6 resultados para Ronchamp


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Tesis ( Maestría en Artes con Especialidad en Educación en el Arte) U.A.N.L.

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What is the secret mesmerism that death possesses and under the operation of which a modern architect – strident, confident, resolute – becomes rueful, pessimistic, or melancholic?1 Five years before Le Corbusier’s death at sea in 1965, the architect reluctantly agreed to adopt the project for L’Église Saint-Pierre de Firminy in Firminy-Vert (1960–2006), following the death of its original architect, André Sive, from leukemia in 1958.2 Le Corbusier had already developed, in 1956, the plan for an enclave in the new “green” Firminy town, which included his youth and culture center and a stadium and swimming pool; the church and a “boîte à miracles” near the youth center were inserted into the plan in the ’60s. (Le Corbusier was also invited, in 1962, to produce another plan for three Unités d’Habitation outside Firminy-Vert.) The Saint-Pierre church should have been the zenith of the quartet (the largest urban concentration of works by Le Corbusier in Europe, and what the architect Henri Ciriani termed Le Corbusier’s “acropolis”3) but in the early course of the project, Le Corbusier would suffer the diocese’s serial objections to his vision for the church – not unlike the difficulties he experienced with Notre Dame du Haut at Ronchamp (1950–1954) and the resistance to his proposed monastery of Sainte-Marie de la Tourette (1957–1960). In 1964, the bishop of Saint-Étienne requested that Le Corbusier relocate the church to a new site, but Le Corbusier refused and the diocese subsequently withdrew from the project. (With neither the approval, funds, nor the participation of the bishop, by then the cardinal archbishop of Lyon, the first stone of the church was finally laid on the site in 1970.) Le Corbusier’s ambivalence toward the project, even prior to his quarrels with the bishop, reveals...

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A Le Corbusier le hubiera gustado que le recordaran también como pintor. Igual que su compatriota E. L. Boullée, devoto como él de las formas más puras de la geometría, hubiera escrito gustoso, bajo el título de cualquiera de sus libros de Arquitectura, aquella frase: “Yo también soy pintor”. Para él, como para el ilustrado, la Arquitectura comparte una dimensión artística con la Pintura (y con la Escultura, la Música, la Poesía...etc.) que se pone de manifiesto en el proceso creativo y que está encaminada a emocionar al espectador que participa y se involucra en la obra. Arquitectura y Pintura se convierten de este modo en caminos diferentes para llegar a los mismos objetivos. Esta Tesis trata sobre el proceso de creación en la arquitectura de Le Corbusier y de cómo en él se producen continuas incursiones en el mundo de la pintura cubista. Asumiendo que es un tema sobre el que ya se ha escrito mucho ( las bibliografías de Le Corbusier y de Picasso son sin duda las más numerosas entre los artistas de sus respectivos campos) creemos que es posible ofrecer una nueva visión sobre los mecanismos que, tanto el arquitecto como el pintor, utilizaban en su trabajo. Lo que buscamos es desvelar un modo de creación, común entre ambas disciplinas, basado en el análisis de ciertos componentes artísticos capaces de ser ensamblados en composiciones sintéticas siempre nuevas, que inviten al espectador a participar del hecho creativo en una continua actividad cognoscitiva. El proyecto cubista, tanto para Le Corbusier como para Picasso, se alcanza al final de un largo camino como resultado de un profundo estudio de la realidad (en la Arquitectura, social, cultural y económica, y en la Pintura la realidad cotidiana), en el que el motivo, ya sea objeto, espacio ó luz, intenta ser “conocido” en su totalidad a través del filtro personal del artista. Es por lo tanto, algo a lo que se llega, y cuyo resultado, a priori, es desconocido. En cualquier caso, forma