902 resultados para Jardín de Villa Valeria


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Manuel Vicent ha publicado hasta el presente cuatro libros que han sido considerados como autobiográficos: Contra paraíso (1993), Tranvía a la Malvarrosa (1994), Jardín de Villa Valeria (1996) y Verás el cielo abierto (2006). Los dos primeros remiten a los períodos de infancia y juventud, y conforman, leídos en conjunto, una autoficción a la vez que una novela de formación que, con el fondo reconocible de la dictadura franquista, cuenta las peripecias y descubrimientos de un protagonista que crece en un mundo plagado de contrastes. La configuración literaria de la infancia y la adolescencia se realiza en términos de exploración del mundo, y el modo de aprehenderlo es fundamentalmente a través de los sentidos. En este trabajo se analizará este diálogo entre autoficción y relato de aprendizaje, en el marco de la España represiva entre las décadas del treinta y del sesenta del siglo veinte

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En este trabajo, la trilogía de Manuel Vicent, formada por Contra Paraíso, Tranvía a la Malvarrosa y Jardín de Villa Valeria, es descrita y analizada en su conjunto como una 'autoficción biográfica'. Estos libros se presentan como novelas, pero guardan una probada relación con la biografía del autor. En consecuencia, basculan de manera inestable y ambigua entre el pacto ficticio y el pacto autobiográfico. El autor afronta el doble desafío de reivindicar para su obra el carácter de creación literaria y de revisar al mismo tiempo el pasado personal y colectivo como una huella impresa en las profundidades del yo. Además muestra la génesis de su aprendizaje y formación como escritor

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Manuel Vicent ha publicado hasta el presente cuatro libros que han sido considerados como autobiográficos: Contra paraíso (1993), Tranvía a la Malvarrosa (1994), Jardín de Villa Valeria (1996) y Verás el cielo abierto (2006). Los dos primeros remiten a los períodos de infancia y juventud, y conforman, leídos en conjunto, una autoficción a la vez que una novela de formación que, con el fondo reconocible de la dictadura franquista, cuenta las peripecias y descubrimientos de un protagonista que crece en un mundo plagado de contrastes. La configuración literaria de la infancia y la adolescencia se realiza en términos de exploración del mundo, y el modo de aprehenderlo es fundamentalmente a través de los sentidos. En este trabajo se analizará este diálogo entre autoficción y relato de aprendizaje, en el marco de la España represiva entre las décadas del treinta y del sesenta del siglo veinte

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En este trabajo, la trilogía de Manuel Vicent, formada por Contra Paraíso, Tranvía a la Malvarrosa y Jardín de Villa Valeria, es descrita y analizada en su conjunto como una 'autoficción biográfica'. Estos libros se presentan como novelas, pero guardan una probada relación con la biografía del autor. En consecuencia, basculan de manera inestable y ambigua entre el pacto ficticio y el pacto autobiográfico. El autor afronta el doble desafío de reivindicar para su obra el carácter de creación literaria y de revisar al mismo tiempo el pasado personal y colectivo como una huella impresa en las profundidades del yo. Además muestra la génesis de su aprendizaje y formación como escritor

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Manuel Vicent ha publicado hasta el presente cuatro libros que han sido considerados como autobiográficos: Contra paraíso (1993), Tranvía a la Malvarrosa (1994), Jardín de Villa Valeria (1996) y Verás el cielo abierto (2006). Los dos primeros remiten a los períodos de infancia y juventud, y conforman, leídos en conjunto, una autoficción a la vez que una novela de formación que, con el fondo reconocible de la dictadura franquista, cuenta las peripecias y descubrimientos de un protagonista que crece en un mundo plagado de contrastes. La configuración literaria de la infancia y la adolescencia se realiza en términos de exploración del mundo, y el modo de aprehenderlo es fundamentalmente a través de los sentidos. En este trabajo se analizará este diálogo entre autoficción y relato de aprendizaje, en el marco de la España represiva entre las décadas del treinta y del sesenta del siglo veinte

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En este trabajo, la trilogía de Manuel Vicent, formada por Contra Paraíso, Tranvía a la Malvarrosa y Jardín de Villa Valeria, es descrita y analizada en su conjunto como una 'autoficción biográfica'. Estos libros se presentan como novelas, pero guardan una probada relación con la biografía del autor. En consecuencia, basculan de manera inestable y ambigua entre el pacto ficticio y el pacto autobiográfico. El autor afronta el doble desafío de reivindicar para su obra el carácter de creación literaria y de revisar al mismo tiempo el pasado personal y colectivo como una huella impresa en las profundidades del yo. Además muestra la génesis de su aprendizaje y formación como escritor

