1000 resultados para desigualdad de género
Resumo:
El presente documento aborda la experiencia de dos países de la región que han desarrollado instrumentos jurídicos e institucionales para promover mayor justicia para las mujeres en el ámbito de la economía del cuidado: el caso de Colombia a través de la Ley 1413 que regula la inclusión de la economía del cuidado en el sistema de cuentas nacionales y la experiencia que aporta la política de los Círculos Infantiles en Cuba. Este análisis se enmarca en el trabajo de sistematización y análisis de políticas justas para la igualdad de género desarrollada por la División de Asuntos de Género de la CEPAL, en base al instrumento diseñado especialmente con este fin, una matriz de análisis de políticas justas de género, el que permite dar cuenta —considerando todas las fases del ciclo de las políticas públicas— de aquellas políticas orientadas a superar las desigualdades que afectan a las mujeres. En esta ocasión, se aborda la desigualdad que enfrentan las mujeres respecto de su autonomía económica a causa de la organización social el cuidado, desigualdad que las dos políticas analizadas pretenden subsanar, mediante distintas estrategias y mecanismos.
Resumo:
La sociedad y la cultura reproducen estereotipos tradicionales de roles de género; éstos están signados por la desigualdad y la asimetría de poder y tienden a actuar en detrimento de las posibilidades de las mujeres. De esta manera, los patrones que se van construyendo quedan profundamente introyectados como modelos, principios y actitudes en las sociedades humanas. El mercado de trabajo no es ajeno a esta problemática, y en él se reproducen éstos patrones. Esta desigualdad se plasma en distintos fenómenos sociales como los ya conocidos de la segregación ocupacional, discriminación salarial, y la imposibilidad de las mujeres de llegar a ocupar los puestos jerárquicos. De esta manera se imponen profundas restricciones a las posibilidades de inserción en la actividad económica.
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El servicio doméstico se constituye como un lugar que vincula prácticas sociales y lógicas económicas con distintos contenidos de racionalidad. Es un espacio en el que habitualmente convergen ámbitos diferentes -el rural y el urbano-, distintas maneras de organizar la institucionalidad -la pública y la privada-, tensiones valorativas de contigüidad y exterioridad en las relaciones de interacción. Diferentes estudios enfatizan ciertas características entre las trabajadoras del sector en donde podemos encontrar puntos que sintetizan la vulnerabilidad social, la precariedad laboral y la dominación de género. Es una actividad en la que confluyen diferentes formas de desigualdad: entre hombres y mujeres, clases sociales, razas y grupos étnicos, entre migrantes y trabajadores locales, entre lo público y lo privado. Se estima que América Latina, según datos de la OIT, utiliza alrededor de un 7,6 de trabajadores en el sector, y en Argentina el Ministerio de Trabajo de la Nación señala que el 7,4 de la población ocupada, se desempeña en el servicio doméstico, lo que es decir alrededor de 800.000 mujeres, y de éstas un 81,9 no está registrado. En Santiago del Estero en el último trimestre de 2013, el servicio doméstico representaba un 25,03 de la PEA femenina
Resumo:
En el trabajo me propongo reflexionar sobre las barreras que impiden a las mujeres acceder a su derecho de participación política, en función de las relaciones de inequidad dentro de las familias. Abordaré cómo las características de dicha institución y la división sexual del trabajo que en ella se establece, tal como está estructurada actualmente en la sociedad argentina, influye en la posibilidad de ejercicio de la ciudadanía femenina. En este contexto, es sumamente relevante cuestionar la desigualdad en el trabajo de cuidado no remunerado como una restricción a la ciudadanía ampliada de las mujeres, y en particular como una importante barrera para desempeñar cargos públicos representativos. En función de esto presentaré y analizaré los datos de la Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo, realizada en Argentina en el año 2013, junto con los datos sobre representación de la mujer en los órganos políticos del mismo país
Resumo:
Para comprender los fenómenos delictivos suele recurrirse al análisis de las desigualdades de clase, enfocándose en la marginalidad urbana para dar cuenta de los delitos callejeros violentos, y en la estratificación social para referirse a los diferentes tipos de delito que se cometen según la clase social. Pero el género no debe olvidarse como una determinación fundamental a tener en cuenta al estudiar el delito, lo cual puede sostenerse en las contundentes diferencias en las frecuencias y características de los hechos delictuales según el sexo de los ejecutores y víctimas de los mismos. En este trabajo nos proponemos, a partir del análisis de delitos publicados por la prensa escrita, reflexionar acerca de la incidencia del sexo en el nivel de comisión de delitos, en el tipo de delito y en la violencia de los mismos. Concluimos que aunque las mujeres sigan delinquiendo mucho menos y con menor violencia que los varones, estas tendencias están actualmente en transformación. El incremento de la delincuencia femenina puede tomarse como un indicador de la disminución de la desigualdad en las relaciones de poder entre mujeres y varones, síntoma de tendencias de crisis del patriarcado debidas a la atenuación de los controles informales disciplinarios sobre las mujeres
Resumo:
Fil: Sánchez, María Angeles Magali. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.
