23 resultados para Modernidad Siglo XIX

em Universidad Politécnica de Madrid


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El Color en el Siglo XIX: Utilización de Fondos de Colores Oscuros en los Revestimientos de Paramentos Interiores en la Arquitectura del Siglo XIX De los elementos del pasado el color es el que más rápidamente cambia y se deteriora, por lo que no podemos saber las condiciones originales de color e iluminación en los interiores que han llegado hasta nosotros. Frecuentemente nos enfrentamos a los problemas que plantean los espacios del pasado, proyectando nuestros propios criterios sobre color y luz, que no tienen que coincidir necesariamente con los criterios de épocas anteriores. En las hermosas láminas del libro de Cesar Daly ?Décorations intérieures: peintes? de 1877, observamos que los colores que decoran las paredes son sorprendentemente oscuros. La oscuridad de estos muros es más sorprendente si pensamos en la débil luz de llama que iluminaba las salas en esa época, muy inferior a los niveles de luz que nos proporciona la luz eléctrica hoy en día. No obstante, esta débil iluminación sobre paredes de tonos oscuros puede tener alguna ventaja. Las paredes y las líneas de la habitación se difuminan en las sombras, mientras los objetos brillantes que decoran la habitación, como los cuadros, los barnices de los muebles y de los instrumentos musicales, y sobre todo los trajes y los rostros, reflejan la tenue luz, destacando sobre el fondo oscuro de las paredes, convirtiéndose en el centro de una escenografía. Es lo que Lewis Mumford en su Libro ?Técnica y civilización?, llama la ?ventaja estética? del mundo oscuro de la Revolución Industrial, dominado por el uso del carbón, que contamina el ambiente, transforma el color de los edificios y produce nieblas que atenúan la luz. En este mundo, según este autor, se acrecienta la sensibilidad por la luz, y se valora como un bien preciado la luz tenue que brilla entre la niebla que disuelve los objetos, lo que podemos observar en cuadros como el de ?Lluvia, vapor y velocidad? de Turner, o ?Impressión: soleil levant? de Monet. La importancia de los fondos de color oscuro se hace evidente al comprobar cómo los diseñadores de vanguardia del siglo XX para superar el mundo caduco del XIX deciden pintar de blanco las superficies, lo que se convierte en el signo de la modernidad.

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Las tres edades que Tito Lucrecio Caro (99-55 a.C.) había reconocido en la Antigüedad para las épocas anteriores: Edad de Piedra, Edad del Bronce y Edad del Hierro, fueron asumidas en la primera mitad del siglo XIX para clasificar los objetos prehistóricos, cuando aún esta disciplina no era reconocida oficialmente y escasos investigadores la practicaban. Pero, frente a una clasificación tan estática, basada en los datos que hacían referencia exclusivamente a aspectos técnicos, con el desarrollo de nuevas disciplinas como la Geología y la Paleontología, que aportaban criterios de sucesión estratigráfica, se empezaron a observar algunas anomalías. Y más aún, después de la irrupción del paradigma darwinista, a partir de 1859, y la comprobación al mismo tiempo de que podían existir momentos intermedios o de transición (evolución sin ruptura) en el desarrollo cultural. La aparición de objetos de cobre puro, por ejemplo, permitiría plantear la existencia de una Edad del Cobre, situada entre la Edad de Piedra y la Edad del Bronce. El reconocimiento de la Edad del Cobre fue algo muy lento y el debate sobre su existencia o no llegó hasta bien entrado el siglo XX. El presente artículo se centra en el estudio historiográfico sobre cómo se llegó a aceptar la Edad del Cobre, que fue uno de los grandes temas de discusión del siglo XIX, y que hoy está injustificadamente olvidado en la literatura científica especializada.

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La comunicación pretende dar a conocer el valor constructivo de la piedra Pishilata como alternativa local al conjunto de las técnicas vernáculas de la sierra central del Ecuador, recurso que poco se ha estudiado y apenas ha sido valorado, tributando así un reconocimiento a quienes lo forjaron, en aras de fomentar su protección y conservación.

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Las bóvedas tabicadas experimentan una importante evolución, casi una transformación, en España a lo largo del s. XIX. Al inicio, son un sistema constructivo tradicional y codificado durante al menos 3 siglos, con usos, formas y tamaños limitados. 100 años después se emplean de manera generalizada en nuevos tipos edificatorios, con soluciones constructivas novedosas, tamaños mucho mayores y una gran libertad formal. Esta tesis doctoral indaga en el porqué de esta transformación, desde el punto de vista de la técnica, así como en sus consecuencias, que llegan hasta la actualidad. El texto agrupa en tres partes: La primera, a la que he llamado «La construcción tabicada tradicional» sirve de punto de partida. En ella se ponen en contexto las bóvedas tabicadas antes del s. XIX, como aparecen en España y cual es su desarrollo y distribución territorial hasta finalizar el s. XVIII. En esta parte se ha estudiado: -la aparición de las bóvedas tabicadas en España, en los últimos años del s. XIV, y como se convierten en un sistema constructivo cada vez más frecuente y consolidado, empezando por el territorio de la Corona de Aragón (actuales Valencia, Cataluña y Aragón) y extendiéndose desde ahí a Castilla y Andalucía. -la difusión del sistema tabicado en los tratados de arquitectura españoles de los siglos XVII y XVIII: Fray Lorenzo de San Nicolás, Tosca, Briguz y Brú, García Berruguilla, Plo y Camín; también a través de documentos más prácticos: contratos de obra y pleitos. -la expansión de la construcción tabicada por Francia desde España. Como allí es aceptada por académicos y tratadistas; como vuelve a España influenciada por esos tratadistas, los más importantes de la época. Y como los tratadistas españoles reproducen las ideas francesas sobre la construcción tabicada en sus escritos. Este aspecto es importante ya que, a pesar de que la construcción tabicada tenía una tradición mucho mayor aquí, las ideas francesas sobre su comportamiento se imponen a las españolas incluso en España y esto influye en su desarrollo posterior. La segunda parte indaga en los aspectos constructivos del desarrollo de las bóvedas tabicadas a lo largo del siglo XIX. Dentro de ella se describe: -como se mantiene la construcción tabicada tradicional a lo largo del siglo XIX, conviviendo con una línea que avanza en la búsqueda de una nueva forma de construir, separándose cada vez más de la inicial. Para mostrar esta pervivencia, se estudian en esta parte tres documentos que se mueven en la línea tradicional, uno de principio de siglo, otro de los años centrales y otro de final del XIX. -la aparición de dos nuevos materiales: el cemento y el hierro, que en pocos años pasan de tener un uso accesorio en la construcción a fabricarse y utilizarse masivamente. La unión de estos dos materiales con los tradicionales en la construcción de bóvedas tabicadas, yeso y ladrillo, será decisiva en su evolución. -la creación de dos tipos arquitectónicos nuevos: los edificios industriales y la vivienda masiva. En ambos tipos tiene aplicación la construcción tabicada. Además, estos nuevos tipos son muy importantes en su evolución, ya que sus condicionantes específicos: rapidez de ejecución en ambos casos y búsqueda de luces cada vez mayores y de estructuras incombustibles en el segundo fuerzan al uso de los nuevos materiales disponibles (cemento, hierro) y al proyecto de nuevas formas y soluciones. En este aspecto me he centrado en Cataluña, la primera región industrializada de España y en la que se aplica la bóveda tabicada a los nuevos tipos, especialmente a la arquitectura industrial. Y la tercera parte estudia los aspectos estructurales del desarrollo de las bóvedas tabicadas a lo largo del siglo XIX. Se estudia aquí: -la aplicación a las estructuras tabicadas de las teorías de arcos y bóvedas que se desarrollan desde el siglo XVIII. Las bóvedas tabicadas, cuyas dimensiones se