945 resultados para Poesía existencial
Resumo:
Programa de Doctorado de Literatura y Teoría de la Literatura
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La poesía de Armando Tejada Gómez (1929-1992) se destaca con perfiles nítidos en el desarrollo de las letras mendocínas correspondiente a la segunda mitad del siglo XX y constituye una faceta más de un interesante movimiento cultural no exclusivamente literario, que se conoce como la Generación del '50. En el presente artículos se analizan las fuerzas que juegan en el campo intelectual de mediados del siglo XX: el viraje a lo popular con la incorporación del coloquialismo y la asunción de los ritmos de la canción popular, la temática ciudadana, la preocupación social y el sentido americanista. Esta nueva estética, que ha recibido las denominaciones de realismo romántico (Freidemberg), de poesía existencial (César Fernández Moreno), de neohumanismo (José Isaacson), presenta además como rasgo saliente una gran libertad interior y exterior. Todas estas características se ponen de manifiesto en la poesía de Tejada Gómez. A ello hay que sumar también la libertad en el manejo de las convenciones literarias, la borradura de límites entre los géneros, por ejemplo, lírico y dramático, o la incorporación de las denominadas "formas populares" al registro de la lírica mal llamada "culta". En cuanto a la libertad métrica de la que también hace gala, viene a ser apenas una consecuencia técnica de aquella libertad de fondo ya aludida, que asume como objeto poético aun la trivialidad de lo cotidiano.
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Expone el análisis de las obras de José Corredor-Matheos a partir de diversas perspectivas temáticas (el tiempo, la nada, la mirada), formales (la métrica), conceptuales (la contemplación, las filosofías orientales zen y sufí), estéticas (el arte y, sobretodo, la pintura) y poéticas (la esencialidad, la metapoesía). La obra completa de José Corredor-Matheos hace de su poesía una búsqueda de lo esencial que abarca más de cinco décadas de creación y así el análisis de su obra completa la llamada 'Promoción del cincuenta'. El esbozo de su figura, a partir de unos pocos datos biográficos, su destacable labor como traductor, su labor en el mundo de la cultura, su singular posicionamiento al margen de escuelas, grupos o nóminas y su extrema coherencia intelectual constituyen los aspectos desde los que se inicia el acercamiento al poeta. Se realiza un análisis tanto de los textos críticos que el autor elabora sobre su propio quehacer poético, como aquellos escritos en los que el poeta analiza la obra de otros poetas. En definitiva los aspectos más destacables de la poesía corredoriana son: la presencia de marcados rasgos metapoemático, la reflexión en la poesía sobre la misma poesía, cree en la singularidad e irrepetibilidad del poema, busca interpretar los signos de la naturaleza, señales de un lenguaje esencial cuya misión es entender y traducir, pero no desde un posicionamiento empirista, sino desde la negación del yo, para que lo que resulta necesario un desconocimiento inconsciente, un aprendizaje que pasa por olvidar el nombre de las cosas. La poesía es creación, surgida desde un despojamiento de lo intelectual, con un valor de carácter emotivo y sensorial a la vez. Busca la trascendencia y es trascendente, porque quizás en la propia búsqueda se encuentre toda posibilidad de trascendencia. Abundan los cuadros paisajísticos, de manera consonante a la predilección del autor por los paisajes y por los elementos del paisaje, y las referencias a pintores. La relevancia de lo temporal en la trayectoria corredoriana coincide con los momentos de su producción en los que la temática existencial se expresa de manera más clara: los inicios.