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Numerosi incidenti verificatisi negli ultimi dieci anni in campo chimico e petrolchimico sono dovuti all’innesco di sostanze infiammabili rilasciate accidentalmente: per questo motivo gli scenari incidentali legati ad incendi esterni rivestono oggigiorno un interesse crescente, in particolar modo nell’industria di processo, in quanto possono essere causa di ingenti danni sia ai lavoratori ed alla popolazione, sia alle strutture. Gli incendi, come mostrato da alcuni studi, sono uno dei più frequenti scenari incidentali nell’industria di processo, secondi solo alla perdita di contenimento di sostanze pericolose. Questi eventi primari possono, a loro volta, determinare eventi secondari, con conseguenze catastrofiche dovute alla propagazione delle fiamme ad apparecchiature e tubazioni non direttamente coinvolte nell’incidente primario; tale fenomeno prende il nome di effetto domino. La necessità di ridurre le probabilità di effetto domino rende la mitigazione delle conseguenze un aspetto fondamentale nella progettazione dell’impianto. A questo scopo si impiegano i materiali per la protezione passiva da fuoco (Passive Fire Protection o PFP); essi sono sistemi isolanti impiegati per proteggere efficacemente apparecchiature e tubazioni industriali da scenari di incendio esterno. L’applicazione dei materiali per PFP limita l’incremento di temperatura degli elementi protetti; questo scopo viene raggiunto tramite l’impiego di differenti tipologie di prodotti e materiali. Tuttavia l’applicazione dei suddetti materiali fireproofing non può prescindere da una caratterizzazione delle proprietà termiche, in particolar modo della conducibilità termica, in condizioni che simulino l’esposizione a fuoco. Nel presente elaborato di tesi si è scelto di analizzare tre materiali coibenti, tutti appartenenti, pur con diversità di composizione e struttura, alla classe dei materiali inorganici fibrosi: Fibercon Silica Needled Blanket 1200, Pyrogel®XT, Rockwool Marine Firebatt 100. I tre materiali sono costituiti da una fase solida inorganica, differente per ciascuno di essi e da una fase gassosa, preponderante come frazione volumetrica. I materiali inorganici fibrosi rivestono una notevole importanza rispetto ad altri materiali fireproofing in quanto possono resistere a temperature estremamente elevate, talvolta superiori a 1000 °C, senza particolari modifiche chimico-fisiche. Questo vantaggio, unito alla versatilità ed alla semplicità di applicazione, li rende leader a livello europeo nei materiali isolanti, con una fetta di mercato pari circa al 60%. Nonostante l’impiego dei suddetti materiali sia ormai una realtà consolidata nell’industria di processo, allo stato attuale sono disponibili pochi studi relativi alle loro proprietà termiche, in particolare in condizioni di fuoco. L’analisi sperimentale svolta ha consentito di identificare e modellare il comportamento termico di tali materiali in caso di esposizione a fuoco, impiegando nei test, a pressione atmosferica, un campo di temperatura compreso tra 20°C e 700°C, di interesse per applicazioni fireproofing. Per lo studio delle caratteristiche e la valutazione delle proprietà termiche dei tre materiali è stata impiegata principalmente la tecnica Transient Plane Source (TPS), che ha consentito la determinazione non solo della conducibilità termica, ma anche della diffusività termica e della capacità termica volumetrica, seppure con un grado di accuratezza inferiore. I test sono stati svolti su scala di laboratorio, creando un set-up sperimentale che integrasse opportunamente lo strumento Hot Disk Thermal Constants Analyzer TPS 1500 con una fornace a camera ed un sistema di acquisizione dati. Sono state realizzate alcune prove preliminari a temperatura ambiente sui tre materiali in esame, per individuare i parametri operativi (dimensione sensori, tempi di acquisizione, etc.) maggiormente idonei alla misura della conducibilità termica. Le informazioni acquisite sono state utilizzate per lo sviluppo di adeguati protocolli sperimentali e per effettuare prove ad alta temperatura. Ulteriori significative informazioni circa la morfologia, la porosità e la densità dei tre materiali sono state ottenute attraverso stereo-microscopia e picnometria a liquido. La porosità, o grado di vuoto, assume nei tre materiali un ruolo fondamentale, in quanto presenta valori compresi tra 85% e 95%, mentre la frazione solida ne costituisce la restante parte. Inoltre i risultati sperimentali hanno consentito di valutare, con prove a temperatura ambiente, l’isotropia rispetto alla trasmissione del calore per la classe di materiali coibenti analizzati, l’effetto della temperatura e della variazione del grado di vuoto (nel caso di materiali che durante l’applicazione possano essere soggetti a fenomeni di “schiacciamento”, ovvero riduzione del grado di vuoto) sulla conducibilità termica effettiva dei tre materiali analizzati. Analoghi risultati, seppure con grado di accuratezza lievemente inferiore, sono stati ottenuti per la diffusività termica e la capacità termica volumetrica. Poiché è nota la densità apparente di ciascun materiale si è scelto di calcolarne anche il calore specifico in funzione della temperatura, di cui si è proposto una correlazione empirica. I risultati sperimentali, concordi per i tre materiali in esame, hanno mostrato un incremento della conducibilità termica con la temperatura, da valori largamente inferiori a 0,1 W/(m∙K) a temperatura ambiente, fino a 0,3÷0,4 W/(m∙K) a 700°C. La sostanziale similitudine delle proprietà termiche tra i tre materiali, appartenenti alla medesima categoria di materiali isolanti, è stata riscontrata anche per la diffusività termica, la capacità termica volumetrica ed il calore specifico. Queste considerazioni hanno giustificato l’applicazione a tutti i tre materiali in esame dei medesimi modelli per descrivere la conducibilità termica effettiva, ritenuta, tra le proprietà fisiche determinate sperimentalmente, la più significativa nel caso di esposizione a fuoco. Lo sviluppo di un modello per la conducibilità termica effettiva si è reso necessario in quanto i risultati sperimentali ottenuti tramite la tecnica Transient Plane Source non forniscono alcuna informazione sui contributi offerti da ciascun meccanismo di scambio termico al termine complessivo e, pertanto, non consentono una facile generalizzazione della proprietà in funzione delle condizioni di impiego del materiale. La conducibilità termica dei materiali coibenti fibrosi e in generale dei materiali bi-fasici tiene infatti conto in un unico valore di vari contributi dipendenti dai diversi meccanismi di scambio termico presenti: conduzione nella fase gassosa e nel solido, irraggiamento nelle superfici delle cavità del solido e, talvolta, convezione; inoltre essa dipende fortemente dalla temperatura e dalla porosità. Pertanto, a partire dal confronto con i risultati sperimentali, tra cui densità e grado di vuoto, l’obiettivo centrale della seconda fase del progetto è stata la scelta, tra i numerosi modelli a disposizione in letteratura per materiali bi-fasici, di cui si è presentata una rassegna, dei più adatti a descrivere la conducibilità termica effettiva nei materiali in esame e nell’intervallo di temperatura di interesse, fornendo al contempo un significato fisico ai contributi apportati al termine complessivo. Inizialmente la scelta è ricaduta su cinque modelli, chiamati comunemente “modelli strutturali di base” (Serie, Parallelo, Maxwell-Eucken 1, Maxwell-Eucken 2, Effective Medium Theory) [1] per la loro semplicità e versatilità di applicazione. Tali modelli, puramente teorici, hanno mostrato al raffronto con i risultati sperimentali numerosi limiti, in particolar modo nella previsione del termine di irraggiamento, ovvero per temperature superiori a 400°C. Pertanto si è deciso di adottare un approccio semi-empirico: è stato applicato il modello di Krischer [2], ovvero una media pesata su un parametro empirico (f, da determinare) dei modelli Serie e Parallelo, precedentemente applicati. Anch’esso si è rivelato non idoneo alla descrizione dei materiali isolanti fibrosi in esame, per ragioni analoghe. Cercando di impiegare modelli caratterizzati da forte fondamento fisico e grado di complessità limitato, la scelta è caduta sui due recenti modelli, proposti rispettivamente da Karamanos, Papadopoulos, Anastasellos [3] e Daryabeigi, Cunnington, Knutson [4] [5]. Entrambi presentavano il vantaggio di essere stati utilizzati con successo per materiali isolanti fibrosi. Inizialmente i due modelli sono stati applicati con i valori dei parametri e le correlazioni proposte dagli Autori. Visti gli incoraggianti risultati, a questo primo approccio è seguita l’ottimizzazione dei parametri e l’applicazione di correlazioni maggiormente idonee ai materiali in esame, che ha mostrato l’efficacia dei modelli proposti da Karamanos, Papadopoulos, Anastasellos e Daryabeigi, Cunnington, Knutson per i tre materiali analizzati. Pertanto l’obiettivo finale del lavoro è stato raggiunto con successo in quanto sono stati applicati modelli di conducibilità termica con forte fondamento fisico e grado di complessità limitato che, con buon accordo ai risultati sperimentali ottenuti, consentono di ricavare equazioni predittive per la stima del comportamento, durante l’esposizione a fuoco, dei materiali fireproofing in esame. Bologna, Luglio 2013 Riferimenti bibliografici: [1] Wang J., Carson J.K., North M.F., Cleland D.J., A new approach to modelling the effective thermal conductivity of heterogeneous materials. International Journal of Heat and Mass Transfer 49 (2006) 3075-3083. [2] Krischer O., Die wissenschaftlichen Grundlagen der Trocknungstechnik (The Scientific Fundamentals of Drying Technology), Springer-Verlag, Berlino, 1963. [3] Karamanos A., Papadopoulos A., Anastasellos D., Heat Transfer phenomena in fibrous insulating materials. (2004) Geolan.gr http://www.geolan.gr/sappek/docs/publications/article_6.pdf Ultimo accesso: 1 Luglio 2013. [4] Daryabeigi K., Cunnington G. R., and Knutson J. R., Combined Heat Transfer in High-Porosity High-Temperature Fibrous Insulation: Theory and Experimental Validation. Journal of Thermophysics and Heat Transfer 25 (2011) 536-546. [5] Daryabeigi K., Cunnington G.R., Knutson J.R., Heat Transfer Modeling for Rigid High-Temperature Fibrous Insulation. Journal of Thermophysics and Heat Transfer. AIAA Early Edition/1 (2012).

