993 resultados para Defensa del Niño
Resumo:
Dar una impresión de los problemas que plantean la enuresis y la encopresis sobre todo en el aspecto psicológico. Tanto la enuresis, como la encopresis entran, sin duda, en el amplísimo capítulo de las afecciones psicosomáticas. Ambos síntomas, no obedecen a un sólo mecanismo. La alteración común de las dos enfermedades, es la falta de control en la micción, en el caso de la enuresis, y de la defecación, en el caso de la encopresis, lo que no indica que su etiopatogenia sea siempre la misma, en cada caso. Para obtener un buen pronóstico, es necesaria la colaboración incondicional de los padres, su paciencia y su comprensión, para que el niño no vea más problemas del que hay, tome conciencia de él, sea correctamente informado y se sienta apoyado por las personas que le rodean y, que al fin y al cabo, es lo más importante para él. Son síntomas que van acompañadas de otras afecciones lo que hace que en muchas ocasiones se vea impedido u obscurecido, su diagnóstico. Su etiología y tratamiento, bien pueden describirse como un área clásica de conflicto entre las aproximaciones psicodinámicas y conductistas. Cada tendencia lo explica desde su punto de vista, bien como un conflicto en la personalidad del niño, con un problema subyacente o bien, como un transtorno conductual del comportamiento que hay que modificar. Cada uno propone un tratamiento y unos métodos diferentes, si bien es verdad que hasta la fecha, en referencia a los parámetros tiempo y eficacia, el tratamiento conductista, va obteniendo más éxitos palpables. Lo que sí está claro, es la casi total ineficacia de la terapéutica con medicamentos o simplemente física. Las drogas y los fármacos, en algunos casos, pueden ayudar para controlar algunos otros aspectos que conlleve la enfermedad, pero nunca se debe utilizar con una medida terapéutica exclusiva. La actitud de los padres hacia el niño y hacia su problema, en algunas ocasiones, no es la correcta, bien por falta de información, por una sobreprotección o simplemente por despreocupación, repercutiendo, en gran medida, en el éxito o fracaso, del tratamiento. Una buena educación del control de los esfínteres, acompañada de un buen clima familiar y afectivo, serían el mejor planteamiento para la solución del problema, teniendo en cuenta, claro está, la eliminación de todo trastorno, o lesión orgánica, premisa necesaria para hablar de enuresis y de encopresis.
Resumo:
Estudiar la edad preescolar, su desarrollo motor y el desarrollo de la personalidad. En el desarrollo psicomotriz del niño, el juego ejerce un papel fundamental. Es absolutamente necesrio da a cada niño el estímulo que le corresponde a su nivel armónico de desarrollo, sin que se deba imponer en ningún momento la edad cronológica sobre el nivel madurativo. En este periodo se le debe brindar al niño experiencias que contribuyan al desarrollo equilibrado de sus capacidades, teniendo en cuenta sus condiciones individuales. Así la importancia de la afectividad debe estar presente en todas las actividades que se realicen con el niño. El juego ayuda también al niño a abandonar el egocentrismo y la excesiva posesividad que tiene al comenzar esta etapa, y así durante este periodo se van a ampliar las relaciones sociales tanto con adultos como con niños de su edad. En el periodo preescolar, va a tener lugar un proceso de perfeccionamiento de la lengua y es donde el juego tiene mucha influencia, porque ayuda al niño a comunicarse con los demás, a ampliar su vocabulario. El juego ayuda también al niño a abandonar el egocentrismo y la excesiva posesividad que tiene al comenzar esta etapa. Para un sano desarrollo del juego, hay dos condiciones fundamentales que son el tiempo y el espacio, por lo que se debe conseguir que el niño juegue sin limites de espacio y tiempo. La elección de los juguetes debe hacerse en base a las necesidades del niño y a la cantidad de juguetes de que dispone, ya que tanto la carencia como el exceso de éstos son perjudiciales. Los juegos que se realizan en una guardería deben ir encaminados a conseguir un desarrollo armónico y equilibrado del niño, teniendo siempre en cuenta el nivel evolutivo de cada niño.
Resumo:
Denunciar la incomprensión, represión, de los factores que motivan la marginación: es decir, y concretando, denuncia del capital y del poder. En este trabajo se recalca el aspecto social como causa primordial de la delincuencia. La salud psíquica del niño, deberá crecer junto con la social. Separar estos dos términos supone mutilar parte del desarrollo armónico del muchacho. Nuestra lucha por la 'reeducación' deberá incorporar la lucha por la destrucción del mismo sistema de reeducación, ya que pensamos que ha quedado suficientemente claro que los organismos montados sobre el 'delincuente' responden a unos intereses propios de la sociedad capitalista que con sus normas y criterios pretende, en todo momento, el conservar los privilegios de cierta clase que es la dominante, la del poder. Para ello considera al 'delincuente', como una persona totalmente distinta de los no encarcelados, como un individuo anormal y patológico que se le margina porque disidente de la ideología de los que detentan el poder, y se sirven de esos organismos creados 'en defensa del menor' para mantener las actuales injusticias estructurales. Por lo tanto, nuestra tarea no consistirá en tomar a nuestro cargo a los chavales con el fin de desembarazar de ellos a la sociedad. Tampoco consistirá en pulirlos, reabsorverlos y entregarlos a dicha sociedad totalmente domesticados, sino que procuraremos 'adaptarlos' a dicha sociedad de clases, no como 'malos convertidos' y sumisos, obedientes, más bien, todo lo contrario, como agentes de cambio. Hemos de decir que todas las reformas que se vayan haciendo de aquí en adelante, deberán ser todas las personas implicadas y concienciadas en la problemática del menor delincuente, las que tomen parte en cuantas decisiones se tomen al respecto, tanto en el orden jurídico-legislativo-económico, organizativo, de planificación o ejecución. No tiene sentido que decidan sobre lo que hay que hacer, personas completamente ajenas a la problemática concreta de la delincuencia.