obtenian mediante reglas de proporción, se calculan sucesivamente mediante lineas de empuje, análisis de membrana y también se les intenta aplicar la teoría elástica, sin llegar a conseguir resultados válidos. Siguiendo el marco teórico del moderno análisis límite de fábrica, se concluye que es el más adecuado para estudiar estas bóvedas, como cualquier otras construidas con fábrica. -un estudio exhaustivo de los ensayos de resistencia que se realizan sobre estructuras tabicadas a lo largo de los siglos XIX y la primera mitad del XX. La razón de estos ensayos es la nueva necesidad, aparecida con la mentalidad científica, de ofrecer garantías técnicas y numéricas sobre los sistemas constructivos y estructurales. La tesis concluye que las bóvedas tabicadas aparecen en España en el siglo XIV en la zona de Levante; que se extienden por casi todo el territorio siendo un sistema codificado en los últimos años del siglo XVI y que empiezan a ser recogidas en los tratados ya en el siglo XVII; hasta la mitad del siglo XIX la forma en que se construyen y los edificios para los que se utiliza permanecen invariables, sin más novedad que la exportación del sistema constructivo a Francia y la reintroducción en España a través de los influyentes tratados franceses. En el siglo XIX confluyen varios motivos por los que las bóvedas tabicadas se transforman: la generalización del uso del hierro y el cemento; la construcción de grandes edificios industriales y la aparición de la mentalidad científica, con el desarrollo de la teoría de estructuras. Los nuevos edificios industriales requieren grandes luces y nuevas formas; los nuevos materiales (especialmente el hierro) permiten estos avances. La teoría de estructuras se aplicará a estas nuevas bóvedas; en conjunto con los datos recogidos en los ensayos realizados dará seguridad a arquitectos y constructores para construir mayores tamaños y formas novedosas. A pesar de esta transformación, la mejor manera de enfrentarse al cálculo de una bóveda tabicada, bien sea para diseñarla en un edificio nuevo como para comprobar su validez en uno ya construido, es englobarla, como cualquier otra fábrica, dentro del análisis límite. Es el método más seguro y a la vez, el más sencillo de todos los disponibles actualmente.

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La tesis se centra en el estudio, descripción y análisis del libro publicado por el arquitecto británico George Edmund Street en 1865, bajo el título Some Account of Gothic Architecture in Spain. El libro dio a conocer una de la colecciones más importantes de dibujos realizada en el siglo XIX sobre la arquitectura gótica española, y por lo tanto fue una primera referencia para su estudio, hasta bien entrado el siglo veinte. El volumen incluyó 107 grabados de diversos tipos de edificios con perspectivas y detalles, y 25 láminas con 45 planos de plantas de iglesias y claustros, muchos de ellos publicados por primera vez. Gracias a varias campañas de verano por la mitad norte del país, la casi inexplorada -desde un punto de vista académico- arquitectura española medieval fue finalmente descubierta. Este hecho conduce a una pregunta intrigante que está en el origen de esta investigación ¿cómo pudo Street en pocos viajes sentar las bases de la historia del gótico español que hasta entonces los estudiosos españoles no habían sido capaces de definir? Esta tesis comienza describiendo la obra de Street en su contexto cultural con un breve repaso a su biografía y a su posición profesional y teórica. También su relación con las personas más representativas que participaron en el estudio de la arquitectura gótica, como Robert Willis, William Whewell, Augustus Pugin, o George G. Scott. Se ha prestado especial atención, en explicar su papel relevante en el Gothic Revival, para entender el significado de su interés en la arquitectura gótica continental. Estos capítulos preliminares son seguidos por una revisión del papel del dibujo como herramienta para la arquitectura de los viajeros en sus rutas en busca de la arquitectura gótica. También se trata la influencia de la Royal Academy y sus académicos, (entre los cuales estuvo Street) y su formación académica. Finalmente la tesis entra en el estudio de los planos arquitectónicos que Street hizo durante sus viajes continentales de arquitectura, seguido por una descripción detallada de sus dibujos de España, analizando su método, su técnica, y las nuevas características aportadas, que fueron una novedad en el contexto español. También se lleva a cabo algunos estudios comparativos de los dibujos de España, gracias a una recopilación exhaustiva de bocetos y dibujos originales de Street, que en su gran mayoría se conservan en los archivos del RIBA, cotejándolos con sus versiones finales, con dibujos de la época de otros autores sobre los mismos edificios, y con fotos recientes. La tesis deja claro por qué y cómo Street, gracias a su soporte teórico y habilidades para el dibujo, pudo realizar algo que había pasado desapercibido para los estudiosos españoles de la época (construcción, historia de los estilos, señalamiento de períodos constructivos), lo que le permitió encontrar el lugar adecuado de la arquitectura gótica española en la historia y en el mapa de la arquitectura gótica europea. ABSTRACT This thesis focuses on the study, description and analysis of the book published by the British architect George Edmund Street in 1865, under the title Some Account of Gothic Architecture in Spain. The book displayed one of the most significant collections of drawings on Spanish Gothic Architecture made in the nineteenth century, and therefore was a first reference for its study, until well into the twentieth century. The book included 107 engravings, the surveying of various types of buildings with perspectives and details, and 25 sheets containing 45 ground plans of churches and cloisters, many of them new and published for the first time. Thanks to several summer campaigns in the north half of the country, the almost unexplored -from a scholar point of view- medieval Spanish architecture was eventually revealed. This fact lead to an intriguing question that is at the origin of this research: how could Street in a few trips lay the foundations of the history of Spanish Gothic that until then Spanish scholars had not been able to define? This thesis begins inscribing this Street's work in his cultural context. A brief review of his biography and professional and theoretical positions has been seen as necessary. Also his debts and relationship with the most representative people involved in the study of Gothic architecture, like Robert Willis, William Whewell, Augustus Pugin, or George G. Scott are discussed. Special attention has been paid, taken into account his relevant role in the Gothic Revival, to understand the significance of his interest in continental Gothic architecture. These preliminary chapters are followed by a review of role of drawing as a tool for Architectural travellers in their Tours in search of the Gothic architecture. The influence of the Royal Academy and its academicians, (among which was Street) and his educational background are here tackled. Eventually this thesis enters into the study of the architectural drawings Street made during his continental architectural journeys, which is followed by a detailed description and analysis of the Spanish ones: his methods, his technique, and the new features which were a novelty in the Spanish context are explored. Also in this thesis is carried out some comparative studies thanks to a previous exhaustive gathering of Street's sketches and original drawings, most of which are preserved in the RIBA archives. Their final versions, drawings of the same buildings from other contemporary draughtsman and pictures of their current state are compared with them. This thesis makes clear why and how Street thanks to his theoretical back-ground and portraying skills could realize what have passed unnoticed by contemporary Spanish scholars (construction, genealogy of forms, dating of periods) allowing him to find the proper place of the Spanish architecture in the history and the map of European Gothic architecture.