parte de una investigación, de un proceso continuo que intencionadamente supera la circunstancia concreta de cada ocasión. Es la coincidencia en los procesos de proyecto lo que unificará arquitecturas en principio tan dispares como la Capilla de Ronchamp, el Tribunal de Justicia de Chandigarh, o el Hospital de Venecia, y son esos procesos los que aquí, a través de varias obras concretas vamos a intentar desvelar. Es cierto que el proyecto presentado al concurso del Palacio de los Soviets de Moscú es un ejercicio brillante de Constructivismo, pero este resultado no se anunciaba al principio. Si analizamos el proceso de proyecto encontramos que inicialmente la propuesta no era muy diferente a la del Centorsoyuz, o incluso a la de la Cité de Refuge o a la del Pavillon Suisse de París. La solución final sólo se alcanzaría después de mover muchísimas veces, las piezas preseleccionadas en el solar. Cuando entendemos el Convento de la Tourette como una versión actualizada del monasterio dominico tradicional estamos haciendo una lectura parcial y engañosa de la idea de proyecto del arquitecto. En los croquis previos del archivo de la Fondation Le Corbusier encontramos otra vez las mismas ideas que en la vieja Cité de Refuge, ahora actualizadas y adaptadas al nuevo fin. Con la Asamblea de Chandigarh las similitudes son obvias e incluso aparece el mismo cubo al que se superpone una pirámide como techo, avanzando hacia el espacio central pero aquí aparece un gran hiperboloide en un interior cerrado. Este hiperboloide fue en el inicio del proyecto un cubo, y después un cilindro. Sólo al final encontró su forma óptima en un volumen de geometría reglada que en su idoneidad podría también valer para otros edificios, por ejemplo para una Iglesia. La comparación que se ha hecho de este volumen con las torres de refrigeración de Ahmedabad es puramente anecdótica pues, como veremos, esta forma se alcanza desde la lógica proyectual que sigue el pensamiento plástico de Le Corbusier, en este caso, en la adaptación del espacio cilíndrico a la luz, pero no como inspiración en las preexistencias. En todas sus obras los mecanismos que se despliegan son, en muchas ocasiones pictóricos (fragmentación analítica del objeto y del espacio, ensamblaje multidimensional, tramas subyacentes de soporte, escenografía intencionada ...etc.) y el programa en cada caso, como el motivo de los cubistas, no es más que una ocasión más para investigar una nueva forma de hacer y de entender, la Arquitectura. Cualquier proyecto del pintor-arquitecto cubista es en realidad un trabajo continuo desarrollado a lo largo de toda su vida, en el que se utilizan, una y otra vez, las mismas palabras de su vocabulario particular y personal. aunque con diferente protagonismo en cada ocasión. Se trata de alcanzar, desde ellas mismas, una perfección que las valide universalmente. Los mismos objetos, los mismos mecanismos, las mismas constantes manipulaciones del espacio y de la luz, se desplegarán, como ingredientes previos con los que trabajar, sobre el tablero de dibujo coincidiendo con el inicio de cada proyecto, para desde aquí hacer que el motivo que se trata de construir emerja, aunque a veces sea de manera incierta e inesperada, como resultado alcanzado al final. Con muchas dudas, a partir de la primera hipótesis planteada, se confirma, se añade o se elimina cada elemento según van apareciendo en el tiempo los condicionantes del solar, del programa o incluso a veces de obsesiones propias del arquitecto. El trabajo que presentamos utiliza un método inductivo que va desde los ejemplos hasta los conceptos. Empezaremos por investigar el proceso de proyecto en una obra concreta y con los mecanismos que en él se utilizan plantearemos una síntesis que los generalice y nos permitan extenderlos al entendimiento de la totalidad de su obra. Se trata en realidad de un método que en sí mismo es cubista: desde la fragmentación del objeto-proyecto procedemos a su análisis desde diversos puntos de vista, para alcanzar después su recomposición en una nueva