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Expone el análisis de las obras de José Corredor-Matheos a partir de diversas perspectivas temáticas (el tiempo, la nada, la mirada), formales (la métrica), conceptuales(la contemplación, las filosofías orientales zen y sufí), estéticas (el arte y, sobretodo, la pintura) y poéticas (la esencialidad, la metapoesía). La obra completa de José Corredor-Matheos hace de su poesía una búsqueda de lo esencial que abarca más de cinco décadas de creación y así el análisis de su obra completa la llamada 'Promoción del cincuenta'. El esbozo de su figura, a partir de unos pocos datos biográficos, su destacable labor como traductor, su labor en el mundo de la cultura, su singular posicionamiento al margen de escuelas, grupos o nóminas y su extrema coherencia intelectual constituyen los aspectos desde los que se inicia el acercamiento al poeta. Se realiza un análisis tanto de los textos críticos que el autor elabora sobre su propio quehacer poético, como aquellos escritos en los que el poeta analiza la obra de otros poetas. En definitiva los aspectos más destacables de la poesía corredoriana son: la presencia de marcados rasgos metapoemático, la reflexión en la poesía sobre la misma poesía, cree en la singularidad e irrepetibilidad del poema, busca interpretar los signos de la naturaleza, señales de un lenguaje esencial cuya misión es entender y traducir, pero no desde un posicionamiento empirista, sino desde la negación del yo, para que lo que resulta necesario un desconocimiento inconsciente, un aprendizaje que pasa por olvidar el nombre de las cosas. La poesía es creación, surgida desde un despojamiento de lo intelectual, con un valor de carácter emotivo y sensorial a la vez. Busca la trascendencia y es trascendente, porque quizás en la propia búsqueda se encuentre toda posibilidad de trascendencia. Abundan los cuadros paisajísticos, de manera consonante a la predilección del autor por los paisajes y por los elementos del paisaje, y las referencias a pintores. La relevancia de lo temporal en la trayectoria corredoriana coincide con los momentos de su producción en los que la temática existencial se expresa de manera más clara: los inicios.
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La elaboración de esta tesis tiene dos objetivos fundamentales. El primero, consiste en difundir la obra poética de uno de los poetas quiteños más relevantes, Francisco Granizo Ribadeneira, quien, a pesar de ser catalogado (a nivel internacional) como una de las voces líricas más representativas de Hispanoamérica, también ha sido, frecuentemente, olvidado y menospreciado por críticas y comentarios descontextualizados que lo que han conseguido es relegar a este poeta y mantenerlo, siempre, bajo la sombra de los poetas ecuatorianos “ autorizados” por el canon literario establecido. El segundo objetivo es realizar una interpretación exhaustiva de cada uno de los poemarios de Granizo, así como de su única novela La piscina y de la pieza teatral Fedro. Para la elaboración de esta tesis he tomado en cuenta, de manera mucho más detallada, los dos primeros poemarios de Francisco Granizo, Por el breve polvo (1951) y La piedra (1958), y también he realizado un análisis secuencial de los demás textos poéticos. El énfasis que he otorgado a estos dos primeros trabajos se debe a un desconocimiento general que ha opacado los primeros pasos del poeta y su respectiva evolución temática y estética. Estos trabajos de Granizo no constan en las antologías poéticas del siglo XX y tampoco han sido analizados ni tomados en cuenta por críticos y estudiosos de la literatura. La hipótesis que he manejado en esta tesis plantea que Granizo es un poeta que no puede ser catalogado dentro de una sola corriente o tendencia literaria. Entonces, lo que he tratado de encontrar son aquellas sensibilidades y matices barrocos que caracterizan su poesía. Para esto, me he basado en los estudios teóricos de Iván Carvajal, Georges Bataille, Octavio Paz, José Antonio Maravall, Alexis Márquez, Helmut Hatzfeld, entre otros. Mediante estos criterios he desarrollado, en esta tesis, tres capítulos en los que se analizan temas como el desencuentro con el ser amado, la imposibilidad de amar, el padecimiento corporal, el delirio de la sexualidad, el ímpetu religioso, la relación entre hombre y Dios como expresión barroca y, por último, el misticismo y la blasfemia como formas de buscar y de acercarse a ese llamado originario, a esa madre, huidiza y cazadora, que evoca el primer instante de vida y de perpetuo caos existencial.
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El 4 de octubre de 2012, la profesora Cecilia Mafla Bustamante entrevistó al conocido poeta cuencano Efraín Jara Idrovo. En este diálogo el escritor narra su trayectoria poética, su ideología política y sus influencias literarias nacionales e internacionales. También hace reflexiones, conjuntamente con su hijo Johnny Jara, sobre el poema Sollozo por Pedro Jara, considerado su mejor obra. Además, examina la estructura semiótica del signo lingüístico y su carácter biplano que mira hacia el sentido y hacia la materialidad del signo, según la teoría de Jan Mukařovský. Profundiza su pensamiento existencial en el concepto “el mundo es la configuración de la conciencia”, y finalmente medita sobre el proceso de la escritura y la producción poética en el Ecuador.
