998 resultados para Casa Nobre
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Si existe una imagen verdaderamente elocuente para describir a Richard Buckminster Fuller (1895-1983) esta es, sin duda, la que el pintor Boris Artzybasheff (1899-1965) realizó para la portada con la que la revista Time abrió el 10 de enero de 1964. En ella se puede ver como la cabeza de este inventor, ingeniero, poeta y arquitecto se encuentra facetada en cientos de triángulos, formando algo que no es sino una cúpula geodésica, como aquellas que le habían hecho famoso en todo el mundo. Frente a esta identificación que se da en la imagen de Artzybasheff entre Fuller y sus cúpulas, transformando al arquitecto en su propia obra, lo que se pretende realizar en este trabajo de investigación es el camino inverso, penetrar en esa cabeza o, mejor dicho, en esa cúpula que la alberga, a través del estudio de una de las cúpulas más personales que construyera RBF: la que fue su casa en Carbondale, en la que vivió durante toda la década de los años sesenta del pasado siglo, precisamente los mismo años de aquella fantástica portada de Time. El análisis detallado de esta obra nos permitirá acercarnos al centro gravitacional del pensamiento de RBF: la búsqueda de una mayor libertad para el hombre gracias a una arquitectura más sostenible y, por ello, más económica. Una búsqueda que le llevó a crear no sólo una casa, sino todo un mundo propio.
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Este artículo estudia la evolución de un modelo de vivienda prefabricada en madera, ejemplificada en la casita de verano que construye Konrad Wachsmann para Albert Einstein en 1929 en Caputh, cerca de Potsdam. El físico deseaba construirse un "lugar de descanso", eligiendo la construcción en madera por su facilidad y rapidez de montaje, adaptabilidad, calidez y para que armonizara mejor con el medio ambiente en el paraje donde se insertaba. Konrad Wachsmann, que trabajaba para la firma de viviendas prefabricadas en madera "Christoph&Unmack A.G." le presentará un modelo prefabricado moderno. Esta tipología, que había evolucionado desde los diseños iniciales "nórdico escandinavos", pasando por el "jugendstil", hasta introducir un nuevo lenguaje de líneas puras, cubierta plana, y grandes ventanales iniciado por Poelzig, será ligeramente modificada por Einstein, que finalmente adjudica el encargo. Ayudado por Einstein a trasladarse a EEUU, Konrad Wachsmann continuará allí la labor de investigación sobre vivienda prefabricada junto con Walter Gropius, que dará como resultado el "General Panel System" y sus conocidas "Packaged Houses". A HOUSE FOR EINSTEIN: KONRAD WACHSMANN AND THE EVOLUTION OF A PREFABRICATED WOODEN HOUSING MODEL FROM " CHRISTOPH & UNMACK A.G." TO "GENERAL PANEL SYSTEM". This article studies the evolution of a prefabricated wooden housing model, exemplified in the summer house built by Konrad Wachsmann for Albert Einstein in 1929, in Caputh, near Potsdam. The Physician wanted to build a "resting house", choosing a wood construction because of its easy and fast assembly, adaptability, warmth and harmony with the environment where it would be inserted. Konrad Wachsmann, who worked for the wooden prefabricated houses firm "Christoph & Unmack AG", proposed Einstein a modern prefabricated wood model. This typology, which had evolved from the initial "Nordic Scandinavian" and "Jugendstil" designs to a new modern language initiated by Poelzig (with clean lines, flat roof, and large windows) will be slightly modified by Einstein, that finally hired the construction of the house. Aided by Einstein to move to USA, Konrad Wachsmann continued there his research work about prefabricated houses with Walter Gropius, giving as a results the "General Panel System" and the popular "Packaged Houses".