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[1-7]. Distintas vistas de Villa Rosalía (Cullera), sentada junto a la puerta Isabel Orrico Vidal amamantando a su hijo Paquito Roglá Orrico nacido el 27 de junio de 1919 (4 pares estereoscópicos) (7 fot.) – [8]. Cullera, los campos y el río Jucar (1 fot.) – [9]. Vista del cementerio de Cullera separado por una finca de Villa Rosalía, 1921 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [10-17]. Vistas y rincones de Villa Rosalía finca agrícola con la vivienda a la derecha, allí veraneaba Francisco Roglá López con su mujer Isabel Orrico Vidal y sus tres hijos Paco, Luís e Ignacio, varias fotos muestran la montaña de Cullera desde la finca y campos preparados para la plantación de naranjos, 1924 (7 pares estereoscópicos) (7 fot.) – [18]. Villa Rosalía y otras fincas y edificaciones vecinas próximas al barrio del Arrabal de Cullera, 1921 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [19-20 A, B, C]. Isabel Orrico Vidal en el jardín de Villa Rosalía, José roglá López con unos amigos en el jardín y jugando al tenis (3 pares estereoscópicos) (4 fot.) – [21-22]. Isabel Orrico Vidal con su hijo Paquito Roglá Orrico y con su cuñada Rosalía Roglá López y una niña sin identificar en la montaña de Cullera y junto a la finca de Villa Rosalía, 1919 (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [23]. Isabel Orrico Vidal (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [24]. Isabel Orrico Vidal con su hijo Paquito y Pilar en Cullera junto al río Jucar, 1919 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [25]. Isabel Orrico Vidal cerca del lavadero de Villa Rosalía al fondo la montaña (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [26-29]. El niño Paquito Roglá Orrico en distintas situaciones, con su madre Isabel Orrico Vidal y las niñeras en el jardín de Villa Rosalía, en brazos de su niñera Pilar, en el cochecito y dando sus primeros pasos amparado por Pilar, 1920 (5 pares estereoscópicos) (4 fot.) – [30]. Paquito Roglá Orrico en brazos de su abuela materna Matilde Vidal (2 pares estereoscópicos) (1 fot.) – [31-32]. Isabel Orrico Vidal con su sobrina Merceditas hija de su cuñada Mercedes Gay en la finca de Villa Rosalía (Cullera), Merceditas Orrico Gay sola sentada en el suelo del jardín (3 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [33-36]. El niño Paquito Roglá Orrico en distintas situaciones, sentado en la arena de la playa de Cullera, jugando con las palomas en Villa Rosalía, tocando el agua de una fuente y junto a su niñera Pilar sentado junto a la fuente de riego, 1920 (7 pares estereoscópicos) (4 fot.) – [37]. Isabel Orrico Vidal con su padre Manolo Orrico Guzmán que sujeta en brazos a su nieto Paquito Roglá Orrico, junto al pozo Pilar la niñera y Josefina Vila Gimeno mujer de Miguel Orrico Vidal (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [38]. Manolo Orrico Guzmán con su nieto Paquito en un puente sobre el río, Cullera 1920 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [39-40]. Isabel Orrico Vidal con Paquito, su cuñada y la niñera montadas en el carro y junto al caballo Manolo Orrico Guzmán camino de la playa del Dosel de Cullera, ya en la playa junto al grupo familiar Miguel Orrico Vidal, 1920 (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [41]. Isabel Orrico Vidal con su hijo Paquito Roglá Orrico y su cuñada Josefina Vila Gimeno entre las rocas de la playa (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [42-46]. El niño Paquito Roglá Orrico con sombrero blanco en la playa del Dosel, Cullera 1920 (7 pares estereoscópicos) (5 fot.) – [47-48]. Isabel Orrico Vidal con Paquito, Josefina Vila Gimeno, la niñera Pilar y Manolo Orrico Guzmán en la playa del Dosel en una de las fotos el faro al fondo, Cullera 1920 (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [49]. Comida familiar en Villa Rosalía de una paella, Isabel Orrico Vidal con Paquito, Josefina Vila Gimeno con Miguel Orrico Vidal y Manolo Orrico Guzmán al fondo las niñeras 1920 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [50-51]. Isabel Orrico Vidal y Paquito con la tía Carmen sentadas en el campo, 1920 (2 pares estereoscópicos) (1 fot.) – [52-56]. El niño Paquito Roglá Orrico con babero a rayas y sombrero blanco, jugando en la playa, en Villa Rosalía con un poni, sentado junto a una puerta y con chaqueta sentado en el suelo con un juguete, 1920, 1921 (5 pares estereoscópicos) (5 fot.) – [57-58]. Manolo Orrico Vidal con su nieto Paquito en Villa Rosalía, en un camino junto a los campos, sentados junto a la alberca, 1920 (2 pares estereoscópicos) (2 fot.)