estructura sintética. Cada mecanismo se analiza de forma independiente siguiendo un cierto orden que correspondería, supuestamente, al trabajo del arquitecto: manipulación del objeto, método compositivo, entendimiento del soporte (lienzo o espacio) y de su geometría implícita, relación con el observador, concepto y materialidad del espacio y de la luz ..etc. recurriendo a la teoría sólo en la medida en que necesitemos de ella para aclarar el exacto sentido con el que son utilizados. En nuestra incursión en el mundo de la pintura, hemos decidido acotar el Cubismo a lo que fue en realidad su periodo heroico y original, que discurrió entre 1907 y 1914, periodo en el que desarrollado casi exclusivamente por los que habían sido sus creadores, Picasso y Braque. Solo en alguna ocasión entraremos en la pintura del “tercer cubista”, Juan Gris para entender el tránsito de los mecanismos de los primeros hasta la pintura purista, pero no es nuestra intención desviar las cuestiones planteadas de un ámbito puramente arquitectónico Resulta difícil hablar del cubismo de Pablo Picasso sin hacerlo comparativamente con el de Georges Braque (para algunos especialistas es éste incluso el auténtico creador de la Vanguardia), siendo necesario enfrentar los mecanismos de ambos pintores para obtener un exacto entendimiento de lo que supuso la Vanguardia. Por eso nos parece interesante estudiar la obra de Le Corbusier en paralelo con la de otro arquitecto de tal manera que los conceptos aparezcan como polaridades entre las que situar los posibles estados intermedios. En este sentido hemos recurrido a James Stirling. Su deuda es clara con Le Corbusier, y sobre todo con el Cubismo, y como vamos a ver, los mecanismos que utiliza en su obra, siendo similares, difieren significativamente. La Tesis adquiere un sentido comparativo y aparecen así atractivas comparaciones Picasso-Le Corbusier, Braque-Stirling que se suman a las ya establecidas Picasso-Braque y Le Corbusier-Stirling. Desde ellas podemos entender mejor lo que supone trabajar con mecanismos cubistas en Arquitectura. Por último, en relación a los dibujos creados expresamente para esta Tesis, hemos de indicar que las manipulaciones que se han hecho de los originales les convierten en elementos analíticos añadidos que aclaran determinadas ideas expresadas en los croquis de sus autores. Algunos están basados en croquis del archivo de la Fondation Le Corbusier (se indican con el número del plano) y otros se han hecho nuevos para explicar gráficamente determinadas ideas. Se completa la parte gráfica con las fotografías de las obras pictóricas, los planos originales e imágenes de los edificios construidos, extraídos de los documentos de la bibliografía citada al final. Nos disponemos pues, a indagar en las obras del Cubismo, en una búsqueda de los mecanismos con los que hacía su arquitectura Le Corbusier.

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Rafael Moneo se enfrenta a la arquitectura religiosa en la madurez de su carrera profesional. Toma como punto de partida el tipo, y confía en la manipulación del mismo como herramienta proyectual, y recurre a su memoria del espacio sagrado, sus recuerdos de la mejor arquitectura religiosa. Con el primer proceso dispone el edificio en el lugar y organiza su funcionamiento. En el segundo, trata de dotar de carácter al espacio, muy importante en estos casos para que los fieles se puedan identificar con el edificio. Las arquitecturas del pasado, Bizancio, las catedrales góticas, el Barroco, y referentes más recientes, como Bryggman, Scarpa, y principalmente la capilla de Ronchamp. En la arquitectura religiosa de Rafael Moneo están presentes los temas que han sido importantes a lo largo de su trayectoria. Así la atención a los condicionantes específicos del lugar en el que se asienta la obra, la integración de la historia de la arquitectura con las nuevas disciplinas y los modos de construcción, la reflexión sobre el tipo y la simbiosis que establece entre el tratamiento de la luz y la materialidad del edificio.