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A profunda crisis de la ‘nave espacial Tierra’ que cohabitamos, como llamaba Buckminster Fuller a nuestro planeta, y los imparables cambios en los modos de vida occidentales demandan un urgente cambio en el modelo de vivienda que las sociedades‘desarrolladas’ proporcionan a sus ciudadanos. Los nuevos modos de vida son variables e imprevisibles, incapaces de ser predeterminados en un proyecto arquitectónico ‘cerrado’. Los avances tecnológicos conducen a la movilidad, la desaparición del hogar tradicional, la interrelación de los espacios de vivienda y trabajo y anticipan la llegada de tipos de vida más dinámicos y menos ligados a un sitio específico. En cuanto a las formas de relación, disminuye la duración de los compromisos afectivos y crece el número de personas con una vida al margen de la familia tradicional o producto de la disgregación de proyectos familiares. Y, en el campo arquitectónico, no dejan de surgir nuevas herramientas mecánicas y tecnológicas capaces de transformar, de forma sencilla, una vivienda. Todas estas circunstancias no encuentran acomodo en las viviendas concebidas para los modos de vida de las pasadas generaciones. Desde hace décadas, al menos en nuestro país, los arquitectos han dejado de diseñar las viviendas de promoción privada que firman, ya que el propio ‘mercado’ se encarga de hacerlo. Las viviendas que el ‘mercado’ diseña no persiguen entregar a sus habitantes un lugar donde puedan desarrollar sus potencialidades. El único objetivo de estas promociones es el beneficio económico. Las casas que el ‘mercado’ promueve son indiferentes a las minorías y a los nuevos modos de vida. Son viviendas mínimas y uniformes para, de esta forma, maximizar el beneficio y simplificar el proceso económico. Estas viviendas promueven los mismos valores que guían nuestra ‘nave’: son individualistas, buscando minimizar el contacto vecinal, persiguen la uniformidad, en personas y pensamientos, y perpetúan valores, ya que insisten en repetir los mismos modelos habitacionales creados para los modos de vida de las generaciones anteriores. Son casas cerradas que tratan de imponer a sus habitantes el modo de habitarlas. Son casas estáticas que no están pensadas para facilitar su adaptación al particular modo de vida de sus ocupantes. Siguiendo en nuestro país, las viviendas de promoción pública obedecen, también desde hace décadas, a una normativa desfasada ajena a los nuevos modelos familiares, los nuevos modelos de convivencia al margen de la familia, el trabajo en casa, las nuevas tecnologías y los esquemas habitacionales con espacios compartidos. Las viviendas que esta normativa obliga a construir no solo obedecen al modo de vida de dos generaciones atrás, momento en que estas normas se redactaron; tampoco permiten la alteración de sus adjudicatarios para acomodar las viviendas a sus particulares circunstancias. La inflexibilidad de estas normativas obsoletas provoca que el Estado no esté en realidad subvencionando un espacio donde sus habitantes puedan desarrollar la vida que deseen. Lo que el Estado, por medio de estas viviendas, subvenciona es una determinada forma de vida. Esta tesis propone un modelo de vivienda que denomina ‘casa abierta’ porque está abierta a ser vivida tal y como sus ocupantes deseen y necesiten. La casa abierta es un espacio indeterminado que sus usuarios han de completar conceptualmente, y que pueden transformar con facilidad, cuantas veces deseen, según su propio criterio. Es un espacio lleno de potencialidades, un soporte definido solo a medias, a la espera que el usuario lo adapte a sus necesidades. El primer objetivo de la casa abierta es responder a los nuevos modos de vida. Es, pues, destino de algo que está pasando. Pero la casa abierta tiene también un segundo objetivo, tan importante como el primero: ayudar a desarrollar nuevos valores, ser origen de algo, desconocido aún, que ayude a enderezar el rumbo de nuestra ‘nave’. Esta tesis cree que cada nueva generación trae consigo nuevas capacidades que podrían ayudar a las anteriores a solventar sus problemas. Por ello defiende una educación que promueva la diversidad y la creatividad, evitando imponer valores caducos e incitando a los jóvenes a encontrar sus propias capacidades y desarrollarlas, no ya por su propio interés personal sino por la satisfacción de aportarlas