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[59-62]. En la playa del Dosel Isabel Orrico Vidal bañándose, paseando con su hijo Paquito, Paquito Roglá Orrico con sombrero blanco de pie y sentado en la arena de la playa, 1920 (6 pares estereoscópicos) (4 fot.) [63-64]. Jardín de Villa Rosalía, mujer trabajando en el campo de la Villa (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) [65-66]. La matanza del cerdo, 1920 (3 pares estereoscópicos) (2 fot.) [67]. Luís Roglá Orrico, nacido el 10 de octubre de 1920, en brazos de su niñera (1 par estereoscópico) (1 fot.) [68]. Francisco y Luís Roglá Orrico con las niñeras, 1920 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [69]. Jardín de Villa Rosalía: Manolo Orrico Guzmán con sus nietos Paquito, Luisito (al brazo) y Merceditas hija de Manolo Orrico Vidal que está montada en un triciclo, 1921 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [70]. Jardín de Villa Rosalía: Manolo Orrico Vidal con su hija Merceditas sobre un carrito de niño y su sobrino Paquito Roglá Orrico, 1921 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [71]. Merceditas Orrico Gay montada en un triciclo con una escopeta y casco de juguete, 1921 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [72-76]. Paquito y Luisito Roglá Orrico con su madre Isabel Orrico Vidal, con las niñeras, con su madre y las niñeras jugando con caballitos de cartón, Luisito con Pilar la niñera junto a un rosal, 1921 (5 pares estereoscópicos) (5 fot.) [77-79]. Paquito Roglá Orrico sentado en un sillón pequeño de mimbre, junto a dos caballitos de cartón, y montado en su caballito al fondo ropa tendida, 1921 (3 pares estereoscópicos) (3 fot.) [80]. Pilar con Luisito bajo la sombrilla al fondo Paquito juega con la arena y un pozal (1 par estereoscópico) (1 fot.) [81-83]. Isabel Orrico Vidal, sentada en un banco en el jardín, de pié junto a un árbol, sentada en el banco junto con Luisito y Paquito, 1921 (3 fot.) [84]. Luisito Roglá Orrico de pié junto a un árbol, 1921 (1 fot.) [85]. Paquito Roglá Orrico con babero y sombrero blanco sentado en el banco del jardín, 1921 (1 fot.) [86]. Pilar con Ignacio Roglá Orrico en brazos (nacido el 5 de junio de 1922) en la playa de San Antonio de Cullera con Paquito junto a una barca, 1922 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [87]. En la playa de San Antonio de Cullera Isabel Orrico Vidal con sombrilla y su hijo Ignacio Roglá Orrico al brazo, Luís Roglá Orrico llorando y el niño que está sentado en la arena en primer plano es Francisco Roglá Orrico, sentada detrás Mercedes Gay y su hija Merceditas, 1922 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [88, 90]. Paquito Roglá Orrico y Merceditas Orrico Gay sentados en una barca en la playa de San Antonio de Cullera, 1922 (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) [91]. Paquito en la playa, una niña y un niño más pequeño detrás de él (1 par estereoscópico) (1 fot.) [92-93]. Isabel Orrico Vidal con Paquito Roglá Orrico y Merceditas Orrico Gay a la derecha la niñera con el bebé Ignacio Roglá Orrico, 1922 (2 pares estereoscópicos) (1 fot.) [94]. Francisco, Ignacio y Luís Roglá Orrico jugando en un carrito de bebé, 1923 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [95]. Ignacio Roglá Orrico al brazo de Pilar, 1923 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [96]. Comiendo paella en Villa Rosalía, Isabel Orrico Vidal, Matilde Vidal, Ignacio Roglá Orrico acariciado por su abuelo Manolo Orrico, Mercedes Gay, Manolo Orrico Vidal con Merceditas, Luís Roglá Orrico, 1923 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [97]. Los niños Luís y Paco Roglá Orrico sentados en una pinada con la niñera, los dos niños llevan sombrero blanco, 1923 (1 fot.) [98]. Ignacio Roglá Orrico de pié al fondo la puerta de la casa, 1923 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [99]. Francisco, Ignacio y Luís Roglá Orrico con su madre Isabel Orrico Vidal sentados junto a una bomba de agua con manivela de hierro fundido, 1923 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [100]. Playa de San Antonio (Cullera) Isabel Orrico Vidal con sus tres hijos y su madre Matilde Vidal Gasco que coge de la manita a su nieto Ignacio, los niños están subidos a una barca, 1923 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [101]. Isabel Orrico Vidal con su hijo Paquito, una amiga y la perrita Isa sentados en la arena de la playa, al fondo dos barcas y unas casas, 1924 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [102]. Francisco, Ignacio y Luís Roglá Orrico y una niña en una barca, muchas cuerdas alrededor, 1924 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [103-104]. Playa de Cullera una barca al fondo con tres personas, embarcadero (puerto) en lo que hoy es la playa de Cap Blanc, 1924 (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) [105-107]. Playa de San Antonio en Cullera Isabel Orrico Vidal con Ignacio, Luis, Paco y las niñeras tomando el baño, verano 1924 (3 pares estereoscópicos) (3 fot.) [108-109]. Paquito Roglá Orrico regando una planta, y con sus hermanos en el jardín, 1924 (3 pares estereoscópicos) (2 fot.) [110]. Las niñeras en el lavadero de Villa Rosalía, 1925 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [111]. Sirvienta junto a unas macetas (1 fot.) [112]. Francisco Roglá López en Villa Rosalía, 1925 (1 par estereoscópico) (1 fot.) [113-114]. El abogado Ribera y secretario en Villa Rosalía, junto a la fachada, y en el pozo vertiendo el agua del pozal, 1925 (2 pares estereoscópicos) (2 fot.)