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Fil: Sánchez, María Angeles Magali. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.
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El servicio doméstico se constituye como un lugar que vincula prácticas sociales y lógicas económicas con distintos contenidos de racionalidad. Es un espacio en el que habitualmente convergen ámbitos diferentes -el rural y el urbano-, distintas maneras de organizar la institucionalidad -la pública y la privada-, tensiones valorativas de contigüidad y exterioridad en las relaciones de interacción. Diferentes estudios enfatizan ciertas características entre las trabajadoras del sector en donde podemos encontrar puntos que sintetizan la vulnerabilidad social, la precariedad laboral y la dominación de género. Es una actividad en la que confluyen diferentes formas de desigualdad: entre hombres y mujeres, clases sociales, razas y grupos étnicos, entre migrantes y trabajadores locales, entre lo público y lo privado. Se estima que América Latina, según datos de la OIT, utiliza alrededor de un 7,6 de trabajadores en el sector, y en Argentina el Ministerio de Trabajo de la Nación señala que el 7,4 de la población ocupada, se desempeña en el servicio doméstico, lo que es decir alrededor de 800.000 mujeres, y de éstas un 81,9 no está registrado. En Santiago del Estero en el último trimestre de 2013, el servicio doméstico representaba un 25,03 de la PEA femenina
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En el trabajo me propongo reflexionar sobre las barreras que impiden a las mujeres acceder a su derecho de participación política, en función de las relaciones de inequidad dentro de las familias. Abordaré cómo las características de dicha institución y la división sexual del trabajo que en ella se establece, tal como está estructurada actualmente en la sociedad argentina, influye en la posibilidad de ejercicio de la ciudadanía femenina. En este contexto, es sumamente relevante cuestionar la desigualdad en el trabajo de cuidado no remunerado como una restricción a la ciudadanía ampliada de las mujeres, y en particular como una importante barrera para desempeñar cargos públicos representativos. En función de esto presentaré y analizaré los datos de la Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo, realizada en Argentina en el año 2013, junto con los datos sobre representación de la mujer en los órganos políticos del mismo país
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Para comprender los fenómenos delictivos suele recurrirse al análisis de las desigualdades de clase, enfocándose en la marginalidad urbana para dar cuenta de los delitos callejeros violentos, y en la estratificación social para referirse a los diferentes tipos de delito que se cometen según la clase social. Pero el género no debe olvidarse como una determinación fundamental a tener en cuenta al estudiar el delito, lo cual puede sostenerse en las contundentes diferencias en las frecuencias y características de los hechos delictuales según el sexo de los ejecutores y víctimas de los mismos. En este trabajo nos proponemos, a partir del análisis de delitos publicados por la prensa escrita, reflexionar acerca de la incidencia del sexo en el nivel de comisión de delitos, en el tipo de delito y en la violencia de los mismos. Concluimos que aunque las mujeres sigan delinquiendo mucho menos y con menor violencia que los varones, estas tendencias están actualmente en transformación. El incremento de la delincuencia femenina puede tomarse como un indicador de la disminución de la desigualdad en las relaciones de poder entre mujeres y varones, síntoma de tendencias de crisis del patriarcado debidas a la atenuación de los controles informales disciplinarios sobre las mujeres
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En el trabajo me propongo reflexionar sobre las barreras que impiden a las mujeres acceder a su derecho de participación política, en función de las relaciones de inequidad dentro de las familias. Abordaré cómo las características de dicha institución y la división sexual del trabajo que en ella se establece, tal como está estructurada actualmente en la sociedad argentina, influye en la posibilidad de ejercicio de la ciudadanía femenina. En este contexto, es sumamente relevante cuestionar la desigualdad en el trabajo de cuidado no remunerado como una restricción a la ciudadanía ampliada de las mujeres, y en particular como una importante barrera para desempeñar cargos públicos representativos. En función de esto presentaré y analizaré los datos de la Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo, realizada en Argentina en el año 2013, junto con los datos sobre representación de la mujer en los órganos políticos del mismo país
