904 resultados para theoretical model


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La tesis analiza la trayectoria de las ciudades chilenas tomando como referencias la extensión, vastedad, proporciones y diversidad del paisaje en una región remota, ubicada en el confín del continente, aislada por el desierto de Atacama y la cordillera de Los Andes y que comprendía algunos de los territorios más desconocidos del Nuevo Mundo. El contexto temporal es el siglo XVIII, el período más activo de la colonización, cuando las primeras fundaciones tenían niveles de desarrollo que se expresaban en rasgos particulares, se construyen numerosas ciudades y se perfilan los contrastes entre el modelo teórico de ciudad y las ciudades reales. OBJETIVOS Analizar la forma, funciones y significado de las ciudades como respuestas a la extensión, vastedad, proporciones y diversidad del paisaje. Explorar los avances en el conocimiento del territorio y las nuevas interpretaciones del paisaje como bases para definir las estrategias de colonización y nuevas fundaciones Estudiar las influencias específicas del entorno sobre las estructuras urbanas Estos objetivos buscan aportar al conocimiento de la urbanización colonial en Chile rescatando las características distintivas del proceso según los diferentes ámbitos territoriales. METODOLOGÍA Se seleccionaron 22 ciudades como ejemplos de las transformaciones urbanas en Chile, según los paisajes y contextos culturales. Las ciudades se observaron como partes de un sistema de colonización en un territorio extenso y como individualidades fundadas en sitios específicos, cuyas cualidades se expresan en el paisaje del entorno de cada núcleo urbano. CONCLUSIONES La tesis confirma que la colonización de Chile fue una empresa militar y de dominio espacial del territorio. Las ciudades sostenían la conquista y el arraigo mediante estructuras urbanas regulares porque, la cuadricula -además de facilitar el trazado y el repartimiento de los lotes era símbolo de estabilidad en una región hostil y sujeta a la acción inesperada y destructora de la naturaleza, una forma orientadora en la vastedad y una expresión de orden y medida que contrastaba con la diversidad y extensión del paisaje. A pesar de la primacía de la cuadrícula, las ciudades no eran simples imitaciones de anteriores fundaciones; con el avance colonizador se afirmaba el anclaje de cada ciudad al paisaje del sitio de fundación, se perfeccionaban la forma y funciones urbanas mediante la adaptación al entorno y se fortalecía el arraigo de los a los nuevos paisajes que se iban construyendo. Las transformaciones urbanas dependían de los desafíos territoriales, las expectativas de los gobernantes y capacidades técnicas. Los cambios principales se manifiestan en el siglo XVIII, cuando las distintas zonas de Chile se colonizaron con estrategias afines a sus características geográficas y culturales y a las diferencias entre valles mineros, valles agrícolas, el litoral y las islas. El análisis revela que el desarrollo urbano de las ciudades fue condicionado por el relieve, la relación con otros núcleos urbanos y caminos, los recursos del lugar, la integración con estructuras colonizadoras -hacienda, fuerte o misión- predominantes en cada territorio y las interpretaciones del paisaje que se proponían desde la filosofía y las ciencias ilustradas. ABSTRACT INTRODUCTION The thesis analyzes the trajectory of the Chilean cities taking as reference the extension, vastness, proportions and diversity of landscape in a remote region, located on the edge of the continent, isolated by the Atacama Desert and the Andes mountains and comprising some of the most unknown territories of the New World. The temporal context is the eighteenth century, the most active of colonization, when the first foundations had levels of development that were expressed in particular forms; in this period many cities are built and the contrasts between the theoretical model of the city and the royal cities are emerging . OBJECTIVES •Analyze the form, function and significance of cities as responses to the extension, vastness, proportions and diversity of landscape. •Explore the advances in knowledge of the territory and the new interpretations of the landscape as a basis for defining the strategies of colonization and new foundations •Examine specific environmental influences on urban structures These objectives seek to contribute to the knowledge of colonial urbanization in Chile rescuing the distinctive characteristics of the process according to the different territorial areas. METHODOLOGY 22 cities as examples of urban transformation in Chile were selected according as the landscapes and cultural contexts. The cities were seen as part of a settlement system in a large territory and as individuals elements based on specific sites, whose qualities are expressed in the landscape around of each urban center. CONCLUSIONS The thesis confirms that the colonization of Chile was a military and space control of the territory. The cities holding the conquest and establishment through regular urban structures because, besides grid to facilitate the tracing and the division of the urban space was a symbol of stability in a hostile region and subject to unexpected and destructive action of nature, a guiding how the vastness and an expression of order and as contrasted with the diversity and extent of the landscape. Despite the primacy of the grid, the cities were not mere imitations of earlier foundations; as colonization progresses, the landscape of the place stated in each city, form and urban functions are improved by adapting the environment and establishment the landscapes that were recently built. Urban transformations depend on the territorial challenges, expectations of governments and technical capabilities. The main changes are manifested in the eighteenth century, when different areas of Chile are colonized with strategies related to its geographical and cultural characteristics and differences between mining valleys, agricultural valleys, the coast and islands. The analysis reveals that the urban development of cities was conditioned by relief, relative to other urban centers and roads, resources, integration with other colonial structures –farmers, missions or forts- dominant in each territory and the interpretations of landscape that is proposed from philosophy and illustrated science.