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Nos proponemos relevar algunos valores poéticos de los tres primeros libros de reciente aparición de la poetisa ítaloargentina Francesca Lo Bue: “Pedro Marciano", “Por la palabra, la emoción" y “Non te ne sei mai andato" (“Nada se ha ido"), estrechamente relacionados los tres por la reiteración de temas e intuiciones poéticas, aunque siempre con matices e intensidad diferentes. Los textos expresan la problemática humana que origina y nutre la expresión poética, problemática nacida del dolor del exilio y el consiguiente desarraigo, de la pérdida tanto del territorio original, sede de las experiencias vitales y de las vivencias del pasado como de la lengua materna, parte fundamental de la identidad. La poesía, por medio de la palabra que es esencialmente demiúrgica, rescata a la poetisa del vacío existencial, recuperando sus recuerdos y emociones, todo el pasado que parece haberse ido pero que pervive en su íntimo yo.
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Me propongo examinar aquí de qué modo comienzan a reformularse los presupuestos de la llamada "poesía de la experiencia" española en la escritura de los años 90. Aspiración a la legibilidad, riguroso cuidado formal, búsqueda de complicidad con el lector a partir de un poema hecho con trazos de emoción y fragmentos de vida parecen ser los mismos pilares que sustentan toda la poesía experiencial, pero en algunas escrituras de los años 90 como la de Carlos Marzal, por ejemplo, se le imprime un giro más y un cambio de tono. Se trata de poemas reflexivos (y autorreflexivos) que indagan simultáneamente en la intimidad del sujeto poético (el planteo de la intimidad amorosa pero también -y con no menor peso- las problemáticas de corte filosófico existencial) desde los supuestos de lo que podríamos denominar "poesía de pensamiento" y lo hace ostentando una genealogía poética que lo vincula con Jaime Gil de Biedma y Francisco Brines, entre sus principales referentes
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Me propongo examinar aquí de qué modo comienzan a reformularse los presupuestos de la llamada "poesía de la experiencia" española en la escritura de los años 90. Aspiración a la legibilidad, riguroso cuidado formal, búsqueda de complicidad con el lector a partir de un poema hecho con trazos de emoción y fragmentos de vida parecen ser los mismos pilares que sustentan toda la poesía experiencial, pero en algunas escrituras de los años 90 como la de Carlos Marzal, por ejemplo, se le imprime un giro más y un cambio de tono. Se trata de poemas reflexivos (y autorreflexivos) que indagan simultáneamente en la intimidad del sujeto poético (el planteo de la intimidad amorosa pero también -y con no menor peso- las problemáticas de corte filosófico existencial) desde los supuestos de lo que podríamos denominar "poesía de pensamiento" y lo hace ostentando una genealogía poética que lo vincula con Jaime Gil de Biedma y Francisco Brines, entre sus principales referentes
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Me propongo examinar aquí de qué modo comienzan a reformularse los presupuestos de la llamada "poesía de la experiencia" española en la escritura de los años 90. Aspiración a la legibilidad, riguroso cuidado formal, búsqueda de complicidad con el lector a partir de un poema hecho con trazos de emoción y fragmentos de vida parecen ser los mismos pilares que sustentan toda la poesía experiencial, pero en algunas escrituras de los años 90 como la de Carlos Marzal, por ejemplo, se le imprime un giro más y un cambio de tono. Se trata de poemas reflexivos (y autorreflexivos) que indagan simultáneamente en la intimidad del sujeto poético (el planteo de la intimidad amorosa pero también -y con no menor peso- las problemáticas de corte filosófico existencial) desde los supuestos de lo que podríamos denominar "poesía de pensamiento" y lo hace ostentando una genealogía poética que lo vincula con Jaime Gil de Biedma y Francisco Brines, entre sus principales referentes
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Integran este número de la revista ponencias presentadas en Studia Hispanica Medievalia VIII : Actas de las X Jornadas Internacionales de Literatura Española Medieval, 2011, y de Homenaje al Quinto Centenario del Cancionero General de Hernando del Castillo.