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[115]. El mercado municipal de Cullera, sobre la montaña el Santuario de la Virgen, en primer plano carro tirado por un caballo, 1925 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [116-117]. El abogado Ribera y el secretario sentados junto al Mercado municipal de Cullera y apoyados en la barandilla de la fuente del mercado, 1925 (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [118-122]. Francisco Roglá López con gorro y gafas de motorista, en la moto con sidecar en Villa Rosalía, en la moto cerca del faro al fondo playa del Dosel, 1925 (5 pares estereoscópicos) (5 fot.) – [123-124]. El faro de Cullera, 1925 (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [125]. Pescando desde las rocas próximas al faro, al fondo la playa del Dosel de Cullera, 1925 (1 par estereoscópico) (1 fot.)– [126]. Puente de hierro visto desde un campo de cultivo, 1925 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [127]. Trabajadores de Villa Rosalía (dos hombres y una mujer con un perro) (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [128-129]. Luís, Ignacio y Paquito jugando con un carro lleno de leña, los tres llevan boina, 1925 (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [130-134]. Los tres hermanos Luís, Ignacio y Paquito en el jardín de Villa Rosalía y jugando en el columpio, 1925 (5 pares estereoscópicos) (5 fot.) – [135]. Luís, Ignacio y Paquito con su madre sentados en un banco del jardín, la niñera Pilar y otra muchacha (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [136]. Luís, Ignacio y Paco al volante en el coche de papá, la perrita Isa mira al fotógrafo padre de los niños Francisco Roglá López, 1926 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [137]. Luís, Ignacio y Paquito con su madre sentados alrededor de una mesa de madera, felices con los cachorros de su perrita Isa (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [138]. Paquito Roglá Orrico de pié en el campo (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [139-141]. Paco Roglá Orrico con Merceditas Orrico Gay vestidos para una celebración (ella con teja y mantilla negra), en una foto acompañan a Pilar que lleva en brazos un bebé (posiblemente Manolo Orrico Gay), 1925 (3 pares estereoscópicos) (3 fot.) – [142]. Portada gótica de la Colegiata de Santa María de Gandía, Isabel Orrico con sus tres hijos y Mercedes Gay Llovera con sus hijos, 1926 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [143]. Isabel Orrico Vidal, Mercedes Gay y Manolo Orrico Vidal con su hija Merceditas Orrico Gay, Manolo Orrico Gay con las manos sobre la cabeza de su primo Ignacio Roglá Orrico, éste y Luís y Paco Roglá Orrico vestidos de marinero, 1926 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [144]. Matilde Vidal Gasco y Manolo Orrico Guzmán bajando de la Ermita de los Santos de la Piedra, Abdón y Senen, situada en una colina rodeada por arrozales frente a Villa Rosalía, 1926 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [145]. Isabel Orrico Vidal con sus padres Matilde Vidal Gasco y Manuel Orrico Guzmán, 1926 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [146-150]. Chalet de la playa en construcción frente a la playa de San Antonio de Cullera (5 pares estereoscópicos) (5 fot.) – [151]. Isabel Orrico Vidal en la terraza del chalet de la playa (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [152]. Vista del Castillo de Cullera desde la fachada posterior del chalet de la playa, al fondo la Iglesia de San Antonio (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [153-154]. Vistas: campos de naranjos, al fondo la playa del Racó (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [155-156]. Santuario de la Virgen y Castillo de Cullera, vistas desde el Castillo (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [157]. Isabel Orrico Vidal en la montaña del Castillo, al fondo la playa del Racó con los campos de naranjos próximos al mar, Cullera 1927 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [158-159]. Vistas del pueblo y de la playa de San Antonio desde el Castillo, 1927 (2 pares estereoscópicos) (2 fot.) – [160]. Los tres hermanos Luis, Paco e Ignacio junto a una caseta de baño, en la playa de San Antonio de Cullera, 1927 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [161]. Ignacio, Paco y Luis tumbados en la orilla de la playa de San Antonio, al fondo se ve el faro, 1927 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [162]. En la playa Mercedes Gay, Isabel Orrico Vidal y Josefina Vila Gimeno bajo las sombrillas, los hermanos Ignacio, Luís y Paco jugando en la arena con Merceditas, 1927 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [163]. Ignacio, Paco y Luís Roglá Orrico junto a la fuente en la Avenida Peris Mencheta de Cullera, al fondo el Santuario de la Virgen del Castillo, 1927 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [164-166]. Luís con la toalla, Paco tumbado en la orilla e Ignacio con el barquito de juguete, en otra foto jugando con los pozalitos en la playa de San Antonio, los tres hermanos sentados en los escalones, 1927 (3 pares estereoscópicos) (3 fot.) – [167]. Merceditas Orrico Gay en la playa de San Antonio de Cullera, 1927 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [168]. Rincón típico de Cullera entre las casas, 1927 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [169-173]. Subida al Santuario de la Virgen del Castillo, restos del Castillo de Cullera, 1927 (5 fot.) – [174]. Bajada de la Virgen del Castillo de Cullera, multitud en la calle junto al anda que lleva la Virgen, balcones engalanados, 1927 (1 par estereoscópico) (1 fot.) – [175]. Manolo y Miguel Orrico Vidal comiendo una paella con unos amigos (1 par estereoscópico) (1 fot.)