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El siglo XIX fue un siglo dedicado a los grandes edificios públicos. Los teatros, las academias, los museos. Sin embargo la arquitectura durante el siglo XX se dedicará al estudio de la casa. Todos los usos y tipologías se verán fuertemente revisados pero el núcleo de todos los esfuerzos y verdadero inicio de la arquitectura moderna será la vivienda. A partir de ella todos los preceptos modernos se irán aplicando a los distintos programas. Nikolaus Pevsner señala a William Morris como el primer arquitecto moderno porque precisamente entendió que un arte verdaderamente social, en consonancia con su tiempo y la sociedad a la que sirve, ha de ocuparse de aquello que preocupe a la gente. Con la nueva situación de la vivienda en el centro de las motivaciones disciplinares el mueble adopta un nuevo protagonismo. En un momento avanzado de su carrera Marcel Breuer observa entre curioso e irónico cómo el mueble moderno había sido promocionado paradójicamente no por los diseñadores de muebles sino por los arquitectos1. La respuesta la da Le Corbusier en una de sus conferencias de 1931 recogida en Precisiones 2 cuando señala la reformulación del mobiliario como el "nudo gordiano" de cuya resolución pendía la renovación de la planta moderna. El Movimiento Moderno se había visto obligado a atacar este tema para poder avanzar en sus propuestas domésticas. El Movimiento Moderno se propuso solucionar los problemas de la vivienda y de una Europa en reconstrucción pero se exigía además ser capaz de aportar una visión propositiva de la vida moderna. No se trataba únicamente de resolver los problemas ya existentes sino que además había la necesidad autoimpuesta de anticipar la domesticidad del futuro. Para ello sus viviendas al completo, mueble e inmueble, debían de presentarse bajo esa nueva imagen. El manifiesto fundacional de la Deustcher Werkbund extendía el radio de acción del nuevo arquitecto desde la construcción de las ciudades a los cojines del sofá. Este mobiliario tenía la compleja misión de condensar sintéticamente todos esos ideales que la modernidad había traído consigo: abstracción, higiene, fascinación maquínica, confianza positivista en la ciencia o la expresión material optimizada. Objetos de la vida moderna, en palabras de Le Corbusier, susceptibles de suscitar un estado de vida moderno. Pocas sillas en la historia del diseño habrán acarreado tanta polémica y tanta disputa por su autoría como la sillas voladas de tubo de acero en sus diferentes versiones. Para entenderlo situémonos en el año 1927 a las puertas de la exposición "Die Wohnung" ("La vivienda") organizada por los maestros de la Bauhaus y dirigida por Mies van der Rohe en la ladera Weissenhof de Stuttgart. Muchos nombres célebres de la arquitectura mostraron en esa ocasión su personal propuesta para la vivienda moderna y los objetos que la habitan. Entre ellos los muebles con tubo de acero fueron una presencia constante en la exposición pero hubo una pieza que destacó sobre todas las demás por su novedad y audacia. La pieza en cuestión era el modelo de silla volada, esto es, sin apoyos posteriores y cuya rigidez estaba conferida al esfuerzo solidario de la estructura continua de tubo de acero y que terminaría por convertirse en el cruce de caminos de tres figuras de la disciplina arquitectónica: Marcel Breuer, Mies van der Rohe y Mart Stam. Cada uno de ellos desarrolló su propio modelo de silla volada en sus versiones MR por parte de Mies, L&C Arnold de Stam y el posterior modelo BR 33 de Marcel Breuer. Los tres, en algún momento de su vida reclamaron de uno u otro modo su autoría como objetos que les pertenecían intelectualmente. Estas sillas se convirtieron en la expresión máxima de uno de los ansiados anhelos de la modernidad, la propia materialidad del acero, en su versión optimizada, era la que había derivado en una forma completamente nueva de un objeto cotidiano y cuyo tipo estaba ya totalmente asumido. Los nuevos materiales y las nuevas formas de hacer habían irrumpido hasta en los utensilios domésticos, y habían sido capaces de reformularlos. El punto de partida para esta investigación es precisamente esa coincidencia de tres figuras de la arquitectura moderna, los tres de formación artesanal, en un mismo modelo de silla y en una misma fecha. Tres arquitectos que se habían encargado de asegurar que el movimiento moderno no reconocía problemas formales sino solamente de construcción, iban a coincidir en el mismo tiempo y lugar, precisamente en una misma forma, como si tal coincidencia hubiera sido producto de una voluntad de época. Sin embargo el interés de este estudio no radica en una indagación sobre la autoría sino sobre cómo un mismo objeto resulta ser propositivo e interesante en campos muy diversos y la forma en que cada uno lo hace suyo incorporándolo a su propia investigación proyectual. La silla, más allá de ser un objeto de diseño exclusivamente, trasciende su propia escala para situarse inmersa en un proceso de búsqueda y exploración a nivel conceptual, formal, constructivo y estructural en la arquitectura cada uno de ellos. En un momento en que el oficio del arquitecto está siendo intensamente redefinido considero especialmente pertinente esta investigación, que en definitiva versa sobre la forma distintiva en que el pensamiento arquitectónico es capaz de proyectarse sobre cualquier disciplina para reformularla. ABSTRACT The nineteenth century was a century dedicated to the great public buildings; theaters, schools or museums. However the architecture in the twentieth century was devoted to the study of housing. All uses and typologies were heavily revised but the focus of all efforts and true beginning of modern architecture was housing. From these beginnings all modern precepts were applied to the various programs. Nikolaus Pevsner points to William Morris as the first modern architect precisely because he understood that a truly social art in line with its time and the society it serves must deal with social concerns at that time. With the new housing situation at the center of disciplinary concerns furniture took on a new prominence. At an advanced stage of his career Marcel Breuer observed partly with curiosity, partly with irony how modern furniture had been promoted not by furniture designers but by architects. The answer is given by Le Corbusier in one of his lectures of 1931 collected in Precisions when he pointed the reformulation of furniture as the "Gordian knot" for the renewal of modern plan resolution. Modernism had been forced to confront this issue in order to advance their domestic approaches. Modernism not only put forward a solution to the problems of housing and a Europe under reconstruction but is also needed to be able to contribute to an exciting vision of modern life. Not only did solve existing problems but also it had the self-imposed necessity of anticipating future domesticity and to do their houses full, movable and immovable, they should be submitted under this new image. The founding manifesto of the Deutsche Werkbund extended the scope of the new architect from building cities to the couch cushions. This furniture had the complex mission of synthetically condensing all the ideals of modernity had brought with it: abstraction, hygiene, mechanization, positivist confidence in science or material expression. Objects of modern life, in words of Le Corbusier, were likely to give rise a state of modern life. Few chairs in design history have resulted in so much controversy and so much dispute over their invention as the various versions of cantilevered tubular steel chairs. To understand this let us place ourselves in 1927 at the gates of the exhibition "Die Wohnung" ("Housing") organized by the teachers of the Bauhaus and directed by Mies van der Rohe in Stuttgart Weissenhoflung. Many famous names in architecture at that time showed their personal proposals for modern housing and the objects that inhabit them. Amongst these objects, the steel tube furniture was a constant presence at the exhibition but there was a piece so audacious that it stood out from all the others. This piece in question was the cantilever model chair, that is, which had no further rear support and whose rigidity was attributed to the solidity of its continues structure of steel tube. This piece would eventually become the crossroads of three very different personalities: Mart Stam, Marcel Breuer and Mies van der Rohe. Each of them developed their own model of cantilevered chair in different versions; The MR model developed by Mies van der Rohe, the L&C by Arnold Stam and a later model BR 33 by Marcel Breuer, and the three, at some point in their lives demanded the authorship of its invention as objects that belonged to them intellectually. These chairs epitomized one of the coveted objects of modernity, steel material in its optimized version, was what had led to a completely new form of an everyday object whose this type was fully adopted on board in design. New materials and production methods had burst into world of household objects, and had been able to reformulate their design. The bold design then became a dark object of controversy. The starting point for this doctoral thesis is the concurrent invention of the same model of chair by three different figures of modern architecture. These three architects, who were responsible for ensuring that the modern movement considered construction rather than form as the main design consideration, were working in the same place and at the same point in time. It was almost as if these three architects were shaped by the culture of the time (Zeitgeist). However the focus of this study lies not in an investigation of responsibility of ownership but in the investigation fo how the same object can turn out to be purposeful and interesting in many different fields and the way in which each researcher makes it his own by developing his own project research. 1927, the year of their meeting, was a initiatory year in the career of our players. The chair, beyond being only a design object transcended its own scale and became immersed in a process of research and development on a conceptual, formal, structural and constructive level in the architectural approach of each of the architects. At a time when the role of the architect is being redefined intensely I consider this research, which ultimately concerns the distinctive way the architectural thought can be projected onto and reformulate any discipline, to be particularly relevant.

