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Resumo:
Las tres edades que Tito Lucrecio Caro (99-55 a.C.) había reconocido en la Antigüedad para las épocas anteriores: Edad de Piedra, Edad del Bronce y Edad del Hierro, fueron asumidas en la primera mitad del siglo XIX para clasificar los objetos prehistóricos, cuando aún esta disciplina no era reconocida oficialmente y escasos investigadores la practicaban. Pero, frente a una clasificación tan estática, basada en los datos que hacían referencia exclusivamente a aspectos técnicos, con el desarrollo de nuevas disciplinas como la Geología y la Paleontología, que aportaban criterios de sucesión estratigráfica, se empezaron a observar algunas anomalías. Y más aún, después de la irrupción del paradigma darwinista, a partir de 1859, y la comprobación al mismo tiempo de que podían existir momentos intermedios o de transición (evolución sin ruptura) en el desarrollo cultural. La aparición de objetos de cobre puro, por ejemplo, permitiría plantear la existencia de una Edad del Cobre, situada entre la Edad de Piedra y la Edad del Bronce. El reconocimiento de la Edad del Cobre fue algo muy lento y el debate sobre su existencia o no llegó hasta bien entrado el siglo XX. El presente artículo se centra en el estudio historiográfico sobre cómo se llegó a aceptar la Edad del Cobre, que fue uno de los grandes temas de discusión del siglo XIX, y que hoy está injustificadamente olvidado en la literatura científica especializada.
Resumo:
Los trabajos previos en los que se han estudiado las recomendaciones de metionina+cistina para gallinas ponedoras son muy numerosos, pero los resultados obtenidos presentan una gran variabilidad y, en algunos casos, son contradictorios. Esta variabilidad se explica por las condiciones en las que se ha realizado el estudio, la edad de las gallinas, la genética y el parámetro a optimizar. En este sentido, Novak et al. (2004) observaron que las necesidades totales de metionina+cistina eran mayores para maximizar el peso del huevo que para optimizar la producción de huevos o la eficacia alimenticia. Estas diferencias fueron menos importantes entre las 20 y 43 semanas (8%), que de las 44 a las 63 semanas de edad (16%). Además, las recomendaciones para optimizar la producción y el peso del huevo fueron un 17% y 11% mayores, respectivamente, en el primer periodo con respecto al segundo. Por el contrario, Waldroup y Hellwig (1995) encontraron que las necesidades totales de metionina+cistina para optimizar la producción y masa de huevo fueron más elevadas (12 y 10%, respectivamente) de 51 a 71 semanas de edad que de 25 a 45. Cuando las recomendaciones se expresan en unidades digestibles, el rango de necesidades de metionina+cistina digestibles con respecto a lisina digestible varía desde un 81 a un 107% (81%: Coon and Zhang, 1999; 90%: FEDNA, 2008; 91%: Rostagno et al., 2005; 93%: CVB, 1996; 94%: Bregendahl et al., 2008; 99%: Brumano et al., 2010a; 100%: Cupertino et al., 2009; Brumano et al., 2010a; 101%: Brumano et al., 2010b; 107%: Schmidt et al., 2009). Como consecuencia de esta alta variabilidad, es necesario seguir investigando sobre cuál sería el ratio óptimo metionina+cistina/lisina digestible para optimizar los rendimientos de gallinas ponedoras. Por tanto, el objetivo de este trabajo es determinar las necesidades óptimas de metionina+cistina digestibles con respecto a lisina digestible de gallinas Isa Brown desde las 34 a las 42 semanas de edad
Resumo:
El objetivo de este trabajo fue determinar y validar con datos independientes las ecuaciones de predicción obtenidas para estimar in vivo la composición corporal de conejos en crecimiento utilizando la técnica de impedancia bioeléctrica (BIA). Las ecuaciones se calcularon mediante un análisis de regresión múltiple a partir de las medidas de impedancia presentadas en el trabajo anterior (Saiz et al., 2011) y de otras variables independientes que fueron incluidas en el modelo, tras hacer un análisis de selección de variables, como la edad, el peso y la longitud del animal. Los coeficientes de determinación (R2) de las ecuaciones para estimar la humedad (g), la proteína (g), la grasa (g), las cenizas (g) y la energía (MJ) fueron: 0,99, 0,99, 0,97, 0,98 y 0,99, y los errores medios de predicción relativos (EMPR): 2,24, 5,99, 16,3, 8,56 y 7,81%, respectivamente. El R2 y EMPR para estimar el porcentaje de humedad corporal fueron de 0,85 y 1,98%, respectivamente. Para predecir los contenidos, expresados sobre materia seca (MS), de proteína (%), grasa (%), cenizas (%) y energía (kJ/100g), el R2 obtenido fue 0,79, 0,83, 0,71 y 0,86, respectivamente y el EMPR 4,78, 12,2, 8,39 y 3,26%, respectivamente. La reactancia estuvo negativamente correlacionada con el contenido en humedad, cenizas y proteína bruta (r=-0,32, Pmenor que0,0001; r=-0,20, Pmenor que0,05; r=-0,26, Pmenor que0,01) pero positivamente con el de grasa y energía (r=0,23 y r=0,24; Pmenor que0,01). Al contrario ocurrió con la resistencia, que estuvo positivamente correlacionada con el contenido en humedad, cenizas y proteína bruta (r=0,31, Pmenor que0,001; r=0,28, Pmenor que0,001; r=0,37, Pmenor que0,0001) pero negativamente con el de grasa y energía (r=-0,36 y r=-0,35; Pmenor que0,0001). Así mismo, la edad del animal, estuvo negativamente correlacionada con el contenido en humedad, proteína y cenizas (r=-0,79, r=-0,67 y r=-0,80; Pmenor que0,0001) y positivamente con la grasa y energía (r=0,78 y r=0,81; Pmenor que0,0001). Se puede considerar la técnica BIA como una técnica útil para estimar in vivo la composición corporal de los conejos en crecimiento de 25 a 77 días de edad.
Resumo:
El hidrolizado de mucosa digestiva de porcino (Palbio 50 RD ® , Bioiéerica, S.A., PAL) se utiliza con resultados óptimos en la alimentación de lechones recién destetados (Lindeman el al. 2000; Corassa et al. 2007). En un trabajo reciente, Mohiti-Asli et al. (2011) observaron que la inclusión de PAL mejoraba los resultados productivos en pollos de engorde a cualquier edad. En este trabajo se demostró que los niveles más recomendables de utilización de PAL teniendo en cuenta razones productivas y económicas, era el 2,5%. En esta investigación se estudio el efecto de la inclusión de 2,5% de PAL en piensos para pollos con niveles crecientes de lisina total (LYS, 1,1 a 1,4%). El objetivo fue estudiar si los efectos beneficiosos del PAL sobre la productividad de los pollos eran independientes o no del nivel de LYS del pienso.