945 resultados para Astronautics and civilization
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Ao longo do século XIX, os governos municipais proibiram determinados usos, tais como a permanência e circulação de animais em Belém por meio de “Códigos de Posturas”. Mesmo após a Intendência de Antonio Lemos (1897-1911), período de apogeu da economia gomífera e consolidação do regime republicano, as proibições permaneceram, e a elas foram adicionadas medidas e ações práticas como a criação de uma Guarda Municipal. A presente dissertação investiga como o poder público queria disciplinar os moradores da capital paraense no uso de animais e resultados práticos disso, focando a análise em três tipos de proibições: maltratar os animais de carga, soltar animais de gado de qualquer espécie pelas ruas e praças, e ter cães sem licença municipal. Para tanto, eu investiguei fontes como os “Códigos de Posturas”, “Relatórios dos Intendentes Municipais”, jornais, literatura e imagens. Analisei esta documentação utilizando conceitos como o de natureza e de civilização, na perspectiva da História Ambiental.
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Pós-graduação em Psicologia - FCLAS
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Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior (CAPES)
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Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo (FAPESP)
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Pós-graduação em Letras - IBILCE
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Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior (CAPES)
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Abstract Montana's Lee Metcalf was an extraordinary Montana leader with an unbelievable record of accomplishment fighting for the little people against the forces of economic and political power. The public memory is so short that this film will serve to help reacquaint Lee & Donna Metcalf to most of those who were around during their time. But it will also provide an opportunity for new generations to receive a perspective of an important leader from an important time. (Language from YouTube version of the film, written and provided by Executive Producer Evan Barrett) Lee Warren Metcalf (January 28, 1911 – January 12, 1978) was an American lawyer, judge, and politician. A member of the Democratic Party, he served as a U.S. Representative (1953–1961) and a U.S. Senator (1961–1978) from Montana. He was permanent acting President pro tempore of the Senate, the only person to hold that position, from 1963 until his death in 1978. U.S. House of Representatives During his tenure in the House, Metcalf served on the Education and Labor Committee (1953–1959), Interior and Insular Affairs Committee (1955–1959), Select Astronautics and Space Exploration Committee (1958), and Ways and Means Committee (1959–1960). He became known as one of Congress's "Young Turks" who promoted liberal domestic social legislation and reform of congressional procedures. He introduced legislation to provide health care to the elderly ten years before the creation of Medicare. He earned the nickname "Mr. Education" after sponsoring a comprehensive bill providing for federal aid to education. He also voted against legislation that would have raised grazing permits on federal lands, and led the opposition to a bill that would have swapped forested public lands for cutover private lands. He was elected chairman of the Democratic Study Group in 1959. U. S. Senate Regarded as "a pioneer of the conservation movement", Metcalf worked to protect the natural environment and regulate utilities. He helped pass the Wilderness Act of 1964, and supported the creation of the Great Bear Wilderness and the Absaroka-Beartooth Wilderness. In 1962, he introduced a "Save Our Streams" bill to preserve natural recreation facilities and protect fish and wildlife from being destroyed by highway construction. He was a longtime member of the Migratory Bird Conservation Commission. He was also active on the issue of education. He was a leading supporter of the Elementary and Secondary Education Act, the effort to extend the G.I. Bill's educational benefits to a new generation of veterans, and the development of legislation to improve federally-aided vocational education.[1] The Peace Corps was established under leadership of Metcalf and Senator Mansfield. In 1983, by act of Congress, the Lee Metcalf Wilderness area was created in southwestern Montana in honor of the late Congressman. The Great Bear Wilderness and Absaroka-Beartooth Wilderness areas were also created as a result of Metcalf's efforts in Congress, in addition to the Lee Metcalf National Wildlife Refuge in Montana. Metcalf was ranked number 15 on a list of the 100 Most Influential Montanans of the Century by the Missoulian newspaper. This text is courtesy of Wikipedia®, a registered trademark of the Wikimedia Foundation, Inc., a non-profit organization, and is available under the Creative Commons Attribution-ShareAlike License.