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Tesis (Maestría en Docencia). -- Universidad de La Salle. Facultad de Ciencias de la Educación. Maestría en Docencia, 2014

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Se reseñan tres obras. 'El Jardín de Infancia en la Escuela Decroly' de Valeria Decordes; 'Hacia una profesión docente. Documentos del Proyecto Principal de Educación' de I. L. Kandel de la Universidad de Columbia y, 'XXIV Conférence Internacionale de l'Instruction publique, 1961: L'Êcole à maître unique. Recherche d'Êducation comparée'. La primera obra, escrita por una profesora de la Escuela Decroly, es un conjunto de documentos sobre los nuevos métodos de enseñanza destinados a los alumnos del Jardín de Infancia Decroly. En la segunda reseña el profesor de la Universidad de Columbia propone desarrollar una verdadera profesión docente pues considera necesario que los maestros adquieran la formación más completa de la historia de la educación, la educación comparada, la filosofía y la psicología, pues las estadísticas muestran la relación entre educación y desarrollo económico. Por lo que respecta a la última obra, presenta las respuestas obtenidas de sesenta y nueve Ministerios de Educación a las preguntas que, la Unesco y la Oficina Internacional de Educación, han formulado sobre la existencia, organización y funcionamiento de las escuelas unitarias o de un solo maestro.

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La tesis destaca la influencia que ejerció la teoría, las técnicas y la metodología de proyecto de los principales tratados de la época renacentista en la concepción, diseño y realización de algunos de los más importantes jardines de la época. Los tratados de Vitruvio, Alberti, Filarete, Di Giorgio, Serlio, Palladio, Colonna y Del Riccio establecen una nueva estética y una nueva visión del mundo, basadas en la geometría elemental y en los números simples. En la Grecia antigua, Platón y Pitágoras intuyeron la necesidad existencial del hombre de apoyarse en unas leyes seguras de orden superior. Sus teorías sobre las leyes del Universo son retomadas y aplicadas en el arte y en el jardín por Vitruvio y por los tratadistas del Renacimiento. Según los tratadistas, la estética es el núcleo generador del que se activan la información y las leyes hacia todos los campos del conocimiento y de la vida social y, por lo tanto, la finalidad de los tratados es buscar, a través de un procedimiento científico y racional, las reglas de la belleza. Las leyes estéticas formuladas por los tratadistas examinados se aplican con el mismo rigor y respeto ya sea al paisaje que al jardín, exaltando el elemento natural al igual que el construido (la ciudad y la arquitectura). De los tratados renacentistas se han extraídos términos y conceptos que ayudan a revalorizar, reinterpretar e integrar en el debate los temas del paisaje y del jardín. La tesis sostiene que: 1) una idea moderna de jardín se tiene que fundar en la historia; 2) que la historia es indispensable incluso para enfrentar el problema del mantenimiento y de la restauración de los jardines históricos; 3) que la teoría y las ideas que tienen valor, así como nos enseña Alberti, producen obras que también tienen valor; 4) la influencia de la estética de los tratadistas se encuentra incluso en algunos importantes jardines de época moderna y contemporánea. El capítulo 1 contiene la definición de tratado y la concepción estética del Renacimiento, analizada por medio de: a) la idea de ciencia y b) a través de las pinturas. Los capítulos 2 y 3 contienen respectivamente los principios teóricos de los tratados y el diseño, la metodología, las técnicas constructivas y los métodos de representación del proyecto según los tratadistas. Estos capítulos resultan propedéuticos de los capítulos siguientes por proporcionar el instrumento de lectura e interpretación de los jardines renacentistas y modernos. El capítulo 4 destaca la gran influencia de los tratados sobre las villas y jardines renacentistas y describe sus elementos. El último capítulo, el quinto, contiene un análisis de algunos jardines modernos. Entre ellos: Chiswick, la Villa “I Tatti”, Sutton Place, y la Villa “Il Roseto” que renuevan y prosiguen, en nuestra opinión, la lección de los tratadistas. El primer anexo contiene la propuesta de líneas de investigación que surgen a la luz de la tesis, y el segundo anexo contiene las noticias biográficas de los tratadistas examinados. ABSTRACT The thesis investigates the influence exercised by the theory, techniques and project methodology contained in the most relevant essays on art and architecture of the Renaissance on the concept, design and making of some of the most important gardens of that time. The essays of Vitruvius, Alberti, Filarete, Di Giorgio, Serlio, Palladio, Colonna y Del Riccio established a new concept of aesthetics and a vision of the world based on basic geometry and simple numbers. In ancient Greece, Plato and Pythagoras understood that humans needed “superior laws” to anchor their existences. Their theories on laws of the Universe were adopted and applied in art and gardening by Vitruvius and Renaissance essays authors. According to the authors of these essays, aesthetics represents the core generating information and laws that branch out toward all the fields of knowledge and social life. Therefore, the purpose of art and architecture essays consists in exploring, through a scientific and rational process, the rules of beauty. The laws of aesthetics proposed by the authors apply to landscaping and gardening with the same rigor and exalt the natural component as much as the artificial one (city and architecture). Several terms and concepts are also extracted that, despite their age, still help us to understand and enrich the contemporary debate revolving around landscaping and gardening. The thesis argues that: 1) the modern idea of gardening must be based on history; 2) history is fundamental even to address the topics of maintenance and restoration of historical gardens; 3) like Leon Battista Alberti maintains, valid theory and ideas produce valuable works; 4) the influence played by aesthetics on authors can be found in many important modern and contemporary gardens. Chapter 1 contains the definition of essay and of the Renaissance concept of aesthetics, analyzed by: a) the idea of science and 2) the analysis of some paintings of the period. Chapters 2 and 3 discuss respectively the theoretical principles of the essays and the design, methodology, construction techniques and the methods of representation of the project according to the authors. These chapters are preparatory toward the following chapters and provide us with the keys necessary to read and interpret Renaissance and modern gardens. Chapter 4 highlights the great influence exercised by those authors on the planning of important villas and gardens from the Renaissance while describing their elements. The 5th and final chapter analyzes some modern gardens among which Chiswick, Villa “I Tatti”, Sutton Place, Villa “Il Roseto”. These villas renew and in our opinion carry on the lesson of the essays written in the Renaissance. The first addendum suggests future lines of research derived from the thesis, while the second addendum contains biographical information regarding the authors examined.

