3 resultados para Tratamiento térmico de los metales
em Scielo Uruguai
Resumo:
Las fracturas de los metacarpianos constituyen el 10% del total de las fracturas(¹) y representan un 30%-50% de las fracturas de la mano(²). La fractura del cuello del quinto metacarpiano es la más frecuente, también llamada Boxer fracture, corresponde al 20% de todas las fracturas de la mano. Para la gran mayoría de estas fracturas la literatura actual avala el tratamiento conservador, ya que son estables desde el principio o luego de una reducción cerrada(¹). Se calcula que apenas un 5% tienen indicación quirúrgica. El propósito de nuestra revisión bibliográfica fue establecer los diferentes criterios que se utilizan para tratar en forma quirúrgica o no las fracturas no articulares de los metacarpianos excluido el primer dedo. Para ello realizamos una revisión sistematizada de los últimos diez años en mayores de 18 años, obteniendo 19 artículos que cumplían con nuestros criterios de inclusión. Nuestra estrategia de análisis fue revisar las indicaciones terapéuticas, frecuencia y justificaciones. Esta revisión sistematizada se organiza en tres grupos de trabajos, aquellos que se ocupaban del tratamiento ortopédico, los que indicaban el tratamiento quirúrgico y los que comparaban los resultados de ambos tratamientos entre sí. De sus resultados se puede concluir que no existe una indicación quirúrgica universalmente recomendada, ya que la literatura carece de estudios con nivel de evidencia I o II que vayan en esa dirección. De nuestra revisión se extrae cuáles son las indicaciones quirúrgicas más frecuentemente aceptadas en la literatura. Destacándose la angulación dorsal mayor a 30 grados, la malrotación y el acortamiento, los cuales determinan secuelas graves como el crossfinger, la pérdida de extensión o de fuerza de prensión. Finalmente, al no existir un consenso y hasta no contar con la suficiente evidencia científica, la decisión de la estrategia terapéutica recae sobre el cirujano ortopedista, quien debe elegirla según su experiencia, teniendo en cuenta la personalidad de la fractura, los materiales disponibles y la literatura revisada que lo avale.
Resumo:
Antecedentes: la fibrilación auricular (FA) es la arritmia sostenida más frecuente en la clínica. Existen pocos datos en nuestro medio sobre la prevalencia, modo de presentación, perfil de riesgo tromboembólico y tratamiento antitrombótico de los pacientes con FA asistidos en la consulta cardiológica general ambulatoria. Método: se identificaron los casos de FA entre las consultas ambulatorias programadas consecutivas en 30 días (junio-julio de 2015) de diez cardiólogos a través de la historia clínica electrónica. Se estudiaron factores demográficos, score de riesgo tromboembólico, tipo de FA y utilización de medicación antitrombótica. Las variables cualitativas se analizaron mediante test exacto de Fisher y las cuantitativas mediante test t de Student o Mann-Whitney, según correspondiera. Resultados: entre 1.875 consultas analizadas, tenían registros de FA 282 (15%), correspondientes a 272 pacientes. La edad de los que tenían FA fue 78,4 ± 8,3 años, mientras que fue 68,3 ± 14 años en el resto (p<0,001). En el sexo masculino tenían FA 136 de 810 consultas (16,7%) y en el sexo femenino en 136 de 1.065 consultas (12,7%) (p=0,0171). En los 257 pacientes con FA no valvular el score CHA2DS2-VASc promedio fue 3,8 ± 1,4, mientras que el 95,3 % tenía un score ³2. El 70,2% tenía FA permanente/persistente y 29,8% la forma paroxística. En FA permanente/persistente la edad media fue 79,2 ± 7,9 años y en FA paroxística fue 76,5 ± 9 años (p=0,0207), el score CHA2DS2-VASc promedio fue 3,9 ± 1,3 y 3,5 ± 1,6 (p=0,0099) respectivamente. Recibían algún tratamiento antitrombótico 252 (92,6%), un anticoagulante oral (ACO) 207 (76,1%), antiagregantes plaquetarios 55 (20,2%) y ambos 10 (3,7%). En FA permanente/persistente recibían ACO 171 de 191 pacientes (89,5 %) y en FA paroxística 36 de 81 (44,4%) (p< 0,0001). El ACO utilizado fue warfarina en 64 (23,5%) y un anticoagulante directo (NOAC) en 143 (52,6%). Conclusiones: la prevalencia de FA en la consulta cardiológica ambulatoria fue elevada, con mayor frecuencia en el sexo masculino y con una media de edad superior en diez años al resto de la población. El 95,3 % de las FA no valvulares tenía score de riesgo ³2 por lo que eran elegibles para ACO. La utilización de ACO fue elevada, pero fue más del doble en FA permanente/persistente que en FA paroxística, aunque la diferencia en edad o score de riesgo entre ambos tipos fue pequeña. La utilización de NOAC superó a la warfarina por más de 2 a 1.
Resumo:
Resumen Durante años las drogas antiarrítmicas (DAA) han constituido el tratamiento fundacional para los pacientes con fibrilación auricular paroxística (FAP) en los cuales se desea mantener el ritmo sinusal. Debido a las limitaciones en su eficacia, principalmente a largo plazo, sumado a la gran proporción de pacientes que discontinúan la terapia por efectos adversos, nuevas terapias no farmacológicas han sido desarrolladas con el fin de lograr un adecuado control del ritmo. En la última década la ablación por catéter se ha mostrado como la terapia más efectiva y posiblemente la más segura en aquellos pacientes con falla del tratamiento antiarrítmico. Estudios randomizados y metaanálisis recientemente publicados indican que la ablación podría ser considerada como primera línea de terapia en pacientes seleccionados con FAP en quienes se busca controlar el ritmo. Por lo tanto, en este artículo revisaremos la evidencia actual que avala el uso de DAA o ablación en la FAP.