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En este trabajo nos proponemos analizar descripciones que se hacen del personaje Peter Pan, como recreación eduardiana del arquetipo del dios griego Pan, para ver de qué manera dialogan esas construcciones con los diferentes sentidos que esta deidad fue connotando en contextos diversos en los que ocurrió su figura (desde obras de la literatura clásica, atravesadas por las lecturas, re-lecturas y re-escrituras de la tradición literaria británica). Veremos que Peter Pan, en los textos que el escritor escocés James M. Barrie escribió sobre él en un lapso de alrededor de treinta años, oficia "como Pan", en una dimensión alegórica, de nexo/puente entre dos conceptos que se presentan como opuestos: la Naturaleza y la Civilización. La primera aparece como el lugar donde se encuentran los dominios del dios/niño eterno, a los que solo pueden ingresar algunos pocos elegidos, y es símbolo de una nostalgia por una esencia perdida que, a su vez, se asocia con el concepto de infancia. La segunda representa negativamente el modelo de sociedad capitalista moderna que impone reglas que se contraponen a ese yo «natural». En este sentido, esa Arcadia se conecta con la literatura para niños, ya que son ellos "junto con los poetas" quienes tienen todavía permitido el acceso a ese lugar, y la capacidad de oír el «llamado» que Peter hace con la música de su flauta, del mismo modo en que son ellos quienes pueden disfrutar de esas lecturas y a quienes estas están dirigidas. Esta oposición de Naturaleza vs. Civilización conforma la «estructura del sentir» de la cultura de principios del siglo XX en Gran Bretaña, de la cual la literatura para niños es parte fundamental
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En este trabajo nos proponemos analizar descripciones que se hacen del personaje Peter Pan, como recreación eduardiana del arquetipo del dios griego Pan, para ver de qué manera dialogan esas construcciones con los diferentes sentidos que esta deidad fue connotando en contextos diversos en los que ocurrió su figura (desde obras de la literatura clásica, atravesadas por las lecturas, re-lecturas y re-escrituras de la tradición literaria británica). Veremos que Peter Pan, en los textos que el escritor escocés James M. Barrie escribió sobre él en un lapso de alrededor de treinta años, oficia "como Pan", en una dimensión alegórica, de nexo/puente entre dos conceptos que se presentan como opuestos: la Naturaleza y la Civilización. La primera aparece como el lugar donde se encuentran los dominios del dios/niño eterno, a los que solo pueden ingresar algunos pocos elegidos, y es símbolo de una nostalgia por una esencia perdida que, a su vez, se asocia con el concepto de infancia. La segunda representa negativamente el modelo de sociedad capitalista moderna que impone reglas que se contraponen a ese yo «natural». En este sentido, esa Arcadia se conecta con la literatura para niños, ya que son ellos "junto con los poetas" quienes tienen todavía permitido el acceso a ese lugar, y la capacidad de oír el «llamado» que Peter hace con la música de su flauta, del mismo modo en que son ellos quienes pueden disfrutar de esas lecturas y a quienes estas están dirigidas. Esta oposición de Naturaleza vs. Civilización conforma la «estructura del sentir» de la cultura de principios del siglo XX en Gran Bretaña, de la cual la literatura para niños es parte fundamental
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En este trabajo nos proponemos analizar descripciones que se hacen del personaje Peter Pan, como recreación eduardiana del arquetipo del dios griego Pan, para ver de qué manera dialogan esas construcciones con los diferentes sentidos que esta deidad fue connotando en contextos diversos en los que ocurrió su figura (desde obras de la literatura clásica, atravesadas por las lecturas, re-lecturas y re-escrituras de la tradición literaria británica). Veremos que Peter Pan, en los textos que el escritor escocés James M. Barrie escribió sobre él en un lapso de alrededor de treinta años, oficia "como Pan", en una dimensión alegórica, de nexo/puente entre dos conceptos que se presentan como opuestos: la Naturaleza y la Civilización. La primera aparece como el lugar donde se encuentran los dominios del dios/niño eterno, a los que solo pueden ingresar algunos pocos elegidos, y es símbolo de una nostalgia por una esencia perdida que, a su vez, se asocia con el concepto de infancia. La segunda representa negativamente el modelo de sociedad capitalista moderna que impone reglas que se contraponen a ese yo «natural». En este sentido, esa Arcadia se conecta con la literatura para niños, ya que son ellos "junto con los poetas" quienes tienen todavía permitido el acceso a ese lugar, y la capacidad de oír el «llamado» que Peter hace con la música de su flauta, del mismo modo en que son ellos quienes pueden disfrutar de esas lecturas y a quienes estas están dirigidas. Esta oposición de Naturaleza vs. Civilización conforma la «estructura del sentir» de la cultura de principios del siglo XX en Gran Bretaña, de la cual la literatura para niños es parte fundamental
