961 resultados para Razón dialéctica
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San-José
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Mexico
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Se reflexiona en torno a las actividades que se pueden desarrollar en la clase de Filosofía. La Didáctica activa y personalizada exige, entre otras cosas, acercar el método heurístico al alumno de forma que sea él quien consiga esclarecer y descubrir, sacar de sí mismo, educarse, reflexionar. Se afirma que si esto es válido para toda asignatura, con mayor motivo lo es para la enseñanza de la Filosofía. Como señala el Dr. Pacios, Catedrático de didáctica de la Universidad Complutense de Madrid, la verdadera formación del alumno depende de modo principal de la correcta actividad que él mismo realiza. Pero para crear un hábito correcto, hay actividades diarias e individuales que pueden realizarse en torno a la Filosofía, y que contribuyen a la mejor inteligencia y fijación de los contenidos: como los resúmenes, esquemas, cuadros sinópticos; los ejercicios de vocabulario; las comparaciones y ejemplos; los análisis de frases o de noticias breves para descubrir su trasfondo psicólogo, lógico, moral y relacionar la Filosofía con la vida; ejercicios y problemas de cálculo lógico; redacciones breves sobre un determinado punto; notas del profesor; y preguntas de control al final de cada tema. También hay otro tipo de actividades que pueden hacerse a nivel individual o de grupo y que no pueden ser diarias por llevar más tiempo su ejecución. Se destacan: las exposiciones orales o trabajos escritos, la lectura comprensiva, el diálogo-debate, el estudio de casos morales, y el comentario de textos. Se analizan pormenorizadamente estos cinco tipos de actividades. Finalmente se destaca que hay que tener en cuenta, por una parte, la circularidad acto-hábito-carácter, que permite situar los hechos en el bíos de cada hombre y, por otra, el horizonte dialéctico de la totalidad en que está inmersa la acción y en el que cobra sentido. En ambos pasos se complementan la razón analítica y la razón dialéctica.
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Fil: Licata, Rosa.
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Resumen tomado de la publicación
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El color de la razón y del pensamiento crítico en las Américas, ha requerido de búsquedas encaminadas a explicar el porqué del color y sus matices. La modernidad europea y latinoamericana, constituyen el escenario en donde hemos visualizado la actuación de imágenes conceptuales que enfatizan el “color” de cada actor y acción. Para el efecto, analizamos “ciertos” aspectos de las propuestas de algunos pensadores, en tres momentos: En el primero a Leopoldo Zea, quien enfatiza la articulación entre la dialéctica del colonialismo y la dependencia, mediada por la dialéctica hegeliana y marxista; y, a Bolívar Echeverría, en lo referente a la relación que se da en América Latina entre modernidad, capitalismo y mestizaje (barroco) o apartheid. En el segundo, la intersección mediada clase/raza manifiesta en las tesis de Aimé Césaire y Frantz Fanon. En el tercero, la “crítica negativa” del paradigma modernidad/colonialidad, elaborada por Aníbal Quijano, Enrique Dussel, Walter Mignolo y Nelson Maldonado, entre otros. La elaboración teórica y la re-construcción de los momentos históricos, simultáneamente concebidos, nos han permitido descifrar el “color” de la razón, como momento necesario para establecer las condiciones que posibilitan un diálogo filosófico intercultural.
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El artículo analiza los argumentos en torno de los cuales se plantea el conflicto entre causalidad natural y causalidad por libertad en la obra Crítica de la Razón Pura /Kritik der reinen Vernunft/ del filósofo alemán Immanuel Kant. Específicamente, interesa desarrollar la solución kantiana a uno de los conflictos que los resultados de la crítica han generado, a partir de la Dialéctica Trascendental y su presentación del problema como antinomia de la razón y de la Doctrina Trascendental del Método, donde la noción de libertad es anunciada como núcleo del pensamiento moral. Se trata de la dificultad que enfrenta la razón al compaginar la necesidad en la naturaleza (sin la cual no es posible la ciencia) con la libertad humana (sin la cual no es posible la moral). La libertad inquirida por el examen crítico de la razón en su uso teórico, es restaurada desde la perspectiva de la razón práctica. Gracias a la restricción crítica del conocimiento humano, Kant abre el camino para la libertad humana, no tanto en los términos negativos de encontrarse “libre de coacción" sino en el sentido positivo de iniciar algo nuevo o no previsto en decurso de la historia fenoménica.
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En su combate radical contra la dialéctica hegeliana-marxiana, la crítica genealógica- deconstructivista llevó hasta sus últimas consecuencias la demolición de ideas tales como verdad, historia, razón, etc. Así, pretendiendo haber resuelto dichos problemas mediante el sencillo trámite del ?asesinato? (recordemos que la ?era post? se vanaglorió por haber ?acabado? con el hombre, el sujeto, los relatos emancipatorios, etc.), contribuyó a disolver el espesor trágico de un conflicto latente aunque disimulado (operación que, paradójicamente, le imputaba a la dialéctica). La filosofía de Adorno nos brinda el aliento necesario para insistir con la pertinencia de ciertos fundamentos (?momentos de verdad?) allí donde sólo parecía quedar lugar para las múltiples perspectivas; para reinstalar el conflicto en ese preciso escenario que creímos (des)habitado por el más absoluto vacío; para volver a pensar como problemas aquellas eternas cuestiones (el orden, la violencia, la historia, la verdad, la política, etc.) que creímos haber superado mágicamente; para vislumbrar el agonismo trágico en el (impolítico) horizonte de la huida, el exilio y el intransigente nomadismo
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En su combate radical contra la dialéctica hegeliana-marxiana, la crítica genealógica- deconstructivista llevó hasta sus últimas consecuencias la demolición de ideas tales como verdad, historia, razón, etc. Así, pretendiendo haber resuelto dichos problemas mediante el sencillo trámite del "asesinato" (recordemos que la "era post" se vanaglorió por haber "acabado" con el hombre, el sujeto, los relatos emancipatorios, etc.), contribuyó a disolver el espesor trágico de un conflicto latente aunque disimulado (operación que, paradójicamente, le imputaba a la dialéctica). La filosofía de Adorno nos brinda el aliento necesario para insistir con la pertinencia de ciertos fundamentos ("momentos de verdad") allí donde sólo parecía quedar lugar para las múltiples perspectivas; para reinstalar el conflicto en ese preciso escenario que creímos (des)habitado por el más absoluto vacío; para volver a pensar como problemas aquellas eternas cuestiones (el orden, la violencia, la historia, la verdad, la política, etc.) que creímos haber superado mágicamente; para vislumbrar el agonismo trágico en el (impolítico) horizonte de la huida, el exilio y el intransigente nomadismo