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El servicio doméstico se constituye como un lugar que vincula prácticas sociales y lógicas económicas con distintos contenidos de racionalidad. Es un espacio en el que habitualmente convergen ámbitos diferentes -el rural y el urbano-, distintas maneras de organizar la institucionalidad -la pública y la privada-, tensiones valorativas de contigüidad y exterioridad en las relaciones de interacción. Diferentes estudios enfatizan ciertas características entre las trabajadoras del sector en donde podemos encontrar puntos que sintetizan la vulnerabilidad social, la precariedad laboral y la dominación de género. Es una actividad en la que confluyen diferentes formas de desigualdad: entre hombres y mujeres, clases sociales, razas y grupos étnicos, entre migrantes y trabajadores locales, entre lo público y lo privado. Se estima que América Latina, según datos de la OIT, utiliza alrededor de un 7,6 de trabajadores en el sector, y en Argentina el Ministerio de Trabajo de la Nación señala que el 7,4 de la población ocupada, se desempeña en el servicio doméstico, lo que es decir alrededor de 800.000 mujeres, y de éstas un 81,9 no está registrado. En Santiago del Estero en el último trimestre de 2013, el servicio doméstico representaba un 25,03 de la PEA femenina
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Fil: Sánchez, María Angeles Magali. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.
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La lucha contra la pobreza y la desigualdad ocupa la lista de prioridades y tareas pendientes, en la mayoría de los países de América Latina; es un hecho, sustentado en estadísticas e informes de importantes organizaciones a nivel mundial (que se citan más adelante), que una gran parte de la población enfrenta dificultades y barreras que impiden el pleno disfrute de beneficios, derechos y libertades y que las desigualdades persisten en varios campos, afectando mayoritariamente a un grupo de población: las mujeres. Esa realidad implica que los proyectos, políticas, estrategias y acciones enfocadas en la promoción del desarrollo humano deben actuar con plena consciencia sobre esas desigualdades y procurar intervenciones más efectivas, que atiendan las necesidades e intereses diferenciados de hombres y mujeres y generen beneficios bajo criterios de igualdad. Para lograr tal fin, es necesario desvirtuar las intervenciones que asumen como ciertos los roles estereotipados de mujeres y hombres — desconociendo la existencia de relaciones, características, roles y responsabilidades diferenciadas por sexo — y adoptan fórmulas únicas para dar respuesta a problemas comunes, ya que no sólo no disminuyen las brechas de desigualdad entre los sexos si no que directa o indirectamente continúan perpetuándolas. ¿Por qué analizar el papel de la mujer en el desarrollo humano? Intentar entender la relación entre mujer y desarrollo humano es internarse en un complejo sistema de factores, causas y efectos que van desde intereses económicos y políticos hasta mitos y creencias socialmente aceptadas y reforzadas generacionalmente. A pesar de los avances logrados en los últimos años, aún hoy en muchos lugares del mundo siguen existiendo mujeres que se enfrentan a los estereotipos de género, las barreras sociales y culturales y una serie de situaciones desiguales que las hacen más propensas a la pobreza, más vulnerables y peor posicionadas en varios aspectos del desarrollo. Esa vulnerabilidad y empobrecimiento de las mujeres, también llamada feminización de la pobreza, es generalmente ocasionada por múltiple factores, entre los cuáles (FAO, 1998) cita: “Acceso limitado a los recursos de producción, a los servicios sociales, y comerciales; desempleo, subempleo y/o desigualdad en la remuneración; exclusión o limitada participación en los procesos de toma de decisiones y formulación de políticas; legislación desfavorable o discriminatoria…existencia y reproducción de la discriminación en el seno del hogar; creciente migración masculina y consecuente abandono de las mujeres e hijos...” adicionalmente los estereotipos, el sistema patriarcal y la privación de la mujer de sus derechos por medios violentos y de coacción le hacen aún más difícil avanzar hacia su desarrollo humano. Mantener, aproximadamente, al 50% de la población mundial en condiciones de desigualdad implica impactos negativos, no solo para las mujeres, sino para la eficiencia, el crecimiento económico y el desarrollo de la sociedad en su conjunto, que se dan por hechos como: La correlación entre los