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La referencia a la tradición como una fuerza capaz de aportar unidad, al abarcar tanto la continuidad como los cambios en las expresiones al margen de la época o las técnicas empleadas, ha sido siempre un componente muy importante de las manifestaciones artísticas de Japón y es la sutil ligazón que las conecta desde el pasado hasta la actualidad. Se entiende aquí que tradición no equivale simplemente a preservación, sino que se trata de una transmisión con una vertiente dual, pues permite una constante evolución sin que se altere su esencia básica. Es de esta forma que la cultura japonesa de la era Edo (1600-1868), con su alto grado de innovación, riqueza y sofisticación, pero además como epílogo histórico previo a la Restauración Meiji de 1868, ha sido la referencia clave en lo relativo a esa mirada a la tradición nipona para el desarrollo de esta tesis. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, todas estas características tan genuinas del período Edo quedaron en suspenso y, desde entonces, Japón ha seguido la vía de la modernización (que en muchos aspectos ha sido también la de la occidentalización). Los entrelazamientos de otras dualidades provocados en Japón por los ataques nucleares de 1945 condujeron a una inevitable fusión de aquel mundo físico con el mundo metafísico, de aquella terrible presencia con un tremendo sentimiento de ausencia y, en definitiva, de Oriente con Occidente. El consiguiente impacto sobre la cultura de la nación tuvo una especial repercusión en el ámbito arquitectónico. En este sentido, el pensamiento francés ha desempeñado un papel fundamental en el replanteamiento radical de muchos supuestos esenciales, de muchos conceptos y valores de la cultura occidental, incluyendo los procedentes de la Ilustración, en este mundo contemporáneo que es cada vez más complejo y plural. Éstos y otros hechos otorgan a la cultura japonesa tradicional una cualidad multidimensional (frente a la marcada bidimensionalidad que suele caracterizar a las culturas occidentales) que, tal y como esta tesis doctoral pretende poner de manifiesto, podría revelarse como una «síntesis de contradicciones» en la obra de los arquitectos japoneses Tadao Ando (Osaka, 1941-) y Toyo Ito (Keijo, actual Seúl, 1941-). En el pensamiento oriental una dualidad es entendida como la complementariedad entre dos polos, sólo en apariencia opuestos, que integra dos vertientes de un único concepto. Al igual que la idea de «parejas» budista, concebida según esta doctrina como una unidad entre dos extremos inevitablemente interrelacionados, el objetivo principal sería el de poner de manifiesto cómo la obra de ambos arquitectos trata de resolver los mismos conflictos partiendo de puntos de vista polarizados. ABSTRACT The reference to tradition as a force for unity, encompassing both continuity and changes in expressions regardless of the time or techniques used, has always been a very important component of the artistic manifestations of Japan and it is the subtle link that connects them from the past to the present. It is understood here that tradition does not mean simply preservation, but it is a transmission with a dual aspect, because it allows a constant evolution without altering its basic essence. It is thus that the Japanese culture of the Edo era (1600-1868), with its high degree of innovation, wealth and sophistication, but also as a historical epilogue prior to the Meiji Restoration of 1868 has been the key reference concerning that look to the Japanese tradition for the development of this thesis. From the second half of the 19th century, all these as genuine features of the Edo period remained at a standstill and, since then, Japan has followed the path of modernization (which has also been that of Westernization in many ways). The interlacements of other dualities caused in Japan by the 1945 nuclear attacks led to an inevitable fusion of the physical with the metaphysical world, of that terrible presence with a tremendous sense of absence and, eventually, of East with West. The resulting impact on the culture of the nation had a special repercussion on the architectural field. In this sense, the French thought has played a key role in the radical rethinking of many core assumptions, many concepts and values of Western thought, including those from the Age of Enlightenment, in this contemporary world that is increasingly complex and plural. These and other facts give the traditional Japanese culture a multidimensional quality (opposed to the marked two-dimensionality that usually characterizes Western cultures). As this thesis aims to highlight, this could prove to be a «synthesis of contradictions» in the work of Japanese architects Tadao Ando (Osaka, 1941-) and Toyo Ito (Keijo, current Seoul, 1941-). In the Eastern thought a duality is understood as the complementarity between two poles, only apparently opposite, which integrates two aspects of a single concept. Like the Buddhist notion of «couples» (conceived according to this doctrine as a unity between two inevitably interlinked extremes) the main objective would be to show how the work of both architects tries to resolve the same conflicts starting with polarized viewpoints.

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Las nuevas relaciones internacionales establecidas en Japón a mediados del siglo XIX dieron lugar a una evolución de la cultura nipona, con un abandono paulatino de la tradición. La casa de té, origen de la arquitectura japonesa, quedó relegada al mundo rural, hasta caer casi en el olvido. Este proceso propició un espíritu crítico, del que surgieron arquitectos que defendían la búsqueda de un equilibrio entre el pasado y el presente. Tadao Ando ha destacado entre estos arquitectos por su tenacidad, humildad y perseverancia, cualidades que le han permitido desarrollar una arquitectura muy personal, cuyas obras representan su camaleónica capacidad, las preocupaciones de su cultura natal y una crítica social de la época moderna. Ando es un maestro de la abstracción ; un arquitecto atemporal y universal. Sus obras más representativas se sitúan en el periodo comprendido entre 1976-1995, cuando se recuperan los principios básicos de la casa de té: el diálogo entre arquitectura y naturaleza, los contrastes y la simplificación formal. El resultado conforma una arquitectura primitiva y moderna, con una precisión artesanal muy potente. Este trabajo pretende poner de manifiesto la influencia que la arquitectura tradicional japonesa y la arquitectura moderna internacional han tenido sobre la obra de Tadao Ando, un obra que, aun pasadas cuatro décadas, impacta profundamente en el observador y a nadie deja indiferente.

