985 resultados para Caballeros y caballería
Resumo:
En occidente, el verdadero elogio del trabajo comienza con Hesíodo en Los trabajos y los días. Han transcurrido al menos dos siglos y ya han quedado a un lado los temas clásicos de Homero. El culto del heroísmo, la nobleza del coraje, la gloria en la batalla, la honra de morir en el combate, todavía están vigentes, por supuesto; pero la joven cultura griega ya se ha abierto camino, ha definido algunas de sus fronteras y ahora, Grecia exige de sus habitantes una vida de trabajo. El poema didáctico y campesino de Hesíodo viene a decir, después de Homero, que no sólo de heroísmo vive el hombre o, lo que es aún mejor, que elheroísmo no se encuentra únicamente en los ruidosos combates de los caballeros nobles frente a Troya. También es heroica la lucha tenaz y silenciosa de los trabajadores con la dura tierra. En este sentido, sitúa en lo más alto la estimación del trabajo. Se trata de la areté del trabajador y, su contraparte, la condena de la pereza: Por otra parte, la Odisea de Homero es una hermosa metáfora del retorno de la conciencia occidental sobre sí misma. Las aventuras de Odiseo son, en este sentido, las peligrosas tentaciones que pueden desviar al sujeto de su lógica. Y, como los héroes de todas las novelas que le siguieron, Odiseo se abandona una y otra vez a las aventuras; se deja llevar, se zambulle, se pierde en ellas para reencontrarse. Si se trata de las toxicomanías, la aventura que nos interesa es una de las primeras de la Odisea, el encuentro del héroe con los lotófagos, los comedores de la flor de loto. Aquellos que prueban ese 'florido manjar' están perdidos. Para Hegel, son los animales quienes están fijados a una repetición sin cambio. Puesto que no pueden hacer otra cosa con el objeto que consumirlo directamente, están condenados a lo mismo. La sabiduría humana, en cambio, se encuentra en rechazar la inmediatez; esto es lo que lo hace hombre: el hecho de poder inhibir ese movimiento, poder rechazar el consumo directo del objeto y hacerlo entrar en la dialéctica del intercambio. A diferencia de la joven cultura griega, nuestra época de vieja cultura frita se inclina, cada vez más, por el consumo y, cada vez menos, por la ciudadanía. Cada vez más consumidores y menos ciudadanos, que son tiempos oscuros los nuestros y la felicidad se encuentra en una lata de gaseosa y no en el ágora discutiendo una política pública y mucho menos laborando la tierra. Hoy, más que antes, la cultura exige de nosotros el consumo, y su atontamiento, que hay que comprar un nuevo tacho de basura aunque el viejo tacho, todavía funcione! Es por eso que las toxicomanías se ofrecen como el símbolo privilegiado de nuestra época. En ellas, se lleva hasta las últimas consecuencias un rasgo común de nuestro siglo: el consumo. El toxicómano, desde este punto de vista, es un verdadero fundamentalista del mercado: se ha tomado muy en serio el slogan de que la felicidad se encuentra en los objetos que podemos incorporar. Sean lavarropas automáticos, detergentes biodegradables, pieles de zorros, cocaína o diacepam, solo se trata de ampliar el número de consumidores. Más allá del trabajo, cada vez más alienado de nuestra globalización, pero también más allá de la pereza del consumo directo y tosco de los objetos que la cultura de hoy nos propone, la obra freudiana pareciera disponer de ciertas claves para pensar la felicidad
Resumo:
El capítulo 18 de 1615 muestra las voluminosas imágenes en madera de cuatro caballeros santos, que reciben, cada uno, la exégesis correspondiente. Esta serie, visible en cuanto representativa, se corresponde con un verdadero florilegio oculto. Hemos hablado en otros trabajos del hilván de Magdalenas, de san Patricio, de las Pietà, y también de los misterios del rosario. Esta vez, tres santos Tomás, santo Tomás apóstol, Tomás de Cantorbery y santo Tomás de Aquino, todos ellos innombrados, nos permiten interpretar el recorrido heroico y poético de los protagonistas, don Quijote y Sancho.
Resumo:
El presente trabajo indaga acerca de los procesos de diferenciación social campesina temprana en la Zamora medieval. Dicho proceso adquiere características particulares de acuerdo al marco señorial en que se inserten las comunidades. La documentación zamorana ha permitido agrupar los casos empíricos en dos tipos ideales, aquellos que presentan desarrollo de caballería y los que maduran al interior de cotos de abadengo. En cuanto al primer tipo, comprobamos que la caballería que surge de las propias clases campesinas tiende a transformarse en un sector privilegiado en la comunidad. Tal proceso de diferenciación se presenta con importantes disparidades evolutivas en las distintas comunidades. Las comunidades de este tipo que ingresan a la órbita episcopal evidencian conflictos violentos relacionados con la imposición de nuevos derechos señoriales y nuevas pautas de reproducción señorial. En cambio, en las aldeas desarrolladas desde su inicio al interior de cotos monásticos la diferenciación por el ejercicio de la función militar se encuentra negada. La única posibilidad estructural de diferenciación se relaciona con el ejercicio de funciones en representación del señor. El surgimiento de tales sectores evoluciona, entonces, de manera coherente con la construcción del poder señorial a escala local. En las comunidades con presencia de caballería será necesario desmontar las jerarquías preexistentes, proceso que determina que únicamente bien entrado el siglo XIII puedan comenzar a esbozarse nuevas elites locales y condiciones de poblamiento afines a la reproducción del señorío eclesiástico.