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Si bien se han ido realizando análisis sistemáticos desde el punto de vista arquitectónico de los diferentes jardines nacionales europeos, el jardín clásico español, a pesar del importante incremento de bibliografía operado en la última década, no ha sido todavía estudiado desde los criterios compositivos y espaciales propios de la disciplina arquitectónica. Responde el jardín clásico español a una organización perspectiva que proviene de las construcciones espaciales originadas y desarrolladas en Italia durante los siglos XV y XVI; establece, además, una importante conexión con la arquitectura de jardines contemporánea, es decir, las grandes corrientes europeas –desde el jardín renacentista italiano al barroco francés-, que asume, interpreta e incluso supera en cuanto a organización unitaria e integración con su entorno en varios ejemplos señeros. Pero esta imbricación europea se ve puntualizada por una influencia primordial: el concepto islámico del espacio arquitectónico, caracterizado por la fragmentación y la pérdida de la axialidad, que en España se extiende de forma generalizada. Fusionada con los principios perspectivos provenientes de Italia, esta concepción espacial proporciona a los jardines –y demás edificios- una gran riqueza espacial que, poco analizada y mal comprendida, se ha considerado habitualmente como falta de pericia compositiva. Este hecho ha negado a los jardines españoles originalidad alguna –otorgada, en cambio, a los hispanomusulmanes- y una clasificación periférica en la historia de la disciplina. El jardín clásico español presenta tres etapas principales: una primera, durante los siglos XVI y XVII, que se podría denominar renacentista; una segunda, en la primera mitad del siglo XVIII, de ascendencia barroca francesa, y, por último, en la segunda mitad del Ochocientos, el jardín neoclásico, que en buena medida retoma la organización formal de la primera etapa renacentista. Las tres influencias preponderantes en el jardín renacentista español son la hispanomusulmana, procedente de la ocupación islámica en España desde el siglo VIII hasta el XV, cuya estela se mantiene durante todo el desarrollo del jardín clásico; una flamenca, de menor calado y cuyo origen está en los contactos políticos de la corona española con Flandes, y, por último, la italiana, de donde procederá la espacialidad perspectiva propia del Renacimiento, extendida por toda Europa y conocida en España asimismo por vínculos políticos y culturales. El jardín hispanomusulmán va a proporcionar los rasgos distintivos de la jardinería española posterior, derivados de la necesaria adaptación compositiva a un medio físico poco idóneo para la implantación de jardines. Esta cuestión se soluciona tradicionalmente de forma perfecta con el patio y el apoyo de una serie de elementos arquitectónicos de carácter ligero articulados aleatoriamente con la vivienda para organizar su entorno, operación que produce un organismo superior asimétrico y estructurado a partir de pequeños fragmentos ordenados por ejes quebrados, cuyo crecimiento no presupone un cambio en las cualidades espaciales del jardín. Esta ordenación quebrada y la fragmentación espacial tienden a embarazar la unidad perspectiva renacentista, de tal forma que el jardín español no presenta grandes ejes visuales ni espacios fugados, sino pequeñas piezas independientes –adaptadas mejor a la corrección climática y al riego- que se agregan sin intención de regularidad o simetría, pues buscan la ambigüedad espacial mediante la ofuscación de la percepción y orientación en el jardín, como sucedía en las obras hispanomusulmanas. El jardín renacentista español tendrá una doble vertiente dependiendo del medio físico donde se asiente: si este es poco propicio a la implantación de jardines, se recuperará la ordenación espacial medieval musulmana como respuesta compositiva a dicho entorno remiso, pues los ensayos de jardines basados en elementos arquitectónicos, ante la dificultad de estructurar el espacio del jardín en España con las componentes naturales –topografía, vegetación y agua-, se realizaron con éxito y se reutilizaron en siglos posteriores, e incluso alcanzan el momento actual; contemporáneamente, en territorios propicios a la creación de jardines –generalmente, riberas de ríos-, se podrá desarrollar el espacio perspectivo unitario italiano, que producirá ejemplos de gran calidad. Así, Felipe II creará de forma simultánea jardines muy diferentes según su ubicación. Entre los de carácter más medieval destacan los del Alcázar de Madrid y Valsaín –con el antecedente de Yuste, promovido por Carlos V-, y de los plenamente renacentistas, la Casa de Campo, El Escorial y Aranjuez, éstos últimos de Juan Bautista de Toledo. Los dos primeros se organizan con varios recintos independientes articulados por ejes quebrados y ordenados a partir de elementos ligeros –galerías, torreones, miradores- que se proyectan hacia el exterior para dar forma al entorno inmediato del palacio. Los últimos, en cambio, utilizan las posibilidades del medio natural para estructurar los jardines, y establecen magníficos ejes de raigambre renacentista, origen de espacios perspectivos unitarios de gran interés, dado su tamaño y temprana fecha de creación. Así, en la Casa de Campo la villa se articula con un jardín llano cuya unidad espacial no tiene parangón en la Italia del momento; en Aranjuez, el Jardín de la Isla, independiente en su trazado del palacio que lo propicia, presenta una superposición de dos ejes con gradientes en sentido contrario, y una ordenación a escala territorial, las Huertas de Picotajo, con