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La evolución de la maquinaria agrícola en el siglo XX ha sido tan espectacular que, de los tres grandes avances habidos a lo largo de la historia de la maquinaria agrícola, dos de ellos podemos considerar que marcan el comienzo y el fin del siglo XX. El primer avance fundamental se dio el día en que el hombre que removía la tierra golpeándola con una herramienta tipo azada decidió avanzar con ella introducida en el suelo venciendo la fuerza de tiro. Nació así el arado en un tiempo indeterminado de la prehistoria. Esa primera máquina y las pocas que en muchos siglos después se diseñaron para trabajar la tierra estaban accionadas por esfuerzo muscular, ya fuera el del hombre o de los animales de tiro. El siguiente paso decisivo, que libra al hombre de la necesidad de contar con fuerza muscular para trabajar el campo, se dio al aplicar a la agricultura la energía generada por motores que consumen combustibles. Aunque a lo largo del siglo XIX se construyeron máquinas de vapor estacionarias denominadas locomóviles que, mediante un juego de cables y poleas, conseguían tirar de los arados, su uso fue escaso y los agricultores no se libraron de seguir con su collera de muías o yunta de bueyes. Sin embargo, la construcción del primer tractor con motor de combustión interna, debida a Froelich en 1892, marca el inicio de la actual tractorización. A partir de ese momento, tanto el tamaño de las máquinas como el de la superficie trabajada por un agricultor pueden crecer, porque es la energía desarrollada por un motor la que realiza los esfuerzos necesarios. Esta fecha de 1892 podemos considerarla el inicio del siglo XX en maquinaria agrícola. Por último, en época reciente estamos asistiendo al empleo de dispositivos electrónicos e informáticos en las máquinas, los cuales miden diversas variables relativas al trabajo que desarrolla, guardan la información en registros e, incluso, deciden cómo debe comandarse la máquina. No sólo estamos liberados de realizar esfuerzos, sino también de mantener toda nuestra atención en el trabajo y tomar decisiones en función de las características del terreno, cultivo, etc. Estas técnicas, que a nivel de investigación y prototipo existen desde los años 90, marcan el inicio del siglo XXI en el que es de esperar que se difundan. Por tanto, ya tenemos encuadrado el siglo XX como el periodo comprendido desde que el esfuerzo para trabajar la tierra deja de ser muscular hasta que el cerebro que toma las decisiones podrá dejar de ser humano.

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El barrio de Chamberí, situado la norte del casco histórico de Madrid, fue en su origen un arrabal exterior al recinto cercado de la Villa. Se ubicó sobre una infraestructura viaria previa formada por la carretera de Francia, cuyo trazado había sido regularizado a principios del s XIX, y los paseos arbolados creados treinta años después. La Administración intentó controlar el incipiente núcleo de población surgido de forma espontánea. Los Arquitectos Municipales levantaron un plano del estado del lugar, redactaron unas escuetas reglas de construcción y dibujaron sucesivos planos de alineaciones en los que se prefiguraba la ciudad. Pero el traslado de la ciudad planeada al terreno dependía de la iniciativa de los propietarios del suelo y el proceso fue lento y difícil. Al finalizar el cuarto de siglo que discurrió entre 1833 y 1858, en que Chamberí fue un arrabal independiente al margen de la Villa, el tejido urbano consolidado era discontinuo y desigual. La puesta en marcha del Ensanche de Madrid marcó un cambio de rumbo. Los terrenos ocupados por el arrabal entraron a formar parte de él. Se proyectó una nueva ordenación para el barrio en relación con el conjunto del Ensanche que alteraba el planeamiento vigente. Las protestas de los propietarios de Chamberí, que veían como sus casas podían llegar a ser arrasadas, influyeron de forma decisiva, entre otras cuestiones, en el desmantelamiento del Plan Castro. Las trazas del arrabal planeadas a mediados del siglo XIX que se habían materializado en el terreno permanecen en la ciudad actual. En esta investigación se ha analizado la forma urbana del barrio y su evolución en el tiempo, intentando descifrar sus causas. Se describe el territorio donde se ubicó Chamberí, los asentamientos existentes y los elementos que limitaron su extensión: la ciudad cercada por el sur, los cuatro cementerios que jalonaban la antigua carretera de Francia por poniente y la vaguada de la Castellana por el este. Se compara el crecimiento del tejido urbano en la realidad con los proyectos de ordenación realizados para el arrabal. También se han estudiado las arquitecturas no construidas y los proyectos de ciudad no realizados. Estas ideas, que solo fueron líneas y manchas en el papel, nos permiten imaginar como pudo haber sido el barrio si la historia hubiera seguido otros caminos posibles. En la búsqueda de esas ciudades perdidas, tanto las que existieron como las tan solo pensadas, se ha utilizado el dibujo como medio irrefutable de proyectar el pasado y expresar su forma. Se ha realizado una secuencia cronológica de 22 planimetrías que muestra la transformación de Chamberí y su entorno, y los proyectos realizados para ese territorio con idénticos criterios -misma escala y recursos gráficos similares- que se encuentran en las primeras páginas del tomo II de este documento. La narración gráfica del proceso evolutivo se concluye con un plano a mayor escala, subdividido en cuatro cuadrantes, en el que se superponen sobre el parcelario actual varios de los momentos para evidenciar las permanencias y mutaciones. Así mismo, el discurso general es gráfico y literal; las palabras se complementan con las imágenes existentes sobre las cuestiones tratadas y con los dibujos elaborados que las reconstituyen.

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Los años cincuenta y sesenta son los años de la incorporación definitiva de la arquitectura española al panorama internacional. Entre los arquitectos que protagonizan ese salto sin retorno, se encuentra el grupo de aquellos que unos años más tarde serán denominados por Juan Daniel Fullaondo como Escuela de Madrid. Carlos Flores, en su libro Arquitectura Española Contemporánea 1880-1950, se refiere a esos arquitectos como aquellos que se aplicaban a la difícil tarea de restablecer en España un tipo de arquitectura que conectaba con las teorías, soluciones y lenguajes establecidos por Europa durante las primeras décadas del siglo XX. Sigfried Giedion plantea en Espacio, Tiempo y Arquitectura el origen de una nueva tradición, surgida a partir de la revolución óptica de principios de siglo. Con tradición se refiere a una nueva cultura, que abarca la interrelación de las diferentes actividades del hombre: la similitud de los métodos que se usan en la arquitectura, la construcción, la pintura, el urbanismo o la ciencia. Esa novedad, fundamentada en su independencia y desvinculación con el periodo anterior, se inscribe dentro del esquema evolutivo que Thomas Kuhn plantea en su texto La Estructura de la Revoluciones Científicas, conforme a periodos no acumulativos. Kuhn habla del surgimiento de anomalías en cada periodo, origen de las crisis de pensamiento cuya explicación precisará un necesario cambio paradigmático. En la ciencia, en el campo de la óptica Thomas Young demuestra a principios del siglo XIX la naturaleza ondulatoria de la luz con su experimento de doble rendija; en el electromagnetismo se produce el salto conceptual que supone la postulación de la existencia del campo eléctrico por parte de Michael Faraday, y en termodinámica la consideración apuntada por Planck de que la radiación de la energía de produce de forma discreta, a través de cuantos. En las artes plásticas, paralelamente, Gleizes y Metzinger, en su recopilación de logros cubistas recogida en Sobre el Cubismo, hablan de la evolución sufrida durante el siglo XIX por la pintura: desde el idealismo de principios de siglo, para pasando por el realismo y la representación impresionista de la realidad, concluir prescindiendo de la perspectiva clásica. También la matemática, una vez desarrolladas por Gauss o Lobachevsky y Bolyai geometrías coherentes que incumplen el quinto postulado de Euclides, terminará dando validez a través de Riemann a los espacios ambiente en los que habitan dichas geometrías, desvinculando la relación directa entre espacio geométrico –el espacio ambiente al que da lugar un tipo de geometría- y el espacio físico. Capi Corrales refleja en su libro Contando el Espacio, cómo hasta la teoría de la relatividad y el cubismo, las geometrías no euclídeas no se hicieron notorias también fuera del campo de las matemáticas. El