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Este trabajo se centra en el estudio de las investigaciones de Jorge Oteiza en torno a la funcionalidad estética del espacio, en especial, en la actividad artística que desarrolló en el año 1958, un año decisivo en la vida del escultor en el que dio por finalizado su proceso de experimentación sobre la naturaleza espacial de la estatua. En este desenlace tuvo un papel fundamental la relación funcional que planteó, a la hora de retomar su trabajo después de su triunfo en la IV Bienal de São Paulo de 1957, entre la escultura y la arquitectura. La primera, entendida como organismo puramente espacial, debía de responder a las condiciones de su mundo circundante, el espacio arquitectónico. Su función: acondicionarlo estéticamente para satisfacer las necesidades espirituales del habitante. Siguiendo el canon estético que para la escultura acababa de anunciar en Brasil, la desocupación espacial (la liberación de la energía espacial de la estatua, el rompimiento de la neutralidad del espacio libre) no se trataba de embellecer superficialmente la arquitectura sino de activar su vacío interior. Oteiza, que siempre estuvo muy interesado por la arquitectura y que había colaborado con anterioridad en numerosas ocasiones con los mejores arquitectos del país, fue durante este año cuando profundizó de manera más sistemática (teórica y prácticamente) sobre la relación arte-arquitectura. De hecho, él mismo nombraba como el último trabajo de su línea de experimentación en escultura a su propuesta para el concurso del Monumento a José Batlle en Montevideo, que junto al arquitecto Roberto Puig acabaron a finales de año. En el proyecto se planteaba a escala urbana, y como ejemplo concreto, el modelo teórico de integración arquitectura + (arte=0) que había elaborado los meses anteriores, la integración vacía. En el texto explicativo que acompañaba al proyecto (un texto que desbordaba los límites de una memoria al uso) demandaba la necesidad de la toma de conciencia estética del espacio, como acto de libertad individual, y declaraba el fin del rol de espectador del hombre frente a la obra de arte, reclamando su participación activa en la misma. Para él, la noción del espacio estético no era una condición innata en el hombre, se descubría, se aprendía, evolucionaba y se olvidaba (una vez convertido en hábito). Frente a la ceguera de la sensibilidad espacial del hombre, proponía la educación de la percepción espacial, condicionar emocionalmente la reflexión espontánea ante el juego espacial de las formas en la naturaleza y el espectáculo natural de la ciudad. Aprender a leer el lenguaje emocional del espacio, a pensar visualmente. La obra de arte era así un catalizador espiritual del contorno del mundo, modificador de la vida espacial circundante que corregía hábitos visuales y condicionaba estímulos y reflejos. Desde una resonancia afectiva con la definición psicológica del término (como energía psíquica profunda que invita o incita a pasar a la acción), a diferencia del instinto, la pulsión (siendo la fuente de toda conducta espontánea) es susceptible de ser modificada por la experiencia, por la educación, por la cultura, por el deseo. Es desde esta aproximación en términos de energía desde la que se propone la noción pulsiones del espacio como fórmula (reversible) entre la energía espacial liberada en el proceso de desocupación definido por Oteiza y caracterizadora de la obra como vacío activo (en escultura, en arquitectura), y la energía psíquica profunda que invita o incita a la toma de posesión del espacio (la voluntad espacial absoluta con la que Oteiza definía su modelo de arte=0, cero como expresión formal). Si el hombre modifica su entorno al mismo tiempo que es condicionado por él, es indispensable una conciencia estética del espacio que le enseñe, de entre todas las posibilidades que este le ofrece, qué es lo que necesita (qué es lo que le falta), para tomar posesión de él, para un efectivo ser o existir en el espacio. Es desde esta caracterización como energía por lo que las pulsiones del espacio se sitúan entre el hombre y su entorno (construido) y permiten la transformación entre energía espacial y energía psíquica; entre su hábitat y sus hábitos. Por estas mismas fechas, Oteiza definía una casa como un conjunto articulado de vacíos activos, como una obra de plástica pura que no es arte sino en función del habitante. Es este habitante, educado en la toma de conciencia estética del espacio, el que participando activamente en la interpretación de los espacios previstos por el arquitecto, sintiendo y movido por las pulsiones del espacio, hará uso adecuado de la arquitectura; pasando de un arte como objeto a un arte como comportamiento, transformará su habitar en un arte, el arte de habitar. ABSTRACT This work focuses on the study of Jorge Oteiza’s investigations on the aesthetic functionality of space, especially on his artistic activity developed in 1958, a decisive year in the life of the sculptor, in which he gave end to his process of experimentation on the spatial nature of the statue. In this outcome it was fundamental the functional relationship that he propounded, at the time of returning to work after his triumph in the IV Bienal de São Paulo in 1957, between sculpture and architecture. The first, understood as a purely spatial organism, should respond to the conditions of its environment (umwelt), the architectonic space. Its function: set it up aesthetically to meet the spiritual needs of the inhabitant. Following the aesthetic canon that he had just announced in Brazil for sculpture, the spatial disoccupation (the liberation of the spatial energy of the statue, the breaking of the neutrality of the free space) the aim was not to superficially beautify architecture but to activate its inner void. Oteiza, who had always been very interested in architecture and who had previously collaborated on numerous occasions with the