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En este trabajo nos proponemos analizar descripciones que se hacen del personaje Peter Pan, como recreación eduardiana del arquetipo del dios griego Pan, para ver de qué manera dialogan esas construcciones con los diferentes sentidos que esta deidad fue connotando en contextos diversos en los que ocurrió su figura (desde obras de la literatura clásica, atravesadas por las lecturas, re-lecturas y re-escrituras de la tradición literaria británica). Veremos que Peter Pan, en los textos que el escritor escocés James M. Barrie escribió sobre él en un lapso de alrededor de treinta años, oficia "como Pan", en una dimensión alegórica, de nexo/puente entre dos conceptos que se presentan como opuestos: la Naturaleza y la Civilización. La primera aparece como el lugar donde se encuentran los dominios del dios/niño eterno, a los que solo pueden ingresar algunos pocos elegidos, y es símbolo de una nostalgia por una esencia perdida que, a su vez, se asocia con el concepto de infancia. La segunda representa negativamente el modelo de sociedad capitalista moderna que impone reglas que se contraponen a ese yo «natural». En este sentido, esa Arcadia se conecta con la literatura para niños, ya que son ellos "junto con los poetas" quienes tienen todavía permitido el acceso a ese lugar, y la capacidad de oír el «llamado» que Peter hace con la música de su flauta, del mismo modo en que son ellos quienes pueden disfrutar de esas lecturas y a quienes estas están dirigidas. Esta oposición de Naturaleza vs. Civilización conforma la «estructura del sentir» de la cultura de principios del siglo XX en Gran Bretaña, de la cual la literatura para niños es parte fundamental
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El espacio geográfico, entendido como territorio que da soporte a la vida y a la civilización, ha estado siempre fuertemente supeditado a la presencia de agua. Desde la Prehistoria el hombre otorgó al agua, junto a otros elementos que aseguraban o protegían su vida, un valor superior, por encima de lo humano. Paralelamente y de manera natural, el jardín, en sus inicios en estrecha relación con la agricultura y con el paisaje, fue el ámbito idóneo para la creación de nuevas formas acuáticas artificiales. Este proceso dio lugar a un extenso repertorio de formas compositivas que parece que tuvo en el Renacimiento un punto de inflexión, en el que se observa como la mayoría de recursos y configuraciones básicas del agua estaban ya plenamente establecidas. Esta evolución y sus resultados ha sido el objeto de la primera parte de la tesis: su objetivo ha sido analizar cómo el agua configura, cualifica o puede llegar a construir el jardín y el territorio en el que se inserta, así como establecer las posibles relaciones entre estos dos ámbitos de estudio. Aunque la historia es su fundamento, el planteamiento aquí ha sido más bien conceptual; estudiando los componentes acuáticos desde un punto de vista fundamentalmente compositivo. Esta indagación previa ha sido indispensable para llegar a entender en profundidad los modos en los que el agua se muestra en el jardín y en el paisaje renacentista y manierista, momentos en que se insertan los dos casos de estudio que constituyen la segunda parte de la tesis. Sin caer en un determinismo geográfico extremo, puede admitirse que el jardín, como manifestación cultural intrínsecamente ligada al entorno, depende fuertemente del territorio en el que se asienta; hecho particularmente evidente en aquellas regiones en las que su especial geografía ha sido un claro factor condicionante de su historia. Por ello, Holanda y España han sido las dos localizaciones elegidas para profundizar en este estudio; no tanto por su estrecha relación política y cultural, sino por su profundo y sugerente contraste de medio físico y climático. La Península Ibérica, geográficamente el término del mundo conocido en Occidente hasta el final de la Edad Media, y por esta circunstancia convertida en destino, en territorio de permanencia y fusión, estará además supeditada en la mayoría de su territorio a la falta de agua, siendo a la vez heredera directa del universo y la tradición del jardín meridional originario de Oriente. En el extremo opuesto, Holanda, espacio de transición entre el mar y la tierra firme “real”, es un territorio permeado de humedad y surcado con generosidad por grandes ríos. El país, con una relación ambivalente con el agua, unas veces como amenaza y otras como fuente de nuevas oportunidades, será por el contrario especialmente favorable para el desarrollo de un modelo de jardín septentrional. Un jardín del norte, que no obstante, no surgirá de despejar los bosques, como en el arquetipo nórdico, sino que crecerá sobre planicies antes saturadas de agua o directamente anegadas. El marco temporal de los dos casos concretos ha considerado como fecha inicial 1548, momento en el que Felipe II, aún príncipe, realizó su primer viaje a los Países Bajos, y entró en contacto con el modelo holandés. La extensa producción posterior de