Resumo:
En occidente, el verdadero elogio del trabajo comienza con Hesíodo en Los trabajos y los días. Han transcurrido al menos dos siglos y ya han quedado a un lado los temas clásicos de Homero. El culto del heroísmo, la nobleza del coraje, la gloria en la batalla, la honra de morir en el combate, todavía están vigentes, por supuesto; pero la joven cultura griega ya se ha abierto camino, ha definido algunas de sus fronteras y ahora, Grecia exige de sus habitantes una vida de trabajo. El poema didáctico y campesino de Hesíodo viene a decir, después de Homero, que no sólo de heroísmo vive el hombre o, lo que es aún mejor, que elheroísmo no se encuentra únicamente en los ruidosos combates de los caballeros nobles frente a Troya. También es heroica la lucha tenaz y silenciosa de los trabajadores con la dura tierra. En este sentido, sitúa en lo más alto la estimación del trabajo. Se trata de la areté del trabajador y, su contraparte, la condena de la pereza: Por otra parte, la Odisea de Homero es una hermosa metáfora del retorno de la conciencia occidental sobre sí misma. Las aventuras de Odiseo son, en este sentido, las peligrosas tentaciones que pueden desviar al sujeto de su lógica. Y, como los héroes de todas las novelas que le siguieron, Odiseo se abandona una y otra vez a las aventuras; se deja llevar, se zambulle, se pierde en ellas para reencontrarse. Si se trata de las toxicomanías, la aventura que nos interesa es una de las primeras de la Odisea, el encuentro del héroe con los lotófagos, los comedores de la flor de loto. Aquellos que prueban ese 'florido manjar' están perdidos. Para Hegel, son los animales quienes están fijados a una repetición sin cambio. Puesto que no pueden hacer otra cosa con el objeto que consumirlo directamente, están condenados a lo mismo. La sabiduría humana, en cambio, se encuentra en rechazar la inmediatez; esto es lo que lo hace hombre: el hecho de poder inhibir ese movimiento, poder rechazar el consumo directo del objeto y hacerlo entrar en la dialéctica del intercambio. A diferencia de la joven cultura griega, nuestra época de vieja cultura frita se inclina, cada vez más, por el consumo y, cada vez menos, por la ciudadanía. Cada vez más consumidores y menos ciudadanos, que son tiempos oscuros los nuestros y la felicidad se encuentra en una lata de gaseosa y no en el ágora discutiendo una política pública y mucho menos laborando la tierra. Hoy, más que antes, la cultura exige de nosotros el consumo, y su atontamiento, que hay que comprar un nuevo tacho de basura aunque el viejo tacho, todavía funcione! Es por eso que las toxicomanías se ofrecen como el símbolo privilegiado de nuestra época. En ellas, se lleva hasta las últimas consecuencias un rasgo común de nuestro siglo: el consumo. El toxicómano, desde este punto de vista, es un verdadero fundamentalista del mercado: se ha tomado muy en serio el slogan de que la felicidad se encuentra en los objetos que podemos incorporar. Sean lavarropas automáticos, detergentes biodegradables, pieles de zorros, cocaína o diacepam, solo se trata de ampliar el número de consumidores. Más allá del trabajo, cada vez más alienado de nuestra globalización, pero también más allá de la pereza del consumo directo y tosco de los objetos que la cultura de hoy nos propone, la obra freudiana pareciera disponer de ciertas claves para pensar la felicidad
Resumo:
En Bartleby y compañía Enrique Vila-Matas reúne un gran número de relatos breves y brevísimos de escritores que en cierto momento de su vida dejaron de escribir. La autonomía de estos 'microrrelatos' es parecida a la de los relatos orales que los autores/editores de los siglos XV y XVI reunían en antologías y colecciones de cuentos o libros de caballería y de pastores. Mientras que la invención de la imprenta facilita el desarrollo de texturas más enredadas y un sutil sistema de subordinaciones que confieren una creciente coherencia a amplios conjuntos narrativos, Enrique Vila-Matas opta por una estructura esencialmente paratáctica. Mediante un juego de alusiones a una multitud de hipotextos, esta estructura sugiere un estado de fragmentación y una libertad de asociación que ilustra la temática central del libro, el rechazo de una 'literatura alimenticia' a favor de la literatura del No.
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El capítulo 18 de 1615 muestra las voluminosas imágenes en madera de cuatro caballeros santos, que reciben, cada uno, la exégesis correspondiente. Esta serie, visible en cuanto representativa, se corresponde con un verdadero florilegio oculto. Hemos hablado en otros trabajos del hilván de Magdalenas, de san Patricio, de las Pietà, y también de los misterios del rosario. Esta vez, tres santos Tomás, santo Tomás apóstol, Tomás de Cantorbery y santo Tomás de Aquino, todos ellos innombrados, nos permiten interpretar el recorrido heroico y poético de los protagonistas, don Quijote y Sancho.
Resumo:
Tirada de 200 ejemplares
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Índice
Resumo:
Tít. tomado de principio de texto
Resumo:
Pie de imp. tomado de colofón.
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Tít. tomado de principio de texto