best architects in the country, was in this year when he deepened in a more systematic way (theoretically and practically) about the art-architecture relationship. In fact, he named as the last work of his line of experimentation in sculpture to his proposal for the competition of the Monument to José Batlle in Montevideo, which, developed together with the architect Roberto Puig, was ended at the end of the year. The project proposed on an urban scale, and as a concrete example, the theoretical model of integration architecture + (art = 0) which he had elaborated the previous months, the empty integration. In the explanatory text accompanying the project (a text that exceeded the normal extents of a competition statement) he demanded the need of the aesthetic awareness of space, as an act of individual freedom, and it declared the end of the role of man as passive spectator in front of the work of art, claiming his actively participation in it. For him, the notion of the aesthetic space was not an inborn condition in man; first it was discovered, then learned, evolved and finally forgotten (once converted into a habit). To counteract blindness of the spatial sensitivity of man, he proposed the education of spatial perception, to emotionally influence the spontaneous reflection in front of the spatial game of forms in nature and the natural spectacle of the city. Learn to read the emotional language of space, to think visually. The work of art was thus a spiritual catalyst of the world’s contour, a modifier of the surrounding spatial life that corrected visual habits and conditioned stimuli and reflexes. From an emotional resonance with the psychological definition of the term (such as deep psychic power that invites or urges action), as opposed to instinct, drive (being the source of all spontaneous behavior) is likely to be modified by experience, by education, by culture, by desire. It is from this approach in terms of energy from which the notion drives of space is proposed, as a (reversible) formula between the spatial energy released in the process of disoccupation defined by Oteiza and characterizing of the work as a charged void (in sculpture, in architecture), and the deep psychic energy that invites or encourages the taking possession of the space (the absolute spatial will with which Oteiza defined its model of Art = 0, zero as a formal expression). If man changes his environment at the same time that is conditioned by it, it is essential an aesthetic awareness of space that shows him, among all the possibilities that it offers, what he needs (what is what he lacks), in order to take possession of it, for an effective being or existing in space. It is this characterization as energy by what drives of space lie between man and his (built) environment and allow the transformation between spatial and psychological energy; between his habitat and his habits. Around this same time, Oteiza defined a House as an articulated set of charged voids, as a work of pure plastic that is not art but according to the inhabitant. It is this inhabitant, educated in aesthetic awareness of space, who actively participating in the interpretation of the spaces provided by the architect, feeling and moved by the drives of the space, will make proper use of the architecture; from an art as object to an art as behavior, he will transform his inhabitation into an art, the art of inhabitation.

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As sustainability reporting (SR) practices have being increasingly adopted by corporations over the last twenty years, most of the existing literature on SR has stressed the role of external determinants (such as institutional and stakeholder pressures) in explaining this uptake. However, given that recent evidence points to a broader range of motives and uses (both external and internal) of SR, we contend that its role within company-level activities deserves greater academic attention. In order to address this research gap, this paper seeks to provide a more detailed examination of the organizational characteristics acting as drivers and/or barriers of SR integration within corporate sustainability practices at the company-level. More specifically, we suggest that substantive SR implementation can be predicted by assessing the level of fit between the organization and the SR framework being adopted. Building on this hypothesis, our theoretical model defines three forms of fit (technical, cultural and political) and identifies organizational characteristics associated to each of these fits. Finally, implications for academic research, businesses and policy-makers are derived.

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As sustainability reporting (SR) practices have being increasingly adopted by corporations over the last twenty years, most of the existing literature on SR has stressed the role of external determinants (such as institutional and stakeholder pressures) in explaining this uptake. However, given that recent evidence points to a broader range of motives and uses (both external and internal) of SR, we contend that its role within company-level activities deserves greater academic attention. In order to address this research gap, this paper seeks to provide a more integrated perspective of both institutional and efficiency explanations of SR dynamics, as well as to highlight the role of company-level characteristics in explaining its contribution to sustainability management practices. More specifically, we suggest that substantive SR implementation can be predicted by assessing the level of fit between the organization and the SR framework being adopted. Building on this idea, our theoretical model defines three forms of fit (technical, cultural and political) and identifies organizational characteristics associated to each of these fits. Finally, implications for academic research, businesses and policy-makers are derived.