origen de la nueva tradición con la que Giedion se refiere a la nueva cultura de la modernidad coincide con los saltos paradigmáticos que suponen la teoría de la relatividad en las ciencias y el cubismo en las artes plásticas. Ambas se prolongan durante las primeras décadas hasta la teoría cuántica y la abstracción absoluta, barreras que los dos principales precursores de la relatividad y el cubismo, Einstein y Picasso, nunca llegan a franquear. En ese sentido Giedion habla también, además del origen, de su desarrollo, e incorpora las aportaciones periféricas en la arquitectura de Brasil, Japón o Finlandia, incluyendo por tanto la revisión orgánica propugnada por Zevi como parte de esa nueva tradición, quedando abierta a la incorporación tardía de nuevas aportaciones al desarrollo de esa cultura de la modernidad. Eliminado el concepto de la estética trascendental de Kant del tiempo como una referencia absoluta, y asumido el valor constante de la velocidad de la luz, para la teoría de la relatividad no existe una simultaneidad auténtica. Queda así fijada la velocidad de la luz como uno de los límites del universo, y la equivalencia entre masa y energía. En el cubismo la simultaneidad espacial viene motivada por la eliminación del punto de vista preferente, cuyo resultado es la multiplicidad descriptiva de la realidad, que se visualiza en la descomposición en planos, tanto del objeto como del espacio, y la consecuente continuidad entre fondo y figura que en arquitectura se refleja en la continuidad entre edificio y territorio. Sin la consideración de un punto de vista absoluto, no existe una forma auténtica. El cubismo, y su posterior desarrollo por las vanguardias plásticas, hacen uso de la geometría como mecanismo de recomposición de la figura y el espacio, adoptando mecanismos de penetración, superposición y transparencia. Gyorgy Kepes indica en El Lenguaje de la Visión que la descomposición cubista del objeto implica la sucesiva autonomía de los planos, hasta convertirse en elementos constituyentes. Algo que refleja las axonometrías arquitectónicas de Van Doesburg y que culmina con los espacios propuestos por Mies van der Rohe en sus primeros proyectos europeos. Estos mecanismos, encuentran eco en los primeros planteamientos de Javier Carvajal: en la ampliación del Panteón de españoles del cementerio de Campo Verano, un recinto virtual reconstruido mentalmente a partir del uso de tres únicos planos; o en el Pabellón de Nueva York, que organiza su planta baja desde el recorrido, introduciendo el parámetro temporal como una dimensión más. Al uso diferenciado del plano como elemento constituyente, Carvajal incorpora su plegado y su disposición conformando envolventes como mecanismo de cualificación espacial y formal, potenciando la prolongación entre arquitectura y territorio. Una continuidad que quedará culminada en las dos viviendas unifamiliares construidas en Somosaguas. La descomposición volumétrica conduce a unos niveles de abstracción que hace precisa la incorporación de elementos de la memoria -fuentes, patios, celosías…- a modo de red de señales, como las que Picasso y Braque introducen en sus cuadros para permitir su interpretación. Braque insiste en el interés por el espacio que rodea a los objetos. Una búsqueda de la tactilidad del espacio contraria a la perspectiva que aleja el objeto del observador, y que en los jardines de las viviendas de Somosaguas parece emanar de su propia materialidad. Un espacio táctil alejado del espacio geométrico y que Braque identifica con el espacio representativo en el que Poincaré, en La Ciencia y la Hipótesis, ubica nuestras sensaciones. Desdibujar los límites del objeto prolonga el espacio indefinidamente. Con el paso en el arte griego del mito al logos, se abre paso a la matemática como herramienta de comprensión de la naturaleza hasta el siglo XIX. Leon Lederman, en Simetría y la Belleza del Universo, apunta a que una de las mayores contribuciones de la teoría de Einstein es hacer cambiar el modo de pensar la naturaleza, orientándolo hacia la búsqueda de los principios de simetría que subyacen bajo las leyes físicas. Considerando que la simetría es la invariancia de un objeto o un sistema frente a una transformación y que las leyes físicas son las mismas en cualquier punto del espacio, el espacio de nuestro universo posee una simetría traslacional continua. En la ocupación del espacio de las primeras propuestas de Corrales y Molezún aparecen estructuras subyacentes que responden a enlosetados: paralelogramos sometidos a transformaciones continuas, que la naturaleza identifica tridimensionalmente con los grupos cristalográficos. Las plantas del museo de Arte Contemporáneo de la Castellana, la residencia de Miraflores, el pabellón de Bruselas o la torre Peugeot pertenecen a este grupo. La arquitectura como proceso de ocupación continua del territorio y de su trasposición al plano de cubierta, se materializa en líneas estructurales coincidentes con la estructura matemática de sus simetrías de traslación cuya posibilidad de prolongación infinita queda potenciada por el uso de la envolvente transparente. Junto a esta transparencia literal, inherente al material, Colin Rowe y Robert Slutzky nos alertan sobre otra transparencia inherente a la estructura: la transparencia fenomenal, ilustrada por los cuadros de Juan Gris, y cuya intuición aparece reflejada en la casa Huarte en Puerta de Hierro de Madrid. Corrales y Molezún insisten en una lectura de su volumetría alejada de la frontalidad, en la que los contornos de sus cubiertas inclinadas y las visuales tangenciales sugeridas por la organización de sus recorridos introducen una estructura diagonal que se superpone al entendimiento ortogonal de su planta, dibujando una intrincada red de líneas quebradas que permiten al espacio fluctuar entre las secuencia volumétrica propuesta. Los datos relativos al contenido energético de la luz y el concepto de átomo parten de la consideración de la emisión de energía en cuantos realizada por Planck, y concluyen con una circunstancia paradójica: la doble naturaleza de la luz -demostrada por la explicación de Einstein del efecto fotoeléctrico- y la doble naturaleza de la materia -asumida por Bohr y demostrada por el efecto Compton-. Schrödinger y Heisenberg formularán finalmente la ecuación universal del movimiento que rige en las ondas de materia, y cuya representación matemática es lo que se conoce como función de onda. El objeto es así identificado con su función de onda. Su ondulatoriedad expresará la probabilidad de encontrarse en un lugar determinado. Gyorgy Kepes subraya la necesidad de simplificar el lenguaje para pasar de la objetividad que aún permanece en la pintura cubista a la abstracción total del espacio. Y es así como los artistas plásticos reducen los objetos a simples formas geométricas, haciendo aflorar a la vez, las fuerzas plásticas que los tensionan o equilibran, en un proceso que acaba por eliminar cualquier atisbo de materia. Robert Rosenblum en La Pintura Moderna y la Tradición del Romanticismo Nórdico habla de cómo ese rechazo de la materia en favor de un vacío casi impalpable, campos luminosos de color denso que difunden un sereno resplandor y parecen engendrar las energías elementales de la luz natural, está directamente vinculado a la relación con la naturaleza que establece el romanticismo nórdico. La expresión de la energía de la naturaleza concentrada en un vacío que ya había sido motivo de reflexión para Michael Faraday en su postulación del concepto de campo eléctrico. Sáenz de Oíza incide en la expresión de la condición material de la energía en su propuesta junto a José Luis Romany para la capilla en el Camino de Santiago. La evocación de diferentes fuerzas electromagnéticas, las únicas junto a las gravitatorias susceptibles de ser experimentadas por el hombre, aparecerán visualizadas también en el carácter emergente de algunas de sus obras: el Santuario de Aránzazu o Torres Blancas; pero también en la naturaleza fluyente de sus contornos, la dispersión perimetral de los espacios -el umbral como centro del universoo la configuración del límite como respuesta a las tensiones germinales de la naturaleza. Miguel Fisac, a la vuelta de su viaje a los países nórdicos, aborda una simplificación lingüística orientada hacia la adecuación funcional de los espacios. En el Instituto de Daimiel, el Instituto de formación del profesorado o los complejos para los Padres Dominicos en Valladolid o Alcobendas, organiza progresivamente la arquitectura en diferentes volúmenes funcionales, incidiendo de un modo paralelo en la manifestación de los vínculos que se establecen entre dichos volúmenes como una visualización de las fuerzas que los tensionan y equilibran. En ellos la prolongación