que asociaron SIDA. 5. El principal factor de riesgo para contraer el VIH en los tísicos con SIDA fue la ADVP. 6. El número de casos totales anuales viene descendiendo desde 1991, fundamentalmente a expensas del declive entre los casos que asociaron SIDA. 7. Es necesario disminuir el tiempo de demora 2 consistente en el número de días que transcurren desde que el paciente manifiesta sus primeros síntomas hasta que éste recibe el tratamiento. Puesto que el tiempo de demora 1 (que va desde que el paciente es visto en el hospital hasta que se instaura el tratamiento) cumple con los objetivos marcados en el Programa de control y prevención del Gobierno Vasco, deducimos que la Atención Primaria tiene la máxima importancia en acelerar este acortamiento del tiempo de demora disminuyendo así el periodo de riesgo de transmisión de la enfermedad. 8. La tuberculosis es una enfermedad que tiende a su natural declinar pero haciéndolo muy lentamente. Actualmente, la encontramos en zonas periféricas de la ciudad donde el VIH hace estragos en pacientes jóvenes con estilos de vida nada saludables. A estas zonas deprimidas se las denominan "nichos ecológicos". 9. La lucha contra esta enfermedad deberá ser enfocada hacia estos "nichos ecológicos". La condición necesaria para que consigamos acelerar la eliminación de la enfermedad consistirá en que diagnostiquemos y tratemos los casos afectados junto a la búsqueda de sus contactos. Pero en la tuberculosis, esto no es suficiente. Estamos luchando frente a un bacilo que se aprovecha de los más débiles, los inmunodeprimidos, edades extremas de la vida, drogodependientes, alcohólicos, zonas deprimidas económica y socialmente, que podemos delimitar en un plano y concentrar en él las medidas de control pertinentes. No olvidemos que estamos frente a un bacilo que se enclaustra en una caverna, que infecta a la tercera parte de la humanidad y espera. La tuberculosis desaparecerá en la medida en que la sociedad prospere.

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[ES] El caserío vasco, a pesar de haber estado sometido a un proceso de cambio constante, de haber superado multitud de obstáculos en su desarrollo, llega hasta nosotros relativamente integro. Vivienda y heredad, sus principales atributos espaciales, se mantienen en similares características un siglo después de que se construyeran los últimos caseríos. La continuidad de la institución, sin embargo, es cuestionada nuevamente. Las últimas investigaciones apuntan su desaparición paralelamente a la progresiva desagrarización que Euskal Herria lleva décadas sufriendo y que, en función de los resultados que vamos a exponer, parece llegar a su culminación definitiva.