995 resultados para Quijote (1615)
Resumo:
La figura del lector "supersticioso" aparece en Borges en la década del 20 y está presente en toda su producción crítica. Se trata de un lector de legitimidad dudosa, que se define por una relación con la literatura desprovista de familiaridad, en la cual los excesos de la credulidad y la devoción literarias son índices de una relativa carencia cultural. Esta figura, descripta por primera vez en "La supersticiosaética del lector", aparece ficcionalizada en "Pierre Menard, autor del Quijote", donde un narrador capaz de creerlo todo y venerar una obra que no ha visto toma en serio las bromas del escéptico Menard, un "irreverente reverenciado" que percibe la gloria como una "incomprensión" y los cultos literarios como síntomas de "barbarie". Las "supersticiones", en Borges, son siempre creencias y valores literarios románticos; la oposición entre una ideología "romántica" y una ideología "clásica" de la literatura es un problema central en su crítica. En este sentido, la aparición de la figura borgeana del "supersticioso" parece señalar el declive de una ideología literaria romántica, que en su crítica aparecerepresentada como una religión de la que ya no es posible participar, y cuyas creencias y valores pueden ser percibidos, por lo tanto, bajo la forma degradada de "supersticiones".
Resumo:
La novela griega, género polifacético de ficción en prosa, que floreció del siglo I al IV d.C., tuvo su continuación en la literatura bizantina. La trascendencia de la novela llegó al Renacimiento con Longo y su Dafnis y Cloe, que influenció obras como la Arcadia de Sanazzaro, en Italia, o la Diana, de Jorge de Montemayor, en España; y tuvo cierto influjo en la Galatea de Cervantes e incluso en El Quijote. También la Arcadia de Sidney es tributaria del tema y la Astrea de Honoré d' Urfé, en Francia, refleja también este efecto. En esta comunicación quiero destacar la influencia de la novela griega en La Tempestad, comedia en cinco actos de Shakespeare, que revela gran afinidad con la novela de amor y aventuras, de Longo, Jenofonte de Éfeso y Aquiles Tacio, así como con la novela utópica
Resumo:
El presente trabajo está enfocado en algunos aspectos de la iconografía en diferentes ediciones del Quijote. Los resultados se desprenden de una investigación que aún se encuentra en curso, orientada a indagar y problematizar la recepción de la obra en diversos lugares y momentos. La iconografía presente en diversas ediciones nos permite acercarnos, al menos de manera parcial, a la recepción de la obra, atendiendo a diferentes problemáticas que se plasman en las imágenes, tales como el tipo del público al que estaba dirigido según su poder adquisitivo o el tipo de lectura que se realizaba del texto, entre otras cosas. En la investigación desarrollada se han cotejado diversas ediciones de la obra incluidas en la Colección Cervantina de la Biblioteca Pública de la Universidad Nacional de La Plata, con el fin de analizar dicha problemática para ampliar con un pequeño aporte el panorama de interpretación de la obra
Resumo:
En torno a 1912-1914, José Ortega y Gasset inicia una serie de reflexiones sobre las obras más recientes de Pío Baroja y Azorín, con el ánimo de llevar a cabo un análisis del proceso de regeneración de España. Las obras de Baroja y Azorín muestran, a los ojos de Ortega, dos modos distintos pero complementarios de entender España, de enfrentarse al problema patriótico y de afrontar el proceso de modernización del país, que, tal como intuye el filósofo madrileño, ha de llevarse a cabo a través de una renovación cultural. Esa perspectiva analítica va a derivar pronto en el pensador madrileño en una reflexión sobre la teoría de la novela como género literario, a partir de los textos de los dos escritores, como modo de enunciar a través de la evolución del género novelesco la evolución y crisis del racionalismo moderno. Así, la reflexión teórica orteguiana sobre la naturaleza de la novela, desde un punto de vista diacrónico en Meditaciones del Quijote (1914) y desde un punto de vista sincrónico en Ideas sobre la novela (1925), apunta a una doble finalidad, a partir de la reflexión estética: a la visión de la crisis de la razón racionalista y el surgimiento de una nueva razón vital; al problema de cómo enfrentar el proceso de modernización de España en los primeros años del siglo XX. En consecuencia, el debate estético que llevarán a cabo Baroja y Azorín a partir de las reflexiones orteguianas, que estallará en el enfrentamiento entre Baroja y Ortega a la altura de 1924-1925, encubre un debate ideológico del que el otro no es mera cobertura, sino elemento sustancial (el hombre es entendido por Ortega como un "ser de cultura", mientras que Baroja lo concibe como "ser de raza"), y que se ubica en la reflexión central de la vanguardia dentro de la modernidad.