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La tesis ≪Peter Celsing en el complejo de Sergels torg. La Casa de la Cultura de Estocolmo ≫ intenta profundizar en la obra de este autor, en sus conexiones con otras arquitecturas y arquitectos de su entorno físico y temporal, que constituye uno de los episodios más interesantes y menos conocidos de la arquitectura nórdica. El objeto particular de estudio es la Casa de la Cultura dentro del complejo de Sergels torg como pieza clave que marca un antes y un después en su trayectoria. Se observa un proceso de desarrollo constante, que se fue gestando paulatinamente, y que en este ejercicio alcanza su punto álgido. Además, los proyectos que coexistieron con su evolución, y los posteriores, filtraron las inquietudes latentes del mayor reto al que se había enfrentado, dando pie a resultados novedosos en su producción. La investigación se estructura en tres capítulos. El primero, ≪Aprendizaje≫, examina sus experiencias de juventud, viajes de estudios y lecciones de sus maestros; así como sus inicios profesionales en el proyecto de restauración de la Catedral de Uppsala y en sus iglesias junto a Lewerentz. En ese periodo prima lo formal y escultórico, el hormigón y el ladrillo artesanal, y como referencia Le Corbusier y la capilla de Ronchamp. El segundo capítulo, ≪Obra≫, estudia el concurso que da origen a la Casa de la Cultura, su proceso de gestación y diseño, y las modificaciones posteriores durante su construcción. De repente emergen las cualidades espaciales y los sistemas estructurales aprendidos de Mies en el Crown Hall de Chicago, la gran escala de la metrópoli y las soluciones industriales ligeras. El tercer capítulo, ≪Madurez≫, sirve de cierre, y revisa su trayectoria posterior con relación a la obra referida. Tras este edificio, el diseño de las propuestas coetáneas se vuelve más abstracto y sencillo, gana en autonomía, rotundidad, atrevimiento y carácter. Las conclusiones verifican el cambio de actitud y de paradigmas. Hay elementos como las distorsiones, los contrastes y las manipulaciones, aprendidas en sus primeros años de formación y junto a Lewerentz, si bien es cierto que ahora han aumentado proporcionalmente a la escala de sus intervenciones e incluso se observan en el detalle, como sucede en el encuentro de los materiales y su montaje. Su visión, su punto de vista se eleva, y la pieza adopta una volumetría compacta y unitaria. Cada nuevo trabajo sintetiza un enfoque más universal y abierto en conceptos y metodología operativa. Sus preocupaciones nos hablan de un arquitecto consciente de su tiempo y cuya arquitectura final mira ya al siglo XXI. ABSTRACT The thesis ≪Peter Celsing in the complex of Sergels torg. The House of Culture in Stockholm ≫ delves deeper into the work of this author, in his connections with other architectures and architects of his physical and temporal surroundings, which is one of the most interesting and least known episodes of Nordic architecture. The particular focus of this study is how the House of Culture, a key point within the complex of Sergels torg, marks a before and after in his career. There is an observable process of constant development, which was growing steadily, and reaches its critical point in this exercise. In addition, the projects that coexisted during his evolution and those that came before, reveal latent concerns leading up to the biggest challenge he would face, ultimately giving way to new developments in his work. The study is divided into three chapters. The first, ≪Learning≫, examines his experiences as a youth, academic trips and lessons from his masters; as well as his professional beginnings alongside Lewerentz in the restoration project of Uppsala Cathedral and his churches. In that period the formal and sculptural were given preference, also concrete and handmade brick. And as reference, there is Le Corbusier and the chapel at Ronchamp. The second chapter, ≪Work≫, studies the competition that gives rise to the House of Culture, the gestation process and design and subsequent amendments during its construction. Suddenly the spatial qualities and structural systems learned from Mies in Crown Hall of Chicago emerge, the large scale of the metropolis and light industrial solutions. The third chapter, ≪Maturity≫, serves as the closure and examines his subsequent career in relation to said work. After this building, the design of coetaneous proposals become more abstract and simple, gaining autonomy, firmness, boldness and character. The conclusions verify the change in attitudes and paradigms. There are elements such as distortions, contrasts and manipulations, learned in his early years of training and with Lewerentz, that have now undeniably increased in proportion to the scale of their involvement and can even be observed in detail, as so happens in the joining of materials and assembly. His vision, his point of view is heightened, and the piece adopts a single and compact volume. Each new work synthesizes a more universal and open focus in concepts and operational methodology. His concerns speak of an architect aware of his time and whose final architecture now looks toward the 21st century.

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Le Corbusier was a Swiss architect and urbanist who acquired French nationality in 1930, having set up his studio (“the atelier of patient research”) in that country. Just as he assumed an unconditional continuity in relation to the past, he also clearly confronted the circumstances of his time. Many of his works became icons of Modernism, like the Villa Savoye (1928), the Marseilles Housing Unit (1945), the Ronchamp Chapel (1950), the Convent of Sainte-Marie de la Tourette (1953) and the Chandigarh Capitol Complex (1950-55), to mention just a few examples. His architecture reflected the development of a modern industrialized economy, a western avant-garde society and a vibrant political and social context. He made a mark not only with his constructed work, but also with designs that were never built (and which were progressive in character), his painting (which reflected his experimentalist nature) and with his theoretical texts, which today bear witness to his modernist doctrine. Le Corbusier was above all one of the most prolific thinkers of Modernism, and one of the greatest figures of the 20th century.