una malla focalizada de doble simetría adaptada a un difícil meandro del río Jarama y con capacidad de extensión ilimitada en la vega de Aranjuez, que es contemporánea pero mucho más evolucionada que los primeros tridentes creados en Italia y anterior en un siglo a las formalizaciones de Versalles. Frente a estas realizaciones reales, en España los jardines nobiliarios responden a una clara influencia medieval, como los del duque de Alcalá en Bornos, el marqués de Mondéjar, Bellaflor en Sevilla, la Casa del Rey en Arganda o el cigarral de Buenavista en Toledo. Pero en paralelo con éstos y promovidos por nobles conectados con Italia, se están implantando jardines de hispanomusulmana-, en fechas incluso anteriores a los construidos por la corona. Así, el marqués de Villena construye en Cadalso de los Vidrios un jardín con una tempranísima ordenación en terrazas que se integra con su entorno; el duque de Alba en Abadía realiza la misma operación con mayor desarrollo espacial; y en Béjar por el duque de esta ciudad salmantina se establece otro jardín de clara espacialidad italiana, pero con la casa fuera de la ordenación. El siglo XVII supone, en los escasos ejemplos construidos, la prolongación de la espacialidad renacentista introducida por Juan Bautista de Toledo. Hay una clara continuidad en los jardines aterrazados, como La Zarzuela y La Florida, mientras en el ejemplo llano principal, el Buen Retiro, se atiende más a la fragmentación hispana y a una adaptación de los sistemas de extensión al aumento de escala. Así había sucedido en Italia, donde los jardines de malla ortogonal se convirtieron en grandes parques focalizados, con avenidas arboladas y remates perspectivos, elementos que se repiten en el jardín madrileño, aunque sin la unidad conseguida en los precedentes mediante la focalización. El siglo XVIII va a conocer la nueva dinastía de los Borbones y el jardín barroco francés, que supondrá un cambio radical en la concepción espacial del jardín, aunque la influencia hispana no dejará de producirse. El tamaño de estos jardines, su coste de implantación y mantenimiento y la falta de adaptación al medio físico español serán los factores principales del escaso desarrollo que el jardín de Le Nôtre alcanzó en España. A pesar de los proyectos realizados - algunos de gran calidad, como los de Robert de Cotte para el Buen Retiro, los del Palacio Real Nuevo, el de Riofrío y el del castillo de Villaviciosa de Odón-, sólo se van a construir escasos parterres de los denominados urbanos. Entre ellos hay que destacar los del Buen Retiro, Aranjuez y palacios de Liria, Buenavista y Altamira en Madrid, Piedrahita para los duques de Alba, el convento de Santa Bárbara, Migas Calientes –algunos de éstos quedaron en proyecto-, a los que se añade un gran jardín con todos los componentes, que es San Ildefonso de La Granja. En La Granja se puede encontrar un parque completo a la francesa, que responde en mayor medida a los principios establecidos en el tratado de Dezallier d'Argenville que a la influencia directa de las obras de Le Nôtre. Pero la ordenación canónica de jardín barroco francés se particulariza mediante los dispositivos proyectuales de origen hispano, pues se desjerarquizan los ejes principales impidiendo su continuidad, que queda truncada por desarrollos paralelos, interrupciones perspectivas y ejes quebrados. En la segunda mitad del siglo XVIII, los propios monarcas Borbones recuperarán los jardines regulares de los Austrias, cuyos tipos llano y aterrazado tuvieron un importante desarrollo con Felipe II y Juan Bautista de Toledo y gozaban de un merecido prestigio. Ya con Fernando VI se introdujeron ordenaciones de inspiración renacentista, como en el Jardín del Príncipe de Aranjuez; pero será con su hermano Carlos III cuando se revisen las actuaciones filipinas. Juan de Villanueva fue el autor de los principales jardines del momento -entre ellos, las Casitas realizadas para el príncipe de Asturias, el futuro Carlos IV y su hermano el infante Don Gabriel- aunque Ventura Rodríguez realizó en esos años un magnífico epílogo del jardín aterrazado en España: el palacio para el infante Don Luis en Boadilla del Monte, así como proyectos para el parque del Palacio Real Nuevo. En las Casitas de El Escorial –en menor medida en El Pardo-, Villanueva recoge una larga tradición de jardines aterrazados que, además, inserta magistralmente en su entorno, dentro de la secular tradición española de adaptación al medio físico. Lejos de presentar una lectura canónica, aunque utilizando todos los recursos del tipo, el arquitecto consigue la ambigüedad espacial hispana mediante la superposición en el eje longitudinal de dos gradaciones de dirección contraria, accesos quebrados e interrupción de las visuales y el viario, sin prescindir de una ordenación clásica. También de Villanueva son el proyecto definitivo del Jardín Botánico, de gran claridad compositiva y orden científico, y, para el Palacio Real Nuevo y su entorno, el jardín previo a las Reales Caballerizas y una remodelación de la Casa de Campo y su acceso.

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Contiene los siguientes autos, con sus loas: El sacro Parnaso (pp. 1-35) ; El arca de Dios cautiva (pp. 36-69) ; La humildad coronada de las plantas (pp. 70-100) ; Los encantos de la culpa (pp. 101-129) ; ¿Quién hallará muger fuerte? (pp. 130-163) ; El jardín de Falerina (pp. 165-200) ; El cordero de Isaías (pp. 201-244) ; Mystica y real Babilonia (pp. 245-280) ; No ay instante sin milagro (pp. 281-315) ; El orden de Melchisedech (pp. 316-350) ; El socorro general (pp. 351-388) ; La redención de cautivos (pp. 389-423)