de la realidad física más allá de los límites de la envolvente ya es algo más que una simple intuición. Un proceso en el que el tratamiento de la luz como un material de construcción más, tendrá un especial protagonismo. En la iglesia de la Coronación, la iluminación del muro curvo escenifica la condición ondulatoria de la luz, manifestándose como si de un patrón de interferencia se tratara. Frente a la disolución de lo material, el espacio se manifiesta aquí como un medio denso, alejado de la tradicional noción de vacío. Una doble naturaleza, onda y partícula, que será intuido también por Fisac en la materia a través de su uso comprometido del hormigón como único material de construcción. Richard Feynmann nos alerta de la ocupación del espacio por multitud de fuerzas electromagnéticas que, al igual que la luz, precisan de receptores específicos para captar su presencia. Sus célebres diagramas suponen además la visualización definitiva de los procesos subatómicos. Al igual que la abstracción absoluta en las artes plásticas, esas representaciones diagramáticas no son asimilables a imágenes obtenidas de nuestra experiencia. Una intuición plasmada en el uso del diagrama, que irán adquiriendo progresivamente los dibujos de Alejandro de la Sota. La sección del gimnasio Maravillas recoge los trazos de sus principales elementos constructivos: estructura, cerramientos, compartimentaciones…, pero también, y con la misma intensidad, los de las fuerzas que generan su espacio, considerando así su condición de elementos constituyentes. El vacío, nos deja claro Sota, es el lugar donde habitan dichas tensiones. La posterior simplificación de las formas acompañadas de la obsesión por su aligeramiento, la casi desaparición de la envolvente, incide en aquella idea con la que Paul Klee define la actividad del artista en su Teoría del Arte Moderno, y en la que se transmite el distanciamiento hacia lo aparente: No se trata de reproducir lo visible, se trata de volver visible. Así, en Bankunión y Aviaco, como en tantos otros proyectos, frente al objetivo de la forma, Sota plantea el límite como la acotación de un ámbito de actuación. Su propia representación aséptica y diagramática transmite la renuncia a una especificidad espacial. Gilles Deleuze expresa ese posicionamiento en Pintura, el Concepto de Diagrama: el diagrama como la posibilidad de cuadros infinitos, o la posibilidad infinita de cuadros. Aparece así una concepción probabilística del espacio en la que frente a la renuncia por la forma, la tendencia al aligeramiento, y lo difuso de su definición – ideas claras, definición borrosa, en palabras de Llinás referidas al modo de operar de Sota-, la insistente atención a algunos elementos como escaleras, protecciones o miradores parece trasmitir la idea de que la arquitectura queda condensada en aquellos acontecimientos que delatan su condición dinámica, transitoria. Primando la relación frente al objeto, el vínculo frente a lo tangible. English summary. The fifties and sixties were the years of the final incorporation of Spanish architecture to the international scene. Among the architects who star that no return leap, is the group of those who a few years later will be named by Juan Daniel Fullaondo as Escuela de Madrid. Carlos Flores, in his book Arquitectura Española Contemporánea 1880-1950, refers to those architects as those that applied to the difficult task of restoring in Spain an architecture that connected with theories, solutions and established languages in Europe during the first decades of the twentieth century. Sigfried Giedion proposes in Space, Time and Architecture, the origin of a new tradition, arising from the optical revolution at the beginning of the century. With tradition he refers to a new culture, covering the interplay of different human activities: the similarity of the methods used in architecture, building, painting, urban planning or science. This new feature, based on its independence and detachment from the previous period, is part of the evolutionary scheme that Thomas Kuhn proposes in his text The Structure of Scientific Revolutions, according to non-accumulative periods. Kuhn talks about the emergence of anomalies in each period, origin of thought crisis whose explanation will require a paradigm shift needed. In science, in the field of optical Thomas Young demonstrates at the early nineteenth century the wave nature of light with its double-slit experiment , in electromagnetism the postulation of the existence of the electric field by Michael Faraday involves a conceptual leap, and in thermodynamic, the consideration pointed by Planck about quantum energy radiation. In the arts, in a parallel process, Gleizes and Metzinger , in his collection of cubism achievements on their book Du Cubisme, speak of evolution occurring during the nineteenth century by the painting: from the idealism of beginning of the century, going for realism and impressionist representation of reality, and finishing regardless of the classical perspective . Mathematics also, once developed by Gauss and Lobachevsky and Bolyai consistent geometries that violate Euclid's fifth postulate , will end validating Riemann’s ambient spaces in which these geometries inhabit, decoupling the direct relationship between geometric space -the space environment that results in a type of geometry- , and physical space. Capi Corrales reflectes in his book Contando el Espacio, that non-Euclidean geometries were not noticeable outside the field of mathematics until the theory of relativity and cubism. The origin of the new tradition that Giedion relates to the new culture of modernity coincides with paradigmatic leaps pointed by the theory of relativity in science and Cubism in the visual arts. Both are extended during the first decades until quantum theory and absolute abstraction, barriers that the two main precursors of relativity and cubism, Einstein and Picasso never overcome. In that sense Giedion speaks about the origin, but also the development, and incorporates peripheral inputs from Brazil, Japan and Finland architecture, thus including organic revision advocated by Zevi as part of this new tradition, being open to the late addition of new contributions to the development of that culture of modernity. Removed the concept of Kant's transcendental aesthetics, of time as an absolute reference, and assumed the constant value of the speed of light, theory of relativity says there is no authentic concurrency. It is thus fixed the speed of light as one of the limits of the universe, and the equivalence of mass and energy. In cubism, spatial simultaneity results from the elimination of preferential points of view, resulting in the multiplicity descriptive of reality, which is displayed in decomposition levels, both the object and the space, and the resulting continuity between figure and background that architecture is reflected in the continuity between building and land. Without the consideration of an absolute point of view, there isn’t an authentic shape. Cubism, and its subsequent development by the vanguard arts, make use of geometry as a means of rebuilding the figure and space, taking penetration mechanisms, overlapping and transparency. Gyorgy Kepes suggest in Languaje of Vision, that cubist decomposition of the object involves successive planes autonomy, to become constituent elements. Something that reflects the Van Doesburg’s architectural axonometrics and culminates with the spaces proposed by Mies van der Rohe in his first European projects. These mechanisms are reflected in the first approaches by Javier Carvajal: the extension of Spanish Pantheon in Campo Verano Cemetery, virtual enclosure mentally reconstructed from 24 the use of only three planes, or in the Spanish Pavilion of New York, which organizes its ground floor from the tour, introducing the time parameter as an additional dimension. Carvajal adds to the differential use of the plane as a constituent, Carvajal incorporates its folding and forming enclosures available as a mechanism for spatial and formal qualification, promoting the extension between architecture and territory. A continuity that will be completed in the two houses built in Somosaguas. Volumetric decomposition, as the fragmentation achieved in the last cubist experiences, needs the incorporation of elements of memory - fountains, patios, shutters...