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Resumen: El hispanista francés Georges Cirot fue el primero en emplear el término “maurofilia literaria” (maurophilie littéraire) en 1938 para referirse a la representación del valor y la nobleza de los moros en la literatura española del siglo XVI. Pero como señaló Ramón Menéndez Pidal (1957, 202), ya en los siglos XIV y XV los castellanos se habían sentido atraídos por los musulmanes de Granada, por su exótica civilización, su lujo en el vestir, la espléndida ornamentación de sus edificios y su modo de cabalgar, armarse y combatir. Francisco Márquez Villanueva (1984, 117-118) indicó que aunque la literatura maurófila del siglo XVI fue elaborada bajo el signo avanzado del humanismo cristiano, cuyas características fueron “el inconformismo y la sensibilidad para toda suerte de realidades en divergencia del mundo oficial”, las raíces de la maurofilia literaria se encuentran en el viejo romancero fronterizo y morisco elaborado en el siglo XV. En su opinión, el Romancero fue la patria de la “maurofilia pura” y es donde encontramos un cuadro de referencias temáticas “hecho de toponimia y onomástica, armas, indumentaria, policromía y cabalgadas” tendiente a caracterizar al moro como un ser refinado y superior. Para María Rosa Lida (1960, 355), en cambio, la imagen caballeresca del moro se remonta a don Juan Manuel, pues en sus obras aparecen las cortes musulmanas como “centros de molicie refinada y suntuosa”. En efecto, en el Libro de los estados se afirma el valor del moro como guerrero y en el Conde Lucanor aparecen una serie de reyes moros magnánimos y discretos. Sin embargo, el árabe como personaje sabio o “ejemplar” figura ya en una de las fuentes del Conde Lucanor, la Disciplina clericalis, obra compuesta a principios del siglo XII por el judío converso Pedro Alfonso. Por otra parte, el análisis de la representación de los moros en textos épicos, Avengalvón en el Poema de mio Cid y Almanzor en la Los siete infantes de Lara, nos permite descubrir un importante e insoslayable antecedente de la maurofilia de los últimos siglos de la Edad Media
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Integran este número de la revista ponencias presentadas en Studia Hispanica Medievalia VIII : Actas de las X Jornadas Internacionales de Literatura Española Medieval, 2011, y de Homenaje al Quinto Centenario del Cancionero General de Hernando del Castillo.
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Integran este número de la revista ponencias presentadas en Studia Hispanica Medievalia VIII : Actas de las X Jornadas Internacionales de Literatura Española Medieval, 2011, y de Homenaje al Quinto Centenario del Cancionero General de Hernando del Castillo.
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Resumen: Dostoevskij atribuye a la belleza una función salvífica (“la belleza salvará al mundo”), poniéndola así en relación con el campo afectivo, salvación significa en efecto vida plena; para Matisse “Todo arte digno de tal nombre es religioso”, es decir, posee una función de “mediación-unión” entre órdenes diversos. La noción de “visión interior”, es la que mejor fundamenta estas convicciones. Ella atraviesa el tiempo y el espacio: está presente en la antigua cultura china, así como en la Grecia clásica y en la Antigüedad Tardía y permanece implícita durante todo el Medioevo; se la vuelve a encontrar en alguno de los máximos pintores modernos (Kandinsky, Chagal). Todos los testimonios de los artistas concuerdan en indicar que para alcanzarla es necesario una especie de ascesis: ésta consiste en una revelación, experimentada como un don, del Sentido oculto en lo sensible; por el hecho de dar inicio al pasaje de un nivel ontológico a otro (valencia re-ligiosa o syn-bolica) y de consistir en una experiencia de plenitud de vida, le pertenece además un efecto transformante (valencia afectiva). Esta vía propiamente humana de la “visión interior”, por la cual la apariencia (lo sensible) se vuelve trans-parencia de lo invisible, se presenta como la más adecuada al arte cristiano para el culto.