bajos índices de desarrollo de las mujeres y los menores niveles de desarrollo alcanzados por sus hijos e hijas que se configuran como un mecanismo de reproducción de la pobreza de una generación a otra. La correlación entre Índice de Desarrollo Humano (IDH) y el Índice de Potenciación de Género (IPG), que según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sugieren que la igualdad de género va de la mano de mayores y mejores niveles de desarrollo de la sociedad. La directa relación entre el papel de la mujer y su posibilidad para ejercer sus derechos y el logro de objetivos de desarrollo del milenio, en aspectos como el crecimiento demográfico. La clara contribución de la mujer a la producción, la economía, el cuidado de la fuerza de trabajo y las futuras generaciones y el desarrollo comunitario. “La igualdad de género es parte de la economía inteligente: puede aumentar la eficiencia económica y mejorar otros resultados en materia de desarrollo de tres maneras distintas. En primer lugar, eliminar las barreras que impiden que las mujeres tengan el mismo acceso que los hombres a la educación, a las oportunidades económicas y a los insumos productivos puede dar lugar a aumentos generalizados de la productividad... En segundo lugar, mejorar el estatus absoluto y relativo de las mujeres promueve muchos otros resultados en materia de desarrollo, incluidos los que afectan a sus hijos e hijas. En tercer lugar, equilibrar la balanza —de manera que las mujeres y los hombres gocen de las mismas oportunidades de tener una actividad social y política, tomar decisiones y definir las políticas— probablemente conducirá con el tiempo al establecimiento de instituciones y opciones de política más representativas y más incluyentes, y por tanto a una vía más apropiada hacia el desarrollo. (Banco Mundial, 2012) En congruencia con todo lo anterior este trabajo busca entender la perspectiva de género y su influencia en el desarrollo humano de dos grupos de mujeres ubicadas en el estado de Alagoas en Brasil. Como punto de partida se definieron las siguientes preguntas de investigación: 1) ¿Los grupos analizados enfrentan desigualdades, en el contexto familiar y comunitario, por causa de su sexo? 2) ¿Qué factores están interfiriendo en el ejercicio de los derechos y libertades de las mujeres específicamente en las áreas de tiempo, trabajo, dinero y poder? 3) ¿Cuáles son las interrelaciones entre las áreas anteriormente mencionadas y el desarrollo de las mujeres? 4) ¿La situación de las mujeres y las relaciones de género guardan similitudes en contextos urbanos y rurales? Para lograr una respuesta aproximada a estas preguntas, se realizó un análisis de género utilizando la combinación de algunos aspectos del marco de Marco de Análisis de Género de Harvard y el Marco de Moser y se realizaron comparaciones entre dos grupos de mujeres de dos contextos geográficos diferentes, el rural y el urbano. Considerando la amplitud de las dimensiones de género que podrían ser incluidas, el análisis se realizó en torno a los aspectos de tiempo, trabajo, recursos financieros, participación y poder. La metodología utilizada incluyó siguientes herramientas: 1) Análisis del marco jurídico relativo a género 2) Análisis del contexto específico de cada grupo. 3) Aproximación a las necesidades e intereses de las mujeres 4) Análisis de roles y distribución sexual del trabajo 5) Análisis del acceso y control a los recursos 6) Aproximación al análisis de capacidad de las organizaciones responsables para trabajar con perspectiva de género. Con base en los resultados de estos análisis se aportan algunas recomendaciones para la disminución de esas brechas. 7) Análisis de brechas de género, mecanismos de reproducción e impactos en el desarrollo humano de las mujeres
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Las desigualdades en salud entre mujeres y hombres están fuertemente condicionadas por determinantes sociales en los que intervienen los sistemas de género. De hecho, mujeres y hombres concluyen en datos distintos según morbilidad y mortalidad que están relacionados con sus tareas o división sexual del trabajo, expectativas de rol, posición e identidad social de género. Así, se necesita información con sensibilidad de género para comprender y paliar estas situaciones de desigualdad en salud. Ello conduce a examinar los métodos y herramientas de recogida de información. Los objetivos de este estudio son: 1. Analizar con enfoque de género las fuentes de información, las estadísticas e indicadores sobre salud y determinantes existentes en España, y 2. Proponer la utilización de variables indicadoras del estado de salud y sus determinantes sensibles a género.