- as a network of signals, such as those introduced by Picasso and Braque in their paintings to allow their interpretation. Braque insists in his interest in the space surrounding the objects. A search of the tactility of space contrary to the perspective, which moves the observer away from the object, and that in the gardens of Somosaguas seems to emanate from its own materiality. A tactile space away from the geometric space and Braque identified with the representative space in which Poincaré in La Science et l´hypothèse, located our feelings. To blur those boundaries of the object extends the space indefinitely. With the passage in Greek art from myth to logos, it opens up to mathematics as a tool for understanding the nature until the nineteenth century. Leon Lederman, in Symmetry and beautiful Universe, suggests that one of the greatest contributions of Einstein's theory is to change the mindset of nature, namely the search for symmetry principles that underlie physical laws. Considering that symmetry is the invariance of an object or system from a transformation and that physical laws are the same at any point in space, the space of our universe has a continuous translational symmetry. In the space occupation of the first proposals by Corrales and Molezún underlying structures appear that match enlosetados: parallelograms under continuous transformations, which nature identifies tridimensionally with the crystallographic groups. Plants in the Contemporary Art Museum in La Castellana, the residence in Miraflores, the Brussels pavilion or the Peugeot tower belong to this group. The architecture as a process of continuous occupation of the territory and of its transposition to the deck, embodied in structural lines coincide with the mathematical structure of the translational symmetry and infinite extension whose possibility is enhanced by the use of the transparent cover. Alongside this literal transparency inherent to the material, Colin Rowe and Robert Slutzky alert us another transparency inherent in the structure: phenomenal transparency, illustrated by the Juan Gris’ works, and whose intuition is reflected in the Huarte’s house in Puerta de Hierro in Madrid. Corrales and Molezún insist on a reading of its volume away from the frontal, in which the outline of their inclined roofs and tangential visual suggested by the organization of his circulations introduce a diagonal structure which overlaps the orthogonal understanding of its plant, drawing an intricate web of broken lines that allow the space fluctuate between the volumetric sequence proposal. Information concerning to the energy mean of light and the concept of atom start from the consideration by Plank about the energy emission, and conclude with a paradoxical situation: the dual nature of light - demonstrated by the explanation of Einstein's photoelectric effect-, and the dual nature of matter -assumed by Bohr and demonstrated by the Compton effect-. Finally, Schrödinger and Heisenberg will formulate the universal movement equation governing in undulatory matter, whose mathematical representation is what is known as a wave function. The object is thus identified with its wave function. Its undulatory expression speaks about the probability of being found in a certain place. Gyorgy Kepes emphasizess the need to simplify the language to move from the objectivity that still remains in the cubist painting to the total abstraction of the space. And this is how artists reduced the objects to simple geometric shapes, making emerge at a time, the plastic forces that tense or balance them, in a process that eventually eliminate any trace of matter. Robert Rosenblum in Modern Painting and the Northern Romantic Tradition. Friedrich to Rothko talks about how this rejection of matter in an almost impalpable vacuum: dense color light fields that broadcast a serene glow and seem to generate the elemental energies of natural light is directly linked to the relationship with nature that sets the northern romanticism. An expression of the power of nature concentrated in a vacuum which had been reason for thought by Michael Faraday in his application of the concept of electric field. Saenz de Oíza touches upon the material expression of the energy in its proposal with Jose Luis Romany to the chapel on the Camino de Santiago. The presence of electromagnetic forces, the only ones with the gravitational one capable of being experienced by the man will also visualize in the emerging nature of some of his works: the sanctuary of Aránzazu or Torres Blancas, but also in the flowing nature of its contours, and the inclusion of interest in the realization of space fluctuating boundary: the threshold as the center of the universe. Miguel Fisac, back from his trip to the Northern Countries, starts on a linguistic simplification oriented to the functional adequacy of spaces. In the Daimiel Institute, in the Institute to Teacher Formation or in the complex to the Dominican Fathers in Valladolid or Alcobendas, progressively organized into different functional volumes architecture, focusing in a parallel way in the manifestation of the links established between these volumes as a visualization of the forces that tense and balance them. The prolongation of the physical reality beyond the limits of the envelope is already something more than a simple intuition. A process in which the treatment of light as a construction material, have a special role. In the Coronation church, curved wall lighting dramatizes the undulatory condition of the light, manifesting as if an interference pattern is involved. Versus the dissolution of the material, the space is expressed here as a dense atmosphere, away from the traditional notion of the vacuum. A dual nature, wave and particle, which is also sensed by Fisac in his committed use of concrete as a unique construction material. Richard Feynman alerts us to the occupation of space by many electromagnetic forces, which like the light, require specific receptors to capture their presence. His famous diagrams also involve the final visualization of atomic processes. As absolute abstraction in the visual arts, these representations are not assimilated to images obtained from our experience. A diagrammatic nature, abstracted from figuration, which will obtein the pictures of Alejandro de la Sota. The section of Maravillas gym collects traces of its main building blocks: structure, enclosures... but also, and with the same intensity, of the forces that generate their space as constituent elements. Sota makes it clear: the vacuum is where inhabit these tensions. The subsequent simplification of forms, accompanied by the obsession with his lightening, the near disappearance of the envelope, touches upon that idea which Paul Klee defines the activity of the artist in his Modern Art Theory, the spacing out to the apparent: it is not to reproduce the visible, it is to turn visible. Thus, in Bankunión and Aviaco, as in many other projects, against the shape, raises the limit as the dimension of a scope. His own aseptic and diagrammatic representation transmits waiver to a spatial specificity that Gilles Deleuze clearly expressed in Painting. The Concept Diagram: The diagram as the possibility of infinite pictures, or infinite possibility of the picture. Thus appears the probabilistic concept of space in which, opposite to the diffuse of its definition -clear ideas, diffuse definition, as Llinas said- the insistent attention to some elements like stairs, guards or lookouts seems to concentrate the architecture in its dynamic condition, transitional. The relationship opposite the object, the link opposite the tangible.

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El cemento natural fue patentado en Inglaterra en 1796, pero no llegó a España hasta 1835, aunque todavía se discute dónde comenzó la producción nacional, ya que surgió casi simultáneamente en el País Vasco (Zumaya y Rezola) y en Cataluña (San Celoní y San Juan de las Abadesas). Desde entonces fue ampliamente utilizado en la ornamentación arquitectónica durante el siglo XIX y principios del siglo XX en Madrid. Con su llegada reemplazó materiales tradicionales que se utilizaban anteriormente, como las cales aéreas e hidráulicas, y el yeso. Sin embargo, su uso no se alargó en el tiempo, pues pronto fue sustituido por el cemento Portland. En la actualidad, lo que queda de el son cientos de " testimonios de piedra" que hay que conservar y reparar ocasionalmente de la mejor manera posible. Las propiedades finales del cemento natural dependían en gran medida de las materias primas utilizadas y su temperatura de obtención y en general, se caracterizaba por un fraguado rápido (aproximadamente de 15 minutos), una buena resistencia y un agradable color ocre. Esta comunicación muestra las características de las fachadas madrileñas del S.XIX recubiertas con morteros de cemento natural, su estado de conservación y deterioro, así como los daños producidos como resultado de intervenciones desafortunadas en las que han empleado materiales no compatibles con este cemento.