al mundo. La casa abierta persigue objetivos similares. Su anhelo es proporcionar buenas herramientas y nuevos valores a sus ocupantes, y dejarles hacer. La casa abierta busca incitar a sus habitantes a desarrollar su creatividad sobre su propio hábitat, convirtiéndolos en co-creadores y, en consecuencia, responsables del mismo. La casa abierta es un espacio de libertad, donde sus ocupantes pueden desarrollar su diferencia, singularidad y diversidad, pudiendo crear un entorno que responda a sus criterios y su sensibilidad. La casa abierta es un lugar de experimentación donde replantear las convenciones sobre la casa, probando nuevas formas de convivencia y hábitat acordes con los nuevos modos de vida. La casa abierta busca también estimular el sentido comunitario de sus ocupantes, favoreciendo el contacto y la agrupación entre vecinos. Pero también desea contribuir a crear un modelo de desarrollo sostenible, respetuoso con el medio ambiente, los recursos del planeta y el futuro de las generaciones venideras. Para crear una casa abierta proponemos diez atributos: versatilidad, permeabilidad elasticidad, adaptabilidad, perfectibilidad, movilidad, sociabilidad, indeterminación, disgregación y sostenibilidad. Con ellos tratamos de establecer diversas cualidades a incorporar en los futuros proyectos de viviendas. A partir de estos diez atributos la tesis analiza cerca de 200 proyectos de vivienda de los últimos 90 años, donde el habitante es parte activa en su concepción o donde los ocupantes pueden transformar su vivienda, con facilidad, acomodándola a su modo de vida o a su estado de ánimo. Dentro de la historia de la arquitectura moderna existen grandes ejemplos de viviendas o proyectos que cumplen con algunos de los atributos propuestos. Muchos de los planteamientos de la ‘casa abierta’ tienen su origen en los años 20 del siglo pasado. Fueron desarrollados por los arquitectos de la primera generación del movimiento moderno, sobre todo Adolf Loos, Le Corbusier, Mies van der Rohe, Gerrit Rietveld, y Buckminster Fuller. El periodo más cercano a las ideas de la casa abierta es el comprendido entre 1955 y 1980, con el trabajo de la tercera generación de arquitectos del movimiento moderno. En estos años surgen grandes ejemplos de casas abiertas, se publican libros sobre la implicación de los habitantes en el diseño de sus casas y se convocan coloquios sobre la adaptabilidad de las viviendas. Entre los ejemplos construidos destacan las viviendas Il Rigo Quarter de Renzo Piano, el complejo residencial Genter Strasse en Munich de Otto Steidle, Doris y Ralph Thut, los apartamentos universitarios en Lovaina de Lucien Kroll y el inicio de las comunidades de cohousing en Dinamarca. La década de 1990 es también propensa a la casa abierta. Entre los ejemplos construidos podemos destacar las casas Latapie y Coutras de Lacaton y Vassal, la Residencia Yakult de Toshio Akimoto, las casas Naked y la Nine square grid de Shigeru Ban y los apartamentos Fukuoka de Steven Holl. En esta década, surgen las cooperativas de viviendas autopromocionadas en Centroeuropa, como la Sargfabrik de BKK-2 en Viena, y se produce el desembarco del cohousing danés en EEUU. Ya en el siglo XXI podemos destacar las viviendas sociales Quinta Monroy y la Colonia Lo Barnechea de Alejandro Aravena-Elemental, las 14 viviendas en Mulhouse de Lacaton y Vassal, las casas Glass Shutter y Metal Shutter de Shigeru Ban, la casa Moriyama de SANAA, el d21system de José Miguel Reyes González y la ETSAM, la propuesta Parasite para Amsterdam, de Maccreanor y Lavington, la Shinonome Canal Court de Tokio y muchos ejemplos de viviendas prefabricadas y móviles como la Micro Compact Home o la LoftCube.
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Separata de : Archivo de Arte Valenciano, año III, nº 1, 1917
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Apéndice : p. 82-189
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Muy pocos arquitectos han sido tan fieles a lo largo de toda su carrera a unos principios básicos tan explícitamente expuestos como el autor de la casa Schröder. Con sus novedosas formas, colores y espacios parece haber sido una de sus más claras demostraciones.
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Sign.: A-N2
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El Corregidor de Valencia en esa fecha era D. Diego Navarro y Gómez