997 resultados para Literatura de masas
Resumo:
Facultad de Traducción e Interpretación
Resumo:
Siempre me interesaron las relaciones entre la Primera Parte de El Eternauta, de Héctor Oesterheld y Solano López (1957), y sus "malogradas" continuaciones. Por su carácter fantástico, el argumento de la historieta admite laposibilidad de múltiples continuaciones y derivaciones; sin embargo -y la Segunda Parte de la obra (escrita por el mismo Oesterheld en 1976) es una buena prueba al respecto-, la realización efectiva de una continuación planteó y plantea innumerables dificultades. En este punto, creo que la clave para pensar el problema pasa por la cuestión de la "memoria" y el lugar del "futuro" en la ficción. Muchos olvidan que, en el final de esa Primera Parte, la intriga se hace circular: para recuperar vida y hogar, el héroe olvida o anula su experiencia aventurera. La recuperación del pasado está basada en el olvido del futuro, que necesaria y trágicamente va a ser catastrófico. En cambio, y este es el gran acierto poético, junto al héroe está su autor, el "guionista", cuya escritura sí se orienta hacia el futuro (¿podrá evitar la catástrofe publicando todo lo que el héroe le contó: "será posible"?). Para continuar su historia, Juan Salvo tiene que recuperar la memoria de su experiencia, y en ese trance no podrá evitar dejar de ser quien es: ¿cómo continuar, entonces, la historia de un sujeto que ha dejado irremisiblemente de ser lo que era? ¿Transformándolo en un "super-hombre"? En todo caso, queda claro que El Eternauta es un texto diferente aun dentro de la producción de Oesterheld; casi no es un buen ejemplo de esa producción: contra los supuestos y protocolos de la "literatura de masas", dicha historieta obliga al lector, empuja a la ficción (y a sus continuadores), a preguntarse por el estatuto de la memoria y su relación con el futuro
Resumo:
La década de 1920 resulta, como ha demostrado ampliamente la crítica, especialmente renovadora en el campo de la cultura argentina. Nos interesa en este trabajo enfocarnos en la relación del escritor con las nuevas formas de comunicación con el público masivo. Un fenómeno que, iniciado en los finales del siglo XIX, se convierte en un dato insoslayable de la realidad a lo largo del XX, a partir de factores históricos, demográficos y educacionales. Las nuevas tecnologías juegan un papel decisivo en la difusión de los bienes simbólicos, extendiendo las fronteras de la Ciudad Letrada. Entre ellas, la renovación de la imprenta, que permite abaratar los costos de producción de libros y folletos, y el nuevo descubrimiento que va a transformar la vida cotidiana -la radio- despiertan entre los escritores diversas reacciones que van desde la fascinación por el Progreso que representan -los menos-, hasta la visión apocalíptica frente a la masividad que tales innovaciones conllevan. Como ejemplos paradigmáticos de las tensiones frente a las nuevas modalidades del discurso escrito que ofrecen las nuevas tecnologías, nos centraremos aquí en las manifestaciones de dos autores especialmente relevantes de las letras argentinas: Güiraldes, colaborador de las novelas semanales; Roberto Arlt, fugaz columnista radial
Resumo:
Durante los primeros meses de 1923 el diario La Razón inició una campaña moralizadora tendiente a alertar sobre los males que causaba a la sociedad la proliferación de la "literatura barata", es decir, las numerosas colecciones de relatos breves que, por un precio ínfimo, circulaban en Buenos Aires desde 1917 en tiradas masivas. Algunos colaboradores de la primera y más exitosa de esas colecciones, La Novela Semanal, se sintieron convocados a la polémica y, a través de varios artículos publicados en esa revista, asumieron la defensa de la novela popular argentina, a la vez que se posicionaban contra la figura de Lugones, como símbolo de una postura academicista y conservadora. A través de estas breves notases posible relevar algunas constantes que se reiteran a través del tiempo en el debate sobre los valores de la literatura de masas.