jardines de Felipe II, siempre con el agua como protagonista, tuvo como destacado referente la adaptación al suelo y la geografía hispánicos de dicho modelo. Como fecha final se fija 1648, justo un siglo después, fecha coincidente con la firma de la Paz de Westfalia, tratado que supone la total reorganización política del territorio europeo y la pérdida de la hegemonía española en Europa. En Holanda sólo dos años después nacerá Guillermo III de Orange, estatúder de las Provincias Unidas, también futuro rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Para entonces en Holanda ya se había asistido al desarrollo de un arte propio de jardín, íntimamente ligado al agua, sorprendentemente no demasiado bien conocido y que será uno de los temas de esta investigación. Finalmente, se propone una lectura conjunta de toda esta serie de intervenciones que tienen como argumento el agua, en la que se integra la información procedente de distintos campos de estudio, cada una con su metodología particular. El resultado es una tesis en la que el jardín y el territorio son tratados desde un nuevo y enriquecedor punto de vista. ABSTRACT Geographical space, understood as the territory that provides support to human life and civilization, has always been strongly subjected to the presence of water. From Prehistory man gave to water, along with other elements that ensured or protected life, a higher value than the merely human. At the same time and in a natural way, the garden, in its beginnings with a close relationship with agriculture and landscape, soon developed as the appropriate ground for the creation of new artificial aquatic forms, in a process that seems to have a turning point in the Renaissance, when most of the basic waterworks and resources were already fully established. This development and its outcomes are the subjects of the first part of the thesis: its scope has been to analyse how water configures, qualifies and might even help to construct the garden or landscape attached to it; and to establish the possible links between these two fields of study. Although history based, the point of view here is mainly conceptual, studying the water components understood as composite elements. This exploratory research has been essential to deeply understand the water patterns shown in the Renaissance and Mannerist garden and landscape, periods in which the two case studies are inserted. Without falling in extreme determinism, it can be accepted however, that garden, as a cultural expression linked to environment, is strongly dependant on territorial setting; something particularly evident in those areas where specific geography has been a clear history conditioning factor. This is the reason that leads to choose the Netherlands and Spain to deepen this study, no so much for their interesting cultural and politics relations as for the suggestive and profound contrast of their physical environment and climate. The Iberian Peninsula, geographically the limit of the known world in Occident until the end of the Medium Age, and by this circumstance understood as endpoint, more a destination than a crossroad, a territory of permanence and fusion, but also subjected to water shortage; is thus associated with the universe and tradition of the meridional garden imported from Orient. In the opposite, the Netherlands, a transitional space between the sea and the “real” firm land, is a territory permeated by water and crossed by big rivers. Always with an ambivalent relationship with water, sometimes seen as a threat and sometimes as a source of new opportunities, it was in the other hand the adequate land for the development of a special model of Northern garden. A garden that will not arise, however, from the clearing of woods as in the Nordic archetype, but that will grow on plains originally saturated of water or directly waterlogged. The timeframe of the two cases has 1548 as the initial year, moment in which Philip II, yet prince, made his first trip to the Low Lands and imbibed the Dutch garden model. The later and bountiful garden works of the king, always with the water as the main focus, adapted the imported model to the Spanish ground and geography. The final date is fixed in 1648, just a century after, in coincidence with the Westfalia Peace; a treaty that implied the total political reorganization of the European territory and the end of the Spanish hegemony in the continent. In Holland, only two years later, William III of Orange, Stadtholder of the United Provinces and also future king of England, Scotland and Ireland, was born. But by then the Netherlands had developed an own garden art, closely linked to water. This type garden, surprisingly not very well known, and its relationship with water, will be other of the addressing questions of this work. Finally, the investigation merges the different interventions that have water as an argument, integrating all the fields considered with their particular methodological approaches. The final result is a thesis in which garden and territory are treated from a new and enriching perspective.