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Siempre me interesaron las relaciones entre la Primera Parte de El Eternauta, de Héctor Oesterheld y Solano López (1957), y sus "malogradas" continuaciones. Por su carácter fantástico, el argumento de la historieta admite laposibilidad de múltiples continuaciones y derivaciones; sin embargo -y la Segunda Parte de la obra (escrita por el mismo Oesterheld en 1976) es una buena prueba al respecto-, la realización efectiva de una continuación planteó y plantea innumerables dificultades. En este punto, creo que la clave para pensar el problema pasa por la cuestión de la "memoria" y el lugar del "futuro" en la ficción. Muchos olvidan que, en el final de esa Primera Parte, la intriga se hace circular: para recuperar vida y hogar, el héroe olvida o anula su experiencia aventurera. La recuperación del pasado está basada en el olvido del futuro, que necesaria y trágicamente va a ser catastrófico. En cambio, y este es el gran acierto poético, junto al héroe está su autor, el "guionista", cuya escritura sí se orienta hacia el futuro (¿podrá evitar la catástrofe publicando todo lo que el héroe le contó: "será posible"?). Para continuar su historia, Juan Salvo tiene que recuperar la memoria de su experiencia, y en ese trance no podrá evitar dejar de ser quien es: ¿cómo continuar, entonces, la historia de un sujeto que ha dejado irremisiblemente de ser lo que era? ¿Transformándolo en un "super-hombre"? En todo caso, queda claro que El Eternauta es un texto diferente aun dentro de la producción de Oesterheld; casi no es un buen ejemplo de esa producción: contra los supuestos y protocolos de la "literatura de masas", dicha historieta obliga al lector, empuja a la ficción (y a sus continuadores), a preguntarse por el estatuto de la memoria y su relación con el futuro
Resumo:
La década de 1920 resulta, como ha demostrado ampliamente la crítica, especialmente renovadora en el campo de la cultura argentina. Nos interesa en este trabajo enfocarnos en la relación del escritor con las nuevas formas de comunicación con el público masivo. Un fenómeno que, iniciado en los finales del siglo XIX, se convierte en un dato insoslayable de la realidad a lo largo del XX, a partir de factores históricos, demográficos y educacionales. Las nuevas tecnologías juegan un papel decisivo en la difusión de los bienes simbólicos, extendiendo las fronteras de la Ciudad Letrada. Entre ellas, la renovación de la imprenta, que permite abaratar los costos de producción de libros y folletos, y el nuevo descubrimiento que va a transformar la vida cotidiana -la radio- despiertan entre los escritores diversas reacciones que van desde la fascinación por el Progreso que representan -los menos-, hasta la visión apocalíptica frente a la masividad que tales innovaciones conllevan. Como ejemplos paradigmáticos de las tensiones frente a las nuevas modalidades del discurso escrito que ofrecen las nuevas tecnologías, nos centraremos aquí en las manifestaciones de dos autores especialmente relevantes de las letras argentinas: Güiraldes, colaborador de las novelas semanales; Roberto Arlt, fugaz columnista radial
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Durante los primeros meses de 1923 el diario La Razón inició una campaña moralizadora tendiente a alertar sobre los males que causaba a la sociedad la proliferación de la "literatura barata", es decir, las numerosas colecciones de relatos breves que, por un precio ínfimo, circulaban en Buenos Aires desde 1917 en tiradas masivas. Algunos colaboradores de la primera y más exitosa de esas colecciones, La Novela Semanal, se sintieron convocados a la polémica y, a través de varios artículos publicados en esa revista, asumieron la defensa de la novela popular argentina, a la vez que se posicionaban contra la figura de Lugones, como símbolo de una postura academicista y conservadora. A través de estas breves notases posible relevar algunas constantes que se reiteran a través del tiempo en el debate sobre los valores de la literatura de masas.
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Siempre me interesaron las relaciones entre la Primera Parte de El Eternauta, de Héctor Oesterheld y Solano López (1957), y sus "malogradas" continuaciones. Por su carácter fantástico, el argumento de la historieta admite laposibilidad de múltiples continuaciones y derivaciones; sin embargo -y la Segunda Parte de la obra (escrita por el mismo Oesterheld en 1976) es una buena prueba al respecto-, la realización efectiva de una continuación planteó y plantea innumerables dificultades. En este punto, creo que la clave para pensar el problema pasa por la cuestión de la "memoria" y el lugar del "futuro" en la ficción. Muchos olvidan que, en el final de esa Primera Parte, la intriga se hace circular: para recuperar vida y hogar, el héroe olvida o anula su experiencia aventurera. La recuperación del pasado está basada en el olvido del futuro, que necesaria y trágicamente va a ser catastrófico. En cambio, y este es el gran acierto poético, junto al héroe está su autor, el "guionista", cuya escritura sí se orienta hacia el futuro (¿podrá evitar la catástrofe publicando todo lo que el héroe le contó: "será posible"?). Para continuar su historia, Juan Salvo tiene que recuperar la memoria de su experiencia, y en ese trance no podrá evitar dejar de ser quien es: ¿cómo continuar, entonces, la historia de un sujeto que ha dejado irremisiblemente de ser lo que era? ¿Transformándolo en un "super-hombre"? En todo caso, queda claro que El Eternauta es un texto diferente aun dentro de la producción de Oesterheld; casi no es un buen ejemplo de esa producción: contra los supuestos y protocolos de la "literatura de masas", dicha historieta obliga al lector, empuja a la ficción (y a sus continuadores), a preguntarse por el estatuto de la memoria y su relación con el futuro
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La década de 1920 resulta, como ha demostrado ampliamente la crítica, especialmente renovadora en el campo de la cultura argentina. Nos interesa en este trabajo enfocarnos en la relación del escritor con las nuevas formas de comunicación con el público masivo. Un fenómeno que, iniciado en los finales del siglo XIX, se convierte en un dato insoslayable de la realidad a lo largo del XX, a partir de factores históricos, demográficos y educacionales. Las nuevas tecnologías juegan un papel decisivo en la difusión de los bienes simbólicos, extendiendo las fronteras de la Ciudad Letrada. Entre ellas, la renovación de la imprenta, que permite abaratar los costos de producción de libros y folletos, y el nuevo descubrimiento que va a transformar la vida cotidiana -la radio- despiertan entre los escritores diversas reacciones que van desde la fascinación por el Progreso que representan -los menos-, hasta la visión apocalíptica frente a la masividad que tales innovaciones conllevan. Como ejemplos paradigmáticos de las tensiones frente a las nuevas modalidades del discurso escrito que ofrecen las nuevas tecnologías, nos centraremos aquí en las manifestaciones de dos autores especialmente relevantes de las letras argentinas: Güiraldes, colaborador de las novelas semanales; Roberto Arlt, fugaz columnista radial
Resumo:
Durante los primeros meses de 1923 el diario La Razón inició una campaña moralizadora tendiente a alertar sobre los males que causaba a la sociedad la proliferación de la "literatura barata", es decir, las numerosas colecciones de relatos breves que, por un precio ínfimo, circulaban en Buenos Aires desde 1917 en tiradas masivas. Algunos colaboradores de la primera y más exitosa de esas colecciones, La Novela Semanal, se sintieron convocados a la polémica y, a través de varios artículos publicados en esa revista, asumieron la defensa de la novela popular argentina, a la vez que se posicionaban contra la figura de Lugones, como símbolo de una postura academicista y conservadora. A través de estas breves notases posible relevar algunas constantes que se reiteran a través del tiempo en el debate sobre los valores de la literatura de masas.
Resumo:
La presente investigación tiene por objeto la caracterización literaria de la variedad contemporánea de difusión discográfica comercial del corrido mexicano, entendiéndose por contemporáneo el periodo que se extiende de 1970 hasta nuestros días, si bien los textos recopilados que sirven de base material al estudio son todos anteriores al año 2005. Dicha caracterización se lleva a cabo mediante contraste con el paradigma poético original del género, establecido durante el último tercio del siglo XIX fundamentalmente a partir de las variedades tradicional y vulgar del romance hispánico, género de origen folclórico y transmisión oral cuyos textos gozaron de una intensa recepción en México y dieron lugar a la configuración de un género autóctono denominado corrido. La confluencia de la gestación y desarrollo primero del género con los grandes acontecimientos históricos del cambio de siglo en México, sumada a la impronta social de sus contenidos, que remiten precisamente al contexto histórico, han propiciado que su dimensión literaria haya sido en cierta medida desconsiderada: buena parte de los estudios existentes sobre el corrido han privilegiado sus aspectos históricos y sociopolíticos, entre otros, desde los que se considera un documento antes que una forma de expresión poética, sorteando así complejas cuestiones de definición genérica, modos de producción y difusión, o características del texto como obra literaria. En el mismo campo literario, ese prestigio del corrido como vehículo privilegiado de expresión ideológica del pueblo mexicano ha supuesto que la atención se dirija, salvo algunas excepciones que constituyen contribuciones decisivas al conocimiento del género, a las manifestaciones representativas del tiempo de la Revolución mexicana y consolidación subsiguiente del nuevo Estado, periodo tenido por la edad de oro del género cuando, de hecho, se trata ya entonces de un corrido evolucionado respecto del modelo poético original, que es de tradición folclórica oral, mientras que el considerado clásico pertenece a la literatura de masas, de transmisión oral pero mixta, i. e., marcada por la cultura letrada...